JOSÉ EN EGIPTO

EL PLAN DE DIOS QUE SALVÓ A LOS GENTILES Y A ISRAEL

© Carlos Padilla – Enero 2008

 

A través de la dificultad y de la humillación, nuestro Dios nos habla de la manera más audible, a través de sueños y visiones, a través de señales y prodigios el Dios viviente, aquel que hizo los cielos y la tierra, y todo lo que respira, bendito sea Su nombre YHWH. El Señor pues no escatimará recursos para llevar a aquellos que le aman a buen fin, aunque muchas veces las dificultades, la oscuridad y la falta de entendimiento sean precisamente herramientas necesarias para que nos pueda guiar. El hombre no ve ni oye la voz de Dios cuando está lleno de si mismo y cegado por la luz de su propia mente, en sus propias ideas y proyectos y en su propia manera de ver y juzgar, lo que podemos denominar nuestro ojo derecho, el cual hemos de sacar, para dejar que sea el ojo de Dios el que nos dirija.

José en Egipto es una historia impresionante de un hombre que antes de ser puesto como gobernador de Egipto, es despreciado por sus hermanos y vendido como esclavo a sus enemigos. En esta difícil prueba, José no se rinde y aunque todos imaginamos el mal trago que pasaría, no ya solo por ser vendido como esclavo, o por el trabajo por el que tendría que pasar como esclavo, o por la persecución de la tentación por obedecer a Dios a manos de la esposa de Potifar, sino por una herida que deja una huella más profunda, el desprecio de sus hermanos. Este desprecio que José experimenta sería al final una prueba del Señor y sería solo una consecuencia de la bendición tan grande que experimentaría toda la familia de José. Sus hermanos a partir de ahí ya nunca más le verían con los mismos ojos, y él aprendería a ser humilde. Sin humildad, Dios no nos puede dar poder ni liderazgo.

Este gran hombre de Dios debió sufrir mucho y doblegarse ante Él y ante el prójimo ya que es la manera en que Dios nos enseña a ser  humildes antes de darnos «poder». Su nombre egipcio fue Zafnat-panea «Dios habló y le envió a Él»; justamente a él un «esclavo» ¡Alabado sea El Altísimo! Las historias Bíblicas nos muestran generalmente a reyes o gobernantes que dominan pueblos de su misma creencia, pero este caso José llevado por Dios a gobernar a otro pueblo, a un lugar pagano con una cultura de la muerte, con ideas como la vida de ultratumba, el culto a los muertos, el politeísmo, el faraón como dios, etc. José fue tan poderoso como faraón mismo, lo cual debería hacer pensar a los «reyes» de nuestros tiempos, un presidente, un político, cómo es que podría aprender del legado de José, aunque entendemos que fue el Señor quien lo inspiró.

José sin ir nunca en contra de su Dios, y no pudiendo oponerse a las creencias establecidas en este pueblo pagano, dio testimonio de Dios ante ellos e hizo todo el bien que estaba en su mano, aprovechando que fue exaltado a lo sumo y desde allí derramó bendición para «muchos», no solo a los egipcios sino a pueblos colindantes y lo más importante a su propio pueblo, lo que supondría un paso más en la historia entre Dios e Israel, como El Señor ha provisto para la salvación de Israel durante la historia, pues por él vendría el Mesías que salvaría a toda la humanidad que quiera recibirle.

Es por lo tanto interesante ahondar en cuáles fueron sus estrategias además de las ya conocidas, por ejemplo, su política agraria y de impuestos quintando la tierra, no deja morir a nadie de hambre pero a cambio lleva al pueblo egipcio hasta la esclavitud a manos de faraón, lo cual sería por inspiración de Dios para el futuro.

Todo un reto y una gran responsabilidad para José, ¿habrá dudado José en aceptarla?, ¿dudamos nosotros ante situaciones similares? Veamos las cualidades de José para gobernar Egipto para aprender de ellas:

 

SIETE CUALIDADES DE JOSÉ PARA GOBERNAR EGIPTO

1.- La primera de ellas fue ser fiel a Dios siempre y ponerle en primer lugar.

2.- La segunda fue hacer bien al prójimo en la adversidad cumpliendo su trabajo, y de la mejor manera posible, fielmente mientras estaba sirviendo en la cárcel.

3.- La tercera fue usar el don que Dios le había dado, los sueños para revelarlo. Por no haberlo escondido, Dios le llevó ante Faraón. Un don es una herramienta de Dios, por lo que Dios respondió con su uso para bendición.

4.- La cuarta fue dar la gloria a Dios reconociendo ante todos que el don es recibido de parte de Él, que es quien da el don en cuanto a la interpretación y no temer ante Faraón y decir la verdad que Dios le había dado.

5.- La quinta dar la solución del problema a Faraón además de la interpretación, aunque eso significara no tener ninguna gloria para el mismo, antes de saber lo que Dios haría con el corazón del Faraón.

6.- La sexta fue mostrarse dispuesto a asumir la responsabilidad que le fue otorgada siendo fiel, leal y verdadero ante Dios y su determinación y constancia en llevar a acabo el proyecto para bendecir a Faraón, al pueblo, a las naciones vecinas y finalmente a su propia familia, al pueblo de Dios.

7.- Y la séptima fue que tras su lógica lucha interna, supo perdonar a sus hermanos cuando se arrepintieron, incluso ante el cumplimiento del sueño que el mismo tuvo, cuando vio al sol y a la luna y a once estrellas postradas ante él, buscando para ellos, ante Faraón la bendición para los suyos.

 

TEXTOS BÍBLICOS COMENTADOS

LA MANIFESTACIÓN DEL DON DE SUEÑOS EN JOSÉ

GÉNESIS: CAPÍTULO 37

Habitó Jacob en la tierra donde había morado su padre, en la tierra de Canaán. 2Esta es la historia de la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre la mala fama de ellos. 3Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores. 4Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente. 5Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. 6Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: 7He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. 8Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras. 9Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí.

José es el tipo de discípulo del Mesías Jesucristo que por su fidelidad al Señor es aborrecido por sus hermanos. Una característica que he observado durante años, es que precisamente a aquellos hermanos más aislados, los más aborrecidos son precisamente los que Dios tiene guardados para hablarles y darles sueños, visiones, interpretación, profecía y sabiduría. También casi todos los profetas fueron y son aborrecidos por el pueblo, pero son precisamente ellos oyen la voz de Dios.

José es una antesala de lo que representa nuestro Señor Jesucristo, un hermano de las doce tribus, o hijos de Jacob que es Israel, ante el cual se habrían de postrar su padre José el carpintero, su madre María y los once apóstoles, pues todos ellos por Él habrían de ser salvos. La túnica de colores simboliza la túnica de Cristo de una sola pieza, y los colores, siete, los de los siete espíritus de Dios, los siete colores del arco iris en los que se divide la luz blanca, la luz del mundo, la de Cristo.

10Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? 11Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto.

El vivo retrato de situaciones como esta se experimentan hoy día en la Iglesia cuando un hermano, sea o no anciano espiritualmente, por su corazón volcado a Dios, recibe bendición y oye la voz de Dios, por envidia es aborrecido por sus propios hermanos en la fe, sobre todo por los ancianos y pastores que le reprenden, aunque muchos meditarán en ello, como también lo hizo Jacob.

