JESUCRISTO   LA RESURRECCIÓN VIENE. HE AQUÍ QUE VIENE CON LAS NUBES Y TODO OJO LE VERÁ, Y LOS QUE LE TRASPASARON. Apocalipsis 1:7.

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RESUCITÓ DE LOS MUERTOS

SEMANA SANTA - LA PUERTA A LA VIDA

 © Carlos Padilla, Semana Santa, Marzo 2013

 

La Semana Santa, cada año que la celebramos hasta la venida de Jesucristo en Su Reino, se ve envuelta principalmente por la Pasión de Cristo, Su muerte expiatoria para el perdón de nuestros pecados, por cuya fe recibimos la salvación para vida eterna. La resurrección de los muertos, o la transformación de los creyentes vivos -primero cuando se nace de nuevo, y segundo el día en que venga el Señor- es fruto de Su obra en la Cruz del Calvario. Pero esta Semana Santa mi enfoque estará centrado en la resurrección de Jesucristo y su efecto en nuestra vidas, ahora, y en la eternidad, pues la muerte es el principio, no el fin.

Hay dos vidas que vivir pues, el aquí y ahora, y la eternidad. Ambas comienzan en Semana Santa. La Semana Santa de Cristo es nuestra puerta a la vida. Lamentablemente muchos piensan que la Semana Santa, y el fruto del Evangelio y la salvación, solo tienen efecto tras la muerte. Sin embargo esa es la segunda parte del Evangelio. El verdadero mensaje del Evangelio incluye la vida presente, la salvación de nuestras vidas aquí y ahora, en nuestro vivir diario, en nuestras relaciones, matrimonios, hijos, padres, trabajos o profesiones, y nuestra vida como cristianos y parte de la Iglesia, y de la iglesia local.

Los efectos eternos de Su resurrección y el impacto sobre nosotros, no solo en nuestra vida terrenal, sino en nuestra vida eterna, tienen su origen en aquella promesa que conocemos como el Pacto Eterno, y la vida dada por Dios a Su Hijo unigénito, como profecía, que al tercer día resucitaría. Hoy está vivo y sentado a la diestra del Padre, habiendo ganado por Su obra en la Cruz, no solo nuestra salvación, sino todo poder en el Cielo y en la tierra. Pero consecuentemente todo el que en Él cree en su corazón que Cristo está vivo y vendrá a establecer el Reino de Dios por la eternidad, recibe también poder para llevar el Evangelio en Su nombre.

 

LOS INCRÉDULOS DE LA RESURRECCIÓN

¿De verdad cree Ud. en la resurrección?. Hubo apóstoles y seguidores de Jesús que dudaban, otros no creían. No hay más que leer los evangelios en sus últimos capítulos, donde se habla de la resurrección para darnos cuenta de lo que costaba a los apóstoles y discípulos de Cristo creer que hubiese resucitado. Esto nos sirve de ayuda para ser pacientes con la gente cuando les cuesta creer, además de nuestra propia conversión hasta que creímos.

Pero la cuestión de la resurrección no era algo nuevo para la cultura judía. Ya el Sanedrín, el consejo de sacerdotes y doctores de la Ley, o Torah, se hallaba dividido en la cuestión de la resurrección. Así leemos en Hechos 23:6, cuando Pablo ante el concilio ve que una parte era de saduceos y otra de fariseos -los primeros no creen en la resurrección, ni en ángel, ni en espíritu, pero los segundos sí- usa esa diferencia para convencerlos de que Cristo resucitó ya de entre los muertos y vive, y que de lo que le acusaban era de su fe en esa resurrección, la del Mesías de ellos y la de la humanidad, como era la esperanza de Israel. De entre ellos también era Nicodemo, otro fariseo discípulo de Jesús y parte del Sanedrín, el mismo que aparece ante Pilato para pedir el cuerpo de Jesús para sepultarlo. El mismo que preguntaba a Jesús como nacer de nuevo, sin duda sería uno de los que más se gozarían en la resurrección del Maestro.

