Navidad de Jesucristo y el Pesebre

CAMINO A BELÉN

EL EMPADRONAMIENTO ESPIRITUAL Y LA NAVIDAD EN TABERNÁCULOS

© Carlos Padilla – Navidad 2008

 

¡…Noche de paz, noche de amor…! La ciudad del Gran Rey, la ciudad que simboliza nuestra alma; Belén de Judá. También conocida como Efreta, «fértil». Conocida internacionalmente por su nombre hebreo Bethlehem; significa literalmente «casa de pan», el pan del Cielo, Jesucristo, Jesús de Nazaret, nació en Belén. Aquél pan que nos alimenta el espíritu eternamente, la Palabra viva de Dios. El pan de la Santa Cena. El origen de la historia de la vida de Jesús en la tierra comienza en Belén.

El nacimiento más importante de la historia de la humanidad. El nacimiento que cambiaría para siempre el destino de los hombres, de aquellos que en Israel esperaban la redención de Dios, de los que esperaban al Mesías, de los que creemos en el Hijo de Dios. El nacimiento de Aquel que hace que nazcamos de nuevo. Todos estos acontecimientos tienen su principio en Belén, por causa del empadronamiento, y también, como veremos, por causa de una fiesta anual de Israel; las dos cosas tienen un significado espiritual trascendental para nuestras vidas, y para nuestra fe.

Aconteció en aquellos días que se promulgó un edicto de parte de Augusto Cesar, que todo el mundo fuese empadronado. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre. Así nos cuenta el Espíritu a través del Evangelio de Lucas, capítulo 2 una de las causas por las cuales Jesús nació en Belén cumpliendo la profecía sobre el lugar de Su nacimiento.

Cuando me hallaba orando en estos días, preguntándole al Señor sobre la época de Su nacimiento, lo que vino a mi mente fue la fiesta de los Tabernáculos. Inmediatamente me puse a buscar en la Biblia los datos que podría encontrar al respecto. Estos datos  parecen reflejar que del mismo modo que Jesús murió en la fiesta de la Pascua, y resucitó en la fiesta de los Panes Sin Levadura, su nacimiento, también sería en una de las tres grandes fiestas  anuales del Señor. Pero esto lo veremos más adelante.

Feliz Navidad porque nuestro Dios ha enviado a Su Hijo que se ha hecho hombre y ha venido de Su Reino eterno a nuestro mundo finito. …Porque un niño nos es nacidohijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz Isaías 9:6.

Del mismo modo que en Isaías, en Mateo leemos como el ángel instruye a José a llamar al niño «Emanuel», un nombre que significa «Dios con nosotros», la salvación de Dios entre nosotros, Yahshua.

 

EL EMPADRONAMIENTO ESPIRITUAL

El Cristiano, simbólicamente en su corazón e íntimamente en su oración con Dios, también debe ir al Belén a inscribirse espiritualmente, recibir a Cristo en su alma, nacer de nuevo del Espíritu. En parábola: José es nuestra carne, que ha de obedecer al Señor; María nuestra alma, en la que nace Cristo, la cual ha de ser llevada a Belén para que dé a luz en el lugar profético, para que nazcamos de nuevo del Espíritu Santo. El significado simbólico del que estoy hablando es nuestra fe, es que hayamos aceptado que, precisamente, era Yahshua el Mesías, nacido de María y que nació en Bethlehem hace 2000 años, el verdadero Mesías, el Cristo anunciado, y no otro falso cristo en que creamos; y esto lo digo, porque si entonces hubo falsos cristos, también en estos últimos tiempos hay y habrá falsos cristos, que pretenderán seguir luchando en vano por demostrar que Jesucristo no era el Mesías, como confirman todas las profecías mesiánicas. Jesucristo es el mismo que murió en la Cruz del Calvario por nuestros pecados. El mismo que resucitó al tercer día y ascendió a la diestra del Padre. Él es el verdadero Mesías, tanto de Israel como de los Gentiles, o dicho de otro modo, el Salvador de Judíos y de no Judíos.

