EL CARPINTERO

TRAE TU ALMA AL TALLER DE JESUCRISTO

© Carlos Padilla – Septiembre 2008

 

El Carpintero es una alegoría profesional espiritual de nuestro Señor Jesucristo. Sin duda, esta es la más antigua profesión que implica el uso de diseños elaborados y el uso de las manos, implicada en la construcción de las primeras estructuras, casas, puentes, barcas y templos. Implicada en el transporte, tanto terrestre como marítimo de los primeros siglos. Hoy, sigue siendo vigente a gran escala, pero la artesanal se ha convertido en una especialidad cuando hablamos de obras de arte de mayor valor. No podemos olvidar al ebanista especializado, entre otras cosas en instrumentos de música clásica, y tradicionales empleados para la alabanza, como nos lo recuerdan los empleados en los tiempos del templo de Jerusalén. Todo esto que nos rodea, y que es especial en la vida, necesita que lo elabore un carpintero.

Del mismo modo cuando Dios diseñó la creación con Su infinita inteligencia siguió Sus planos, como Arquitecto del universo para llevar a cabo aquella obra majestuosa de la que formamos parte. En Su diseño se incluye la creación de materia de distintas cualidades y comportamientos. Si hacemos un, para nosotros, sencillo viaje de millones de años luz instalándonos en la historia de la humanidad, a la que Él envió a Su Hijo Jesucristo, y nos centramos en el material del que estamos hechos a nivel de carácter del espíritu, podemos usar la alegoría de la madera para identificar multitud de similitudes entre ésta y nosotros, entre las características de las distintas maderas para los diferentes usos, sagrados y de trabajo, y comprender como el hombre, cada uno de nosotros, como árboles simbólicos, tenemos unas cualidades únicas, y cómo el Carpintero, conocedor experto de las mismas, si nos dejamos, puede elaborar verdaderas obras de arte del alma y utensilios y herramientas para la vida, en este caso para la vida espiritual y fraternal.

Uno de los conocimientos que ha de dominar el «teknon» carpintero en hebreo, es el del origen de la materia prima que va a utilizar, los árboles; esto no es otra cosa que el conocimiento del Señor de cada uno de los hombres. Además de las características de la madera de ellos, también es conocedor de los frutos que estos dan y de los usos de estos frutos. En Israel el carpintero es aquel que trabaja la madera en todas sus vertientes: como la obtención de leña, la ebanistería y los distintos trabajos de carpintería en si.

 

LA CARPINTERÍA DE YÂSAPH

Yahshua pasaría algunos años de su vida aprendiendo la carpintería con su padre Yâsaph (José), del cual sin duda aprendería, no solo a trabajar la madera, sino sus cualidades. Aprendería a tratar con clientes, y también, cómo no, a crear nuevos diseños. De esta experiencia humana, una vez en Su ministerio, el Señor usaría las similitudes de los árboles, la madera y sus usos para la predicación del Evangelio. Todo el mundo tiene algún mueble, abre alguna puerta o ventana, se sienta en una silla o come en la mesa, va en barca, ha visto el yugo de los bueyes, etc., además de conocer los doce árboles principales que el Señor usa, y sus frutos, los cuales comían y comemos regularmente.

El Padre celestial hizo la creación con Su Hijo, y ha plantado y desarrollado todo árbol y todo hombre. El perfecto conocimiento del Señor sobre el propósito de cada uno de ellos en la creación, me refiero tanto a árboles como a personas, Le permite ser nuestro Maestro, ¡Rabí! al cual hemos de preguntar todo lo que hacemos en la vida. Desventurados aquellos que no lo hacen.

 

HERRAMIENTAS Y TRATAMIENTOS DEL CARPINTERO

El hacha está puesta a la raíz de los árboles; el que no obedece a Dios es talado y echado al fuego. También podemos ver aquí una simbología de la muerte de nuestra vida carnal, del arrepentimiento, de negarse a si mismo, para nacer de nuevo a la espiritual. Nos dejamos talar por Dios de forma voluntaria si nos arrepentimos, dejamos derribar la construcción de nuestra vida sin Él para empezar de nuevo con Él y dar frutos del Espíritu, y no como antes, de la mente.  “…8Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”. (Mateo 3). Cuando los Judíos se justifican pensando que tienen por padre a Abraham, es equivalente a cualquier otra religión que hace creer a sus discípulos que por la pertenencia familiar hereditaria ya son aceptos ante Dios; Católicos, Protestantes, Hindúes, Musulmanes, etc… Todos han de saber que Dios puede levantar hijos «espirituales» de Abraham de las piedras, que son, cualquiera que tenga fe en el Hijo de Dios. Aquí vemos un símbolo de la circuncisión espiritual del corazón.