La primera reacción de Jacob fue de enojo por el sueño de José, pero al reaccionar se dio cuenta de que si Dios hablaba a José, tendría que tener en cuenta el mensaje, le gustara o no. Los hermanos de José en su ceguera por la envidia no consideran que su hermano, a quien aborrecen, pueda ser aquel por quien Dios les habla.

12Después fueron sus hermanos a apacentar las ovejas de su padre en Siquem. 13Y dijo Israel a José: Tus hermanos apacientan las ovejas en Siquem: ven, y te enviaré a ellos. Y él respondió: Heme aquí. 14E Israel le dijo: Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta. Y lo envió del valle de Hebrón, y llegó a Siquem. 15Y lo halló un hombre, andando él errante por el campo, y le preguntó aquel hombre, diciendo: ¿Qué buscas? 16José respondió: Busco a mis hermanos; te ruego que me muestres dónde están apacentando. 17Aquel hombre respondió: Ya se han ido de aquí; y yo les oí decir: Vamos a Dotán. Entonces José fue tras de sus hermanos, y los halló en Dotán. 18Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle.

La conspiración para matar a José es la consecuencia del aborrecimiento, la actitud de desechar a un hermano o a un amigo, el desprecio. Cuando un hermano aborrece a otro, y me estoy refiriendo a la Iglesia, es igual que si lo matase; al menos es lo que enseña la Biblia en 1Juan 3:15, y este Texto explica que la consecuencia del que aborrece a su hermano es que es considerado homicida, y termina este Versículo asegurando que sabemos que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.

19Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. 20Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños. 21Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos, y dijo: No lo matemos. 22Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre. 23Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí; 24y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua. 25Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas, bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto. 26Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? 27Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él. 28Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto. 29Después Rubén volvió a la cisterna, y no halló a José dentro, y rasgó sus vestidos. 30Y volvió a sus hermanos, y dijo: El joven no parece; y yo, ¿adónde iré yo?

Los hermanos de José se burlaban de él, pero de lo que no estaban dándose cuenta es que en realidad pecaban contra Dios pues el don es Suyo. Rubén y Judá interceden por la vida de José. Más adelante veremos la consecuencia para ellos.

Los ismaelitas y los madianitas son hijos de Abraham. A priori el peor enemigo al que le podrían vender por el odio que se tenían y tienen todavía hoy, como vemos en Oriente Medio.

31Entonces tomaron ellos la túnica de José, y degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la túnica con la sangre; 32y enviaron la túnica de colores y la trajeron a su padre, y dijeron: Esto hemos hallado; reconoce ahora si es la túnica de tu hijo, o no. 33Y él la reconoció, y dijo: La túnica de mi hijo es; alguna mala bestia lo devoró; José ha sido despedazado. 34Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre sus lomos, y guardó luto por su hijo muchos días. 35Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol. Y lo lloró su padre. 36Y los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, oficial de Faraón, capitán de la guardia.

Mintiendo y usando la sangre de un sacrificio animal para teñir la túnica de su hermano, es una actitud que simboliza al que rechaza la salvación de Cristo, que en lugar de aceptar Su sangre, sigue en la práctica religiosa que aquí se refleja en la del cabrito para expiar sus pecados. Sin ellos darse cuenta, habiendo quitado la túnica a su hermano, simbólicamente es el intento de quitar la unción, la protección de su padre, pero la unción de Dios no es visible materialmente sino en los hechos que acontecen, la cual seguiría a José, lo mismo que lo hace en Cristo y en nosotros.

Si recordamos la historia, de este modo procedió el sanedrín al mostrar al Mesías encadenado y sin su túnica, y posteriormente crucificado, prosiguiendo con el sacrificio animal que no cambia la actitud del pecador de una vez para siempre como lo hace la vida del Hijo de Dios en aquellos que le reciben por la fe como salvador de sus almas.

 

JOSÉ EN EGIPTO

GÉNESIS: CAPÍTULO 39

Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. 2Mas Yahweh estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. 3Y vio su amo que Yahweh estaba con él, y que todo lo que él hacía, Yahweh lo hacía prosperar en su mano. 4Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. 5Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Yahweh bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Yahweh estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. 6Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia. 7Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. 8Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. 9No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? 10Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, 11aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. 12Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió. 13Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera, 14llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces; 15y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió. 16Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa. 17Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme. 18Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera. 19Y sucedió que cuando oyó el amo de José las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se encendió su furor. 20Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. 21Pero Yahweh estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. 22Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía. 23No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Yahweh estaba con José, y lo que él hacía, Yahweh lo prosperaba.

He aquí la bendición de aquellos que aman a Dios y le sirven, que Yahweh está con ellos y los bendice en todo lo que hacen. No obstante he aquí una advertencia en la historia de José en la casa de Potifar. Hay momentos de prueba, como la tentación de la esposa de Potifar. Es aquí donde se prueba al discípulo en su fidelidad, pero no es esta la parte de la prueba sino en la consecuencia, porque le enemigo, el diablo, que siempre está mintiendo y maquinando para luchar en contra de los hijos de Dios, prepara una estrategia, la cual tiene como fin echar al discípulo en cuestión en situación de descrédito y de aflicción. La insistencia de la esposa es la misma que del enemigo, y a veces nuestra propia mente y el mundo tienen en nuestras vidas.

Por otro lado podemos ver un poco más profundamente lo que significa la tentación de la esposa de Potifar. La esposa simboliza su alma. En su alma, la mente de Potifar es atraída por la honestidad de José, apreciando el gran valor espiritual de este hombre, hoy cualquier cristiano al que queriendo convence y convertir a su religión o filosofía, tienta por la amistad o buena relación personal, a lo cual hay que estar atento para saber decir no, y si es posible darle la vuelta a la situación para que seamos nosotros los que ofrezcamos a nuestro prójimo, no ya que se acuesten «espiritualmente» con nosotros, con nuestra forma de pensar, sino que se casen con Jesucristo espiritualmente y sean uno con Él.

Dios permite estas pruebas, pero son para fortalecimiento, en las que por la experiencia de que Yahweh está con nosotros en todo momento, somos fortalecidos en nuestra fe.

