Navidad de Jesucristo y el Pesebre

¿POR QUÉ DIOS SE HIZO HOMBRE?

Otros estudios de Navidad:

© Carlos Padilla – Navidad 2021

NAVIDAD – PESEBRE – BELÉN – JESÚS DE NAZARET – ORO, INCIENSO Y MIRRA – EL VERBO DE DIOS – DE NAZARET A BELÉN – JESUCRISTO – NAVIDAD INADVERTIDA –Y DIOS SE HIZO HOMBRE – GENÉTICA DE JESUCRISTO – LA NAVIDAD DE LOS PROFETAS – NAVIDAD EN TU CORAZÓN – ¿NACIÓ JESÚS EN CASA DE SU FAMILIA?  LA NAVIDAD DE LOS ÁNGELES

La Navidad es precisamente el tiempo en el que celebramos que Dios se hizo hombre en Jesucristo, lo cual es algo aceptado y claro para el cristiano, pero desconocido o no aceptado para el que no lo es. Aunque hay una pregunta clave: ¿realmente sabes por qué Dios se hizo hombre? Si estudiamos algo más en profundidad este importante acontecimiento, el más importante para la historia de la humanidad y que cambia su destino para siempre, no solo servirá para enriquecer al cristiano, sino que servirá a quien está buscando a Dios, a conocer a la Persona y el propósito de Jesucristo al hacerse hombre y venir a este mundo. Pero, además este primer acontecimiento causa el segundo, de igual importancia en la historia de la humanidad, debemos comprender por qué volverá Jesucristo a este mundo al final del tiempo de nuestra historia, y si lo hará también como hombre, o en su forma de Dios. Las conversaciones entre muchos cristianos sobre este tema se centran más en el cuándo vendrá Jesucristo, que en el porqué y cómo. Pero los amigos no creyentes se hacen las tres preguntas: porqué, cómo, y cuándo. La Navidad es por lo tanto un misterio mucho mayor de lo que creemos, y como veremos, su efecto para la historia de la humanidad también lo es. Sigue leyendo…

 

NAVIDAD – DIOS SE HIZO HOMBRE

Muchos celebran la Navidad por tradición, otros porque es un tiempo para la familia, otros, incluidos grupos cristianos, se oponen a que se celebre en relación a Jesucristo. La clave en este punto es resaltar que el centro de la Navidad, lo que realmente estamos o debemos celebrar como el nacimiento de Jesús de Nazaret, es el hecho de que ese Niño santo, es el Hijo de Dios, y Dios mismo hecho hombre: Isaías 9:6 y Cap. 53, Juan 1.

Por otra parte, aquellos que celebramos la Navidad como el nacimiento de Jesús, debemos comprender y sentir que realmente creemos que el Hijo de Dios vino a este mundo con un propósito profético: el de salvar a los que creen en Su obra, salvarnos de la condenación en el día del juicio, del infierno, de una eternidad separados de Dios y en un lago de fuego rodeados de maldad y sufrimiento. ¿No crees que sin duda nuestro buen Dios nos ama tanto como para ofrecernos la salvación?

La cuestión de la condenación, así como la del infierno, son Palabras propias del mismo Jesús en el Evangelio “Mateo 23:33” a los escribas y fariseos. La pregunta es ¿porqué Dios crearía un infierno y enviaría allí a aquellos que son hijos del mal y a los ángeles que se rebelaron contra Él, convirtiéndose en demonios? La respuesta la hayamos también en el amor a los que son hijos de Dios, porque Dios es justo, el Ser más justo que puede existir, con justicia eterna, la cual para serlo debe bendecir y castigar, lo cual es reflejado en la “Parábola del Rico y Lázaro” Lucas 16:19-31. No se trata de que gane el bien y pierde el mal, se trata de que el plan de Dios es el que triunfa porque Él es el Creador perfecto y santo de todo. Pero para eso Dios tuvo que hacerse hombre por un motivo que veremos en el siguiente apartado.

