
CUARESMA BÍBLICA Y ESPIRITUAL
© Carlos Padilla – Semana Santa 2021 – Pascua 14 Nissan 5781
La cuaresma es un periodo de preparación cristiana previo a la Semana Santa. Algunas prácticas comunes son, la oración, el ayuno, la abstinencia, la confesión a Dios, la reflexión de nuestra vida cristiana, a lo que las tradiciones añaden la penitencia. El enfoque es muy distinto si vemos el mensaje desde la Biblia o si lo vemos desde la tradición. La palabra cuaresma, procede del latín cuadragésima, para 40 días, el período de tiempo desde el miércoles de ceniza, simbolizan la preparación para recordar la pasión de Cristo, Su entrega por nosotros para morir por nuestros pecados, vencer al diablo y a la muerte, resucitar para darnos fe en la esperanza de la vida eterna por Su perdón de nuestros pecados, y ungirnos con poder en el Espíritu Santo para cumplir con la Gran Comisión de hacer discípulos, hasta que Él regrese en Su reino al final de los días. Los días clave son el Domingo de Ramos, el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección. Pero ¿es la cuaresma Bíblica y espiritual, o solo una tradición?
7 EVENTOS CLAVE DE LA CUARESMA BÍBLICA Y ESPIRITUAL
La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, el Domingo de Ramos, se inició desde el Monte de los Olivos, a cuya falda está el huerto de Getsemaní. “…Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna, al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!..”, Mateo 21:1-11. Esto mismo hemos de decir nosotros al conocer a Jesús y al recibirlo como Salvador. Para los que ya lo hemos hecho, recordemos que un día Él nos llamó a salvación, y permanece con nosotros, como si fuésemos una Jerusalén del alma, en la que entró como Rey de reyes.
La purificación del Templo, es nuestra propia purificación. Debemos mirarnos en el espejo de la acción de Jesús al entrar en la que Él llamó “la casa de Mi Padre” porque, dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones”. Mateo 21:12-13. Desde este punto, Jesús enlaza otras enseñanzas y acusaciones contra los judíos incrédulos como la maldición de la higuera estéril, los labradores malvados, la fiesta de las bodas, el tributo, la pregunta sobre la resurrección, y Su acusación a escribas y fariseos. Pero ¿es nuestra alma ese Templo espiritual que Jesús llama “la casa de Mi Padre”, desde el que podemos cumplir el gran mandamiento de amar a Dios sobre todo, y al prójimo como a nosotros mismos? Mateo 22:34-40.
La venida del Hijo del Hombre, el lamento de Jesús sobre Jerusalén, las señales antes del fin, la parábola de las diez vírgenes, la parábola de los talentos, el juicio a las naciones, ungido en Betania, la traición de Judas. Mateo 24 nos recuerda que el fin viene, que Jesús volverá a por nosotros, vivos o muertos resucitados, iremos con Él, antes del juicio final, tengamos esperanza y la transmitamos al mundo. Seamos prudentes como las cinco vírgenes que llenaron de aceite sus lámparas, así nosotros tengamos aceite en nuestras almas, donde por la unción venga el aceite para dar luz al mundo desde el Espíritu Santo.
La Santa Cena, la negación de Pedro, oración en Getsemaní, Arresto de Jesús, Poncio Pilato, ante el concilio. Mateo 26 nos recuerda que Jesús pidió que tomáramos el pan y el vino hasta que Él venga, y lo tomaremos nuevo en Su reino. Celebremos la muerte y resurrección de Jesús siempre, hasta Su vuelta y oremos, como en Getsemaní.
La crucifixión de Jesús, sepultado, la tumba abierta. Mateo 27:32-66. Llevemos nuestra cruz en el yugo de Cristo. Nosotros merecíamos aquella cruz en el Calvario, debimos morir en el Gólgota, por nuestro pecados, pero nuestro amado Señor, el único, cuya sangre podía limpiarnos de pecado, siendo santo, siendo Dios, y siendo nuestro eterno Sumo Sacerdote sin pecado, el único que podía salvarnos, por la justicia eterna, por Su gracia, por la fe en esa Su obra. Los que creemos en la resurrección, no solo de Jesús, sino en la de todo el mundo, justos e injustos, sabemos que Cristo vive y vuelve, Apocalipsis 1:7. ¡Solo a Él sea la gloria!
La resurrección de Jesús, el informe de la guardia, la gran comisión, hacer discípulos a todas las naciones. Mateo 28. ¡Gloria a Dios en las alturas! Cristo vive, resucitó y nadie lo pudo impedir, volvió a vivir físicamente y salió del sepulcro. Si creemos de verdad que Cristo vive, ha resucitado y vuelve, esto debemos predicar, y con ello hacer discípulos a las naciones, en ese proceso que empieza y no termina, de la santificación progresiva del creyente, la capacitación, unción y llamado para servir a Cristo y la iglesia y al mundo.
