LA VENIDA DE JESUCRISTO
ESCATOLOGÍA DE 1 Y 2 DE PEDRO
©
Carlos Padilla, Enero 2015
La venida de
Jesucristo, conocida como Su regreso o manifestación al final de los tiempos,
dentro de un tiempo llamado "El Día del Señor" constituye el punto
central de la escatología. El apóstol Pedro, al igual que hacen
Juan y
Pablo en
sus estudios escatológicos, y como no podía ser de otro
modo, por su importancia y por ser revelación del Espíritu de Dios, dedica una
parte importante, en su segunda carta a revelar y explicar la escatología de los acontecimientos
proféticos del fin de los días, y más específicamente sobre la venida de
Jesucristo. Para recordar las distintas líneas de
interpretación escatológicas puede leer:
La Venida del
Hijo del Hombre.
AUTORÍA DEL APÓSTOL PEDRO EN SUS CARTAS UNIVERSALES
La
autoría del apóstol Pedro sobre su 1 y 2 epístola es de
aceptación universal, y la manera de escribir refleja que su autor es un hombre
con carácter de roca y fundamentado en la roca, como su fe y su Señor, comenta
Weisinger. Las cartas de Pedro son la referencia para nuestra vida en los
momentos de persecución a los cristianos, sobre todo en países musulmanes o
marxistas, comenta MacDonald. En Occidente estamos todavía viviendo alguna
tolerancia que conviene aprovechar para predicar el Evangelio, porque cada vez
la persecución será mayor en un mundo anti-Cristo. Externamente dan testimonio
de las cartas de Pedro, Eusebio, Policarpo y Clemente
de Alejandría. 2Pedro 3:1 puede ser un fragmento de testimonio más antiguo
reconocido de la primera carta de Pedro. Algunos que dudan sobre la autoría de
Pedro, sobre todo de la segunda carta, piensan que un pescador no puede escribir
en tan culto griego, pero no tienen en cuenta treinta años de predicación
pública, la obra del Espíritu Santo en el apóstol o la ayuda de Silvano o
Marcos. La segunda carta cuenta con el testimonio de epístola de Judas,
Orígenes, Metodio o Eusebio, quien dudaba pero admitía
que la mayoría de los Padres de su tiempo la aceptaban. Jerónimo, Atanasio y
Agustín también la reconocieron. A pesar de que muchos falsos maestros de los
primeros siglos usaron el nombre de Pedro para escribir herejías, y falsas
epístolas, como el "Apocalipsis de Pedro" la 2 carta de Pedro muestra una
sencilla y veraz relación de sana doctrina y misma línea de doctrina de Pedro,
además de que nunca ha sido rechazada como espuria por ninguna iglesia.
Las cartas
Cubren, la primera la parte
anterior a la gran persecución de Nerón, pues es muy conciliadora con una
sociedad opuesta pero no tan cruel contra el cristianismo sobre el 64 d.C. y la
segunda el tiempo de la persecución, ya iniciado y antes de la muerte del
apóstol, por lo tanto, sobre el 67 d.C. La cristiandad, en lo que hoy es
Turquía, es a quien escribe principalmente desde la ciudad de Babilonia, la cual
puede referirse a la geográfica en el valle del Éufrates, o a la espiritual,
nombre en clave para llamar a Roma con
la segunda venida del Señor.
PEDRO ¿SÓLO APÓSTOL A LOS JUDÍOS?
Pedro ha escrito dos cartas que son
consideradas como universales, seguramente por enseñar el Mensaje de Cristo de forma
sencilla y útil a todos los grupos de lectores. Sin embargo la primera carta la escribe a los
"expatriados de la dispersión" una clara mención de la diáspora de judíos
cristianos conversos, los hoy llamados "mesiánicos" los cristianos procedentes
del judaísmo, ubicados en la región hoy conocida como Turquía. Pero no se queda
solo en ellos la carta, sino en aquellos de la gentilidad que formaban parte de
la Iglesia. De algún modo, así como Pablo es apóstol a los gentiles, pero en las
congregaciones hay discípulos de origen judío, Pedro lo es a los judíos, y sin
embargo, llega el momento en que las comunidades ya cumplen la premisa de que en
Cristo ya no hay judío ni gentil, y ambos apóstoles, columnas de la Iglesia,
pastorean al final a todos los que aman al Señor y a Su Cristo, el Mesías. Esta
es finalmente la obra del Espíritu Santo con ambos apóstoles, y lo cual se
refleja porque ambos al final de su obra, no solo se reconocen mutuamente, sino
que es patente el amor de Dios entre ellos, 2Pedro 3:15. Y la segunda
incluye a todos los grupos de creyentes, al dirigirse a los que han alcanzado una fe igualmente
preciosa a la que ellos tenían, y ahora su mensaje es útil a todos, sin importar
su procedencia ni origen cultural o religioso. Pero
hay otra característica que hace que las cartas de Pedro sean universales y es
que no pueden ser más actuales en su mensaje de los últimos tiempos, como
otras partes del mensaje lo han sido durante la historia para la Iglesia, son
válidas en todo tiempo. Por lo
tanto su inspiración carece de duda.
