JESÚS – LA LUZ EN UN MUNDO DE TINIEBLAS
© Carlos Padilla – Septiembre 2021
“De repente no podía ver el camino de mi vida delante de mí; podía intuirlo, pero no lo veía con claridad, como estoy acostumbrado”. Estoy seguro de que esta es una experiencia común, en estos tiempos, en muchos de nosotros que creemos y conocemos a Jesús, pero vivimos en un mundo que se adentra cada vez más en las tinieblas. Las Palabras de Jesús, son, sin embargo, como nuestro faro, que nos ilumina para que no choquemos la barca de nuestras vidas con la costa. La pandemia que vivimos en la segunda década del siglo XXI d.C. está afectando al mundo a nivel psicológico y anímico. Lo vemos, y lo leemos a diario. La cuestión es, que la incertidumbre, la dificultad, la situación social, la falta de trabajo, la enfermedad, y a veces la muerte de nuestros seres queridos, aunque afecta a todas las personas, no debe producir la misma reacción en el incrédulo que en el discípulo de Jesús, porque este conoce, o debería conocer la Palabra Profética de la Biblia, el destino de la humanidad, y por supuesto el suyo propio.
Los que seguimos a Jesús debemos buscar la luz del mundo en Él. Todos nosotros a veces pasamos por tinieblas que nos nublan la vida, oscuridad que tapa la luz de Cristo, a la que estamos acostumbrados. El salmista describe en el 23 que aunque ande en valle de sombra de muerte no temerá mal alguno, porque Tú estarás conmigo, refiriéndose al Señor. Las tinieblas y la oscuridad tienen dos interpretaciones. A veces hablamos del mundo perdido de los enemigos de Cristo, y otras de cuando pasamos por pruebas espirituales que nos hacen más fuertes, y en las que Jesús nos sustenta, nos lleva en brazos, aunque a veces las pruebas sean duras para Sus discípulos.
Jesús nos enseña: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12), pero vemos que el mundo anda en oscuridad y en tinieblas porque no mira a Jesús, Aquel que es su luz. Sin embargo el cristiano puede ver aun en medio de las tinieblas de un mundo de oscuridad, atravesando pandemias, calamidades, persecuciones, tribulaciones. Pero, ¿cómo ver nuestro camino en Cristo en medio de la oscuridad? Y ¿cómo oír la voz de Jesús en medio de las tinieblas?
¿CÓMO VER NUESTRO CAMINO EN CRISTO EN MEDIO DE LA OSCURIDAD?
Podríamos decir, sin equivocarnos, que somos cortos de miras porque nos centramos en los problemas, en las circunstancias que atravesamos, y estos no nos dejan ver el horizonte, ese que alberga preciosas promesas de Dios. Además nuestro enemigo, el diablo, se dedica a luchar con oscuridad, tinieblas y problemas para entorpecer nuestra vida cristiana y sus frutos, aunque sabemos que ya ha sido vencido por Jesús en la Cruz del Calvario y en la Resurrección.
Por lo tanto, ¿cómo caminar sin ver? si estamos en tinieblas ¿cómo podremos avanzar? Para ver hace falta luz, y Jesús es esa luz que nos alumbra, Juan 1, esa luz verdadera que alumbra a todo hombre y que vino al mundo. El que no sigue a Jesús andará en tinieblas y no podrá ver a dónde va. Si miramos a Dios por Cristo, podemos ver las profecías, la hoja de ruta del reloj profético de Dios. También, al mirar a Dios en Cristo, podemos creer lo que Dios nos ha prometido a cada uno. “Porque por fe andamos, no por vista…” (2 Corintios 5:7). La fe es como la electricidad del faro, sin la cual no hay luz. Debemos venir en oración siempre que estemos o veamos tinieblas u oscuridad en la vida; solo así podemos saber si hemos pecado, si no hemos hecho algo que debíamos, si el Señor nos quiere corregir en algo, y solo así nuestra fe crece y la luz alumbra; si no, somos ciegos. Es algo que el comerciante de esclavos John Newton reconocía tras su conversión a Cristo en el más famoso himno cristiano: “Amazing Grace” Sublime Gracia: “…era ciego, más ahora puedo ver”. De igual modo el salmista en el 23 declara: “…aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo…”.
Así pues, en medio de la pandemia, de un mundo en tinieblas, cambiante y en degradación moral y cívica, apartado de la fe y de la Palabra de Dios, y que sufre las consecuencias, podemos confiar en nuestra salvación y en la ayuda de Dios, aunque andemos en medio de las tinieblas, porque (Juan 1:4,5,8,9): “En ÉL estaba la vida, y la VIDA es la LUZ de los hombres” – “La luz en las tinieblas resplandece” – “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por Mí” (Juan 14:6). “Y esta es la condenación, que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz”. (Juan 3:19).
Finalmente recordemos la respuesta de Jesús a los enviados de Juan el Bautista cuando vinieron de ver a Jesús haciendo milagros y sanando: “Los ciegos ven…” (Lucas 7:22).
¿CÓMO OÍR LA VOZ DE JESÚS EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS?