Pero sin duda el más famoso incrédulo fue Tomás, a quien Jesucristo reprochó su incredulidad, pues bienaventurados los que no vieron y creyeron. ...Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. 26Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. Juan 20:24. Estamos pidiendo a quienes nos oyen predicar el Evangelio que crean sin ver, pues esta es la premisa de la fe.

Ahora podemos hablar en este reducto del tiempo sobre otra resurrección. Me refiero a la de Ud. o a la mía. De si Ud. cree que resucitará y adonde cree que irá. Esta es la cuestión final. Y aquí no tengo más remedio que encomendarle al Espíritu Santo. Sé que escribo para cristianos, no cristianos y buscadores de la Verdad, y es por esto que confronto al lector con la realidad de su propia fe para que en su soledad, en su intimidad con Cristo, se haga esta pregunta, ¿de verdad creo Señor Jesucristo que has resucitado y estás vivo?. ¿De verdad creo que voy a resucitar, y sé adonde pasaré la eternidad?. De lo que Ud. crea en su corazón dependerá toda su vida y su fe en el Evangelio. Este es el mensaje concluyente de Semana Santa, la resurrección de Cristo y la nuestra. Vayamos y prediquémoslo.

 

RESUCITÓ DE LOS MUERTOS CON PODER

Ese poder del cristiano para predicar el Evangelio, es sobrenatural, en el sentido de que las victorias que se consiguen evangelizando y tratando al prójimo con el amor de Dios, no es algo que emana del hombre natural, sino que forma parte de la Gran Co-Misión, la misión de la Iglesia, y de cada cristiano en particular, pues es sacrificio de alabanza, fruto de labios que confiesan Su nombre, Hebreos 13:15.

Este poder que recibimos de lo Alto, no es un poder que se concentra solamente en milagros, resurrección de muertos, sanidad de enfermos, o trasladar un monte de un lugar a otro, cosas que los apóstoles bien pudieron hacer. Hay un poder espiritual para la guerra de las almas, una batalla que se gana por la fe, a través de cumplir el mandamiento de dar testimonio de Cristo, predicar el Evangelio, pues es por la fe que se puede llevar a cabo, no solo para ganar a las personas para la eternidad, sino para alimentar a la Iglesia hasta la venida de Jesucristo, el Rey que estuvo muerto y resucitó, al tercer día. Por ello en el mundo muchos hoy, en el siglo XXI, sufren persecución, oremos por ellos y hagamos lo que esté a nuestro alcance para ayudarles y a sus familias.

Sin duda que Jesucristo bien pudo bajar de la Cruz, pues ya había demostrado poder sobre la muerte al resucitar a su amigo Lázaro. También había demostrado Su poder al calmar la tempestad, al convertir el agua en vino de gran reserva, o al dar de comer a la multitud multiplicando los panes y los peces. Sin olvidar cuando dio vista a los ciegos, sanidad a los cojos y mancos, etc. Pero no, decidió morir por nosotros llevando nuestra culpa hasta la muerte, y muerte de cruz, y cumplir así el Pacto Eterno con el Padre. Y cuando parecía que la muerte había vencido, según las profecías Bíblicas, resucitó de los muertos, Juan 20. Luego apareció a María Magdalena y a los doce apóstoles. Finalmente les encomendó la misión de evangelizar el mundo entero, a ellos y a las generaciones de cristianos siguientes, no solo a los judíos sino a los gentiles, para formar la Iglesia. Y dijo categóricamente y para todo creyente, antes, hoy y mañana: ...He aquí que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo... Mateo 28:18.