 

JOSÉ INTERPRETA SUEÑOS

GÉNESIS: CAPÍTULO 40

Aconteció después de estas cosas, que el copero del rey de Egipto y el panadero delinquieron contra su señor el rey de Egipto. 2Y se enojó Faraón contra sus dos oficiales, contra el jefe de los coperos y contra el jefe de los panaderos, 3y los puso en prisión en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso. 4Y el capitán de la guardia encargó de ellos a José, y él les servía; y estuvieron días en la prisión. 5Y ambos, el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban arrestados en la prisión, tuvieron un sueño, cada uno su propio sueño en una misma noche, cada uno con su propio significado. 6Vino a ellos José por la mañana, y los miró, y he aquí que estaban tristes. 7Y él preguntó a aquellos oficiales de Faraón, que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes? 8Ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo interprete. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora. 9Entonces el jefe de los coperos contó su sueño a José, y le dijo: Yo soñaba que veía una vid delante de mí, 10y en la vid tres sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo a madurar sus racimos de uvas. 11Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón. 12Y le dijo José: Esta es su interpretación: los tres sarmientos son tres días. 13Al cabo de tres días levantará Faraón tu cabeza, y te restituirá a tu puesto, y darás la copa a Faraón en su mano, como solías hacerlo cuando eras su copero. 14Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa. 15Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho aquí por qué me pusiesen en la cárcel. 16Viendo el jefe de los panaderos que había interpretado para bien, dijo a José: También yo soñé que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza. 17En el canastillo más alto había de toda clase de manjares de pastelería para Faraón; y las aves las comían del canastillo de sobre mi cabeza. 18Entonces respondió José, y dijo: Esta es su interpretación: Los tres canastillos tres días son. 19Al cabo de tres días quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca, y las aves comerán tu carne de sobre ti. 20Al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, el rey hizo banquete a todos sus sirvientes; y alzó la cabeza del jefe de los coperos, y la cabeza del jefe de los panaderos, entre sus servidores. 21E hizo volver a su oficio al jefe de los coperos, y dio éste la copa en mano de Faraón. 22Mas hizo ahorcar al jefe de los panaderos, como lo había interpretado José. 23Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.

El inicio de la manifestación pública del don de José en Egipto, es la interpretación de los sueños de parte de Dios. Este don, al haberlo usado y no esconderlo delante del pueblo le serviría más adelante a José de salvoconducto para su bendición y la de su nación.

El capitán de la guardia, Potifar, aunque ya no tenía a José en su casa, a causa de su esposa, sabía de la lealtad de José y le encarga a dos presos de relevancia, ¿quien mejor que él?, lo que no sabe Potifar es que es parte del plan de Dios para librar a Israel y a José de la cárcel, y que llegaría a ser su propio jefe.

Observamos como José intercede por su propia situación hablando al copero de Faraón, que aunque se olvida de él, queda en su memoria la experiencia de haber disfrutado del mensaje de parte de Dios, de una manifestación de un hombre enviado por el Señor en su vida. Al tiempo oportuno, al tiempo establecido por Dios ese hombre, el copero se acordaría de José.

JOSÉ INTERPRETA LOS SUEÑOS DE FARAÓN

GÉNESIS: CAPÍTULO 41

Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño… …Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño. 8Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón. 9Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas. 10Cuando Faraón se enojó contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a mí y al jefe de los panaderos. 11Y él y yo tuvimos un sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado. 12Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño. 13Y aconteció que como él nos los interpretó, así fue: yo fui restablecido en mi puesto, y el otro fue colgado. 14Entonces Faraón envió y llamó a JoséY lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón. 15Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; más he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos. 16Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón. 17Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río; 18y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado. 19Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto. 20Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas; 21y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era aún mala, como al principio. Y yo desperté. 22Vi también soñando, que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas. 23Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas; 24y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quien me lo interprete. 25Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer. 26Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo. 27También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre. 28Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón. 29He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto. 30Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra. 31Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima. 32Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla. 33Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto. 34Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia. 35Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo. 36Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.

He aquí la entrega de José al empleo de su don, no solo implica ser valiente ante una situación que bien le podría haber costado la vida, conociendo como reaccionaban los gobernadores tan poderosos, sino que incluye un plan divino. Este plan de Dios revelado a José se traduce en parte en la visión clara del proyecto para solucionar una situación que a priori no tiene arreglo. Al mismo tiempo José, por el hecho de recibir la sabiduría para exponer el plan, sabe que Dios también le ha provisto del poder para llevarlo acabo, y hace una sugerencia, quizá con la intención de ser nombrado encargado de aquel proyecto. Esta actitud encomiable es la que hemos de tener en nuestras vidas, las de buscar la bendición de Dios y la de estar dispuestos a acometer las tareas más difíciles sabiendo que el Señor nos proveerá.

JOSÉ GOBIERNA EGIPTO

El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos, 38y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? 39Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. 40Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. 41Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. 42Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; 43y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. 44Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto. 45Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto. 46Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto. 47En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones. 48Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores. 49Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. 50Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. 51Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre. 52Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción. 53Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. 54Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan. 55Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipciosId a José, y haced lo que él os dijere. 56Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto. 57Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.

El Señor utiliza a Faraón a quien él mismo había establecido en el puesto para que entienda la sabiduría y el plan de Dios. Oraremos pues al Señor para que bendiga a los gobernantes y todo tipo de persona que está en puestos decisivos, aunque no nos gusten, para que reciban de Su parte la orden, sin ellos saberlo, para llevar a cabo todo aquello que sea de bendición al pueblo de Dios, a la Iglesia.

Cada uno de nosotros, ha de perseverar en Cristo. Si esto hacemos también recibimos de parte del Señor la visión clara de las soluciones a los problemas, y el poder para llevar dichos proyectos a cabo. Pero la clave está en ser fieles a Dios en todo tipo de circunstancias, en una fe y una confianza en Dios inamovibles, aunque hay que construirla en oración mentalizándose a ello, trabajando siempre para mejorar como hijos de Dios.

José comienza su ministerio de gobierno de Egipto a los treinta años, otro símbolo de Cristo que comenzaría su ministerio de salvación del mundo a la misma edad, cuando fue bautizado por su primo Juan el Bautista.

Como estrategia de gobierno José establece el quinto de la tierra, es decir el 20% de impuestos. Bastante más bajo que lo que se estila en las economías del primer mundo, en cuanto a impuestos de sociedades, y algo por encima de la retención a un empleado. Un mismo rasero para todos, es decir, según se prospere será el volumen del mismo porcentaje.

Los dos hijos de José simbolizan sus dos grandes experiencias internas, una el olvido del angustioso trabajo por el que tuvo que pasar para sobrevivir por causa de la persecución por ser de Dios, y el olvido de sus propios hermanos, los que le despreciaron y vendieron como esclavo. Y la otra el cambio que Dios hizo en su vida precisamente por obedecerle dándole bendición en el lugar donde había sido afligido, precisamente por obedecerle. Elo que sus nombres significan.

José aceptó a Asenat como esposa, la hija del sacerdote Potifera, que daba culto al sol en On. Curiosamente On viene de la raíz hebrea «on» que es luz que significa lo mismo que la raíz egipcia iwnw. Y del mismo modo el jefe de la guardia del rey Potifar tienen la misma raíz, ambas en referencia al sol, sacerdote del sol y hijo del sol al que se daba culto en On, luz. Sin ánimo de establecer significados, lo que vemos es que el Señor pone a José ante aquellos que en esta cultura eran los hijos de la luz, o iluminados, uno le compra y el otro le da su hija, pero es que el que le pone a gobernar Egipto era llamado Ra, que es el sol, otro iluminado por Dios para bendecir a José y finalmente a Israel. On es la ciudad que sería la más tarde conocida como Heliópolis, en la era Helenística de Alejandro Magno, fiel al pensamiento mitológico, donde acudirían los eruditos para estudiar tomando el nombre original como lugar de iluminación de sabiduría y conocimiento.

Podemos suponer que José habría recibido de parte de Dios la bendición de que su esposa creyera en el verdadero Dios viviente, en Yahweh, pero desde luego habrá sido una lucha de costumbres y tradiciones entre ambos para la educación de sus hijos. Finalmente hemos visto como han sido aceptados en Israel y bendecidos por Jacob, lo cual confirma que recibieron la fe del Señor como educación.

