SALMOS
LIBROS POÉTICOS DE LA BIBLIA
©
Carlos Padilla, Mayo 2014
La obra del Espíritu
Santo a lo largo de la Biblia y su composición, inspiración y orden canónico,
parte de una estructura, la cual tiene dos Testamentos, y es en el primero de
ellos donde se encuadra el libro, o libros, de Los Salmos. Salmos forma parte de
los Libros Poéticos de Israel que sirven para la vida espiritual, y la
inspiración para el reino de Dios y de Jesucristo, y por lo tanto para la
Iglesia.
Los Salmos siguen la
premisa de “La Adoración del Justo”. Es más, Salmos está considerado como el
“Himnario inspirado por Dios”, no hay más que leerlos para darse cuenta de esta
afirmación. Es toda una colección de himnos, alabanzas y cánticos espirituales
que parten del corazón de la vida de Israel, y que son aplicables a la vida del
creyente. Existen varios tipos de Salmos, algunos dedicados a la adoración,
otros a la alabanza, de lamentación, a la acción de gracias y otros a la
didáctica. De ellos tenemos varios himnos famosos. La historia que refleja en
mayor parte la riqueza de los Salmos es la vida espiritual del rey David, su
adoración a Dios, su devoción por su Dios, la manera en que refleja su corazón
puesto en la total confianza y grade fe que tuvo en Él. Historias como la
victoria contra el filisteo Goliat, las conquistas de las guerras contra los
enemigos de Israel, la unificación del reino de Judá y de Israel, las conquistas
de la tierra y la paz y prosperidad obtenida bajo la dirección de Dios, muestran
cuan importante es un corazón que ama a Dios.
Toda esta
narración histórica que incluye Salmos, ha ayudado a creyentes durante la
historia, y nos ayuda en nuestros días a mirar a Dios en alabanza y adoración,
en todas nuestras circunstancias, sean favorables o adversas, siempre que
confiemos en Dios. Y es que Salmos nos consuela, inspira y alienta en toda
circunstancia de la vida, de nuestros sentimientos en cada una de esas
vivencias, desde el pecado y el arrepentimiento a la salvación y el servicio a
Dios. Nos vemos reflejados en las derrotas y victorias, en las dudas y en la
confianza en Dios. Uno de los Salmos que mejor refleja lo refleja dice así:
“Bendice, alma
mía, a Yahweh, y bendiga todo mi ser Su santo nombre. Bendice, alma
mía, a Yahweh, y no olvides ninguno de Sus beneficios” Salmo 103:1-2.
Además de los varios
autores de los cinco libros de los Salmos que expondremos, podremos comprobar
como, en su conjunto se trata de uno de los libros más venerados, por judíos y
cristianos, independientemente de la denominación. Cada uno de los cinco libros
está vinculado a cada uno de los cinco libros del Pentateuco. En el canon hebreo
tienen una gran importancia, siendo una de las tres partes en las que se dividía
lo que para los cristianos es el Antiguo Testamento.
Jesucristo
mismo hace referencia en muchas ocasiones a los Salmos. Pero lo más relevante es
como cita Salmos en el período tan importante como Su Pasión durante la Pascua
en que entregó Su vida. En el propósito cristológico, Salmos nos expone la vida
entera de Jesucristo, desde Su nacimiento, Pasión y hasta el Reino.
Posteriormente los apóstoles citarían los Salmos para demostrar que todo estaba
escrito y que el Cristo debía padecer y resucitar según estaba escrito de Él en
la Ley, en los Profetas y en los Salmos.
Los Salmos. Título – Autores – Época
Los ciento cincuenta
Salmos, divididos en cinco libros, forman parte de los libros poéticos de
Israel, y de la Iglesia. Se trata del “Himnario inspirado por Dios” con el
propósito divino de proveer al hombre de una expresión espiritual guiada por el
Espíritu Santo para la relación personal con Dios en toda circunstancia de la
vida.
El nombre
“Salmos” se traduce así de la palabra hebrea “Tehillim”
que significa “Alabanzas”, como en la Biblia de Ferrara
traducida al español del hebreo. En el orden de la Biblia hebrea, Salmos es
parte de los Escritos o “Ketubim”. En la Biblia griega “Septuaginta” encontramos
que la palabra Salmos viene de “Psalmói”, tomado del hebreo “Mizmoi” que es
pulsación o tañido, en referencia al instrumento de cuerda; nada más adecuado
para la alabanza, sobre todo si recordamos el harpa del rey David. De igual
manera encontramos “Psalmói” en el Nuevo Testamento griego.