 

LA RESURRECCIÓN, PARTE DEL EVANGELIO

Aunque el Evangelio comienza con en el famoso arrepentíos, del griego "metanoia", que se traduce como cambio de mente, para el perdón de los pecados por la obra de Jesucristo en la Cruz, la consecuencia es la resurrección para vida eterna anunciando el Reino de Dios al que somos llamados, y a una nueva vida aquí y ahora con Cristo. Este es el mensaje que hemos de enfatizar a nuestro alrededor. El Domingo de Resurrección conocido por la cristiandad, es la culminación de la celebración, tras la pascua y la pasión, pero no se enfatiza lo suficiente. La gente debe escuchar hablar sobre la resurrección porque es algo fuera del pensamiento racional de la sociedad relativista, laicista, atea y muerta en la que vivimos, para que resucite, pues no nos avergoncemos del Evangelio, pues es poder de Dios. También porque es la mayor esperanza al hombre, que no importa la muerte, pues ésta no tiene ya poder sobre nosotros, y el aparente poder que tiene cuando vemos a la gente morir, es temporal, porque viene el día de la resurrección de los muertos.

La clave de la resurrección no es el hecho de que vamos a resucitar, sino a donde va cada uno tras resucitar. Jesucristo enseña claramente que cuando Él venga en Su gloria, apartará a unos de los otros. Los que son Suyos irán a resurrección de vida, pero los enemigos de la fe en Cristo, irán a resurrección de condenación. Este punto tan relevante es relativizado frecuentemente, incluso en círculos cristianos, me refiero a la eternidad de la vida tras la muerte, sea en el paraíso de Dios, o en el infierno. La Biblia es clara en su doctrina sobre la eternidad de los nuevos cielos y la nueva tierra, el Paraíso, como del lugar de tormento llamado infierno, es por eso que Dios en su infinita misericordia quiso, junto con Su Hijo, y dentro del seno de la Trinidad, evitar que vayamos a ese lugar terrible por la eternidad. Solo nos hace falta recordar cualquier situación horrible en nuestra vida y pensar que no hubiese tenido fin, para hacernos una vaga idea del infierno. Cristo hizo el Pacto Eterno con el Padre por amor a nosotros para que fuésemos a otro lugar precioso y eterno, el Paraíso, donde dice Jesucristo que el Padre tiene moradas espirituales para nosotros. No nos pase como a los discípulos al principio: ...Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. Juan 20:9.

 

PORQUE ÉL RESUCITÓ, TAMBIÉN NOSOTROS RESUCITAREMOS DE LOS MUERTOS

La Semana Santa, como resalté al principio, suele estar centrada más en la muerte que en la vida. Pero la muerte de la Pasión de Cristo tiene como objetivo la vida, la del Señor y la nuestra, pues para eso Dios hizo la creación e hizo al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza, Génesis 1:27. Es para nosotros, la Iglesia -todas las personas que en la historia han amado a Dios antes, y a Cristo ahora, si han conocido el Evangelio- esa resurrección, pues viviremos de nuevo y para la eternidad en una nueva tierra, Apocalipsis 21. Mas los que estén vivos cuando venga el Señor Jesucristo, y todo ojo le vea, serán arrebatados al cielo, 1Tesalonicenses 4:17.

Jesús nos enseñó que la cuestión es adonde vamos cuando resucitemos, no si hay o no resurrección, pues la hay porque Él demostró ser la resurrección, tanto al resucitar Él, como al resucitar muertos, como Lázaro. Por lo tanto leemos a Jesús en Juan 5:24-28: ...De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. 25De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. 26Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; 27y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. 28No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Y no hablamos solo de resucitar tras la muerte, sino de estar ya resucitados espiritualmente, de haber muerto al pecado y haber nacido de nuevo por la fe, según enseña Jesús en el versículo 24 del Texto anterior, y según enseña también el apóstol Pablo a los Colosenses 2:12 y 3:1: ...sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. - ...Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

 

Y RESUCITÓ DE LOS MUERTOS EN SEMANA SANTA

La Semana Santa es, pues, el comienzo de una nueva etapa en la misión de Dios por la humanidad, una misión que acordaron el Padre y el Hijo en el Pacto Eterno, y que Dios cumple en la promesa del pacto con Abraham, de quienes todos los creyentes en el Mesías somos hijos en la fe. Es, pues, esta dispensación la que tenemos por delante, la que nos abre la puerta a la evangelización, porque es Dios quien la hace posible, no nosotros con nuestros propios esfuerzos, ni a nuestras expensas, ni por nuestra propia misericordia, sino por la de Dios, por Su poder, por Su capacitación y por hacerla Él en nosotros por Su Espíritu. Recordemos a Simón de Cirene que no escogió llevar la Cruz de Cristo hasta el Calvario durante una parte del camino, le fue dado. Nosotros igualmente llevamos ahora la cruz del Evangelio al mundo.

