EL EVANGELIO

Evangelio es la palabra de origen griego “evangelion” que significa “buena noticia”. La Buena Noticia o Mensaje de Jesucristo es que de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Jesucristo, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna (Juan 3:16). Dios nos llama a vivir eternamente en el Reino de Dios que establecerá por la eternidad, comenzando una nueva vida desde el momento en que creemos. La muerte no nos puede separar del amor de Dios, porque resucitaremos –si no somos arrebatados en la venida de Cristo, si vivimos entonces, al final del tiempo (1 Tesalonicenses 4:13-18). La Gracia de Dios es Su iniciativa: La fe en Jesucristo es el primer paso por Su gracia, en respuesta a Su llamamiento. Esto es, pues, el fruto de la Gracia de Dios: Recibir a Cristo como Salvador nos hace nacer de nuevo del Espíritu Santo por la Fe, un don de Dios que nos aporta la mente de Cristo. “Y esta es la obra de Dios: que creáis en el que Él ha enviado”: Jesucristo, (Juan 6:29). “El que come Mi carne y bebe Mi sangre tiene vida eterna, y Yo le resucitaré en el día postrero… y …en Mi permanece, y Yo en él.” (Juan 6:54-56).

En efecto, el Mensaje de Cristo nos llama al Reino de Dios por la eternidad. La muerte no es el fin de nuestra existencia, pero ¿Cómo es esto posible para el hombre? El Amor de Dios hacia nosotros, aun siendo pecadores se nos muestra en que Jesucristo pagó por nuestros pecados en la Cruz del Calvario, resucitó al tercer día, volvió al trono de gloria, y vendrá a establecer Su reino (Apocalipsis 1:7) por la eternidad, y somos llamados a vivir con Él en Su paraíso para siempre. El Reino de Dios es eterno, pero también empieza hoy cuando recibimos a Jesucristo. ¿Quieres vivir para siempre en el Reino de Dios? ¿Quieres empezar tu nueva vida hoy de la mano de Dios? Conoce a Jesucristo, cree en Su obra salvadora, amale y vive con Él desde hoy.

Palabras de Jesús: …¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? 4Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. 5Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; 6y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí. Mateo 11:2b.

 

Textos Bíblicos de Introducción Sobre el Evangelio del Reino de Dios

44Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre. Daniel 2.

1En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 3Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Mateo 3.

10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra… …13Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Mateo 6.

11Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Mateo 8.

28Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Mateo 12.

17porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Romanos 14.

20Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 1 Corintios 4.

 

EL EVANGELIO

Evangelio, buena noticia; del griego «evangelion«. Al referirnos al Evangelio del Reino de Dios se nos habla de la buena noticia del «Reino de Dios». Según Jesucristo el Reino de Dios se ha acercado a nosotros y podemos recibirlo si cambiamos nuestra forma de pensar sobre nuestra relación con Dios y nuestra propia vida, lo que se conoce como arrepentimiento. Dios nos llama a Su Reino a través de Su Hijo Jesucristo, aquí y ahora. Dios nos cambia la vida si Le creemos, una vida de bendición que Jesucristo obtuvo en la Cruz.

Jesucristo se ofreció al Padre por nosotros, desde antes de la fundación del mundo (1 Pedro 1:20), porque Dios nos ama. Para ello debía dejar Su trono de la gloria a cambio de la Cruz del Calvario, para pagar por nuestros pecados, porque el hombre no se puede salvar por sí mismo, ni venir a Dios con su propia justicia. Dios Padre aceptó el ofrecimiento de Su Hijo por amor a nosotros. Nosotros somos ganados por Jesucristo, por Su gracia y amor tan grande como para hacer lo que Él hizo. Vino al mundo y se hizo hombre «la Navidad», murió por nosotros en la Cruz, «Semana Santa – Pascua», resucitando y volviendo al trono de la gloria “Ascensión” y trayendo sobre nosotros, por la fe El Espíritu Santo “Pentecostés” (Evangelios y Hechos). Ahora esperamos Su venida y el establecimiento del Reino de Dios al final de los tiempos (1 Tesalonicenses, 1 Pedro, Apocalipsis). No existe religión que haga este planteamiento, no existe esfuerzo humano, ni cumplimiento de mandamientos capaz de salvarnos. No había otra alternativa espiritual, de justicia, celestial y eterna que la sangre de Cristo: el pacto de sangre de Dios por nosotros. Sin la sangre de Cristo no hay expiación de nuestros pecados, no hay entrada al Reino de Dios, ni el Reino de Dios entra en nosotros. Sin la Cruz no hay salvación. Cuando venimos a los pies de la Cruz, del mensaje de la Cruz, es cuando recibimos la salvación y tenemos entrada al Reino de Dios, la buena noticia, la gran noticia, la única noticia: El Evangelio de Jesucristo.