LOS HERMANOS DE JOSÉ BUSCAN ALIMENTOS EN EGIPTO

GÉNESIS: CAPÍTULO 42

Viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando? 2Y dijo: He aquí, yo he oído que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no muramos. 3Y descendieron los diez hermanos de José a comprar trigo en Egipto. 4Mas Jacob no envió a Benjamín, hermano de José, con sus hermanos; porque dijo: No sea que le acontezca algún desastre. 5Vinieron los hijos de Israel a comprar entre los que venían; porque había hambre en la tierra de Canaán. 6Y José era el señor de la tierra, quien le vendía a todo el pueblo de la tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron a él rostro a tierra. 7Y José, cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos. 8José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron.

Jacob dice que ha «oído», y conociendo a Jacob lo que pasaba es que Dios le había hablado, pero no lo decía a sus hijos porque eran malos.

La primera reacción de José es normal en nuestra carne, de enojo por el daño sufrido por las personas que nos aborrecen, pero el Señor, a través del don que le dio y como conoce el corazón de José le hace recordar el sueño para que vea que esto es parte del plan de Dios, y comience a trabajar en su corazón el perdón de ellos.

9Entonces se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido. 10Ellos le respondieron: No, señor nuestro, sino que tus siervos han venido a comprar alimentos. 11Todos nosotros somos hijos de un varón; somos hombres honrados; tus siervos nunca fueron espías. 12Pero José les dijo: No; para ver lo descubierto del país habéis venido. 13Y ellos respondieron: Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y otro no parece. 14Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías. 15En esto seréis probados: Vive Faraón, que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor viniere aquí. 16Enviad a uno de vosotros y traiga a vuestro hermano, y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si hay verdad en vosotros; y si no, vive Faraón, que sois espías. 17Entonces los puso juntos en la cárcel por tres días. 18Y al tercer día les dijo José: Haced esto, y vivid: Yo temo a Dios. 19Si sois hombres honrados, quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos, y vosotros id y llevad el alimento para el hambre de vuestra casa. 20Pero traeréis a vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y ellos lo hicieron así. 21Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamospor eso ha venido sobre nosotros esta angustia. 22Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteisHe aquí también se nos demanda su sangre. 23Pero ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos. 24Y se apartó José de ellos, y lloró; después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón, y lo aprisionó a vista de ellos. 25Después mandó José que llenaran sus sacos de trigo, y devolviesen el dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les diesen comida para el camino; y así se hizo con ellos. 26Y ellos pusieron su trigo sobre sus asnos, y se fueron de allí. 27Pero abriendo uno de ellos su saco para dar de comer a su asno en el mesón, vio su dinero que estaba en la boca de su costal. 28Y dijo a sus hermanos: Mi dinero se me ha devuelto, y helo aquí en mi saco. Entonces se les sobresaltó el corazón, y espantados dijeron el uno al otro: ¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?

José usa interprete para no darse a conocer, usa expresiones como «vive Faraón» para despistar, pero al mismo tiempo hace preparar para que lleven el alimento a su padre y familia. Veremos el resultado y analizaremos porqué hace José todas estas maniobras estratégicas.

Los hermanos de José son conscientes del juicio de Dios por lo que hicieron con él, y pagan el castigo del desprecio durante toda su vida hasta que se arrepientan de corazón. Saben que Dios les está castigando desde lo alto y viven temerosos de que algo malo les pase en cada momento, juzgan todo con temor, porque sus conciencias no están limpias. Todo lo contrario de aquellos que caminan en rectitud y ven la mano de Dios, porque de sus corazones emana el amor de Dios, el perdón, la justicia y la misericordia. Rubén les recuerda la advertencia que les hizo a todos antes de tratar mal a José, y sabe que todo lo que les pasa es consecuencia de esto.

29Y venidos a Jacob su padre en tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había acontecido… …Entonces su padre Jacob les dijo: Me habéis privado de mis hijos; José no parece, ni Simeón tampoco, y a Benjamín le llevaréis; contra mí son todas estas cosas. 37Y Rubén habló a su padre, diciendo: Harás morir a mis dos hijos, si no te lo devuelvo; entrégalo en mi mano, que yo lo devolveré a ti. 38Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros, pues su hermano ha muerto, y él solo ha quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor al Seol.

De nuevo el primogénito de Jacob intercede por la supervivencia de Israel, pero su padre no acepta por ahora.

LOS HIJOS DE JACOB LLEVAN A BENJAMÍN A EGIPTO

GÉNESIS: CAPÍTULO 43

El hambre era grande en la tierra; 2y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento. 3Respondió Judá, diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros. 4Si enviares a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento. 5Pero si no le enviares, no descenderemos; porque aquel varón nos dijo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros. 6Dijo entonces Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano? 7Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra familia, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Acaso podíamos saber que él nos diría: Haced venir a vuestro hermano? 8Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños. 9Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta. Si yo no te lo vuelvo a traer, y si no lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable para siempre; 10pues si no nos hubiéramos detenido, ciertamente hubiéramos ya vuelto dos veces. 11Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros sacos, y llevad a aquel varón un presenteun poco de bálsamo, un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras. 12Y tomad en vuestras manos doble cantidad de dinero, y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las bocas de vuestros costales; quizá fue equivocación. 13Tomad también a vuestro hermano, y levantaos, y volved a aquel varón. 14Y el Dios Omnipotente os dé misericordia delante de aquel varóny os suelte al otro vuestro hermano, y a este BenjamínY si he de ser privado de mis hijos, séalo.

Por fin Jacob acepta la voluntad de Dios, una aparente adversidad que al final sería parte del plan de Dios por amor a Su pueblo. Así es con nosotros, la Iglesia en todo el mundo, en las vidas de cada uno en particular, que Dios nos lleva a veces por caminos y circunstancias adversas y protestamos por ello, no entendiendo que al final del túnel está la Luz de Cristo, y la mano de Dios se ve con Su misericordia y generosidad. Es entonces cuando mirando hacia atrás en la historia vivida que podemos apreciar el plan completo de Dios. Debemos siempre mirar la historia completa de nuestras vidas y veremos la mano de Dios.

Jacob finalmente da las instrucciones para llevar ante el señor de Egipto (José),  los presentes y el doble del dinero además de a su hijo pequeño. Es quien finalmente da la estrategia añadiendo a las peticiones de José. Esta es una enseñanza de la diplomacia y buena intención que se debe mostrar ante los demás, especialmente ante la adversidad, siendo que confiando en Dios obremos en fe y adecuadamente, dejando el resultado en Sus manos.

La intercesión de Rubén el primogénito de Israel no parece convencer a su padre, pero sin saberlo está intercediendo por José, el hijo primogénito de la amada de Israel, Raquel. Finalmente Judá intercede por su hermano y es a este a quien Jacob escucha. Judá también estaba sin saberlo intercediendo por todo Israel siendo que la salvación viene de los Judíos, y que esa salvación es Yahshua, de esta tribu.

15Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano doble cantidad de dinero, y a Benjamín; y se levantaron y descendieron a Egipto, y se presentaron delante de José. 16Y vio José a Benjamín con ellos, y dijo al mayordomo de su casa: Lleva a casa a esos hombres, y degüella una res y prepárala, pues estos hombres comerán conmigo al mediodía. 17E hizo el hombre como José dijo, y llevó a los hombres a casa de José. 18Entonces aquellos hombres tuvieron temor, cuando fueron llevados a casa de José, y decían: Por el dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez nos han traído aquí, para tendernos lazo, y atacarnos, y tomarnos por siervos a nosotros, y a nuestros asnos. 19Y se acercaron al mayordomo de la casa de José, y le hablaron a la entrada de la casa. 20Y dijeron: Ay, señor nuestro, nosotros en realidad de verdad descendimos al principio a comprar alimentos. 21Y aconteció que cuando llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo pesoy lo hemos vuelto a traer con nosotros. 22Hemos también traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos; nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales. 23El les respondió: Paz a vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dio el tesoro en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero. Y sacó a Simeón a ellos. 24Y llevó aquel varón a los hombres a casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies, y dio de comer a sus asnos. 25Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José a mediodía, porque habían oído que allí habrían de comer pan. 26Y vino José a casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de la casa, y se inclinaron ante él hasta la tierra. 27Entonces les preguntó José cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿Vive todavía? 28Y ellos respondieron: Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia. 29Y alzando José sus ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío. 30Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí. 31Y lavó su rostro y salió, y se contuvo, y dijo: Poned pan. 32Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios. 33Y se sentaron delante de él, el mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro. 34Y José tomó viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que cualquiera de las de ellos. Y bebieron, y se alegraron con él.

Estos son los pasos que Jacob le pidió que dieran ante José, los cumplieron todos y les fue bien. Dio de comer el siervo a sus asnos, que simbolizan la carga espiritual que traen ellos, por la bendición de su padre Jacob y de su Padre Yahweh, por llevar ángeles escoltándoles en el camino. En pleno arrepentimiento de los hermanos de José, su siervo trae agua para lavar los pies, símbolo de lo que Jesucristo hizo con los apóstoles, y símbolo de lo que hacemos cuando nos arrepentimos de algo que hemos hecho mal, por la suciedad que se nos pega en los pies al caminar por el mundo, siendo esta la contaminación espiritual de los que nos rodean con sus ideas, conceptos, tradiciones y formas de vida en general, las cuales hemos de limpiar de tanto en tanto para seguir una vida santa ante Dios, leyendo la Biblia siempre y orando para que al congregarnos todos podamos compartir nuestras experiencias y ayudarnos unos a otros en amistad de Dios.

El orden en el que se sientan según la edad simboliza el orden espiritual que José ha traído a su familia, a sus hermanos. Del mismo modo es en la Iglesia, hay que establecer orden espiritual entre el pueblo de Dios, entre los hermanos, en amistad, afecto fraternal, amor de Dios, respeto, dignidad y ayuda mutua.

LA COPA DE JOSÉ

GÉNESIS: CAPÍTULO 44

Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. 2Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José. 3Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos. 4Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate y sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata? 5¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis. 6Cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras. 7Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice nuestro señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos. 8He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro? 9Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor. 10Y él dijo: También ahora sea conforme a vuestras palabras; aquel en quien se hallare será mi siervo, y vosotros seréis sin culpa. 11Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el costal suyo. 12Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín. 13Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad. 14Vino Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra. 15Y les dijo José: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar? 16Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa. 17José respondió: Nunca yo tal haga. El varón en cuyo poder fue hallada la copa, él será mi siervo; vosotros id en paz a vuestro padre.

Toda esta maquinación es la estrategia de José para ir haciendo traer ahora a su padre, pero en este punto José peca por rencor en soberbia y venganza pues ya podría haberse dado a conocer a sus hermanos pero le pudo el rencor, que es la enfermedad por la que el hombre no puede perdonar, hasta que aprende a perdonar porque comprenda que el hombre es polvo y al polvo volverá, porque pueda ver la viga en su propio ojo, de modo que pueda olvidar, de modo que acontezca la reconciliación, eso sí cuando la otra parte ha cambiado su actitud y se ha arrepentido, que es el caso de los hermanos de José, al menos de algunos de ellos. El arrepentimiento de aquellos que pecan no es imprescindible para perdonar, pero si para reconciliar. …Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen… Lucas 23:34.

INTERCESIÓN DE JUDÁ ANTE JOSÉ POR BENJAMÍN Y JACOB

Entonces Judá se acercó a él, y dijo: Ay, señor mío, te ruego que permitas que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues tú eres como Faraón… … 30Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él, 31sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor al Seol. 32Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre; 33te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos. 34Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.

De nuevo vemos la intercesión de Judá ante José por su hermano Benjamín, por amor de su padre, Jacob, la intercesión por la bendición de Israel. José acaba de ver que si sigue en su camino matará a su padre y accede a la intercesión de Judá. La Iglesia también tiene que escuchar mucho de los Judíos Mesiánicos porque en el último tiempo la Iglesia necesita cambiar de actitud, porque estos hermanos Mesiánicos, los que de verdad lo son, los que aman a Jesucristo, Yahshua el Mesías el Hijo de Yahweh que murió en la Cruz del Calvario hace casi dos mil años y resucitó de los muertos, ascendiendo al Padre y vive y reina. Yahshua está con nosotros cada día en Espíritu Santo, y estos hermanos se han arrepentido de no haber recibido la Salvación de Dios en Cristo y cumpliendo la profecía de Romanos 11:25 al 36, hasta que conviertan al resto de Israel.

Todos los hombres pecamos, los doce hijos de Israel pecaron, pero en la escuela de la vida ante el Señor, aquellos que tienen un corazón temeroso de Dios, son bendecidos con el don de la fe, y cambian sus conductas, cambian su mente en el llamado arrepentimiento, y comienzan a dar frutos dignos de arrepentimiento. Esta es la situación en la que hallamos a Judá, por quien, como sabemos, viene Jesucristo, el que intercede por nosotros ante el Padre. Pero aún hay más que ver en esta enseñanza en la historia de Judá. Resulta que hasta este punto está intercediendo por la bendición de su padre ante José, y José está en Egipto, que simboliza el mundo, es decir, los gentiles, los que no son del pueblo de Israel, pero por los que Dios también envía a Su Hijo para salvarnos. De este modo, Judá, está convenciéndonos de que el Padre sufre por sus hijos y que debemos ser misericordiosos con nuestro prójimo, en este caso siendo José el que está en el mundo, siendo misericordiosos con Israel, que es Jacob. El mundo ha aborrecido a la casa de Israel, y ellos han aborrecido al Mesías que viene de Judá, por lo tanto, pendiente queda la reconciliación de los Judíos con el Mesías Yahshua y la del mundo con Israel, ambos por Judá en la Palabra del León de esta tribu.

JOSÉ SE DESCUBRE A SUS HERMANOS

GÉNESIS: CAPÍTULO 45

No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos. 2Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón. 3Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. 4Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. 5Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. 6Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. 7Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación.