La sierra sirve para cortar a la medida las partes a usar, como en nuestra vida, tenemos experiencias de la carne que no sirven para la obra espiritual, y hemos de morir a nuestro «hombre primitivo» para usar las partes reveladas por el Espíritu en la Palabra de Dios, de las cuales el Carpintero puede formar nuestro templo interior del alma. Podemos ver con el corte de la sierra una similitud con la poda de las ramas que no dan fruto.

El cepillo sirve para alisar y dar forma elegante a las partes cortadas previamente con la sierra, simbolizando que en nuestra vida aprendemos a vivir espiritualmente de la mano de Dios y con los hermanos, se nos va rebajando la madera que sobra, se nos da forma junto con nuestro carácter, el orgullo mengua, para que andemos en humildad y paciencia.

El formón para tallar formas y acabados el cual se usa con la mano o con el martillo para calar en la madera; de igual modo que Dios hace calar en nosotros, cuando estamos decididos y creemos y confiamos en Él, Su Palabra, Sus mandamientos, Su bendición, Su fuerza, Su sabiduría, Su misericordia y Su amor único.

El fuego quema la madera de la leña o la sobrante, pero muchas veces se usa para tratar la madera, darle forma o quemar las impurezas.

La lija o la lima suavizan los cantos. Este es el roce entre hermanos, que pule nuestras asperezas por la misericordia de Dios. Es el afecto fraternal, que es el paso previo al amor de Dios.

Aceite, cera y barniz son la protección y belleza del objeto terminado, la unción de la persona que ha confiado su vida y la ha sometido a la carpintería del Señor, de la cual emana un carácter manso, fraternal, paciente, sabio y espiritual que transmiten el entusiasmo y la fuerza del Señor, el denuedo que pedía Pablo para predicar en (1 Tesalonicenses 2:2). O el que usaban las vírgenes cuando iban a buscar al esposo, que es el Señor y nuestras almas que han de tenerlo para no dejar de dar luz. Estas unciones culminan con una obra bien terminada que simboliza a aquellos que emanan el amor de Dios.

 

MADERA DE CARPINTERO

La primera obra de madera de envergadura en la Biblia, hecha por el hombre, fue el arca de Noé, al que podríamos considerar el primer carpintero terrenal de relevancia, y esta obra fue hecha para salvar a las personas que amaban a Dios. Hay otra obra de madera, obra ruda, pero la más relevante y conocida de todas las obras de carpintería, de simple diseño, que también fue hecha para salvar a las personas que aman a Dios, pero esta vez de toda época: ¡Sí!, es la Cruz.

La leña para el holocausto de Isaac que usó Abraham. Esta no es una obra de madera literal sino espiritual, por la fe. El hecho de haber recogido la madera para el sacrificio es parte de la determinación del hombre de fe que es Abraham. Nosotros hemos de estar dispuestos a morir a nuestra manera de pensar, de hacer y de vivir ante el Señor. ¿Cuántos obedecerían hoy a Dios como Abraham?

El cayado de Moisés o la vara de Aarón, de madera, son símbolo del báculo del pastor. La fe en la directriz y en el poder de Dios. La guía de mando del Espíritu que nos muestra el Camino, con señales y prodigios en nuestras vidas. ¡Cuántas experiencias espirituales podemos contar la cristiandad en todo el mundo; no solo esta generación, sino la de todas las épocas! experiencias que los incrédulos se obcecan en negar, muchas veces ante la evidencia.

Las puertas con sus postes y dinteles donde se ponía la marca de la sangre para proteger a los primogénitos. Otro símbolo en la madera donde el Señor pondría lo que sería el anticipo de Su Sangre en la madera de la Cruz, la que nos limpia de pecado y nos viste de santidad.

El arca del pacto, de madera de acacia y revestida de oro, que representa el corazón de Cristo, y el nuestro, donde se ponían las tablas de la Ley y la vara de Aarón, el sacerdocio. Todo renovado en el nuevo Pacto en Su Sangre.

