APACIENTA MIS CORDEROS
©
Carlos Padilla, Agosto 1998
Sirva esta revelación para aquellos que
pastorean, pero que quieren que los que empiezan lleguen a ser formados a la estatura de
Cristo, no menos, como dice La Escritura. Para aquellos que aman a sus hermanos aun siendo
ya ancianos en la fe, y se humillan a llevar la carga de ellos, como nos pide Cristo;
tomad mi yugo sobre vosotros..., y toma tu cruz cada día y sígueme...
En el estudio SACERDOTE
podemos ver la intercesión para la unión de los que son Cuerpo de Cristo, para que en
verdad puedan éstos amarse sin mirar los defectos de la carne.
Este Sacerdocio es tomar nuestra CRUZ y seguir a Cristo.
Se recomienda haber leído
primero dicho estudio "Sacerdote" según el orden de Melquisedec y sobre la
Ley de Cristo,
para sobrellevar los unos las cargas de los otros. Gálatas 6:2.
Las palabras de Jesús antes de subir al cielo fueron definitivas:
¿Me amas?. Él
necesita que Le amemos como nosotros
necesitamos Su amor, y desde luego ese amor hay que demostrarlo tal y como Él mismo
nos pide, y si nos lo pide El Rey de Reyes, cuanto más nosotros que somos
débiles necesitaremos de ese amor.
Recordemos que la fe le fue revelada a Simón Pedro representa la piedra de
fe que
nosotros debemos ser para que Cristo edifique en nosotros,
y es por eso que el Señor le pregunta a Pedro si le ama, para que se
haga extensivo a todos los que como él recibimos esa fe en Jesucristo el
Hijo de Dios. Tras esta
edificación, se eleva la persona a una altura espiritual en la que la base
es el amor, ese amor de Dios que por naturaleza no
llevamos dentro y sin el cual el pueblo de Dios no puede permanecer unido.
Para llegar a ello lea el estudio
VIRTUD que le enseñará
los pasos previos en su edificación espiritual, según la Palabra de
Dios.
TEXTO
BÍBLICO
EVANGELIO
DE JUAN CAPÍTULO
21
JESÚS
APARECE A SIETE DE SUS DISCÍPULOS
15Cuando hubieron comido, Jesús dijo a
Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Si,
Señor; tu sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
16Volvió a decirle la segunda vez:
Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Si, Señor; tu sabes que te amo.
Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de
Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le
respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo:
Apacienta mis
ovejas.
La sencillez de las palabras de Jesucristo son sin duda de
un poder y de una profundidad incomparables, Él siempre habla con sencillez y
autoridad. La enseñanza de este Texto es una joya educativa sobre comportamiento para
el hombre
cuando entiende que ha de servir como embajador de Cristo,
y que su labor va a ser dividida en
tres facetas: la del pastoreo, la de apacentar y la de llevar la
carga de la intercesión para traer amor del Padre a los hermanos, como nos enseña
nuestro maestro el Señor Jesucristo en el sacerdocio de todo hombre.
Primero, cuando Jesús
pregunta a Simón si le ama, debemos
ponernos en la situación de Simón, cada uno de nosotros. La
primera petición es que apacentemos a los corderos, pero
esos corderos son los hermanos que también
se ofrecen como sacrificio, hermanos con ancianidad
espiritual, por eso les llama corderos, como Él es el Cordero de Dios.
Llama la atención que nos pida que apacentemos que significa
dar el pasto, el alimento, sin embargo estos corderos o ancianos, ya conocen
a Cristo, ya van directamente a Aquel que es nuestro alimento, conocen la
Palabra de Dios y toman el Pan, ¿entonces porqué nos pide Cristo que
alimentemos a nuestros hermanos ancianos, o se referirá a otro tipo de
pasto, o alimento espiritual?
Que
pongamos nuestra vida, nuestra alma por los hermanos que también interceden. De este modo
la carga se comparte entre los que se dedican a apacentar la grey de Dios.