José, padre de Efraín y Manasés, simboliza la Iglesia que ha perseverado para dar alimento al mundo y a Israel. Sí, la Iglesia de Cristo es la mayor fuerza que hay sobre la tierra, aun con sus defectos, pecados, divisiones y denominaciones, aquellos que somos Iglesia, los que de corazón luchan la buena batalla de la fe, estando en la parte del cuerpo que se esté, ha provisto al mundo de continuidad influyendo en todos los países y gobiernos que han ido existiendo en el primer mundo, tras guerras y cambios políticos, y finalmente está volviendo a orar y a interceder por Israel hasta el cumplimiento de la profecía de la Biblia en que todo Israel creerá en Yahshua, de la cual son antesala los Judíos Mesiánicos.

8Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto. 9Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas. 10Habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes. 11Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes. 12He aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla. 13Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que habéis visto; y daos prisa, y traed a mi padre acá. 14Y se echó sobre el cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre su cuello. 15Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él. 16Y se oyó la noticia en la casa de Faraón, diciendo: Los hermanos de José han venido. Y esto agradó en los ojos de Faraón y de sus siervos. 17Y dijo Faraón a José: Di a tus hermanos: Haced esto: cargad vuestras bestias, e id, volved a la tierra de Canaán; 18y tomad a vuestro padre y a vuestras familias y venid a mí, porque yo os daré lo bueno de la tierra de Egipto, y comeréis de la abundancia de la tierra. 19Y tú manda: Haced esto: tomaos de la tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras mujeres, y traed a vuestro padre, y venid. 20Y no os preocupéis por vuestros enseres, porque la riqueza de la tierra de Egipto será vuestra. 21Y lo hicieron así los hijos de Israel; y les dio José carros conforme a la orden de Faraón, y les suministró víveres para el camino. 22A cada uno de todos ellos dio mudas de vestidos, y a Benjamín dio trescientas piezas de plata, y cinco mudas de vestidos. 23Y a su padre envió esto: diez asnos cargados de lo mejor de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo, y pan y comida, para su padre en el camino. 24Y despidió a sus hermanos, y ellos se fueron. Y él les dijo: No riñáis por el camino. 25Y subieron de Egipto, y llegaron a la tierra de Canaán a Jacob su padre. 26Y le dieron las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto. Y el corazón de Jacob se afligió, porque no los creía. 27Y ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y viendo Jacob los carros que José enviaba para llevarlo, su espíritu revivió. 28Entonces dijo Israel: Basta; José mi hijo vive todavía; iré, y le veré antes que yo muera.

José declara a sus hermanos el plan de Dios, les exime de la culpa anteponiendo el plan de Dios al trato que recibió de parte de ellos. La reconciliación es la mejor medicina del corazón cuando ambas partes se arrepienten y muestran su cambio de actitud por sus frutos, la forma de tratar y de actuar. A partir de este punto todo son bendiciones para la casa de Jacob.

Faraón añade más bendición aun, ya que él y su pueblo han sido grandemente bendecidos por José y les devuelve la bendición con la tierra, es más, en su sabiduría él comprende que si José ha sido de bendición para Egipto, más bendición vendría a Egipto con el resto de su familia.

No riñáis. José conoce a sus hermanos, y sabe que la carne de ellos, y en especial la de algunos de ellos, que veremos en la profecía de Jacob sobre ellos, es una carne rebelde.

Jacob recobra fuerzas, seguramente que con esta alegría el padre de familia aun en su ancianidad, recibe tal bendición espiritual que le devuelve las ganas de vivir, y comprobado está en medicina que esto prolonga su vida varios años, los cuales serían para vivir dicha bendición. Del mismo modo nuestro Padre se alegra ante la reconciliación de Su pueblo y prolonga y aumenta la bendición de los que lo hacen.

ISRAEL LLEGA A EGIPTO

GÉNESIS: CAPÍTULO 46

Salió Israel con todo lo que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. 2Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí. 3Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación. 4Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos… …28Y envió Jacob a Judá delante de sí a José, para que le viniese a ver en Gosén; y llegaron a la tierra de Gosén. 29Y José unció su carro y vino a recibir a Israel su padre en Gosén; y se manifestó a él, y se echó sobre su cuello, y lloró sobre su cuello largamente. 30Entonces Israel dijo a José: Muera yo ahora, ya que he visto tu rostro, y sé que aún vives. 31Y José dijo a sus hermanos, y a la casa de su padre: Subiré y lo haré saber a Faraón, y le diré: Mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en la tierra de Canaán, han venido a mí. 32Y los hombres son pastores de ovejas, porque son hombres ganaderos; y han traído sus ovejas y sus vacas, y todo lo que tenían. 33Y cuando Faraón os llamare y dijere: ¿Cuál es vuestro oficio? 34entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestros padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas.

Lo primero que hace Jacob antes de ir a la bendición es buscar la presencia de Dios para hacer sacrificio. Dios le habla en visiones de noche como suele hacer con nosotros cuando le buscamos de corazón, para indicarnos y confirmarnos el camino. Israel envía a Egipto a Judá para que José viniese a verle, otro símbolo de que Judá trae a José a Israel, esto es los Judíos a los Gentiles. Precisamente un pastor de ovejas es el que gobernaba Egipto para Faraón.

GÉNESIS: CAPÍTULO 47

Vino José y lo hizo saber a Faraón, y dijo: Mi padre y mis hermanos, y sus ovejas y sus vacas, con todo lo que tienen, han venido de la tierra de Canaán, y he aquí están en la tierra de Gosén. 2Y de los postreros de sus hermanos tomó cinco varones, y los presentó delante de Faraón. 3Y Faraón dijo a sus hermanos: ¿Cuál es vuestro oficio? Y ellos respondieron a Faraón: Pastores de ovejas son tus siervos, así nosotros como nuestros padres. 4Dijeron además a Faraón: Para morar en esta tierra hemos venido; porque no hay pasto para las ovejas de tus siervos, pues el hambre es grave en la tierra de Canaán; por tanto, te rogamos ahora que permitas que habiten tus siervos en la tierra de Gosén. 5Entonces Faraón habló a José, diciendo: Tu padre y tus hermanos han venido a ti. 6La tierra de Egipto delante de ti está; en lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; habiten en la tierra de Gosén; y si entiendes que hay entre ellos hombres capaces, ponlos por mayorales del ganado mío. 7También José introdujo a Jacob su padre, y lo presentó delante de Faraón; y Jacob bendijo a Faraón. 8Y dijo Faraón a Jacob: ¿Cuántos son los días de los años de tu vida? 9Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación. 10Y Jacob bendijo a Faraón, y salió de la presencia de Faraón. 11Así José hizo habitar a su padre y a sus hermanos, y les dio posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Ramesés, como mandó Faraón. 12Y alimentaba José a su padre y a sus hermanos, y a toda la casa de su padre, con pan, según el número de los hijos.

No hay pasto en la tierra prometida, porque todavía no era el tiempo. Esto simboliza que los Judíos que recibieron a Jesús en tiempo del Nuevo Testamento, inician la Iglesia en tiempos de Jesús teniendo que abandonar Jerusalén. Hay que pastorear las ovejas de Egipto para que conozcan al Señor, porque ellas bendicen con muchas cosas. Del mismo modo Jacob bendice a este Faraón. Faraón ofrece lo mejor a Jacob, ya que es una bendición para él, para su pueblo.