Las paredes del templo de madera de cedro, eran obra de ebanistería artesana, manos expertas de los mejores carpinteros del mundo. Nuestro templo del alma ha de estar revestido de una obra que solo puede hacer por dentro nuestro Carpintero Maestro, la piedad, la paz y el amor de Dios.

La barca del pescador (de hombres); no sirve cualquier madera para construir la barca, pero sí se usan muchos tipos de maderas, es más, la llamada «barca de Jesús» un descubrimiento arqueológico en 1986 de la barca más antigua en el lago de Genesaret, fechado en el Siglo I, d.C., considerado un verdadero milagro, ya que la madera se habría desecho tanto tiempo bajo el agua dulce, lo cual fue posible por la protección del barro. Se conserva en el Museo de Arqueología Israelí de Galilea http://www.jesusboat.com/boat.php. Su composición, según explican, es de 12 tipos de madera, principalmente de cedro y roble, rápidamente pensaremos en los doce apóstoles, y una llamada a la pluralidad de caracteres de los hijos de Dios, todos diferentes, que el Señor, el Carpintero, utiliza y prepara dotándonos de distintos dones, lo cual da la riqueza espiritual y fraternal a la Iglesia de Jesucristo. La barca, de madera especialmente seleccionada por su dureza, flexibilidad, e impermeabilidad, tratada especialmente para que no entre el agua del mar, para llevar muchos peces, para llevar a los que pescan, de la que salió Pedro y se hundía, en la que dormía Jesús ante la tempestad. Cada Cristiano va en una barca, con sus hermanos de navegación a pescar con la red de la Biblia, el Evangelio que es poder de Dios. ¡Que pesquen muchas almas para Cristo! ¡Buena pesca hermano! Boga mar adentro con el remo de madera que ha hecho el Carpintero.

El arado que labra la tierra, el alma del hombre para que la semilla entre en lo profundo, y el bieldo o aventador para recoger el trigo y aventarlo separando el grano de la paja. Del mismo modo el Señor ara nuestras almas primero y luego pone la semilla, para posteriormente recoger el grano que alimentará nuestro espíritu

La mesa donde partimos el pan y las sillas en las que nos sentamos son de madera, hecha por el carpintero. ¡Cuántas habría hecho el Señor con José! pero la de la Santa Cena sería la culminación de todas las mesas de la historia de la humanidad.

El yugo es uno de los símbolos más relevantes de la enseñanza del Carpintero, porque bajo éste, nos tenemos que situar para tirar de la carga con el Maestro que es el que lidera y tira con fuerza; nosotros compartimos porque Su obra es fácil y ligera Su carga, porque es de amor de Dios.

La cruz. La simpleza y la rudeza de su contracción con dos tablones fuertes, contrasta con la importancia del diseño eterno, calculado y cumplido en el tiempo exacto del acontecimiento que tuvo lugar sobre aquella en el Calvario, en la que la humanidad recibiría la apertura de la puerta a la salvación por la fe en la conquista de Jesucristo sobre la muerte, confirmada en Su resurrección. Jesucristo dice: “…Yo soy la puerta; el que por mí entrare; será salvo; y entrará y saldrá, y hallará pastos”. (Juan 10:9).

El papel mismo del que está hecha su Biblia sale de la madera. Esta guarda el pan del Cielo para que lo podamos comer todos los días de nuestras vidas. Un privilegio que no tuvieron los Apóstoles y que Ud. y yo tenemos hoy, y que podemos regalar al vecino, invitándole a la congregación.

 

ÁRBOLES DE LA BIBLIA

El Señor plantó los árboles en la tierra, de los cuales tomamos la madera para las distintas obras. Distintos árboles que además de la madera dan diferentes frutos, de los que destacan dos, los más relevantes a nivel espiritual: el aceite y los higos. El aceite ya sabemos que es símbolo de la unción y la presencia de Dios. Se usaba para consagrar, para ungir reyes, pero también para ungir enfermos. Mezclado con vino se usa para curar las heridas y ayudarlas a cicatrizar. Heridas, que cuando son espirituales también sanan con la oración por la unción del aceite y el vino de la Sangre de Cristo en la Santa Cena. Por su parte los higos, tal y como nos mostró el Maestro, son los frutos de fe de Israel, cuando haya será el tiempo en que como nación recibirán a Yahshua.