Los autores de los Salmos, aunque se suele pensar popularmente que fue solo
David su autor, fueron David, Asaf, los Hijos de Coré, Salomón, Hemán Ezraíta,
Etán Ezraíta, Moises, y un número de unos cincuenta salmos que son anónimos.
David “Amado de Yahweh” de oficio rey, pastor, músico y guerrero (1Samuel 16:18)
se le atribuyen setenta y tres Salmos, según los eruditos: 3-9, 11-32, 34-41,
51-65, 68-70, 86, 101, 103, 108-110, 122, 124, 131, 133 (sobre la unción con
óleo para la consagración de los sacerdotes en Éxodo y Levítico)
, 138-145. Por su parte a Asaf “Colector” de oficio profeta, sacerdote, director
del servicio de canto en el tabernáculo en tiempos del rey David (1Crónicas
6:39; 2Crónicas 29:30), se le atribuyen doce Salmos: 50, 73-83. A los Hijos de
Coré “Calvo” de oficio sacerdotes, cantantes y músicos, se le atribuyen diez
Salmos: 42, 44-49, 84-85, 87. Al rey Salomón “Pacífico” de oficio rey de Israel
y sabio, se le atribuyen dos Salmos: 72
y 127. A Hemán Ezraíta “Fiel” de oficio sabio (1Reyes 4:31), se le atribuye el
Salmo 88. A Etán Ezraíta “Aguante”, de oficio sabio (1Reyes 4:31), se le
atribuye el Salmo 89. Y a Moisés “Hijo del Agua” de oficio príncipe, pastor y
libertador, se le atribuye el Salmo 90. Los restantes cincuenta Salmos son
anónimos: 1-2, 10, 33, 43, 66-67, 71, 91-100, 102, 104-107, 111-121, 123,
125-126, 128-130, 132, 134-137, 146-150.
La época en la que
fueron escritos los Salmos abarca aproximadamente mil años, aunque la mayoría de
Salmos proceden de los reinados de David y Salomón. Moisés, sobre el 1.400 a.C.
escribiría su Salmo 90, y David sobre el 1.000 a.C. Salomón sobre el 950 a.C.
Los profetas del exilio y el retorno entre el 722 y el 450 a. C. Lo cual llama
la atención porque son todas fechas en las que Israel ha tenido una vivencia
intensa de su vida. Con Moisés, el Éxodo, la Ley, la Tierra Prometida. Con los
reyes David y Salomón es esplendor de la nación. Y con los profetas del exilio y
retorno, entre la tristeza de aquellos que lloraban el esplendor anterior, el
Templo, la nación y sobre todo la bendición de Dios, y la alegría por la orden
de Dios de bendecir el regreso para edificar los muros y la ciudad de Jerusalén,
culminando con la reconstrucción del Templo
del Señor. Es en esos Salmos que sentimos el clamor de quienes aman a Dios y a
la Tierra Prometida, y en especial a Jerusalén.
Tema y Propósito de Los Salmos
Los Salmos tratan de
principalmente sobre la adoración del justo de forma íntegra, como seguidor de
Dios. Nos muestra cómo adorar a Dios en las distintas circunstancias de la vida,
bendiciendo siempre a Dios y buscando Su bendición. Dan ánimo al creyente para
sostenerle en las alabanzas a Dios. Los Salmos son la muestra ideal de adoración
a Dios desde el alma, el acto mismo de alabar a Dios, sea de forma privada o
íntima por la oración, o públicamente con música.
Los Salmos
centran la alabanza en el carácter y en las obras de Dios, pero además en una
nueva vida de relación personal con Dios. Se trata, de expresar a Dios nuestro
agradecimiento por las bendiciones y la comunión con Él en nuestra vida, como en
el “Canto de Victoria” del Salmo 18:
“Te
amo, oh Yahweh, fortaleza mía. Yahweh, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío fortaleza mía, en Él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación,
mi alto refugio. Invocaré a Yahweh, quien es digno de ser alabado, y seré salvo
de mis enemigos.” Salmo 18:1-3.
Tipos de Salmos
Los Salmos del primer
libro tienden a ser personales del 1-41. Los del libro II y III del 42-89 son
nacionales, y los de los libros IV y V, del 90-150 litúrgicos para la
congregación. Esta es la clasificación que hace K.F. Kirkpatrick en su
“Cambridge Bible for Schools and Colleages” que a su vez se cita en “Psalms
73-150 del Tyndale Old Testament Commentaries, D.J. Wiseman” como cita Pablo
Hoff en sus “Libros Poéticos”.