El mundo en que vivimos es el fruto del pecado. Guerras, hambre, injusticia, corrupción, egoísmo, pobreza, leyes contrarias a los Mandamientos de Dios. Pecado es no creer en la obra del Hijo de Dios, no creer a Dios, vivir apartado de Dios en nuestra propia mente y en nuestra propia vida. Historias como las de Noe y el arca ante el diluvio universal, o Lot ante la destrucción de Sodoma y Gomorra, o las dos guerras mundiales, o el mundo actual postmoderno del siglo XXI, son un ejemplo de un mundo de pecado, en decadencia, del tiempo final y enemigo de Dios. El arrepentimiento vuelve nuestra mente y nuestro corazón a Dios, nos reconcilia con el Padre a través del regalo de la fe. Esa fe nos es dada por la gracia de Dios, de manera que podemos creer en Dios y en Su Palabra. Dios nos ofrece la reconciliación en Su Hijo, quien volverá al final de los tiempos para establecer el Reino de Dios. Mientras tanto, podemos vivir guiados de Su mano, por el Espíritu, predicando el Evangelio para que otros también se salven, y haciendo buenas obras, junto a nuestros hermanos de la Iglesia Bíblica, aquellos con los que compartiremos la eternidad el Reino de Dios que se ha acercado en Jesucristo, la buena noticia de la Salvación. El Espíritu Santo es Quien hace de nosotros un templo vivo y santo cada día, y cuando nos congregamos para alabar a Dios, somos el templo de Dios.

Jesucristo comenzó a predicar: «…Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha acercado…» (Mateo 4:17); «…El Reino de Dios se ha acercado, arrepentíos y creed en el Evangelio…» (Marcos 1:14).

Esta es la presentación Bíblica del Evangelio «La buena noticia de Dios»: El Reino de Dios se acerca a nosotros ¿Quieres vivir en el paraíso de Dios eternamente? La relación diaria y eterna entre Dios y el hombre es la constante de la historia humana, hasta que se acabe el tiempo que nos ha sido prefijado por Dios para el regreso de Su Hijo Jesucristo, quien nos dice:

 …Yo os digo la verdad: Os conviene que Yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador (del griego «parakletos», cuidador, abogado, intercesor) no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. (Juan 16:7).

 

EL EVANGELIO Y SU PROCESO EN NOSOTROS

Dios, el creador del universo, nuestro Padre nos ama y nos ha creado para tener una relación personal con Él. Dios tiene un magnífico proyecto de vida para cada uno de nosotros junto a Él cada día, disfrutando Su paz y bendición. Su Reino está a nuestro alcance, tanto aquí como eternamente; porque la vida no acaba con el paso por este mundo, sino que comienza en Cristo, hoy en bendición, y eternamente en la resurrección, cuando vuelva Jesucristo:

…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16.

Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10.

…y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28.

 

El hombre, ha sido creado a la imagen y semejanza de Dios, pero el hombre ha decidido vivir separado de Dios en su propio mundo, por lo que está muerto al Espíritu de Dios. Esta actitud es lo que la Biblia llama pecado. El hombre es pecador porque no ama a su Padre, y se rebela contra Él. El mundo en que vivimos es viva prueba de ello, pero hay una solución que comienza cuando creemos a Dios:

…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24siendo justificados gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. Romanos 3:23.

…Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8.

…Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. Efesios 5:16.

 

Jesucristo, es el único Camino a Dios, la Puerta a Dios. Dios nos da a Su Hijo como Salvador universal, Quien para salvarnos tuvo que morir en nuestro lugar en la Cruz y resucitó al tercer día, de entre los muertos. Dios perdona nuestros pecados cuando creemos en la obra de Su Hijo Jesucristo. Si creemos en Su obra redentora en la Cruz, creemos a Dios y recibimos la salvación, disponible para toda persona de toda nación, cultura, raza, fe, color y época. No podemos justificarnos, ni reconciliarnos con Dios por nuestros esfuerzos, obras, acciones o religiones, sino aceptando la obra de Su Hijo en la cruz, ese es el plan de salvación de Dios. La muerte de cualquier otra persona no tiene validez como expiación por los pecados, solo la de Jesucristo, porque Su Espíritu es eterno, porque es Dios mismo hecho carne. La solución de Dios al problema universal del hombre es creer en la obra de Su Hijo en la Cruz, que manifiesta Su amor por nosotros, dándonos Su paz y bendición aquí, en nuestra vida diaria, y esperanza para la entrada a Su Reino con nuevos cielos y nueva tierra:

…Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6el cual se dio a sí mismo en rescate por todos… 1Timoteo 2:5.

…Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5y que apareció a Cefas «Pedro», y después a los doce. 6Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez… 1Corintios 15:3. Este Texto Bíblico es la base del famoso «Credo de Los Apóstoles». Cursivas añadidas, Cefas es Pedro.