De los distintos árboles, y siguiendo con el contexto de este enfoque, obtenemos las distintas maderas con sus particulares características. Del mismo modo que el Señor nos plantó en la tierra a los hombres, tantas veces vistos como árboles en las parábolas Bíblicas, tenemos una serie de cualidades del carácter que se utilizan para construir el cuerpo de Cristo, la familia de la iglesia para las buenas obras, la ayuda mutua y para dar los frutos del Espíritu: “Amor, gozo, paz paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros. Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también sean tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. (Gálatas 5:22 a 6:2). A estas cualidades podemos añadir la perseverancia, la visión, la motivación, y el afecto fraternal, y todas estas cualidades proceden de la ley de Cristo que emana del amor de Dios.

En la madera de los doce árboles más relevantes de la Biblia, a nivel espiritual, como lo son los doce apóstoles del Cordero, veremos las cualidades que cada una posee y su simbología en el hombre y la mujer de Cristo.

Encina. El encinar de Moré (Génesis 12:6 y 7) Dios apareció a Abraham. Debajo de una encina el Señor llamó a Gedeón. Jueces 6:11. Su madera es muy dura y sirve para herramientas como el arado. Un carácter sólido y fuerte que si no es trabajado se queda en la impiedad y la imposición.

Acacia. Madera de acacia, por su nobleza no necesita, casi, tratamiento, es usada para el arca del testimonio, la mesa de la proposición, el altar de bronce, (Éxodo 27:1). El arca estaba antes que el templo del mismo modo que el Señor hace pacto con nosotros en nuestro corazón desde el momento en que nacemos de nuevo por la fe, aunque el templo interior del alma es una obra de toda la vida. (Números 10:33).

Cedro. Los famosos cedros del Líbano fueron usados en las paredes del templo revistiendo las piedras, piedras de la fe que somos la Iglesia y el Israel de Dios. En este árbol vemos como el Señor llama a los hombres de las naciones para que formen parte de Su obra. Su madera tiene un olor especial y la particularidad de repeler insectos, un buen carácter que el Carpintero puede amoldar, tras el arrepentimiento para los que predican el Evangelio en la gentilidad. (2 Samuel 5:11).

Ciprés. Madera de ciprés para el suelo del templo. La mejor y más impermeable madera, la de mayor duración, usada en construcción naval, no la atacan los insectos y emana un olor agradable. Sin duda una referencia al carácter de aquellos que se postran ante los pies del Señor, sus almas viven para la eternidad. (1 Reyes 5:10).

Haya. Ideal para la curvatura y para impregnarla o barnizarla, y se trabaja en capas muy finas y resistentes. Se emplea para los instrumentos de alabanza (2 Samuel 6:5) llevando el Arca a Jerusalén. Es un carácter que deja que el Espíritu Santo lo amolde y lo unja, y el Señor lo invita a la alabanza.

Nogal. (Cantares 6:11). Una de las maderas más elegantes y de mejor acabado que existen con una veta decorativa, pero sin duda su fruto es un regalo del Señor para nuestro cuerpo, para el cerebro, de hecho como todos sabemos tiene forma que recuerda al cráneo con el cerebro. Dos cualidades que en el hombre simbolizan la alabanza y la sabiduría.

Pino. En la futura gloria de Sión, esta madera vendrá del Líbano para ponerse a los pies del Señor, para decorar el Lugar Santo. (Isaías 60:13). Otra madera de un árbol alto, esbelto, famoso en la construcción, símbolo de personas que destacan y que si son humildes son puestas en la obra del Señor.

Higuera. Israel es la higuera de la profecía, higos, con sus hojas se cubrió Adán y Eva. Maldición de la higuera estéril. Marcos 11. La higuera es el carácter de Israel, el pueblo que el Señor escogió para guardar la Biblia para la humanidad, y que, aun a pesar de la dispersión o diáspora, ha subsistido adaptándose a todas las diferentes naciones y culturas donde ha estado, del mismo modo que lo hace este árbol pequeño y arbusto que crece en cualquier tipo de terreno, incluso en otros árboles o en muros. Israel ha vivido en todas partes y ha sobrevivido al holocausto, hasta que ha sido llamado a su tierra cumpliendo la profecía de la Biblia en 1948 a cesión de Inglaterra por las Naciones Unidas. La higuera se secó espiritualmente hasta que reciba al Mesías Jesucristo, lo cual ya hace a través de los Mesiánicos. La madera de higuera es casi indestructible. Se usaba para utensilios finos, como cubertería.