Este es el alimento que podemos llevar a nuestros hermanos ancianos, el
amor de Jesucristo y las revelaciones, sueños y visiones que Dios nos
da. Que sobrellevemos los unos las cargas de los otros y cumplamos así
la ley de Cristo. Gálatas 6:2.
Pero Jesús nos
enseña aún más, porque nos vuelve a preguntar, ¿me amas?, entonces cuando nuestro
corazón dice: Sí, te amo, entonces Él nos pide: pastorea mis ovejas.
El Señor nunca se olvida, como nosotros no debemos
olvidarnos de algo necesario, si estamos hablando entre quienes ya son ancianos en las cosas del Señor,
cómo no nos vamos a dedicar también a pastorear a los que están creciendo en el
Espíritu, y a los que hay que traerles la salvación porque estén buscando a Dios, que
hagamos obra de evangelista, para que corra el Evangelio y se salven los más posibles.
Lógicamente el Señor pide que aquellos que se dediquen a la predicación y al pastoreo,
primero sean Sacerdotes en la intimidad con Dios y estén dispuestos a tomar carga por sus
amigos en Cristo y que a continuación enseñen a los que empiezan a ser hermanos dispuestos a amar
a su Señor del mismo modo y también a los hermanos, porque solo así se puede comprender
cuanto necesitamos los unos de los otros y fortalecer al pueblo de Dios.
Una vez ya hemos comprendido lo que es llevar
nuestra propia cruz por amor de Jesucristo y sobrellevamos
los unos las cargas de los otros por amor a los hermanos que ya están edificados como templos del Dios Vivo, nos
falta el último paso, el de mayor carga: Jesucristo nos
pregunta la tercera vez, ¿me amas?, tú lo sabes todo,
tú sabes que te amo, mi Señor, ¿qué debo hacer para que veas que te amo?; Apacienta mis
ovejas.
Las ovejas son pastoreadas, los
corderos apacentados, pero nótese que no se nos pide pastorear a los
corderos. Entiéndase que espiritualmente se comienza como oveja, se
sigue a un pastor para crecer y llegar a ser cordero que intercede por
los demás, que se sacrifica a
Dios cada día en sacerdocio santo, agradable a Dios en su intimidad con
Dios, en el yugo de Cristo.
Amados hermanos,
debemos
darnos cuenta que los que
aún son ovejas, tienen la mayor debilidad espiritual, son los que más fácilmente tropiezan,
pero no nos debe importar, también los ancianos fallan, porque cuando
yo era oveja me
acuerdo que me faltaba mucho por aprender (y aún nos falta
a todos y el que no lo admita se ensoberbece) y era carga para mis pastores, y fallaba, y me
revelaba, etc, hasta que Cristo fue formado en mi. ¡Cuánto dolor de cabeza les fui a
ellos!
Por esto es necesario que liberemos
de sus cargas a los que empiezan, que ya vemos que son Cuerpo de
Cristo, para que no dejemos solo a Jesús llevando la
carga de la Iglesia, que es su Cuerpo, sino que nosotros llevemos también esa
carga con Él, que tomemos Su yugo, que tomemos nuestra cruz,
pues en esto tenemos mandamiento, y es mandamiento de amarnos unos a otros,
y a Dios, este es el principal y más importante mandamiento.
Ofreciendo
nuestra alma a Dios por aquellos hermanos más pequeños que quieren crecer en el
Espíritu, veremos como resultado un crecimiento en el Cuerpo de Cristo.
La coyuntura del
amor de Dios así no fallará. Este es el camino estrecho por el que hay que caminar,
pero hermanos no teman, Él estará con nosotros al otro lado del yugo, porque así
se llama Él: El Que Es contigo, y Dios con nosotros.
¿Me amas más que éstos? Nos pregunta Él.
...En esto conocerán todos que sois mis discípulos si tuvierais amor
los unos con los otros... Juan 13:35. |