Antes, hemos hablado de la fe como la electricidad del faro para que dé luz. La Biblia nos recuerda que la fe viene por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Por lo tanto hay dos experiencias sobre el oír la voz de Jesús. Una para el no creyente, la cual viene por el oír el Evangelio para salvación de su alma y comenzar su nueva vida en Cristo. La otra es para el discípulo, que ya tiene fe, y que ya conoce al Señor, cuando no puede oír la voz de Jesús. Juan 5:14 nos recuerda que si pedimos alguna cosa en la voluntad de Dios, Él nos oye. Así pues, si un hermano en Cristo anda en tinieblas, no ve el camino de Cristo para su vida, o no oye la voz de Dios, la respuesta viene por la oración. Si alguno no oye la voz de Dios, le falta oración en su vida, algo que está en sus manos cambiar.
Al mismo Juan, en su vejez, le fue dada la visión y el oído del libro de Apocalipsis, lo cual nos recuerda en 22:8 “Yo Juan, soy el que oyó y vio estas cosas…”. Una de las mejores expresiones de un hombre de Dios hambriento y sediento de la voz de Dios, fue el profeta Samuel quien “clamó” a Yahweh y le oyó, (1 Samuel 7:9). Y el Proverbio 1:33: “Más el que Me oyere, habitará confiadamente, y vivirá tranquilo, sin temor del mal”. Porque, como dice el Señor, recordando al profeta Joel 2:28 y (Hechos 2:17): “Vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones…” Y el apóstol Pablo recordaba a los Corintios en su segunda carta (12:1): “…pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor…”.
Lo lamentable es que muchos quieren oír la voz de Dios, pero no quieren obedecer Su Palabra. Quieren que Dios les hable, pero no quieren oír lo que Él dice. ¿Entonces para qué quieren oír la voz de Dios, los que no Le aman? Por tanto permanecerán en tinieblas, ciegos y sordos los que no creen la Palabra de Dios, los que ignoran la Biblia, los que no quieren entenderla a través de las Palabras de Jesús, su Autor.
Finalmente, de nuevo, recordemos la respuesta de Jesús a los enviados de Juan el Bautista cuando vinieron de ver a Jesús haciendo milagros y sanando: “Los sordos oyen…” (Lucas 7:22).
TEXTOS BÍBLICOS
“…Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos… (Salmo 112:4). “Delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz… (Isaías 42:16). “Si dieres tu pan al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz… (Isaías 58:10). “Para dar luz a los que habitan en tinieblas… (Lucas 1:79). “Aquel que cree en Mí no permanecerá en tinieblas… (Juan 12:46). “…cayeron sobre él oscuridad y tinieblas… A Elimás, el mago, (Hechos 13:11). “…nos ha librado de la potestad de las tinieblas… (Colosenses 1:13). “…mas vosotros no estáis en tinieblas… (1 Tesalonicenses 5:4). “…que nos llamó de las tinieblas a la luz admirable… (1 Pedro 2:9). “…las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra… (1 Juan 2:8). “…el que aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas… (1 Juan 2:9). “…su reino se cubrió de tinieblas… (Apocalipsis 16:10).
CONCLUSIÓN
La fe, y sobre todo la confianza en Dios, en Cristo, por el Espíritu Santo, es lo que nos da la luz de la vida para seguir adelante, porque también en nuestra vida cristiana podemos decir como Juan: “…las tinieblas van pasando, y la verdadera luz ya alumbra”.
Cuando atravesamos una situación en la que nos hemos analizado ante Dios en oración y ayuno, y estamos caminando en el Camino del Señor, sin apartarnos ni a diestra ni a siniestra, pero parece que estamos en oscuridad y en tinieblas porque las cosas que esperamos de Dios no llegan, confiemos en Él, porque Dios, ni llega tarde, ni se adelanta, ni deja las cosas sin hacer. Pero nosotros somos impacientes, afectados por el afán y la ansiedad, y estorbados por la oscuridad y las tinieblas del mundo en que vivimos. Es vital haberse analizado ante Dios humildemente y dispuestos a aceptar si hemos pecado, o fallamos, o no damos testimonio, o no oramos, o no ayunamos, o no estudiamos, o no ayudamos, o no hemos tratado a los hermanos o al prójimo como un buen discípulo debe. La oración en Cristo es la respuesta para ver y oír a Dios. Hablar con Dios con el corazón, en el nombre de Jesús, y oyendo al Espíritu Santo.
El resultado de seguir a Jesús, la Luz del mundo, es que hace que nos convirtamos también en luz del mundo: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. (Mateo 5:14-16). Para ello hemos de seguir a Jesús, quien nos provee de esa luz, pasar tiempo con Él, estudiar Su Palabra, predicarla, ayudar a los pobres, y con los hermanos servir en la misión de la Gran Comisión. Entre tanto y en medio de la oscuridad y de las tinieblas de este siglo, antes del regreso glorioso de nuestro Señor Jesucristo, seamos luz del mundo para Su gloria. Y si no vemos Su camino, ni oímos Su voz, vengamos en oración a buscar Su presencia, esperemos con paciencia en Él, porque nuestro Dios siempre responde, siempre nos cuida, y siempre bendice a los que confían en Él. Juan 8:12: “Yo soy la Luz del mundo; el que Me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.