13No había pan en toda la tierra, y el hambre era muy grave, por lo que desfalleció de hambre la tierra de Egipto y la tierra de Canaán. 14Y recogió José todo el dinero que había en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, por los alimentos que de él compraban; y metió José el dinero en casa de Faraón. 15Acabado el dinero de la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo Egipto a José, diciendo: Danos pan; ¿por qué moriremos delante de ti, por haberse acabado el dinero? 16Y José dijo: Dad vuestros ganados y yo os daré por vuestros ganados, si se ha acabado el dinero. 17Y ellos trajeron sus ganados a José, y José les dio alimentos por caballos, y por el ganado de las ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos; y les sustentó de pan por todos sus ganados aquel año. 18Acabado aquel año, vinieron a él el segundo año, y le dijeron: No encubrimos a nuestro señor que el dinero ciertamente se ha acabado; también el ganado es ya de nuestro señor; nada ha quedado delante de nuestro señor sino nuestros cuerpos y nuestra tierra. 19¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos de Faraón; y danos semilla para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra. 20Entonces compró José toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los egipcios vendieron cada uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos; y la tierra vino a ser de Faraón. 21Y al pueblo lo hizo pasar a las ciudades, desde un extremo al otro del territorio de Egipto. 22Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y ellos comían la ración que Faraón les daba; por eso no vendieron su tierra. 23Y José dijo al pueblo: He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí semilla, y sembraréis la tierra. 24De los frutos daréis el quinto a Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que coman vuestros niños. 25Y ellos respondieron: La vida nos has dado; hallemos gracia en ojos de nuestro señor, y seamos siervos de Faraón. 26Entonces José lo puso por ley hasta hoy sobre la tierra de Egipto, señalando para Faraón el quinto, excepto sólo la tierra de los sacerdotes, que no fue de Faraón. 27Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se aumentaron, y se multiplicaron en gran manera.

El pueblo, la sociedad toda, no aprende de la enseñanza que se le dio al Faraón antes de que viniesen los dos periodos de siete años. Si cada uno hubiese guardado una parte en su propio granero para los años de hambre no hubiesen tenido que comprarle a José el grano, no habrían tenido que cambiarle el ganado y finalmente la tierra y sus propias vidas, convirtiéndose en esclavos. Lo mismo que pasa hoy con los créditos bancarios, las hipotecas, el consumismo innecesario, etc., al que podemos hacernos esclavos.

Llama la atención que habiendo visto Faraón que José tenía la bendición del verdadero Dios, y habiendo visto que sus sacerdotes no sabían la verdad, sigue manteniendo su tierra y su sustento, pues era la única manera que tenía Faraón de permanecer por encima de José ante las mentes del pueblo. José tampoco se revela contra él, ni usurpa el trono de Egipto. Quede esto para la reflexión. Hoy muchos religiosos son iluminados por otros muchos que tienen la Verdad de Cristo, pero aunque la ven no cambian sus vidas.

28Y vivió Jacob en la tierra de Egipto diecisiete años; y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años. 29Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto. 30Mas cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y José respondió: Haré como tú dices. 31E Israel dijo: Júramelo. Y José le juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama.

La mano debajo del muslo era el símbolo del juramento. Jacob pide salir de Egipto para su sepultura, pues en nuestro corazón, aunque hallemos bendiciones materiales en el mundo, para vivir, nuestro corazón ha de ser de Dios, no hemos de quedar el Egipto sino buscando el Cielo, la tierra del Señor, la ciudadanía espiritual. El hombre de Dios, representado por Jacob, no quiere que su memoria quede en Egipto, pide ser llevado a la tierra que el Señor le prometió, aunque no haya visto la promesa cumplida todavía, por lo tanto es por fe.

JACOB BENDICE A EFRAÍN Y A MANASÉS

GÉNESIS: CAPÍTULO 48

Sucedió después de estas cosas que dijeron a José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín. 2Y se le hizo saber a Jacob, diciendo: He aquí tu hijo José viene a ti. Entonces se esforzó Israel, y se sentó sobre la cama, 3y dijo a José: El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo, 4y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.

Siguiendo la línea de la Luz sobre aquellos que encontró José en Egipto, a Potifar y a Potifera y su hija, los cuales conocían la cuidad de On, la cual era luz para ellos, Jacob procede en su encuentro con Yahweh en Bet-El la ciudad llamada Luz en tierra de Canaán. Todos los pueblos buscan la Luz de Dios que es una orden en nuestro corazón. Esto nos muestra que Dios lleva a sus hijos con aquellos que son la mejor luz de los diferentes lugares del mundo, nos pone con los que son cercanos a Él, Quien es la verdadera Luz del mundo, para que les demos la Luz de Cristo enseñando que las religiones y los cultos no traen la verdadera Luz; nosotros, que también somos llamados luz, podemos traer la verdadera Luz si predicamos el Evangelio de aquel que es la Luz que alumbra a todo hombre y que se hizo carne, Juan 1.

5Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos. 6Y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades. 7Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Efrata; y la sepulté allí en el camino de Efrata, que es Belén. 8Y vio Israel los hijos de José, y dijo: ¿Quiénes son éstos? 9Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré. 10Y los ojos de Israel estaban tan agravados por la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse a él, y él les besó y les abrazó. 11Y dijo Israel a José: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también a tu descendencia. 12Entonces José los sacó de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra. 13Y los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel; y los acercó a él. 14Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito. 15Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, 16el Ángel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra. 17Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés. 18Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. 19Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones. 20Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés. 21Y dijo Israel a José: He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres. 22Y yo te he dado a ti una parte más que a tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco.

Tus hijos, míos son, los incluye en las tribus de Israel, ya que, en la consecución del tiempo, son quitadas dos tribus, Dan y Efraín, quedando Manasés para completar las 12. Esto es espiritual. Efra-ín la misma raíz que Efra-ta que es Belén, de donde nacería el Mesías, el Cristo según la profecía. Efraín simboliza pues, así como su padre José cuando estaba en Egipto, a la Iglesia en su parte institucional, pues es en realidad su hermano Manasés el primogénito y el que es incluido en las doce tribus contadas entre los 144.000 sellados de Apocalipsis 7. Es pues Manasés la parte de la Iglesia que simboliza las almas, las personas que de corazón aman a Dios, y Efraín la parte de la Iglesia que simboliza la institución, la simbólica Babilonia, la cual cae ante el verdadero creyente. Son pues bendecidos los hijos de José en Egipto, y son bendecidos con la forma de heredad espiritual de Jacob, el menor primero.

PROFECÍA DE JACOB SOBRE SUS HIJOS

GÉNESIS: CAPÍTULO 49

Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los días venideros. 2 Juntaos y oíd, hijos de Jacob, y escuchad a vuestro padre Israel.
Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor; Principal en dignidad, principal en poder. 4 Impetuoso como las aguas, no serás el principal, por cuanto subiste al lecho de tu padre; Entonces te envileciste, subiendo a mi estrado.