Sicómoro. (Lucas 17:6 y 19:4) nos muestra la altura de este árbol que era grandemente apreciado para el uso en la carpintería. Del tronco y de las ramas brotaba una especie de higos. Doble característica que vemos en algunos hombres, la fortaleza y el fruto. Por la fe el Señor nos dice que podemos decirles, desarráigate y plántate allí, y los que son de fe, lo harán.

Olivo.  El árbol de mayor significado espiritual en la Biblia. La paloma que volvió a Noé traía una rama de olivo; venía de una tierra donde había aceite. Esto es que el mensaje de un hombre de Dios es enviado y llevado a otro por el Espíritu Santo, y si regresa con aceite, es que el alma ha recibido la unción y la emana. La madera de olivo se usa en construcción. Con el aceite iniciamos esta introducción. Qué importante es la unción de Dios, sin ella no hay presencia ni obra espiritual. En la unción de Dios, vemos la profecía y la sanidad, tanto de las almas como de los cuerpos.

El olivo silvestre da un fruto sin valor, pero si se injerta en un buen olivo da buen aceite. Las personas son iguales. El que está en el mundo no da buenos frutos, pero el que se injerta en Cristo da amor de Dios. De igual modo el que se aparta se vuelve silvestre, pero poderoso es el Señor para volverlo a injertar. De modo que no somos nosotros los causantes del buen fruto, del aceite, de la unción que traigamos a otros por la palabra de Dios y Su manifestación, sino el Espíritu Santo, la rica sabia que produce la vida del aceite. Cómo olvidaremos Getsemaní, el monte de los olivos, las oraciones del Señor por nosotros allí, la copa que bebió y las veces que fue con los discípulos. (Lucas 21:37 y Juan 8:1). Pero no olvidemos que allí mismo volverá como Rey de reyes. (Zacarías 14:4 y Hechos 1:11).

Dos árboles de madera indeterminada y simbólica terminan esta lista, pero sin duda los más relevantes para nuestra salvación. Me estoy refiriendo a los dos árboles del huerto del Edén de los que ha dependido la humanidad desde Adán y Eva. El árbol prohibido y el árbol de la Vida, que encontramos de nuevo en Apocalipsis en la nueva Jerusalén, la vuelta al Edén. arboleden.htm.

Árbol del conocimiento de la ciencia del bien y del mal. La madera de éste es de una calidad especialmente diseñada para la edificación, pero que cuando no se trabaja espiritualmente aprendiendo la ciencia del Maestro, queda viciada y la obra que se hace con ella se rompe. De ésta, me refiero a la actitud, y a su mal uso, es de la que está hecha la mente humana, una madera que no se deja trabajar por el Carpintero; el resultado: una sociedad en autodestrucción, atacada por las plagas destructivas del pecado, de la separación del Carpintero, el Creador. Pero me gustaría más enfocar la visión del hombre en su separación de Dios, a un niño que no escucha a su Padre, a un amigo que desprecia el consejo de otro que le quiere, a una esposa adultera. Su sabia está entonces alimentada de mala tierra, de tierra de alma muerta y su fruto solo sirve para el mal. En (Génesis 2:9) nuestro Padre nos regala todo árbol para comer. Lo que el hombre hace cuando escucha a la serpiente a través de su mente, simbolizada por Eva, es desobedecer a Dios, que es nuestro Padre y nos ama, sabiendo que en el momento en que decidimos ir por nuestra cuenta, confundimos las cosas, no sabemos discernir entre el bien y el mal, lo que para unos es bueno, para otros es malo, lo vemos entre culturas, por la astucia de la serpiente, el diablo.

Fíjense en la conversación de Eva, su mente: (Génesis 3:3) “…pero del árbol que esté en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis…” Qué le parece el enfoque de Eva. Dios jamás dijo que no comiéramos del Árbol de centro, que es el de la Vida. Eva confunde el Árbol de la Vida con el del bien y el mal y claro la serpiente le dice que no morirá, pero se refiere a si comen del árbol del centro, y esconde la información de que Eva piensa que es el árbol de la ciencia del bien y del mal el que está en el centro. La mente ha de someterse al Espíritu de Dios, es por esto que debemos recibir la mente de Cristo para discernir espiritualmente.