Este es el simbolismo imprescindible de que nos inscribamos en Belén de Judá espiritualmente en el espíritu de nuestra mente, para hacernos uno con Cristo en el cumplimiento de la profecía de Su nacimiento, el histórico en la ciudad, y el espiritual en nuestra alma. Ir a Belén para nosotros debe ser en nuestra mente un símbolo de nuestra fe, que nunca dudemos de que Jesús de Nazaret nació en Belén y que Él es el verdadero Mesías. Cuando nacemos de nuevo y conocemos al Señor, cuando tenemos una profunda relación espiritual con Él, ya no hay dudas. Pero antes de este estado espiritual, la fe es el primer paso, y esa fe viene por oír el Evangelio del Reino, el cual hemos de predicar todos los creyentes, y que incluye la fe en el nacimiento de Cristo en Belén, de la Navidad en Belén, en la profecía de Belén que llevará a Sión, en Su venida.

El empadronamiento espiritual nos enseña dos formas de entender Belén con respecto a nosotros: Empadronarse uno en Belén y empadronar a Cristo en nuestra alma. Cada uno de nosotros nos tenemos que empadronar, inscribir en Cristo, en el Libro de la Vida de Dios, si nuestro nombre no consta en ese libro no tenemos entrada en el Reino de Dios. Apocalipsis 21:27. Visto de otro modo, cada uno de nosotros debe empadronar a Cristo en su alma, la cual se convierte en figura de la ciudad de Belén, a la cual viene Cristo, como Su tierra. Cuando uno se empadrona, recibe todos los derechos, pero también todas las obligaciones. Así es también en el Reino de Dios. Si recibimos el Evangelio y cambiamos interiormente en nuestro corazón, también cambia nuestra vida. Los frutos del Espíritu no tardan en aparecer y es entonces cuando andamos haciendo lo bueno, predicando el Evangelio, ayudando y compartiendo con los hermanos, en buenas obras de amor al prójimo, de modo que se vea en nuestras vidas reflejado el fruto de Cristo en nosotros, porque por nuestros frutos nos conocerán y porque haciendo lo bueno vendremos a resurrección de vida.

 

EL NACIMIENTO QUE CUMPLIRÍA LAS FIESTAS DEL SEÑOR

Aunque se celebra el nacimiento del Mesías Jesucristo el 25 de Diciembre, esta no es la fecha histórica, sino tradicional, la cual fue impuesta por el papa Julio I en el año 350 d.C. con el pretexto de que los romanos aceptaran con mayor facilidad la nueva fe, mezclándola con las fiestas del paganismo que celebraba fiesta a Saturno en el solsticio de invierno. En la Iglesia Ortodoxa se celebraba la Epifanía el 6 de enero, lo cual compartían muchas de las iglesias de oriente en los primeros siglos. Todavía se celebra como la visita de los reyes magos.

Jesucristo nació probablemente en la fiesta de la cosecha, llamada de las Trompetas o de los Tabernáculos, que incluía Trompetas, Expiación «Yom Kippur» y los Tabernáculos, cuando todos los Judíos son llamados a Jerusalén por tercera vez en el año, así como en Pascua y en Pentecostés. El año estimado por la mayoría de expertos en la datación de tan especial acontecimiento para la humanidad indican un margen varios años antes de Cristo, entre el año 6 y el 4 a.C. que es también el año de la muerte de Herodes, históricamente datada por Josefo en este año.

Para llegar a la fecha de la fiesta de las Trompetas o de Tabernáculos como nacimiento de Cristo, tenemos en la Biblia una serie de datos que son los siguientes:

En primer lugar nos tenemos que remontar a la historia de un sacerdote, pariente de Jesús: el sacerdote Zacarías, el esposo de Elisabet, los padres de Juan el Bautista, al que muchos llaman el primo de Jesús. Pues bien, Zacarías era uno de los 24 sacerdotes que ministraban en el templo durante el año religioso, esto nos recuerda a los 24 ancianos de Apocalipsis. Esto fue establecido por el rey David, 1 Crónicas 24:10. Aunque tras la destrucción del templo, el exilio en Babilonia y demás eventos, todo el orden quedó sin efecto, en la reconstrucción del templo de Herodes, con toda su esplendidez, el orden sacerdotal de las 24 clases fue restablecido. Este dato también se ha hallado en Qumrán en los Rollos del Mar Muerto.