…Jesús les dijo: Yo soy El Camino y La Verdad y La Vida; nadie viene al Padre sino por mí. Juan 14:6.

 

Arrepintiéndonos, recibimos a Jesucristo por fe y nos reconciliamos con Dios, cambiando nuestra mente, “metania” origen griego en el Evangelio del famoso «arrepentimiento o cambio de mente» por la mente de Cristo, naciendo de nuevo del Espíritu Santo, siendo limpiada nuestra conciencia, viviendo una vida de bendición, una amistad personal con Él, recibiendo la paz de Dios cada día en todo momento, hasta la resurrección:

…Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombreles dio el poder de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Juan 1:12.

…Si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?. Lucas 11:13.

…Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.  Juan 3:3 al 8. (Nicodemo era un erudito principal de la sinagoga).

 

Oración para recibir a Jesucristo: Si quieres puedes hablar con Dios con otras palabras, pero sugiero, por ejemplo: Padre, que estás en los cielos, quiero conocerte porque he comprendido que Tú me amas, aunque yo no te amaba a ti, y has dado aún a Tu Hijo Jesucristo por mí, que vino a este mundo y murió en mi lugar en la Cruz del Calvario, en Jerusalén. Quiero aceptar la Sangre de Cristo como el pago por todos mis pecados, y empezar una nueva vida sabiendo que estaré contigo en la eternidad, en Tu Reino. Creo que el Señor Jesús ha resucitado y vive, y está a mi lado siempre. Toma mi vida en Tus manos, bendíceme y guíame a Tu lado siempre. Enséñame la Biblia y que crea que es Tu Palabra que has dado a hombres santos y profetas, inspirándoles por medio de Tu Espíritu Santo. Aumenta mi fe para creer, comprender y anunciar Tu Palabra. Hazme parte de Tu Iglesia verdadera. Dame un corazón nuevo con el amor que Tú tienes para amarte. Lléname con Tu Santo Espíritu para que hagas en mí Tu obra de convertirme en Tu tierra prometida donde Tú reinas por los siglos de los siglos. Clamo a Tu misericordia por mi familia y amigos, y por los que se cruzan en mi vida, para que los salves por la fe, y que yo pueda ser instrumento en Tus manos para llevarles el Evangelio, y que pueda hacer las buenas obras que estén en Tus manos para mí, por amor a Ti y al prójimo. En el nombre de Jesucristo, mi Señor y Salvador; mi mejor Amigo. Amén.

 

Nueva vida, de la mano de Jesús, pues por la fe y por la obra de Su Espíritu somos hechos Sus discípulos. Ora a Dios para que conozcas a otros cristianos con quienes compartas tu vida y tu fe. Somos Su Iglesia y podemos cambiar el mundo a nuestro alrededor con el Evangelio y el amor de Dios, con los siguientes tres dones de Dios:

«La Regla de Oro»:

…Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigoshaced bien a los que os aborrecen; 28bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. 29Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. 30A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. 31Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. 32Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. 34Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. 35Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. 36Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. Lucas 6:27. 

Y entre cristianos: …En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Juan 13:35.

«El Gran Mandamiento»:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. Lucas 10:27.

«La Gran Comisión»:

…Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28.

 

EL RESULTADO DEL EVANGELIO

Antes de seguir con el estudio completo sobre el Evangelio veamos dos Textos Bíblicos que nos resumen a la perfección nuestro cambio espiritual, y su fruto, en lo que hemos venido a ser ante Dios, y cómo Jesucristo espera encontrarnos cuando venga a establecer Su Reino:

…Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. 19Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Efesios 2:11-22.

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Él, entonces se sentará en su trono de gloria. 32y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos33Y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. 34Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36estuve desnudo y  me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿Cuando te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber? 38¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis41Entonces dirá a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. Amén. Mateo 25:31 al 46.

 

EL EVANGELIO – DIOS Y EL HOMBRE

El Evangelio es el mensaje universal de salvación para toda alma de toda nación, época y religión. El mundo necesita a Dios pero el hombre ha vivido sin Él, pero muchos han vivido buscándole. Dios, en la Biblia, Yahweh, su Hijo Yahshua o Jesucristo, y la misma Biblia anuncian que Su mensaje no solo le pertenece a la Iglesia Bíblica, a occidente, o al pueblo de Israel, sino que le pertenece a toda la humanidad; cualquier otra explicación es sectaria, se contradice con el Evangelio, y por lo tanto no tiene cabida en la mente del hombre y la mujer de buena voluntad que busca a Dios. Jesucristo es el único intermediario que acepta Dios Padre, Su propio Hijo unigénito. Según sus propias palabras en Juan 14:6: «…Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» Jesucristo es el Salvador universal, el Mesías, el ungido con el don, el que Dios ha elegido y a quien ha dado el poder de hacerlo, que vendrá al final de los tiempos para establecer el Reino de Dios de forma universal y eterna, Quien ya vino a ganar nuestras almas para salvarnos y nos llama a formar parte del Reino de Dios.