Árbol de la vida, Cristo. La madera perfecta en el hombre es aquella que emana del Maestro Carpintero del alma y del espíritu del hombre por el Espíritu de Dios, Jesucristo. Él es el que tiene la majestuosidad, la valentía, la templanza y la determinación de amar hasta la muerte, y muerte de cruz. Él escoge la madera que mejor se adapta a nuestras cualidades para trabajarnos. Aprendamos de Él en la Palabra, de Su carácter manso y humilde, pero recto y decidido que cumple Su ministerio poniendo la mira en el resultado de Su obra, no en las dificultades del Camino. Les invito a un paseo por la nueva Jerusalén en (Apocalipsis 22): “…Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero”. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y a otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran  para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frenes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. A Él sea la gloria y el imperio hasta el día de la eternidad.

Dejo una pregunta sin responder, en un enfoque espiritual en cuanto al carácter, no en lo físico. ¿De qué madera está hecha la Cruz de Jesucristo? ¿Y la del discípulo, la suya?

 

EL CARPINTERO ESPIRITUAL

Nuestro Señor quien ha aprendido de Su Padre hasta la Cruz. Yahshua no trabaja en Su carpintería en solitario, sus socios son el Espíritu Santo y Su Padre que le enseñó su profesión en la Cruz de madera.

En la carpintería de Yahshua se trabaja el carácter de las personas. Ven a ver al Carpintero de Nazaret y entrégale la madera de tu corazón para que Él la trabaje. Sus obras son la más preciada ebanistería conocida. Hace de gente sin escrúpulos personas piadosas; de gente egoísta, personas entregadas a los demás. Hace que los muertos espirituales vivan, esculpe los corazones que parecían de piedra en otros tallados con amor de Dios aplicándoles el aceite, el tratamiento de la unción. Su trabajo habrá esculpido y tallado todo tu ser, tu corazón, tu alma y tu mente para que tu espíritu fluya del Suyo, cual madera olorosa de gran precio.

La obra de Dios en la eternidad, al igual que un proyecto de carpintero, emplea y selecciona las mejores maderas y las más adecuadas, el Señor escogió a 12 hombres y recibió a muchas mujeres que junto a los millones de personas que le aman, estarán en Su Reino con un carácter espiritual como el Suyo, tratado, barnizado, ungido con aceite, y secado, tras la talla conformando un corazón del Espíritu que emane el amor de Dios. Del mismo modo que no se puede emplear una madera seca para usos flexibles, no se puede tratar otra que está fresca, hasta que seque, para elaborar un escritorio del siglo XVII o un violín de Stradivarius mezclando para cada parte maderas de distintas resonancias que nos recuerdan cómo tratar distintas situaciones, y como el dominio propio es esencial en el discípulo.

El hombre, de igual modo que la madera, necesita dejar secar su carácter, envejecer, experimentar, pero hay un problema que vemos de continuo, me refiero a hombres y mujeres verdes haciendo la función, o creyendo que la pueden hacer, de los maestros, que son madera secada con el tiempo, y que Dios ha dado forma y uso, porque se han entregado a Él para la obra. Por otra parte tenemos también con demasiada frecuencia, casi como norma, a los que se han secado espiritualmente en su soberbia, y no han tenido un propósito en sus vidas en la carpintería espiritual de Dios. Estos son personas hechas a sí mismas que jamás se han dejado tratar por Dios, a los cuales comerá la polilla y el insecto y se quemarán con fuego. Estos se han viciado, de tal forma que si los tratamos de trabajar o de dar forma se rompen. Esta es la sociedad que tenemos en este mundo, y a veces entre hermanos que no se dejan lavar los pies, cierran sus oídos y sus ojos para seguir apacentándose ellos mismos, una estructura de maderas mal usadas, mal seleccionadas, y mal tratadas, una carpintería industrial de muebles prefabricados, una sociedad, la cual, ha de ser quemada para que recibamos los nuevos cuerpos, que como nueva madera seleccionada por Dios para una obra excelsa, la de Su templo de almas en la nueva Jerusalén de (Apocalipsis 21), podamos ser cada uno tratado, tallado y empleado de forma magistral por el Carpintero ebanista de forma artesanal.

 

TEXTOS BÍBLICOS

“…2Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? 3¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. 4Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa”. (Marcos 6).

“…17Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; 18y allí le crucificaron…”. (Juan 19).

“…32De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 33Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 34De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 35El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. (Mateo 24).