Toda obra que hacemos es para la gloria de Dios, en el nombre de Jesucristo, por medio del Espíritu Santo. El Dios Trino siempre está dirigiendo y haciendo la obra de la salvación, y la Iglesia somos el instrumento por el cual la lleva a cabo, una vez vino a la tierra el Hijo para cumplir toda justicia y dar Su vida por nosotros en la Cruz. Y resucitó de los muertos en Semana Santa. Desde entonces el Domingo de Resurrección, el fin de aquel Shabbat, sería el comienzo de una nueva vida para todo aquel que cree a Dios, pues Jesucristo es la resurrección y la vida.

Jesús hace la pregunta, y Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Juan 11:25.

 

CONCLUSIÓN

La pregunta es a nosotros como Jesús a Marta: ¿De verdad cree Ud. en la resurrección?, no solo en la resurrección tras la muerte sino en la vida de nacido de nuevo. Si Ud. es hermano en la fe y conoce a Jesús personalmente, si ora y habla con Él diariamente y comparte su vida con Él, ya sabe a lo que me refiero, porque comprende la primera parte de la resurrección, porque ha muerto a su antigua vida y nacido a una nueva en Cristo.

Solo queda ahora la fe en la resurrección tras la muerte. Si creemos que Cristo resucitó, subió a la diestra del Padre, si hablamos con Él cada día, creemos esto. Si creemos esto, sabemos que Jesús es la vida y que Él nos dice la verdad, que nos resucitará para vida eterna cuando venga en Su Reino en el día final. Con esta esperanza en nuestro corazón por la fe, debemos, para Su gloria primero y por amor al prójimo después, anunciar el Evangelio a quienes amamos y a toda persona que tengamos la oportunidad, porque así Dios es glorificado y ellos también podrán vivir la eternidad en el Reino de Dios, en los nuevos cielos y la nueva tierra, anunciada en Apocalipsis 21. Ésta es nuestra misión para con el prójimo, esta es la misión de Dios a la que nos envía, que la salvación de las vidas de la gente, ahora y para siempre llegue a todo el mundo.

...No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree, del judío primeramente y también del griego, 17pues en el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:16 y 17.

Así que, hermanos, la gente necesita oír hablar de resurrección y del nuevo nacimiento por la fe en Jesucristo. Ya oyen hablar de muerte todos los días en las noticias, en las películas, en los hospitales, en la vida diaria, y en Semana Santa. Hablemos pues de vida, de resurrección y de la victoria de Cristo sobre la muerte, de vida eterna, de la de Jesucristo y de la nuestra, y de una nueva vida aquí y ahora en la tierra por el poder de Dios en nosotros, por Su Espíritu en nosotros. ¡Cristo vive, y vive en mi! esté en nuestras bocas para con todos, anunciémoslo esta Semana Santa y siempre. Amén.

 

 

 

  • Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y llamárase su nombre: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Profecía de Isaías 9:6.


  • Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi. Palabras de Jesucristo. Evangelio de Juan 14:6.
  • Ud. quiere conocer a Dios, pero sabe que el camino no es por las religiones, ni por las sectas, ni por la sociedad. El mundo, sin Dios, ha fracasado. ...Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son... Juan 17:9. Oración de Jesús.


  • Si de verdad busca Ud. a Dios, comience hoy una nueva vida, de la verdadera mano de Dios. El Evangelio es el mensaje para todas las naciones, sin importar la raza, la procedencia ni la cultura. Dios es el Salvador de aquellas personas que le abren su corazón y se arrepienten de vivir sin El.


  • ...Así que hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. 1Corintios 15:58.

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