El año religioso Judío comienza en Abib, también llamado Nisán (Semana Santa o Pascua), y se rige por el calendario lunar. Comienza el día 1 de Abib o Nisan. Había 24 sacerdotes ministrando, dos semanas al año cada uno, cada seis meses, lo cual nos da 48 semanas. A estas semanas hemos de añadir las 3 semanas de las tres grandes fiestas que no cuentan para el turno de los sacerdotes y en las que todos los sacerdotes ministraban juntos. Esto nos da un año de 360 días, o 51,4 semanas. Zacarías era de la clase de Abías, como nos indica Lucas 1:5. Su turno era el octavo, según leemos en 1Crónicas 24:10. En su primer turno, en el orden del año religioso de Israel, coincidiría con la semana de Pentecostés. Los sacerdotes se quedaban dos semanas, y luego volvían a sus casas. Pero en las tres grandes fiestas, venían todos a ayudar. Estando él con los demás sacerdotes le tocó en suertes ofrecer el incienso y “…toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso…” Lucas 1:9. La multitud está cuando hay una fiesta importante. En el otro turno de Abías no habría multitud esperando fuera porque no era una de las tres grandes fiestas. Pero la clave sobre en qué turno sería nos la darán los pastores con referencia al nacimiento del Mesías, pues nacería seis meses más tarde que Juan, lo cual veremos más adelante.

Zacarías regresaría a su casa tras su servicio en el templo y Elisabet concebiría a Juan el Bautista. Esto sería en Siván, a mediados de Junio, lo que nos lleva nueve meses más tarde a su nacimiento en Pascua. Juan traía el espíritu y el poder de Elías, como le dijo el ángel Gabriel a su padre, el sacerdote Zacarías, para preparar el camino del Hijo de Dios. Jesús, como sabemos, es seis meses menor que Juan en la carne, como nos muestra el Evangelio cuando María visitó a Elisabet que estaba embarazada de 6 meses, Lucas 1:26 y María había concebido recientemente del Espíritu Santo. Eso fue posiblemente en el mes de Kislev, el 24 del séptimo mes del calendario religioso Judío, y la Biblia dice que es la fecha en que es puesto el fundamento del templo. Jesús es la Piedra angular que los edificadores desecharon. Esta es la fecha de la fiesta de Hanukkah, cuando se celebra la dedicación del templo a mediados de diciembre, es también cuando se celebra la reconquista del templo por los Macabeos, y que en nuestro calendario actual es el mes de Navidad. Nueve meses más tarde estamos en Tabernáculos, a finales de Septiembre ó principios de Octubre, cuando nacería el Mesías.

José, ese año, por estar María en cinta y en estado avanzado podría no haber acudido a la fiesta de los Tabernáculos (llamada la fiesta de los Judíos) a la cual acudiría cada año como buen Judío. Sin embargo, el acontecimiento que les obliga a ir incluso con María encinta, es precisamente la orden de empadronamiento. ¿Casualidad? no existe. Todo era parte del plan de Dios para con Su Hijo y el cumplimiento de las profecías sobre Él. …Nacería en Belén… aunque no vivieran allí, sus padres tendrían que ir.

Volviendo por un momento a Zacarías, y para estar seguros de que el turno del sacerdote Zacarías era el primero y no el segundo, necesitamos otro dato en la Biblia que nos de una prueba sólida. Esta la encontramos en la historia de los pastores que van a Belén tras oír el cántico de alabanza de las huestes celestiales. Lucas 2:15. En Israel en tiempos de Jesús el clima en invierno es muy frío, como en el resto del hemisferio norte. Los pastores guardarían los rebaños en rediles con paredes de piedra y techados por el frío, no guardarían las vigilias de la noche. A finales del verano sí es normal que los pastores estén durmiendo al raso con sus rebaños, haciendo turnos. Es precisamente después de la fiesta de los Tabernáculos que los rebaños y el ganado vuelve a ponerse en los establos.