Si es una persona cristiana, creo que estará de acuerdo en participar en este recuerdo y esperanza de aquel tiempo que nuestro Señor Jesucristo vivió, murió, resucitó y ascendió por nosotros, cada año en el tiempo de cuaresma, de forma Bíblica y espiritual.
BREVE HISTORIA DE LA CUARESMA
Desde el siglo II d.C. el cristianismo practica un tiempo de preparación para participar en la semana de la pasión de Cristo, mediante oración, ayuno y abstinencia. En el siglo IV, Atanasio y otros padres ante-nicenos y post-nicenos, en el 1º Concilio de Nicea, año 325, se establecen los 40 días previos de ayuno y abstinencia (los domingos no se cuentan), en memoria de los 40 días que Jesús pasó en el desierto venciendo la tentación Satanás, antes de iniciar su ministerio público. También Moisés pasó 40 días en Sinaí, y luego 40 años pasó Israel en el desierto. Deuteronomio 16 muestra un tiempo instituido de santificación previo a la Pascua en la comunidad judía, preparación para la comida de los panes sin levadura, y estudio de Éxodo, incluso en tiempos de Jesús. Desde entonces la iglesia en casi todas sus denominaciones sigue celebrando un período de santificación y acercamiento a Dios. En la actualidad algunas iglesias evangélicas siguen esta tradición, y otras no, pero todo cristiano de un modo u otro, al acercarse la semana de la pasión de Cristo, la Semana Santa, siente un acercamiento y un recogimiento hacia la santidad de Su Salvador, que vino a morir en la cruz del Calvario para pagar por nuestros pecados, resucitar y darnos vida eterna, por la fe en Su obra.
Desde el Domingo de Resurrección, la alegría y la alabanza se mezclan con la fe de que sabemos que Jesús vuelve para llevar a Su amada iglesia a Su reino por la eternidad. Los muertos en Cristo resucitarán primero, y Sus discípulos vivos junto a los resucitados santos, seremos llevados al cielo, 1 Tesalonicenses 4:13-18.
En Miércoles de Ceniza, aunque es el mismo día de inicio del periodo ya establecido, recibe este nombre y prácticas tradicionales en el Medievo, y algunos lo vinculan con prácticas paganas relacionadas con el carnaval o la muerte, pero no así el cristianismo, que lo hereda del polvo y ceniza y vestidos de cilicio para buscar el perdón de Dios. Hay un Texto Bíblico que se dice que influyó a establecer esta práctica, donde el profeta Daniel 9:3 vincula las cenizas con la penitencia y la muerte:
Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. 4 Y oré a Yahweh mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; 5 hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. 6 No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. 7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti. 8 Oh Yahweh, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos… … 14 Por tanto, Yahweh veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Yahweh nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz… … 17 Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. 18 Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. 19 Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
Daniel continúa, tras este impactante y actual, Texto, con la Profecía de las Setenta Semanas de Daniel. Puede leer sobre el tema en los Estudios Bíblicos de esta web.
CONCLUSIÓN
La Cuaresma no es un tiempo para buscar la salvación si ya se ha recibido a Cristo como Salvador, si se ha nacido de nuevo del Espíritu de Dios. No es enseñanza de Jesús que Sus discípulos crean que la salvación que ya creyeron la tengan que seguir buscando y ganando con sus esfuerzos, penitencias, ayunos o abstinencias, como enseñan alguna iglesias tradicionales, para las cuales la Palabra de Dios, la enseñanza de Jesucristo no es su norma doctrinal ni de vida, sino sus tradiciones, como los escribas y fariseos. Jesús dijo que el ayunase se ungiera la cabeza para no mostrar a nadie que ayunaba, sino al Padre, que está en los Cielos, Mateo 6:16.
La Cuaresma, pues, puede ser observada por cualquier cristiano, nacido de nuevo, en el entendimiento de que es un tiempo de oración, ayuno (que no solo tiene que ser de comida), confesión a Dios, estudio Bíblico, preparación y reflexión sobre nuestra vida cristiana, obras por amor a Dios y al prójimo, como buen samaritano, vida familiar y social. Toda esta experiencia anterior a la Semana Santa, nos acerca más a Jesús, y al prójimo en Cristo y es instrumento para la Gran Comisión de hacer discípulos. De hecho muchas iglesias protestantes siguen celebrándola hoy, y muchos evangélicos que no conocen el calendario litúrgico Bíblico, la están buscando, como otras prácticas que nos acercan al corazón de Jesús vivo. “Polvo eres, y al polvo volverás”, Génesis 3:19, pero, el que cree en el Hijo de Dios tiene vida eterna, Juan 3:35-36. La resurrección viene y todo ojo Le verá, Apocalipsis 1:7. Ore, ayune, absténgase para el Señor, observe el Domingo de Ramos, la Pasión de Cristo, y el Domingo de Resurrección, en su corazón y compártalo con su familia, con su iglesia y con el mundo, porque Cristo viene. ¡Dios le bendiga!