Por grupos, podríamos presentar los Salmos
de la siguiente forma: Tipo “Aleluya” sobre Himnos de Adoración, los 106,
111-117, 135, 146-150. Tipo “Todáh” sobre Acción de Gracias, los 16, 18, 100 y
119. Tipo “Didáctico” sobre Enseñanza, los 1, 5, 7, 15, 17, 50, 73, 94 y 101.
Tipo “Histórico” sobre Repaso de las Obras de Dios, los 78, 81, 105-106 y 136.
Tipo “Penitencial” sobre el Penitente (Arrepentido), los 6, 32, 38, 51, 102, 130
y 143. Tipo “Súplica” sobre Oración, los 86, 90 y 102. Tipo “Mesiánico”
Proféticos, los 2, 22-24, 41, 45, 68, 72, 110 y 118. Tipo “Naturaleza” sobre la
Creación, los 8, 19, 29, 33, 65 y 104. Tipo “Imprecatorio” sobre Venganza, los
35, 52, 58-59, 69, 83, 94, 109, 137, 139 y 140. Tipo “Teocrático” sobre Himnos
al Rey de reyes, los 95 al 100. Tipo “Hal-lel” sobre Alabanza e Himnos para la
Pascua, los 113 al 118. Y los tipo “Cánticos Graduales” sobre Peregrinaje, los
120 al 134. De entre ellos el Salmo 114, como Himno de Pascua comienza así:
"Cuando salió Israel de Egipto, la casa de Jacob del pueblo extranjero,
2Judá vino a ser su santuario, e Israel su señorío.
3El mar lo
vio, y huyó, el Jordán se volvió atrás."
El Salmo es una
poesía que expresa una imagen, ya que así piensan los poetas. El poeta bíblico
trata de evitar lo abstracto y que el tipo de verso de paralelismo, típico en la
Biblia, nos haga experimentar sensaciones en la relación con Dios, y en el
significado emocional con Él. A través de metáforas, palabra griega que
significa “transportar” nos presentan la figura de Dios como, por ejemplo, el
sol y escudo nuestro, es entonces cuando debemos vivirlo para asimilarlo y
sentirlo en nuestra alma.
Los Cinco Libros de Los Salmos
El Libro de Los
Salmos, se subdivide en cinco libros que podemos clasificar siguiendo la
temática del Pentateuco, los cinco primeros libros de La Biblia, atribuidos a
Moisés. El libro I (Salmos 1-41 (41)) hace referencia al Génesis, y al ser
enfocado desde la persona, comparte el enfoque en el “Hombre”. Trata la Creación
y la Caída. Casi todos son de David. El libro II (42-72 (31)), hace referencia a
Éxodo y se centra en “Israel”. Trata de la Ruina y la Redención. Compuestos por
David y los hijos de Coré. El libro III (73-89 (17)), hace referencia a
Levítico por el “Santuario”. Trata de la Adoración y el Templo. Casi todos son
autoría de Asaf. El libro IV (90-106 (17)), hace referencia a Números por el
Desierto. Trata del Peligro y la Protección de Dios. Su autoría es casi toda
anónima. Y finalmente el libro V (107-150 (44)), hace referencia a Deuteronomio
por la “Ley”. Trata de la Alabanza y la Palabra. Casi todos los Salmos aquí son
de David.
Finalmente, y en base
a la estructura de los cinco libros podemos tratar el tema principal de los
Salmos: “La Adoración del Justo” en cada libro con respecto al Pentateuco. El
libro I, con base en Génesis nos presenta los Salmos de Adoración de Estima. El
libro II con base en Éxodo, nos presenta los Salmos de Adoración de Asombro. El
libro III, con base en Levítico, nos presenta los Salmos de Adoración de
Ceremonia. El libro IV, con base en Números, nos presenta los Salmos de
Adoración de Sumisión. Y, el libro V, con base en Deuteronomio, nos presenta los
Salmos de Adoración de Alabanza, la mayoría los llamados Aleluyas y Hal-leles,
así como los Cánticos Graduales. Estos, en particular, como dice C.S. Lewis
reflejan la perspectiva de que los Salmos han sido compuestos para ser cantados.