Los pastores son símbolo de los cuidadores del pueblo de Dios. Estos guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño, que son símbolo de las almas. Precisamente por estar trabajando en la obra  del Señor, los pastores espirituales, al igual que aquellos, reciben mensajes del Señor para alimentar al pueblo; si hubieran estados dormidos no les hubieran visitado los ángeles de parte de Dios. “…No temáis porque os ha nacido el Cristo…” Lucas 2:10. Este es el buen pastor de las ovejas, Quien guarda a pastores y a ovejas hasta Su venida en Su Reino eterno. Y efectivamente encontraron al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre, cumpliéndose las palabras del ángel.

María concebiría pues en lo que hoy es nuestra Navidad. Si siguiéramos la celebración del nacimiento a la manera oriental, donde la fecha de nacimiento es la fecha de la concepción, volvemos a tener diciembre como la fecha de la Navidad. Lo que hoy día casi coincide con la fecha de Hanukkah.

Los reyes magos, o sabios de Oriente, vinieron a Belén, a adorar al Señor. Otro símbolo de la grandeza del Mesías, reconocido en todas partes de la tierra por aquellos que buscan  a Dios y Sus señales. Seguían Su estrella. Esta estrella coincide con las fechas en las que varios eventos de carácter cósmico tuvieron lugar, como han informado varios observatorios astronómicos, entre ellos la NASA.

La fiesta de la cosecha con Trompetas y Expiación antes de Tabernáculos, a la que todo varón debía acudir al templo, ese año coincidiría con el período del empadronamiento del edicto de Roma, y ese edicto no se pediría en pleno invierno, con los caminos llenos de barro, lluvia, tempestades y algunas veces nieve. Roma solía aprovechar las congregaciones de las fiestas para las recaudaciones de impuestos e imposición de ordenanzas. Estos dos acontecimientos harían que tanto Jerusalén como Belén, a tan solo 8 km, estuviesen desbordados en ocupación, causa por la cual, como dice la Escritura, no hubo lugar en el Mesón para José y su esposa embarazada. Pero hay otra causa menos conocida por la cual, como veremos, hace que no solo ellos, sino muchos, estuvieran fuera de sus casas habitando en una cabaña o tabernáculo, llamada establo o sukkot.

Espiritualmente, Tabernáculos sería también la circunstancia que haría que el Mesías naciera fuera de una casa, lo que se hace cuando se celebra Sukkot, la fiesta de los Tabernáculos. Además el nombre que recibe el establo en hebreo es sukkah, que se usa igualmente para establo y tabernáculo, de ahí que la fiesta se llame Sukkot, tabernáculo. Juan 1:14 nos enseña sobre la fiesta de los Tabernáculos comparando el nacimiento del Mesías como humano, tomando un cuerpo temporal como el nuestro, para hacernos uno nuevo y eterno en el cielo, tras Su obra redentora, dándonoslo en la resurrección: …Y el Señor se hizo carne y «fijó tabernáculo» entre nosotros… Normalmente en nuestras Biblias aparece …y «habitó» entre nosotros… que es también literalmente correcto, pero esta forma del verbo en el Texto de la palabra «skene/os», se refiere a habitar en tabernáculos, y así consta en el Texto Griego, que puede comprobar el lector en cualquier Nuevo Testamento Griego, correspondiéndose con el significado espiritual de las fiestas del Señor. Nuestro cuerpo es el tabernáculo temporal del alma. El Salmo 133 nos recuerda el espíritu de la fiesta de los Tabernáculos, vigente en la congregación del aquellos que aman al Señor hoy y siempre.

José tendría parientes en Belén. Al viajar allí para el empadronamiento y coincidir con la fiesta de la cosecha, estarían en Belén justo antes de las Trompetas y quizá con la intención de subir a Jerusalén una vez acomodados en Belén. María debió ponerse de parto en estos días, lo que impidió que fueran al templo y así Jesús nacería en Belén, conforme a la profecía.