Simeón y Leví son hermanos; Armas de iniquidad sus armas. 6 En su consejo no entre mi alma, ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, y en su temeridad desjarretaron toros. 7 Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, y los esparciré en Israel.
Judá, te alabarán tus hermanos; Tu mano en la cerviz de tus enemigos; Los hijos de tu padre se inclinarán a ti. 9 Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, así como león viejo: ¿quién lo despertará? 10 No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos. 11 Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto. 12 Sus ojos, rojos del vino, y sus dientes blancos de la leche.
13 Zabulón en puertos de mar habitará; Será para puerto de naves, y su límite hasta Sidón.
14 Isacar, asno fuerte que se recuesta entre los apriscos; 15 Y vio que el descanso era bueno, y que la tierra era deleitosa; Y bajó su hombro para llevar, y sirvió en tributo.
16 Dan juzgará a su pueblo, como una de las tribus de Israel. 17 Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los talones del caballo, y hace caer hacia atrás al jinete. 18 Tu salvación esperé, oh Yahweh.
19 Gad, ejército lo acometerá; Mas él acometerá al fin.
20 El pan de Aser será substancioso, y él dará deleites al rey. 21 Neftalí, cierva suelta, que pronunciará dichos hermosos. 22 Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro. 23 Le causaron amargura, le asaetearon, y le aborrecieron los arqueros; 24 Mas su arco se mantuvo poderoso, y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob, 25 Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre. 26 Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; Hasta el término de los collados eternos serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos.
27 Benjamín es lobo arrebatador; A la mañana comerá la presa, y a la tarde repartirá los despojos.

MUERTE Y SEPELIO DE JACOB

28Todos éstos fueron las doce tribus de Israel, y esto fue lo que su padre les dijo, al bendecirlos; a cada uno por su bendición los bendijo. 29Les mandó luego, y les dijo: Yo voy a ser reunido con mi pueblo. Sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo, 30en la cueva que está en el campo de Macpela, al oriente de Mamre en la tierra de Canaán, la cual compró Abraham con el mismo campo de Efrón el heteo, para heredad de sepultura. 31Allí sepultaron a Abraham y a Sara su mujer; allí sepultaron a Isaac y a Rebeca su mujer; allí también sepulté yo a Lea. 32La compra del campo y de la cueva que está en él, fue de los hijos de Het. 33Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres…

Por otra parte Jacob pide ser sepultado en el sepulcro de Macpela, donde están sus padres, y obedeciendo el orden espiritual es el lugar donde sepultó él a Lea, la primera esposa que le correspondía por edad, pues le fue dada la mayor primero, y él era el menor y bendecía al menor primero. Raquel, su amada, sin embargo fue sepultada en el camino a Efrata, Belén en el capítulo 48:7. Hubiéramos esperado que pidiese ser sepultado con Raquel. Esto tiene un significado de orden espiritual. Del modo en que él obtuvo la primogenitura que despreció su hermano gemelo pero mayor y primogénito Esaú, él bendijo a los hijos de José en orden contrario al nacimiento, primero el menor como él. Sin embargo para su sepultura no va con Raquel, sino con Lea que es la madre de Judá, de donde viene la salvación del mundo, y Raquel que es la madre de José provee al que salva a Judá, José, para que Israel siga existiendo. En la tierra prometida se encuentran los dos lugares de sepultura, pero lo más llamativo es la unión de circunstancias entre las dos esposas de Jacob, los dos hijos unidos en el plan de salvación, Judá y José, y cómo el lugar del nacimiento del Mesías está cerca del sepulcro de Raquel la madre de José, mientras que Lea está con los patriarcas. Todo un plan divino para que se unan Judíos y Gentiles en Jesucristo.

MUERTE DE JOSÉ

GÉNESIS: CAPÍTULO 50

…Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. 16Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. 18Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. 19Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? 20Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. 21Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón. 22Y habitó José en Egipto, él y la casa de su padre; y vivió José ciento diez años. 23Y vio José los hijos de Efraín hasta la tercera generación; también los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron criados sobre las rodillas de José. 24Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob. 25E hizo jurar José a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos. 26Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en Egipto.

Los hermanos de José aún no han aprendido el valor del perdón, de cuando se perdona de corazón, se olvida el mal que le hayan hecho a uno, ya no cuenta. Del mismo modo el Señor Dios de misericordia nos perdona nuestros pecados cuando nos arrepentimos de corazón y ya no se acuerda más de ellos, nos mira como a sus hijos amados, tal y como leemos en Hebreos 10:17.

«No temáis», también se lo decía Jesús a los discípulos, y «paz a vosotros» cuando aparecía entre ellos. Les habló al corazón, es una práctica que se ha perdido en la sociedad de hoy, pero podemos recuperarla, al menos en la Iglesia.

Finalmente José profetiza a sus hermanos sobre la futura conquista de Canaán, la cual sucedería a manos de Josué cuando salieron de Egipto unos cuatrocientos años más tarde.
 

CONCLUSIÓN

JOSÉ EN EL DICCIONARIO ESPIRITUAL DE JESUCRISTO.NET

José en Egipto es la historia de cualquiera que ame a Dios, quien recibe revelación de Él, como los sueños de José, que aunque nos aborrezcan nuestros propios hermanos, o congéneres, tendremos una situación igual a la de este antepasado espiritual nuestro, que ve como su padre, que representa a nuestro Padre Celestial, no se olvida de él y le ama, aunque le permite pasar una prueba, también rechaza a la mujer de Potifar, que representa el alma de Potifar, o sea sus maneras de andar en Egipto, el mundo, por ser recto con Dios y no seguir al mundo es encarcelado, pero librado y todo para que al final sea el vehículo de la salvación del pueblo espiritual de Dios, los hermanos de José, nuestros vecinos, compañeros de trabajos y familiares, que verán cómo van a arrepentirse. “…Mi Palabra nunca volverá vacía…”.

Génesis 37:5 al 11, 37:12 al 28, 39:1 al 18, 39: 19 al 23, Salmos 105:17, Hechos 7:9, Hebreos 11:22.

Una enseñanza que debemos aprender en la experiencia de José es el don de sueños, estar pendientes de la voz de Dios en nuestras vidas. Dios habla a los que le aman y muestra la solución de las distintas situaciones de nuestras vidas.

Con la ayuda de Dios podemos enfrentarnos a todo tipo de experiencias, sean adversas o confusas y salir victoriosos si nuestro corazón está en sus manos y nos arrepentimos cuando corresponde.

Concluiré con un repaso a las siete cualidades que hemos aprendido: Ser fiel a Dios siempre; Hacer bien al prójimo en la adversidad; Usar el don que Dios nos de; Dar gloria a Dios en cuanto a que el don es Suyo; Dar solución a los problemas; Asumir la responsabilidad que nos corresponde y perdonar. Si queremos crecer espiritualmente podemos combinar estas cualidades con los siete escalones de crecimiento que hemos de subir, expuestos en La Virtud, pues de este modo no caeremos jamás. Que la paz y la luz del Señor les acompañen siempre, y que sus corazones sean guiados por la mano de Dios que nos muestra el Camino, aquél que es el espejo en que hemos de mirarnos, nuestro Señor Jesucristo, aquél que es la Luz del mundo. Amén.