Profecía de la Pasión de Cristo en Los Salmos
La profecía mesiánica cumplida en la persona de Jesucristo durante
Su pasión en la crucifixión en la cruz del Gólgota, aporta además la doctrina de
la expiación por el pecado, la redención, y la justicia de Dios ejecutada, y por
consiguiente la doctrina de la salvación. Y es, que, el rey David, además de
guerrero y fiel siervo de Dios, es conocido por recibir profecía de Dios, la
cual vemos en algunos Salmos, es el caso del
Salmo 22 sobre el Mesías esperado.
Pero no sólo nos presenta la pasión de Cristo, sino Su gloria, por el triunfo de
Su obra en la Cruz, la cual nos catapulta al fin de los días y al esperado reino
de Dios y de Cristo.
El Salmo 22 comienza con las famosas palabras de Jesús crucificado y
clamando al Padre, mencionando la salvación, y la santidad de Dios en el tercer
versículo, una doctrina fundamental, pues Dios es santo y ha de ser adorado
exclusivamente por el hombre, dejando de lado toda idolatría, viviendo una vida
en obediencia a Su santa Palabra, la cual incluye la Ley y la Gracia.
Un resumen de los versículos del Salmo 22, además de la Pasión de Cristo,
desarrolla las doctrinas fundamentales de la Biblia: Versículos 1y2: Justicia de
Dios que castiga el pecado. En Su Hijo carga el pecado de todos. Esta doctrina
es fundamental, pues un Dios justo ha de hacer pagar el pago del pecado, y es en
el sacrificio de Su Hijo Jesucristo donde nos fijamos, ya el propio Señor,
estando en la Cruz, menciona estas palabras.
...1Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás
tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? 2Dios mío,
clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo. 3Pero
tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel…
Versículos del 6-10: Profecía cumplida en Cristo, sobre Su abandono y desprecio
sufridos, siendo que ni el pueblo de Israel ni los gentiles le recibieron
inicialmente. Pero hay más dentro de la doctrina profética, y es que una Palabra
que es verdadera profecía de parte de Dios creador del cielo y de la tierra, es
la mejor evidencia para demostrar que lo es. El versículo 10 trata sobre el
nacimiento virginal de Cristo por obra del Espíritu Santo, como proyecto de Dios
para enviar a Su Hijo al mundo para salvarnos. Versículos 14y15: Profecía sobre
la pasión, crucifixión y muerte del Mesías anunciado casi un milenio antes de
que sucediese. Enlaza en el primer versículo. Versículo 21: La victoria de
Cristo sobre el pecado tras Su resurrección augura Su segunda venida para
reinar. La doctrina de la segunda venida. Versículo 22 trata sobre la doctrina
de la Gran Comisión para proclamar el Evangelio a las naciones y la alabanza de
la Iglesia en comunidad.
…10Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de
mi madre, tú eres mi Dios… …14He sido derramado como aguas, y todos
mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de
mis entrañas. 15Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó
a mi paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte. 16Porque
perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos
y mis pies. 17 Contar puedo todos mis huesos; entre tanto, ellos me
miran y me observan. 18Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi
ropa echaron suertes… …22Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio
de la congregación te alabaré.
Versículo 25: Habla el Espíritu Santo –doctrina de la Trinidad– sobre las
glorias del reino. Como vemos el proyecto de Dios se lleva a cabo por medio de
las tres personas de la Trinidad. El versículo 26 trata de la caridad cristiana
y de la esperanza de los que confían en Dios. Además trata del tema de vivir
para siempre, la doctrina de la salvación para vida eterna. El 27 trata de la
doctrina de la universalidad del Evangelio, pues de todas las naciones vendrán y
le adorarán. Porque, como dice el versículo 28 de Yahweh es el Reino y de Su
Hijo Jesucristo. En el Reino caben las doctrinas del Reino eterno y del Reino
milenario de Cristo, y no hay contradicción en ello. Versículo 31: El Salmo 22
cierra con la séptima palabra de Cristo en la Cruz: “consumado es” o lo que es
lo mismo, que “Él hizo todo” todo lo narrado en el Salmo y más, lo cual nos
presenta la divinidad del Hijo, como Creador.
...26Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Yahweh los
que le buscan; vivirá vuestro corazón para siempre. 27Se acordarán, y
se volverán a Yahweh todos los confines de la tierra, y todas las familias de
las naciones adorarán delante de ti. 28Porque de Yahweh es el reino,
y él regirá las naciones.[10]
Realmente el Salmo 22 es muy
completo doctrinalmente, proféticamente y el Espíritu Santo, pero en el Nuevo
Testamento se habla de bautismo, de inmersión en el Espíritu de Dios.