Jesús nació para cumplir el anuncio, la Trompeta de la Salvación, la Expiación y para mostrarnos que hace Tabernáculo con nosotros, que habita en medio de nosotros como Salvador. El significado de las tres fiestas juntas. Este séptimo mes del calendario religioso es Tishrei. En él, el sumo sacerdote ha de entrar en el Lugar Santo con una vestidura blanca en lugar de su vestidura real de sumo sacerdote. Un símbolo de que Jesús se quita su ropa Divina para tomar la vestidura de humanidad, y un símbolo de que el sumo sacerdote se ha de quitar su estatus ante la presencia del Señor. Jesús es el Sumo Sacerdote eterno según el orden de Melquisedec, Génesis 14:17. Salmo 110. Melquisedec, sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Hebreos 7:3.

Si el Señor nació en Tabernáculos, el primer día de la fiesta, que dura 7 días, al octavo día sería circuncidado. Pero resulta que ese día en que sería circuncidado es el día en que se celebra el regocijo en la Ley de Dios, la Torá, lo que cualquier Judío reconoce como la celebración de estar dentro del pacto con Dios, y el Mesías entraría en el pacto en Su circuncisión el octavo día, el día grande de la fiesta. Nuestros cuerpos son también el tabernáculo donde nace Cristo cuando Le recibimos como Salvador.

El Señor nace en un tabernáculo, que es símbolo de nuestro cuerpo, fuera de su reino celestial. Como la misma Palabra nos dice, y como el mismo Jesús llamaba a su cuerpo en referencia de ser levantado en tres días si era destruido. Esta es la alusión a la crucifixión, que los líderes religiosos interpretaron por el templo de Herodes.

33Y habló Yahweh a Moisés, diciendo:  34Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Yahweh por siete días. 35El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. 36Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Yahweh; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Yahweh; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis. Levítico 23.

Esta tercera festividad del año se divide en tres eventos. El día 1 Rosh Hashanah que es la fiesta de las Trompetas. El día 10 Yom Kippur que es el día de la Expiación. El día 15 el Shabbat, primer día de la fiesta de siete días de Tabernáculos. Al octavo es otro Shabbat especial del pacto de la Ley. 40 días después irían al Templo a la presentación del niño, conforme a la Ley, coincidiendo de nuevo con otra fiesta, Hanukkah, la fiesta de las luces en la conmemoración del templo. Estaban trayendo al Templo a Aquel que era la luz del mundo que era Cristo y que venía al Templo, para iluminarlo, precisamente lo que hacían en las fiestas.

Si el Señor nació en Trompetas, en Expiación o en Tabernáculos, queda al lector para que estudie la Biblia y demás fuentes históricas o otra índole y que ore al Señor. Lo que sí está claro es que el Señor en Su historia y en Su cometido, está directamente relacionado con el significado espiritual de las Fiestas del Señor y vendrá igualmente en una de estas fiestas.

Todas estas cosas ocurrirían si Jesús hubiera nacido en el tiempo de la Fiesta de las Trompetas y Tabernáculos. Son muchas coincidencias, demasiadas diría yo para que fuese esta la fecha, en lugar de en invierno. Desde luego los datos que hemos visto parecen no dejar lugar a dudas. Pero de nuevo lo importante es la obra de Cristo no la celebración de Su nacimiento. No piense el lector que en algún momento mi intención es la de anular la celebración del nacimiento de nuestro Señor, ni siquiera de dejar de celebrarlo en Navidad, pero los datos Bíblicos son nuestro pan, y el significado espiritual no puede quedar oculto por la tradición de hombres.

Terminaremos este apartado con una de las vivencias con el Señor en el Evangelio. Cuando Jesucristo estaba cumpliendo su ministerio, acudió a la fiesta de los tabernáculos, la de los Judíos, y en ella, en el último y gran día, el octavo el del pacto de la Ley, se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Juan 7:37.

 

LA OBEDIENCIA Y LA FE DE JOSÉ Y MARÍA

José, tantas veces olvidado cuando nos centramos en la historia Bíblica, el que sería el padre humano, aunque no natural de Jesús, era sin duda alguna un hombre elegido por Dios. No solo de la familia de David, cuya genealogía consta en Mateo 1, sino un hombre justo, un hombre de fe, y sobre todo un hombre obediente a la voz de Dios, que no dudaría en cumplir las órdenes recibidas por el ángel del Señor. Este carácter de José, obviamente esculpido por el Maestro de todo carpintero que es el Señor, es fundamental para el cumplimiento del plan de Dios para con Su Hijo en la tierra.