Es precisamente el Evangelio el que responde al hombre las preguntas existenciales; ¿Qué hago aquí, cuál es el propósito de mi vida, de dónde vengo y, a dónde voy? Desde luego, Dios no nos deja abandonados durante nuestra vida, y tampoco sin información, pues nos dio la Biblia, los profetas, los apóstoles… Dios llama a la puerta de nuestro corazón (Apocalipsis 3:20), en espíritu para que Le amemos. Hombre o mujer buscamos entre sentimientos del alma y entendimientos de la mente, la psique, porque necesitamos, desde que tenemos conciencia de que existimos buscar nuestro origen, y cuál es nuestro propósito en la vida, hasta darnos cuenta que el origen y el fin, es Dios. Pero no encontramos a Dios hasta que lo hacemos por fe en nuestro corazón, en espíritu y en verdad. Dios nos va poniendo pruebas de Su existencia durante la vida a través de las cosas hechas, de la creación, de la Biblia que es Palabra revelada, de las relaciones con los demás, nos da fe, nos demuestra que nos ama, pero a veces dudamos y se hace muy difícil creer, debido al sufrimiento y la injusticia que hay en el mundo. El mundo puede ser precioso, la naturaleza lo es, y hay tantas emociones y tantas vivencias llenas de amor entre las personas, y también entre los animales, pero también nos encontramos, en el lado opuesto, un sistema dominante lleno de violencia y de egoísmo, de catástrofes, de injusticias, de enfermedades y hambre que hace que vivamos en una situación cambiante, según la época en que hemos vivido en la tierra, y nos cuestionemos por qué Dios permite tanto sufrimiento, por qué no interviene ahora. Jesucristo, desde la Cruz ha abierto la puerta a toda persona a Su Reino al final de los tiempos, pero esta vez no para una vida terrenal corta o larga, rica o pobre, sana o enferma, libre o esclava, sino para la vida eterna en el paraíso de Su Reino, donde mora la justicia y el amor de Dios.

Aunque el hombre vive sin conocer a Dios, muchas veces juzgándole por no comprender los acontecimientos que ve, se da cuenta de que Él existe y trata de justificarse ante Él, a través de la religión o de las buenas obras, por la misericordia hacia otros, y ya se considera justo y bueno. El pecado es no amar a Dios, no amar a Jesucristo y Su obra en la cruz por nosotros, ni al prójimo, y vivir sin Dios. Dios se nos manifiesta de muchas maneras pero es a través de Su Palabra Viva en Espíritu, que conocemos Su mensaje: que Él ha dado a Su Hijo Jesucristo que se ofreció por nosotros dando Su vida, Su sangre en la Cruz, para limpiar nuestras conciencias librándonos de la muerte espiritual y eterna dándonos entrada al Paraíso eterno. Así nos abre la puerta nuestro amado Dios para empezar una nueva vida caminando con Él ahora, y en la resurrección, la vida eterna junto a Él.

Desde los orígenes del hombre, y tomando la Biblia como Palabra de Dios, en el principio, al hombre se le da la oportunidad de vivir en la misma presencia de Dios, libro de Génesis, Adán junto a Eva, su mujer, y a la que también voy a llamar «alma del hombre», para enseñar simbólicamente la situación que tenemos en la Tierra y cómo Dios nos elije pero no nos obliga: …De todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol de la ciencia del bien y del mal, no comerás, porque el día que de el comieres, ciertamente morirás… Génesis 2:17. Esto es lo que nos encontramos en el primer libro de la Biblia, que puede parecer una amenaza y prohibición para el hombre, como hasta ahora la tradición nos ha mostrado. Pero veamos que nada más lejos de la realidad, pues Dios nos ama. Ahora veamos cómo la Biblia, de manera fácil y comprensible se presenta verdaderamente como una Palabra universal, y para toda época.

Veámoslo desde donde Dios lo ve. «…No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él…» Génesis 2:18b. Cuando la mujer es creada, el hombre recibe, además de a su compañera, esposa, amiga y madre de los hijos, también podemos ver de forma simbólica al alma y la psique, recibiendo la capacidad de ser como Dios, no solo un cuerpo con aliento de vida del espíritu, sino también alma, esa nueva alma a semejanza de la de Dios, diferente a la de los animales, con la que tendrá la capacidad de sentir y además de entender, con la mente, las cosas de Dios para que las discierna con su espíritu. Pero Dios le advierte que si come del árbol de la ciencia del bien y del mal, va a morir. Esto es lo que quiero aclarar para que no se malinterprete. Si todos nos encontramos ante Dios pudiéndonos relacionar con Él, y nos da la capacidad de preguntarle y compartir nuestra vida con Él, en una relación espiritual perfecta, sin intermediarios, sin dogmas ni tradiciones, como le dio a Adán y Eva, entonces ¿por qué dijo a Adán, y con él a todos nosotros, que si llegamos al conocimiento del bien y del mal moriremos? No olvidemos qué es lo primero que  hace Eva, y por consiguiente Adán.