“…17Y mandó el rey que trajesen piedras grandes, piedras costosas, para los cimientos de la casa, y piedras labradas. 18Y los albañiles de Salomón y los de Hiram, y los hombres de Gebal, cortaron y prepararon la madera y la cantería para labrar la casa”. (1 Reyes 5).

“…13Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, 14por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos. 15Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? 16Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, 18no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. 20Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. 23Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?”. (Romanos 11).

“…Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26Sí, Padre, porque así te agradó. 27Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. (Mateo 11).

“…14Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”. (Apocalipsis 22).

El Señor Jesucristo es el Carpintero del Espíritu y nos da derecho al Árbol de la Vida, por la fe.

 

TRABAJANDO LA MADERA ESPIRITUAL EN LA CRUCIFIXIÓN

Nuestro Señor trabajó la Cruz del Calvario muriendo en ella, en aquella sobre posición de dos tablones, de los que tantas veces habría visto, de madera resistente, en la que Sus propias manos serían clavadas con clavos de los que se usaban en puentes, portones y otros usos. El enemigo atacaba aquellas manos que hacían milagros en tantas personas enfermas, muertas, poseídas, o atormentadas, pero sobre todo milagros de fe de abrir los corazones, por Su obra, por Su simple presencia ante cualquiera que tuviera un corazón dispuesto, o simplemente por haber tenido el privilegio de mirarse en Sus ojos, cruzando Su mirada con la suya. También clavaron en la madera Sus pies, los que fueron lavados con nardo puro de gran precio y lágrimas del alma, la de aquella mujer y la nuestra, pies que llevaron al Maestro durante el ministerio que Su Padre le dio, el que nos salvó eternamente. El Carpintero del Espíritu moría en la madera, el Carpintero eterno en la madera temporal, y por eso no podía quedar en ella. Resucitando, nos recordó que de la misma forma que Él se negó a Sí mismo, nosotros tenemos que tomar también nuestra propia cruz, negarnos y morir a nosotros mismos, como nuestro Maestro de carpintería de la cruz. Bendito sea Él, que siendo el Creador, también de la madera, ha venido a nuestro quehacer diario integrándose en las vidas de los hombres y mujeres, contándonos las historias de la esperanza en la eternidad del alma que cambian el espíritu y hacen nacer de nuevo los corazones de piedra, para que sean de madera trabajada y con fe, esta sí de piedra, la fe en el Carpintero del Universo, nuestro Rey. A Él sea la gloria y el imperio por toda la eternidad. Amén.

Mi querido amigo, hermano, lector (a), ore para que el Señor le muestre la madera que Él elije para que trabaje en su vida, los amigos en Cristo que el Señor le pondrá para hacer la obra espiritual; hay muchos amados hermanos, pero del mismo modo que el Señor escogió a 12, Ud. tendrá que discernir y orar para saber con quienes y donde encaja en el cuerpo de Cristo, dónde está su coyuntura eficaz para la obra, trabaje para conseguir ser de una madera que sirva para la mayoría de cosas posibles, pero no podrá abarcarlo todo, el Señor le especializará con el don o los dones del Espíritu que Él y solo Él le dará, porque Él conoce nuestra madera mejor que nosotros mismos. Hable de Él y muestre las cualidades del Maestro, invite a su prójimo a la carpintería de Yahshua, en la que encontrarán el Libro de libros, el manual de aprendizaje y de vida para recibir del Maestro en sus vidas, la obra de ebanistería del alma que recibirán aquellos que Ud. ama y también Él, por la fe, salvará sus almas para la eternidad. No lo dude, merece la pena negarse a uno mismo y ocuparse de los demás, en el Evangelio y en la ayuda humanitaria, y en la amistad verdadera, sin engaño, porque nosotros fuimos escogidos por la gracia de Dios, y nuestra vida está guardada en Cristo que nos da la rica savia del buen olivo en que fuimos injertados, para dar el aceite de la unción para nuestras lámparas, la presencia de Dios a los que aun no Le conocen. Ánimo, trabaje la madera, la suya propia y la de otros, el Señor nunca le dejará solo y verá que proyectos de vidas transformadas salen de vidas muertas que no tenían esperanza, que caminaban en las tinieblas y sin reconciliarse con Dios, sin arrepentirse. Labre la tierra de alrededor de su vida, abónela, asegure el agua, ore y entréguese, alabe y predique, nunca se rinda, dará frutos del Espíritu, de la mano del Carpintero. La bendición desde Sión se derrame sobre los que Le aman, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.