De igual modo, pero mucho más conocida, y por parte de la Cristiandad erróneamente alzada a nivel de diosa y reina del cielo, y al de intercesora, por las tradiciones de los hombres que tanto denunció el Señor Jesucristo, y que invalidan el mandamiento; encontramos a la virgen elegida por Dios. Myriam, también de la estirpe de David, cuya genealogía consta en Lucas 3, es sin lugar a dudas la mujer escogida por Dios para encarnarse, una mujer justa, de fe y obediente a la voz de Dios, su Salvador, que ella misma daría a luz. Esta circunstancia turbaría a cualquier mujer, pero su carácter espiritual fue también fundamental para el cumplimiento del plan de Dios para con Su Hijo en la tierra.

Sin duda alguna estos dos personajes tan importantes en la historia del Señor, serían los que Le traerían a Belén, los que genéticamente habían sido guardados por Dios para cumplir las profecías. Ellos tuvieron la fe inquebrantable, ellos confiaron en Dios, incluso en la persecución, en el qué dirán de una pareja que bien podrían haber sido acusados de desorden pre-matrimonial, pero que fueron justos y piadosos, los elegidos de Dios para una obra especial. Ellos llevaron a Jesús a Belén y se empadronaron allí. Del mismo modo nosotros debemos tener la fe y la obediencia de José y María, para cumplir la obra que el Espíritu Santo nos encomiende a cada uno, y llevemos a Jesús en nuestra alma para presentarlo a aquellos que tienen ojos para ver y oídos para oír la Voz de Dios, en el Evangelio de Jesucristo para entrar en el Reino de Dios para siempre.

Esta obra honorable, divina, espiritual y celestial, hecha aquí en la tierra, es nada menos que esa obra que hace que otro, nuestro prójimo, precisamente por traerle el mensaje de su salvación, puedan salvar sus vidas hoy, y sus almas después para la eternidad. Si alguno recibe a Cristo, es inscrito en la estirpe espiritual que se empadrona en Belén. ¿Obedecerán, pues a Dios y tendrán fe para ir a inscribir a otros en Belén?

 

DE BELÉN A SIÓN. JESUCRISTO CUMPLE LAS PROFECÍAS DE SU NACIMIENTO Y VENIDA EN SU REINO

Cuando Herodes se turbó, al oír que siendo él, rey, en Judea los sabios de Oriente le anunciaban su visita porque venían a adorar al rey de los Judíos que acababa de nacer, habiendo seguido Su estrella; preguntó a los principales sacerdotes y a los escribas, dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: “…Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel…” Esta es la narración que nos aporta Mateo 2, quien escribe su evangelio enfocado principalmente a los Judíos con énfasis en el cumplimiento de las profecías mesiánicas, guiado por el Espíritu.

Un dato relevante sobre la mentira de Herodes a los magos, nos da una advertencia que se ve reflejada en la historia tantas veces, igual que hoy, de que muchos líderes del mundo que dicen que son de Cristo, en realidad son enemigos de Cristo, solo quieren sacar provecho y persiguen al pueblo de Dios para tener el poder; por sus frutos los conoceréis. Pero lo lamentable es cuando vemos a líderes religiosos, líderes de iglesias que solo quieren matar la relación directa con Cristo en los discípulos, para tener ellos el control de sus vidas espirituales. El Cristiano debe conocer la Palabra de Dios, y tener una relación personal con Cristo. Un buen pastor alimenta al pueblo de Dios para que todos vengan a conocer a Dios y tengan una relación personal como amigos de Dios, y entre ellos como hermanos y amigos, familia en Cristo; los edifica como templos del Dios vivo dando libertad a sus almas en el Espíritu, y es precisamente esta libertad la que hace que se unan los que son verdaderos hermanos en la fe de Cristo. A Cristo se Le sirve con el corazón, se da la vida por Él, no por imposición.

Dentro de las muchas profecías sobre Jesucristo cabe destacar las narradas en el Evangelio según San Mateo:

…He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel. Mateo 1:23 de Isaías 7:14.

…Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. Mateo 2:6 de Miqueas 5:2.

…Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron. Mateo 2:18 de Jeremías 31:15 sobre la matanza de los niños mártires de Jesús.

…Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha acercado… …Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Mateo 3:2 y 3:3 de Daniel 2:44 e Isaías 40:3.

Cumpliéndose los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, que es Yahshua. Yah es la raíz del nombre de Dios, y Shua, es la salvación de Yah. ¡Alelu-Yah! Emanuel era pues Jesucristo que venía al mundo; La Salvación de Dios entre nosotros, como había indicado el ángel del Señor: Yah-Shua, Hijo de, procedente de Yah-Weh.

Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la Ley de Moisés, esto es, cuarenta días más tarde, subieron de Belén al templo, también para presentar al niño primogénito. En el templo se encuentran a Simeón que esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y el Espíritu Santo le había revelado que no moriría sin ver al Ungido del Señor. También estaba Ana, profetisa que hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. Belén está muy cerca de Jerusalén, a unos 8 km, lo que permitiría ir al templo y venir en el día.

Otro dato profético en relación con Belén, Efrata, es la profecía de Jeremías al referirse a Raquel, enterrada allí, Génesis 35:19 “…Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiere ser consolada, porque perecieron”. Mateo 2:18. Una vez cumplida la persecución de Herodes, dando muerte a los niños menores de 2 años en Belén.

El siguiente acontecimiento fue que el ángel avisó a José de nuevo para que fuesen a Egipto para evitar la persecución de Herodes, hasta su muerte. El ángel, estando ellos en Egipto, volvería otra vez a instruir a José para que volvieran, sin pasar por Jerusalén sino que regresarían a su lugar de residencia, Galilea, a Nazaret, porque la profecía dice que el Mesías estaría en Galilea de los Gentiles, que es la tierra de Zabulón junto a la tierra de Neftalí entre las que está situada Nazaret, por lo que sería llamado Nazareno. El viaje a Egipto cumple otra profecía en Oseas 11:1.

Este es el viaje profético del niño Jesús. Salieron de Nazaret a Belén, fueron al Templo en Jerusalén, luego a Egipto, y regresaron a Nazaret. El viaje profético del nacimiento de Jesucristo, el Mesías. Todo estaba escrito en la Biblia, la Palabra profética de Dios. Pero hay más.

Este viaje es una parábola de la vida que experimentará un discípulo de Cristo: Saldrá de su vida actual, Nazaret. En ella recibirá la predicación del Evangelio, será llamado por Dios y concebirá en su alma a Cristo. Viajará a Belén donde nacerá de nuevo del Espíritu en su alma. De ahí será circuncidado en su corazón al ser, éste, cambiado porque era de piedra por otro de carne, en misericordia y piedad, en amor de Dios. De ahí se es purificado durante 40 días como el viaje de Cristo y como el de Israel por el desierto durante 40 años. Durante este tiempo uno es tentado a dejar la fe por le diablo. Cuando vencemos venimos al templo a ser presentados a Dios, nos comprometemos a vivir con Él. Es entonces cuando nuestra vida entra en peligro de muerte, tenemos que huir a Egipto para evitar que no reine en nosotros el rey impuesto sino el verdadero Rey que acaba de nacer en nosotros. Esta situación finaliza y volvemos a nuestra ciudad de origen, donde daremos testimonio de Él en nuestro entorno de vida. Este es otro cumplimiento profético, pero en nuestras almas, que cada uno que recibe al Señor cambia en su interior. De esto da testimonio cualquier verdadero Cristiano durante la historia.

El cumplimiento de la profecía de la venida de Cristo naciendo en Belén, ha quedado patente en la historia, conforme a lo anunciado en la Biblia. Es el cumplimiento de la primera venida de Cristo, del Mesías, del Salvador de la humanidad, para cumplir la obra de la Cruz en el Calvario y pagar por el pecado de cada uno de nosotros, dándonos por la fe en Su obra, entrada al Paraíso Eterno de Dios, tras la resurrección. Esta es la primera parte, ya cumplida de la venida del Mesías, como también lo sería otra parte como el Mesías Sufriente de Isaías 52 y 53, en La Pasión de Cristo para luego resucitar y ascender a la diestra del Padre. Y nos queda esperar Su venida en Su Reino, lo cual evidentemente se cumplirá igualmente acorde con las profecías de la Biblia.