Adán es el nombre de la humanidad y por lo tanto nos representa a cada uno de nosotros, Génesis 5:2: «…Varón y hembra los creó, y llamó el nombre de ellos: Adán.» (ver: EL ORIGEN DEL HOMBRE). Veamos: el bien y el mal es un código, que si conocemos, vamos a aceptarlo como la guía para nuestra vida, de manera que podamos juzgar si un hecho es bueno o malo, y así guiarnos: la moral, la conciencia, pero una herramienta de doble filo porque sin la guía de Dios, el hombre va amoldando, cambiando, modificando a su antojo la moral –como pasa en todos los países con las leyes– además del principal problema: desobedecer a Dios, como un niño desobedece a su padre que lo ama. Pero Dios nos advierte que no lo usemos para juzgar cada situación, que no comamos de ese fruto «prohibido» para que no vivamos ajenos a las consecuencias, solo valorando la vida por la mente, sin corazón, sin espíritu. Veamos por qué Dios nos trata de apartar de este código. Rápidamente la serpiente, que es la forma que adoptó aquí el diablo, el ángel caído, ese ser espiritual que no ama a Dios, que quiere el lugar de Dios su creador, que tampoco ama al hombre, aprovecha la oportunidad, en el momento en que recibimos el alma y la mente,  para tentarnos y ofrecernos que, precisamente no hagamos caso a Dios sino que codiciemos conocer la ciencia del bien y del mal, que además a priori parece más razonable. Pronto la mente, nueva y hambrienta de conocimiento, impaciente, se rebela contra Dios para comer y adquirir conocimiento, aunque no sabe que no será capaz de digerir la información. Era más fácil preguntar al creador de ese conocimiento para que nos enseñara a tiempo, era más fácil hacer caso a Papá.

En el momento en que el hombre decide comer de aquello que codició, de este código moral del bien y del mal, pierde la relación directa con Dios por desobediencia, y ya no vive con Él ni le pregunta, ya no comparte cada momento con Él, sino que piensa que es autónomo (auto-nomos=propia ley), se basa en el conocimiento de la ciencia del bien y el mal, en la que ahora llamará su propia ley. El hombre abandona a su Padre como hijo rebelde para vivir su propia vida. Pero además nunca podrá cumplir este código para estar en paz consigo mismo, pues lo irá modificando y amoldando según la época en que le ha tocado vivir, la sociedad donde ha nacido, las influencias sociales, la necesidad de sobrevivir, etc. y da inicio a las tradiciones. A medida que compruebe que no puede cumplirlo, las apetencias de la carne, el poder, el egoísmo (lógicamente tentadas por el diablo, aquel que se reveló contra Dios desde que fue creado), van a hacer que el hombre, y la mujer, no puedan cumplir ese código personal modificado, esa moral que en un principio les parece la correcta, pero que la vida nos demuestra que no podemos cumplir, porque en origen y sin modificar es el código perfecto de Dios, y se sienten fracasados en su interior, y además ahora empiezan a sentirse también muertos a la vida espiritual, creando religiones y tradiciones para buscar la reconciliación con Dios, las cuales tampoco puede el hombre cumplir, porque su pecado no le deja, y cae una y otra vez, volviendo a la práctica religiosa como esclavo del pecado.

Peor aún, el hombre cree que con el razonamiento que acaba de obtener, al haber comido de este sistema de juicio, moral y ética, va a encontrar todas las respuestas de su existencia: investigación, ciencia, etc. Por eso se le llama la ciencia del conocimiento del bien y del mal. Ya no pregunta a Dios cómo creó, cómo hizo, de dónde nos dio la vida, qué hacer en su vida con esta o aquella situación, cómo tratar con el prójimo, no Le pide ayuda porque se siente acusado por su conciencia… etc. Pero lo más importante que necesitamos, aun más que las respuestas, es ese amor verdadero que sólo Dios nos puede dar, ese mejor amigo en quien confiar, y que el hombre cree que no necesita cuando se aparta de Él, pero que más tarde, a medida que pasa la vida, echa en falta. El hombre experimenta, a lo largo de su vida el vacío espiritual y existencial, y empieza la búsqueda para regresar al Edén, a una relación de amistad personal con Dios, su Padre.