 

¿POR QUÉ DIOS SE HIZO HOMBRE?

Una vez establecemos que Dios se hizo hombre y que eso es la esencia de la Navidad, debemos comprender por qué. Ahora bien, lo relevante de este, tan importante asunto para nosotros, es hasta dónde ha tenido que llegar Dios para que aquellos que Le aman puedan salvarse, porque Dios nos enseña en Su Palabra que no podemos salvarnos a nosotros mismos por nuestra propia justicia, no hay justo, ni aun uno “Romanos 3:10-18”. Dios dio Su perfecta Ley de 613 Mandamientos y Ordenanzas (Éxodo y Levítico), las cuales no podemos cumplir por la debilidad de nuestra carne y nuestra mente caída por el pecado, desde Adán y Eva. Pero hay más, nuestra naturaleza caída es la que se rebela contra Dios, es la que quiere ser dios, dominarlo todo y es egocéntrica, peca de continuo. Pero, una vez los reconocemos y venimos a Dios, nuestro Padre, como lo hizo el “Hijo Pródigo” Lucas 15:11-32, nuestro Padre nos perdona, enviándonos al Espíritu Santo quien nos convence de pecado, y Quien nos hace nacer de nuevo, nos da la fe en la obra de Cristo quien nos lleva al seno del Padre. Pero para que el perdón se haga efectivo hacía falta que una expiación eterna y definitiva estuviera consumada, no como la sangre de los corderos que se sacrificaban cada día y cada año, bajo la Ley de Dios, sino una Sangre que lo hiciera de una vez para siempre, y que por el derramamiento de sangre se hiciese remisión del pecado “Hebreos 9:22”. Pero hacía falta una sangre santa y eterna, para que una vez para siempre la puerta al Lugar Santísimo que simboliza el Corazón de Dios, quede abierto a todo aquel que Le ama y viene arrepentido para buscar Su perdón, amor y misericordia; la Sangre del Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo “Juan 1:29-51”.

La sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario es la única que puede cumplir ese requisito de la justicia divina, perfecta y eterna, la vida del que la creó fue dada por la nuestra, en nuestro lugar. Éramos, cada uno de nosotros los que debíamos haber sido crucificados por el principal pecado que es causa de los demás: vivir nuestra propia vida, apartados de Dios, quien nos la dio, actuando como si no Le necesitásemos y como si no dependiéramos de Él. Dios nos ha dado un cuerpo a través de nuestros padres biológicos, nos ha dado la vida y la oportunidad de vivirla. Lo que hagamos con ella y si Le recibimos a Él en nuestro corazón, y a Su Palabra, determinará si nos dará el don de la fe para salvación por Su obra.

Por lo tanto, no le quedaba más remedio a Dios que aceptar que fuera Su propio unigénito Hijo eterno, quien se ofreció al Padre, desde antes de la fundación del mundo “1 Pedro 1:20” el que se hiciera hombre para morir por nosotros, y para salvar a los que creen en Su obra en la Cruz del Calvario, los que reciben Su amor y entrega total por nosotros, hasta la muerte, y muerte de cruz “Filipenses 2:8”.

Ese fue el propósito de la Navidad y por ello fue perseguido por el diablo y sus ejércitos, porque iba a vencerles en la cruz por la resurrección, ascensión al cielo y regreso en Su Reino. Por Herodes con los mártires de Jesús en la matanza de niños menores de dos años. Por el Sanedrín hasta llevarlo a la crucifixión porque perdían su autoridad religiosa de su tradición; de igual modo que hizo el Vaticano contra la Reforma Protestante creando la Inquisición para matar a los santos. Y por cualquier ideología de los últimos 2.000 años que se han opuesto a Jesucristo, como el comunismo, la santería, y las religiones anticristo, sin olvidarnos de los falsos cristianismos, muchos de ellos en iglesias tradicionales.