Si esta profecía ha sido cumplida por el Hijo de Dios, con total precisión, siendo un bebé, así como las demás; alrededor de 300 que hay sobre Él, de las cuales puede leer una selección de 70 profecías de Cristo en esta web, ¿Cómo no se cumplirá también la profecía sobre la segunda venida de Jesucristo para establecer Su Reino cuando venga en Sión?

Sión el nombre dado a uno de los montes de Jerusalén, pero también lo es a otros lugares del entorno de Jerusalén y a la misma ciudad. Por lo tanto la profecía de la venida del Señor a Sión, como todas las demás, se cumplirá. Además de que se cumpla, y teniendo en cuenta que el Señor ha cumplido los grandes acontecimientos en fechas señaladas de Su Ley y festividades solemnes, cabe pensar que también volverá en una fiesta de Israel. No piense el lector que voy a proponer ni el día ni la hora, porque el Señor ya nos advirtió que nadie lo sabe, más que el Padre. Por ello lo único que sí quería conseguir es que cada uno estudie las Fiestas del Señor porque hay un dato que nos muestra que cuando el Señor venga tocará la trompeta. Ésta, bien puede ser una referencia a la fiesta de las Trompetas que es la primera de las tres fiestas del séptimo mes, seguido de la Expiación y de Tabernáculos. Estas dos ya están cumplidas, solo falta la trompeta. Esta es la fiesta de la cosecha, cuando venga el Señor a recoger la mies, Levítico 23:22-25, 1 Corintios 15:52, 1 Tesalonicenses 4:16 y Apocalipsis 14:1.

 

TEXTOS BÍBLICOS DEL NACIMIENTO DE JESUCRISTO EN BELÉN

MIQUEAS 5

2 Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.

 

MATEO 2

1Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. 7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

 

LUCAS 2

1Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. 8Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!. 15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. 19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 20 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. 

 

CONCLUSIÓN

La ciudad de Belén ha de ser parte integrante de la historia del Evangelio que predicamos, por la relevancia de ser la ciudad de nacimiento del Hijo de Dios cuando se hizo hombre. ¿Te has empadronado ya en Belén, la espiritual?

Curiosamente Jesús no nos pidió nunca que celebráramos Su nacimiento, tan relevante para nosotros, sino Su muerte: “…haced esto en memoria de mí…” Lucas 22:19. Es en efecto Su muerte la que conquista la victoria sobre la muerte por causa del pecado, en la resurrección, dándonos acceso a entrar en Su Reino por la fe en Su obra.

El hecho de que el Señor haya nacido en tiempos de una de las fiestas Judías, nos lleva a pensar que vendrá en otra de las fiestas, así como murió en Pascua, como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, no impide que celebremos Su nacimiento en Diciembre, aunque también podemos celebrarlo en el verdadero tiempo. Más yo insto a mis hermanos a celebrar Su muerte y resurrección prioritariamente, porque Jesús no pidió que celebrásemos Su nacimiento sino Su muerte.

Jesús, el Hijo eterno de Dios vino a la tierra y nació como hombre para que conociésemos a Dios Padre, por eso celebramos la Navidad con gozo cada año. Antes de ser crucificado y resucitar, Jesús le dijo a Pilato: “…Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz…” Juan 18:37. ¿Oiréis hoy Su voz? La profecía de Belén, históricamente y espiritualmente, ya se cumplió, y por la fe estamos empadronados en Cristo. Jesucristo siempre está con nosotros, en cualquier etapa de nuestras vidas, no importa la edad ni nuestras circunstancias. Ahora esperemos con paciencia, trabajando en la obra de la evangelización y las buenas obras, porque muchos no conocen el mensaje de salvación. Emanuel fue el nombre dado por el ángel al Señor, y recordémoslo siempre, significa Dios con nosotros, “…he aquí que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, por tanto id y haced discípulos a todas las naciones…” hasta el cumplimiento de la venida del Rey de reyes Jesucristo, Yahshua a Sión. Feliz Navidad en la Belén de vuestras almas. De Belén a Sión. Amén.