Conclusión
El “Salterio” o
colección de Salmos que hemos disfrutado durante esta exposición sobre su
origen, propósito, autoría, temática e historia, son el mejor reflejo Bíblico de
cómo Dios trata con Su Creación, desde el Hombre hasta lo más insignificante.
Esta perspectiva cautiva el corazón del creyente y lo encamina a convertirse en
un discípulo, en parte de la esposa del Esposo para las bodas del Cordero,
Apocalipsis 19:9 y 22:17.
Salmos muestra los
atributos de Dios en todo Su esplendor, su omnipotencia, omnipresencia,
omnisciencia, misericordia y gran amor por el hombre. Muestra la relación de
Dios con la Creación, y el propósito sublime de la naturaleza para reflejar la
grandeza y la gloria del Creador. Muestra la relación de Dios con el hombre y el
espíritu inmortal que Dios nos ha dado, y cómo Dios elije a los que ama en Su
soberanía. Aunque pecadores Dios nos puede redimir y salvar para la eternidad y
hacernos a Su imagen y semejanza espiritualmente, también. Las naciones vendrán
y Le alabarán. El Salmo 67:5 y 6 habla de que Dios es Padre de huérfanos y de
viudas, que hace habitar en familia a los desamparados y saca a los cautivos a
prosperidad. Salmos, muestra la vida de ultratumba, la esperanza de la
resurrección y la gloria del Mesías que vendrá a salvar a los que aman a Dios
para el reino venidero. Además, Salmos trata el problema doctrinal del mal, la
caída del hombre en pecado y las consecuencias de vivir apartados de Dios.
Finalmente hay que destacar que Salmos tiene tres propósitos: El
Histórico por servir de himnario de adoración en el Templo judío en el
calendario anual. El Doctrinal incluyendo todas y cada una de las doctrinas
Bíblicas, primeramente Dios y las que son para la vida del creyente. Y el
Propósito Cristológico que hemos visto desarrollado, en especial, en el Salmo 22
sobre la Pasión de Cristo. Pero no sólo se expone la Pasión en los Salmos, sino
el nacimiento en el 104:4; la humillación en el 8:4; la Deidad en el 45:6; el
ministerio en el 69:9; el rechazo en el 118:22; la traición en el 41:19; la
crucifixión en el 22; la resurrección en el 22:16; la ascensión en el 68:18 y
finalmente el reino en el 102:26. El grupo de doctrinas que encontramos en los
Salmos y que hemos visto que comienza con la muerte expiatoria del Mesías
prometido, por los pecados de la humanidad, continúa, a través de la propia vida
del Hijo de Dios,
con las doctrinas de: Dios, La Biblia, Jesucristo, Espíritu Santo, Amor de Dios,
Salvación, Pecado, Evangelio, Iglesia, Santidad, Israel, Vuelta de Cristo,
Juicio Final, Cielo e Infierno, Vida Eterna, Reino de Dios.
Ciertamente
Salmos es una verdadera joya celestial revelada al hombre que ama a Dios y Le
alaba con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente, y con todas sus
fuerzas. Sea el
Salmo 23 el que nos sirva de referencia y cierre:
"1Yahweh es mi
pastor; nada me faltará.
2En lugares de delicados pastos me hará
descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.
3Confortará mi alma; me guiará por sendas de
justicias por amor de Su Nombre.
5Aunque ande en
valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo; Tu
vara y Tu cayado me infundirán aliento.
5Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis
angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
6Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán
todos los días de mi vida, y en la casa de Yahweh moraré por largos días. Amén"
Michigan. EE.UU., Editorial Portavoz, 1981. Pág.
483.
Hoff,
Pablo. El Pentateuco. Editorial Vida, 1978. Pág. 182.
[10]Santa Biblia. Versión
Reina-Valera 1960. Salmo 22.
MacDonald,
William. Comentario Bíblico del Antiguo Testamento. Barcelona,
España. Clie, 2004. Pag. 246.
BIBLIOGRAFÍA
Biblia de Ferrara (hebrea traducida
al español). Madrid. Fundación José Antonio Castro, 2004
MacDonald, William. Comentario Bíblico del Antiguo Testamento. Barcelona,
España. Clie, 2004
Hoff,
Pablo. Libros Poéticos. Miami, EE.UU. Editorial Vida, 1998
Archer,
Gleason L. Reseña Crítica de una Introducción al Antiguo Testamento.
Michigan. EE.UU., Editorial Portavoz, 1981
Hoff, Pablo. El Pentateuco. Editorial Vida, 1978
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