LA FE MUEVE MONTAÑAS
© Carlos Padilla – Julio 2020
¡La fe mueve montañas! En realidad este es un dicho popular que viene de las palabras de Jesús en Mateo 17: ¡Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diríais a este monte: pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible! ¿Cuántas montañas has movido en tu vida? Si no has tenido la oportunidad de tener en tu mano un grano de mostaza, sugiero que lo hagas, porque es una experiencia que no olvidarás en relación a las Palabras del Maestro. Una vez lo tengas verás lo pequeño que es. Pero el Señor Jesús continuó diciendo que se convierte en árbol grande, tanto que las aves de los cielos hacen sus nidos en sus ramas.
En el Diccionario Expositivo de W.E Vine leemos que el concepto “fe” viene del griego pistis. En hebreo se usa la palabra emunah. En ambos casos se relaciona a la confianza en lo oído, en la persuasión de la convicción de uno mismo, que en la Biblia es en referencia a la confianza en Dios mismo, en Jesús, en el Espíritu Santo. En Romanos 3:3 se relaciona a que Dios es confiable, se basa en la fidelidad de Dios. El Proverbio 3:5-7 nos confirma: “Fíate de Yahweh de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas”.
La fe como fruto del Espíritu, es uno de los 9 frutos de Gálatas 5:22,23. Sus acompañantes son el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, (aquí viene la fe), la mansedumbre y la templanza. Pero cuando hablamos de la fe a quienes no conocen a Jesucristo, debemos exponer las diferencias entre la fe falsa, y la fe verdadera.
La fe falsa
En el mundo de hoy nos enfrentamos cada día a muchos que dicen tener fe, y la tienen, pero una fe errada, falsa y apóstata. Su fe se deposita en ídolos, en el dinero y el éxito, o en ellos mismos. La Apostasía de 1 Timoteo 4 se ve en el mundo actual, porque muchos que parecían cristianos se apartaron, y va en aumento. ¿Es posible que nunca conociesen la fe verdadera? Porque su fe falsa no produce frutos del Espíritu, ni obras de Dios, sino egolatría. Y porque en medio de la tragedia, cuando se levantan las montañas de la vida, en los momentos de prueba de su fe, la gente se desespera. No “No es de todos la fe” leemos en 2 Tesalonicenses 3.
La fe verdadera
Ahora veamos ¿Cómo es esa fe verdadera que Dios da a los que Le aman? La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve, Hebreos 11. La fe verdadera es fruto del Espíritu, porque es un don de Dios, para creer en Jesucristo, para salvación y vida eterna, Juan 3:16. Es una fe viva que produce frutos del Espíritu, buenas obras y una vida justa “porque el justo por la fe vivirá”. Y es una fe que nos fortalece en los momentos duros, en la oscuridad, que mueve las montañas de la vida, que crece como el grano de mostaza, y cuando las cosas van mal, la prueba de nuestra fe produce paciencia.
Esa fe podemos verla en las vidas de 4 grandes personajes de la fe. Abraham “creyó a Dios, y le fue contado por justicia”. Dejó Ur de Caldea y se aventuró a la Tierra Prometida dejándolo todo atrás, y es llamado “Padre de la fe”. Génesis 15.
María virgen creyó a Dios, recibió al ángel del Señor y el mensaje que le traía. Aceptó como sierva del Señor a pesar de saber que enfrentaría el desprecio, la sospecha, la acusación y la duda, incluso la muerte por lapidación, pero concibió al Mesías, al Hijo de Dios. Lucas 1. El centurión creyó en Jesús y le dijo: “mi siervo está paralítico y atormentado. Jesús le dijo: “Yo iré y le sanaré! Y el centurión le respondió: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo ¡solamente di la palabra y mi siervo sanará! Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados: y digo a este ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Jesús dijo: “Ni aun en Israel He hallado tanta fe”. Mateo 8. Lutero creyó a Dios para volver a las Escrituras, y concluyó “El justo por la fe vivirá” Habacuc 2. El se jugó la vida para que hoy nosotros leamos la Biblia en lengua vernácula.
Conclusión
Me gustaría cerrar con las claves para una fe fruto del Espíritu: Es fe por la Gracia de Dios en la cruz de Su Hijo Jesucristo para salvación, que cambia nuestras vidas, hoy y por la eternidad. Es como un grano de mostaza, y mueve las montañas de la vida. Esa fe la vimos en Abraham, en María, en el centurión y en Lutero. Pero los apóstoles pidieron a Jesús: “auméntanos la fe”. Jesús dijo a Pedro: “He rogado por ti, que tu fe no falte”. La fe vive de la oración, pero Jesús ruega que nuestra fe no falte, ¡qué privilegio! fruto del Espíritu. ¿Es tu fe como un grano de mostaza? ¿Tu fe mueve montañas? ¿Es tu fe fruto del Espíritu?