Esto que acabamos de ver es lo que se debe entender por pecado, y la solución es el Evangelio. La palabra pecado, del griego “hamartia” significa error: no enfocar la vida a relacionarse con Dios, sino a una existencia de un nivel inferior, en la que nos dejaremos influir por multitud de diferentes códigos de bien y mal, según las épocas, según las personas. Ante esta situación, el hombre adopta un código en asamblea y organiza la religión y sus dogmas, cualquiera de ellas, o los códigos éticos y morales, las tradiciones y jerarquías, todo para sentirse aceptado ante los demás, pero no por Dios. Finalmente el hombre termina por darse cuenta que este era otro camino sin salida, pues todos, de cara a los demás parecen justos pero luego por dentro la persona sabe que no tiene la Paz de Dios, ha errado, pecado.

…Y dijo El Señor Dios: He aquí que el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal: ahora, pues, que no alargue su mano, y tome del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó El Señor del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. Génesis 3:22.

Alegóricamente Edén es estar con Dios y sentir Su presencia, eso es vivir en el paraíso. Pero el hombre se empeñó, por el engaño del diablo, y la codicia de saber, en vivir sin Dios y se apartó de Él; o más bien hoy y siempre se aparta de Él, y como resultado tenemos un mundo injusto y lleno de sufrimiento donde miles de millones de personas luchan cada día por sobrevivir en condiciones inhumanas, sí, miles de millones. Se calcula que en pocos años la población mundial llegará a 7.000 millones de personas, y se calcula que el 20% viven en el mundo occidental, pero en occidente, muchos también sufren, y sin temor a equivocarnos podemos decir que el 10% de la humanidad vive bien, y el 1% tiene más riqueza que el 99% restante. Pero sigamos con la historia, porque Génesis nos dice que Dios puso dos querubines que guardaran en acceso al árbol del la vida, cundo Adán y Eva pecaron, que tenían una espada encendida que se revuelve por todos lados es la Palabra de Dios: La Biblia. Nadie la entenderá por su razonamiento o bajo la enseñanza de falsas doctrinas de iglesias que anteponen su tradición, dogmas y jerarquía habiéndose apartado de la enseñanza de Jesucristo, quien afirma ser la propia Palabra o Verbo de Dios vivo, ni por intentar comprenderla solo para juzgar a Dios. Solo entienden el misterio de Dios, el «código secreto» de la Biblia los que creen a Dios y son humildes ante Él, porque Su Espíritu es el que da el entendimiento espiritual. El Árbol de la vida es Cristo. No le es permitido al hombre comer de Él hasta que se arrepiente y se reconoce pecador, y por fe recibe a Jesucristo quien ha muerto por nosotros. Puedes leer un estudio Bíblico más profundo sobre el paraíso de Edén en: MIRANDO AL ÁRBOL DEL CENTRO DEL EDÉN.

Por esto dio Dios la Ley –la espada que se revuelve por todos lados, la que los cabalistas tratan de sortear en su mente– para que por ella el ser humano conociese que estaba bajo pecado, y que es incapaz de cumplir la más alta y mejor moral posible, la única que Dios acepta, la cual sólo Su Hijo Jesucristo cumplió. De este modo el hombre ha de venir humildemente ante Dios y recibir a Jesucristo como «paralketos» abogado redentor, Quien ha clavado en Su Cruz el acta de condena eterna en el infierno en la que aparecía nuestro nombre, la cual queda borrada si recibimos como Señor y Salvador al Hijo de Dios: …Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. …Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Jesucristo, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre… Romanos 3:19.

Nunca podrá decir que no tuvo la oportunidad de conocer el verdadero cristianismo Bíblico si está leyendo este texto, no el que han cambiado iglesias como la católica, ortodoxa, anglicana, adventista, testigos, mormones y algunas protestantes. Busque, pida a Dios, porque como dice Cristo en Mateo 7:7: «…Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá.» Confíe en Dios, crea en Jesucristo, sepa que el Espíritu Santo le da la mano, ábrale la puerta de su corazón y de su mente ahora.

Es su obligación como hijo de Dios buscar una iglesia verdadera y Bíblica hasta que la encuentre en su ciudad, o zona donde viva, y aporte su coyuntura como discípulo de Cristo. La iglesia perfecta no existe porque hombres y mujeres la componemos, y somos pecadores imperfectos en continua mejora y perfeccionamiento por el poder de Dios. Es Cristo quien la santifica a Si mismo, y nuestra actitud de humildad y disposición al cambio que sea necesario para emanar la Verdad, la cual nos hará libres, transformar nuestras vidas para buenas obras y predicación del Evangelio a otros. Que parte del cristianismo no sea verdadero cristianismo no es excusa para que no luchemos por Cristo y el Evangelio, es nuestra responsabilidad como hijos de Dios servir a Dios quien nos da la vida y la vida eterna, sirviéndole de tres formas: Por la Regla de Oro, por El Gran Mandamiento y por La Gran Comisión. Recordemos, como ya leímos antes que La Regla de Oro es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, como hizo el buen samaritano que socorrió al que estaba tirado en el camino (Lucas 10:25…). El Gran Mandamiento, amando al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas (Mateo 22:34…). Y en la Gran Comisión, haciendo nuevos discípulos de Cristo (Mateo 28:16…), predicando el Evangelio a todos, a nuestro alrededor para que también puedan salvar sus almas para la eternidad en el Reino de Dios, y las de sus familias y seres queridos, y así volvemos a la Regla de Oro, porque deseamos para ellos, nuestro prójimo lo mismo que ya creemos y conocemos, que Dios nos ama y nos llama a Su Reino en Su Hijo Jesucristo.