 

¿VOLVERÁ JESUCRISTO EN SU REGRESO COMO HOMBRE O EN OTRA FORMA?

El evento que ahora esperamos es la Parusía –del griego “parousia” – el regreso de Jesucristo al final de los tiempos. Leemos en Apocalipsis 1:7: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”.

El cántico cristiano que procede de otra palabra griega “maranatha” Cristo viene, porque ya sabemos que Cristo vino hace unos 2000 años y dio Su vida por nosotros para salvarnos. Pero también prometió, y así consta además en las profecías, que volvería al final del tiempo concedido por Dios a la humanidad, para llevarse a Su Iglesia, 1 Tesalonicenses 4:16-17, y para el juicio final. Vendrá la Gran Tribulación y los que rechazan a Dios y la obra de Jesucristo, los que no reciben al Espíritu Santo tendrán como destino eterno el infierno. Pero a todos los que Le aman, a los que creen en Su nombre les ha dado poder de ser hechos hijos de Dios, Juan 1:12, e iremos al Reino de Dios, a Su Paraíso por la eternidad. Este es el propósito final de la Navidad.

¿Pero cómo vendrá Jesús esta vez, será de nuevo con su cuerpo de hombre o con su cuerpo celestial?

Si recordamos la historia de los dos apóstoles en el camino a Emaús “Lucas 24:13-35”, no reconocieron a Jesús tras Su resurrección. Tampoco lo hizo al principio María “Juan 20:11-18” hasta que Jesús la llamó ¡María! Y ella respondió al mirarlo ¡Raboni!

1 Corintios 15:40-44 nos describe Pablo en su carta que hay cuerpos terrenales y cuerpos celestiales y que cada uno tiene su gloria. Para terminar podemos leer en Apocalipsis las varias descripciones de Cristo en Su venida y desde el cielo:

“Eh aquí que viene con las nubes y todo ojo Le verá” 1:7.

“No temas, Yo soy el primero y el último, y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglo, amén Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. 1:17-19.

“El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies como bronce bruñido……Yo soy el que escudriña la mente y el corazón, y os daré a cada uno según vuestras obras” 2:18 y 23.

“…Y el aspecto del que estaba sentado era como piedra de jaspe y de cornalina, y había alrededor del trono, un arcoíris, semejante en aspecto a la esmeralda”. 4:3-4 (4:6 en adelante la descripción de los 4 seres vivientes semejantes a la visión de la gloria de Dios de Ezequiel 10) y Apocalipsis 5:5.

“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en Su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino Él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y Su nombre es: EL VERBO DE DIOS”. 19:11-13.

“Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el primero y el último. Bienaventurado el que lava sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad… …Yo Jesús he envidado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz  y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”. Apocalipsis 22:13…

Otros estudios sobre Jesucristo en Su venida:

https://www.jesucristo.net/La-Venida-del-Hijo-del-Hombre.htm

https://www.jesucristo.net/profecCristo.htm

 

CONCLUSIÓN

Creo que estaremos de acuerdo en que, tras haber estudiado el por qué Dios se hizo hombre, la pregunta ha quedado respondida, porque Dios nos ama hasta la muerte, y muerte de cruz. Si no lo hubiese hecho, no se habría hecho justicia perfecta, santa y eterna por nuestros pecados, no podríamos recibir la salvación, y tras la resurrección nos esperaría la condenación y el infierno eterno que describía Abraham en el seno, al rico impío mientras sufría, teniendo al mendigo Lázaro junto a él en consuelo; ese infierno eterno es del que Jesucristo ha querido salvarnos, hasta el punto de dar Su vida por nosotros, habiéndose constituido como el único mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, algo que el apóstol Pablo enseña en su primara carta a 1 Timoteo 2:5: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos…”. Ese es el motivo de celebración de la Navidad, que Jesús vino al mundo para salvarnos y volverá al final para llevarnos a Su Reino para culminar la obra del amor eterno “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16 ¡Amén!