 

EL HOMBRE HA DE NACER DE NUEVO DEL ESPÍRITU SANTO

…Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.  Juan 3:3 al 8.

El hombre está muerto al Espíritu de Dios porque prefiere vivir sin Él, pero cuando se da cuenta de su soledad y Le abre el corazón, si se enamora de Dios en Cristo, entonces recibe el Espíritu Santo, porque el hombre necesita nacer de nuevo, de lo alto.

Cuando una persona ha nacido del Espíritu de Dios, entra en una dimensión que antes no podía ver. Las profecías, los sueños, las señales de Dios empiezan a tener sentido, a ser una realidad. Es como si le diésemos la vista a un ciego de nacimiento. Nosotros somos ciegos espirituales de nacimiento. Cuando Dios nos abre nuestros ojos, cuando Jesucristo sanó al ciego de nacimiento, nos está enseñando en realidad, además de aquel milagro, que necesitamos ver la vida eterna que además es la espiritual. Él nos enseña Su mente para que la recibamos, si sentimos que Le queremos y Le echamos de menos por el vacío existencial espiritual que traemos en nuestras almas desde antes de la fundación del mundo, incluso cuando no tenemos aun uso de razón, Dios ha previsto que Le conozcamos a Él. 

Hagamos lo que esté en nuestra mano para que nadie se quede en la dimensión de la oscuridad, diciéndoles: venid a Él y os dará la Luz para que seáis luz. «…Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.» Efesios 5:16.

¡Qué privilegio! poder vivir desde hoy con Dios, mediante este nuevo nacimiento por fe en el Espíritu Santo, mediante el entendimiento espiritual. Comparte tu vida con Él; es tu mejor amigo.

«…Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras de mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; Él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego.» Mateo 3:11. Esto dijo Juan el Bautista. Anuncia a otros el Evangelio, la buena noticia de la obra de Dios para con los hombres. Lee un Estudio Bíblico completo sobre NACER DE NUEVO.

La nueva vida con Jesucristo nos convierte en Sus discípulos, Su Iglesia, la Esposa de Dios por la que Él ha dado Su vida.

…Acercándoos a Él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo…  …pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las virtudes de aquél que os llamó de las tinieblas a la luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero que ahora habéis alcanzado misericordia. 1 Pedro 2:4 al 10.

Es este bautismo del Espíritu como una unción que le cubre de arriba abajo y cambia tu corazón y tu mente, para que creas la verdad, que es el mensaje de Dios al hombre y no el mensaje de la sociedad dependiendo de cada época.

…Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;  porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado por cuanto no creen en mí; de justicia por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.  Juan 16:7 al 13.

Dios nos ama y comparte Su divinidad, aquí y en la eternidad. Él nos hace la esposa de Su Hijo Jesucristo. La Iglesia es la novia de Cristo para las «Bodas del Cordero» (Apocalipsis 19:9) una novia hecha de Su esencia, como lo fue Eva de Adán, una novia con la que casarse para compartir la eternidad. Dios ha creado al hombre, el alma del hombre, que es Su novia y ESPOSA, si ésta se enamora y entrega a Él y Él a ella; quiero decir nuestra alma y nuestro espíritu, la de cada uno de nosotros, hombre o mujer, ahí donde está nuestro ser irrepetible, cada uno de nosotros, nuestros sentimientos y nuestra esencia, nuestra personalidad, la esposa que al entregarse a Él compartirá la eternidad con Dios, la Iglesia, y cada uno de nosotros.

Pero claro, Dios no crea a cada persona-esposa que le ame, sin darle la oportunidad de enamorarse de Él, o no sería verdadero amor. Es por este motivo que Dios crea al hombre a Su imagen y semejanza con un alma capaz de contener al Espíritu de Dios, y esta afirmación es según las Escrituras: 1 Corintios 6:1; porque ha de llegar a ser hecho de la misma esencia que Dios espiritualmente, ya que va a ser la esposa de Cristo. A partir de aquí nos encontramos al hombre bajo libre albedrío, ante su propia existencia pero enamorado de Su creador, con el corazón volcado a Su Padre eterno y al Hijo, nuestro Señor, y al Espíritu.

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo… Romanos 5:1.

…Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8.

La Santa Cena, tras el bautismo, es nuestra conmemoración de la muerte de Cristo por nosotros, celebrando regularmente la cual, Su muerte anunciamos como nuestra redención para resurrección, porque Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado de los que Le aman.

…Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Mateo 26:27, Marcos 14:24 y Lucas 22:20.

…y por medio de Él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Colosenses 1:20.

…y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención… Hebreos 9:12 y 22.

sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. 1Pedro 1:19-21.

 

CONCLUSIÓN. EL MENSAJE DE LA SALVACIÓN DE DIOS PARA TODAS LAS NACIONES – NUESTRA ESPERANZA, LA VENIDA DEL REINO DE DIOS

Jesucristo vuelve: …He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Apocalipsis 1:7.

A partir de aquí, su vida empieza a tomar sentido porque ya conoces a Dios, a Su Hijo Jesucristo. Conoces que Dios te ama a tí y a los tuyos, conoces que Jesucristo murió en la Cruz por tus pecados, y por los míos, y por los de todos los que serán salvos. Conoces que formamos parte de la Iglesia y que tenemos la responsabilidad de tratar a nuestros hermanos en la fe, como a nuestra nueva familia en el amor fraternal y la amistad entrañable de Dios Padre. Conoces que además Jesucristo resucitó y está vivo, con quien puedes hablar en todo momento, y regresará al final de los tiempos, y que ésta, es nuestra esperanza, la venida del Reino de Dios que se establecerá eternamente, un Reino de paz y justicia para siempre, como nos anuncian tres columnas de la Iglesia, los Apóstoles Pablo, Pedro y Juan. Primeramente el Apóstol Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses 4:13 …Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

Del mismo modo, el Apóstol Pedro nos anuncia sobre el Reino de Dios, la buena noticia para la que el Señor nos llama y por lo que no escatimó Su vida en la Cruz por nosotros. 2 Pedro 3: …Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, 2para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles; 3sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, 4y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. 5Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, 6por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; 7pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. 8Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 9El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas11Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 14Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. 15Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación

En tercer lugar, el Apóstol y evangelista Juan recibió del Señor lo que nos anuncia en su Apocalipsis 21: …Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. 3Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. 5Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Si te inundan las preguntas, confía en Jesús, la paz del Señor está en ti si eres paciente. Tienes al Señor y Su Palabra, y hermanos en todo el mundo. Puedes hablar con Él y también puede hablar con otros hermanos que han recibido a Cristo, que ya lleven tiempo en el Camino de Dios, y verás cómo disfrutan de sus vidas como Iglesia, el nombre que Dios usa para llamar a Su familia en la tierra, de la cual ahora has venido a formar parte y en la cual eres bien venido. Ahora debe comprender que debes recibir al Espíritu de Dios, debe pedírselo, y Él te lo dará si verdaderamente crees y amas a Dios.

Quiero recordar que Jesús nos enseño por Él mismo, que debemos bautizarnos; es un acto simbólico de limpieza de los pecados en el que uno lo anuncia al cielo, (y te aseguro que hay fiesta allí en ese momento por ti y tu salvación), que has comprendido que necesitabas arrepentirte y que vas a empezar tu nueva vida de la mano de Jesucristo, tu mejor amigo y Salvador. Hay que firmar el contrato, el más importante que firmarás en su vida; Cristo ya lo firmó con Su sangre en la cruz. Aunque te hayan bautizado de bebé en la iglesia tradicional de los dogmas, lo correcto es hacerlo ahora de verdad con tu consentimiento y entendiendo lo que estás haciendo, porque cuando uno es un bebé no sabe qué es el bautismo. Bautízate de verdad ahora, en la playa o en un río, o donde bauticen en la iglesia donde el Espíritu Santo te lleve, con el hermano o pastor, y con los hermanos en la Fe, compartiéndolo con tu familia.

Todos los que hemos recibido a Cristo debemos hablar de Él, o bautizar, o enseñar y ayudar a los que Le buscan, y acordarnos de los pobres, físicos y espirituales para ayudarles, de los presos, como si estuviésemos presos con ellos, y de los enfermos los que visitar, por los cuales orar y ayudar, porque si hacemos esto, a Jesucristo lo hacemos, Mateo 2:36. El único cabeza espiritual de la Iglesia es Jesucristo. Él es el que bautiza con el Espíritu Santo. Nosotros solo con agua de forma simbólica y porque Él lo hizo y nos lo pide. El Evangelio es la mejor noticia que has podido recibir. ¡Compártela! Estudia la Biblia en la iglesia o seminario teológico, y prepárate para ello, crecerás como cristiano y como persona. ¡Dios te bendiga!

¿Quieres conocer más a Jesucristo? Entra en CONOCE A CRISTO . Sigue creciendo espiritualmente leyendo todos los estudios Bíblicos de esta web, en orden espiritual en EL CAMINO A DIOS. Bienvenido a la Iglesia, Dios te bendiga en tu nueva vida en Cristo por Su Santo Espíritu, en el nombre de Jesucristo. ¿Amén?