CLAVES DEL MENSAJE
DE
LAS CARTAS DE PEDRO
Pedro sigue un propósito claro en sus cartas, una
lucha contra los falsos maestros que emanaban por todo el imperio, que era una
cultura muy mezclada. Herejías y sobre todo el gnosticismo infiltrado en la
Iglesia, que era influida por la cultura griega –los griegos buscan sabiduría,
1Corintios 1:22, y los que no han conocido a Dios, piensan que por la sabiduría
secreta que promulga el gnosticismo pueden hacerlo, una secta, el grupo de los
que se consideran "iluminados" con supuestas "revelaciones" aunque sea evidente
que están en contra del Evangelio que estaba, y está, hoy en día en muchas
iglesias, mezclada con la Sana Doctrina– eran a combatir, y se hacía necesario
recordar y reforzar la enseñanza de la Sana Doctrina; otra cuestión similar a
nuestros días. Promover el amor fraternal entre los hermanos y también, como hoy
en día, los problemas con la sociedad anticristiana y la falta de predicación de
las profecías de la venida de Cristo, que aquí nos atañen, encuentran en Pedro
una joya de la Biblia.
Puede ver más estudios sobre
Escatología Bíblica.
Expresiones como "ser rociados con la sangre de
Jesucristo", con la que somos bendecidos al ser escogidos por Dios, y la
"esperanza viva" de heredar por la resurrección y de forma incorruptible el
Reino de Dios. Mediante la fe "más preciosa que el oro" se alcanza la salvación,
vs. 5; la aflicción y la prueba del cristiano como algo normal y que aprender a
soportar, como todos los de Cristo hicieron, hacen, y harán. El fin de esa fe es
la salvación de nuestras almas. Los profetas inquirieron y escudriñaron las
Escrituras y hallaron que el Mesías sufriría, tal y como lo hizo, y resucitaría
de los muertos trayendo la Gloria de Dios, y esto es garantía de que el
Evangelio es real y la Verdad. Los ángeles anhelan mirar en estas cosas que
nosotros vemos y recibimos. "Sed santos porque Yo soy santo" dice el Señor, vs.
16; la "vana manera de vivir" la cual recibimos de nuestros padres; la vida como
peregrinación, vs. 17. La predestinación de Cristo antes de la fundación del
mundo, vs.20. El amor fraternal no fingido "amaos unos a otros entrañablemente,
de corazón puro" y "naciendo de nuevo, de una semilla que es la Palabra de Dios", 1Pedro
1.
La "Piedra Viva" desechada por los hombres es
escogida y preciosa, nosotros como "piedras vivas", y esto lo dice aquel a quien
Jesús cambió el nombre de Simón por Roca o Piedra. El "Real Sacerdocio del
creyente" por el cual anunciemos las virtudes del que nos llamó de las tinieblas
a la luz admirable. "Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad
al rey" vs. 17, frase famosa sobre como el cristiano debe vivir, tratando bien a
todos siempre que no abominen del Señor, y sufridos como Cristo quien llevando
nuestros pecados fue maltratado hasta la Cruz y no se quejó, aquel que es el
Pastor y Obispo de nuestras almas, 1Pedro 2. Los capítulos 3 y 4 ahondan en la
vida cristiana y en el ministerio, como "...ha sido predicado el evangelio a los
muertos..." 4:6, y el 8 vuelve a recalcar que tengamos entre nosotros ferviente
amor, porque "el amor cubrirá multitud de pecados".
Jesús instruyó a Pedro en Juan 21:15-25 a apacentar
la "grey de Dios" lo cual ahora Pedro nos recuerda en el Cap. 5 que los
ancianos (obispos o pastores) a quienes ahora instruye de manera clara, deben tratar a
los hermanos, pues hemos de dar cuenta a Dios de como tratamos a los hermanos,
no por ganancia deshonesta, sino cuidando de ella voluntariamente, con ánimo
pronto, no como teniendo señorío sobre los demás, sino siendo ejemplo. Los
jóvenes estén sujetos a los ancianos, y todos sumisos unos a otros, revestidos
de humildad. "Echar la ansiedad sobre Dios" vs. 7. Resistir al diablo, firmes en
la fe, vs. 9. Dios, tras nuestro padecimiento, nos perfecciona, afirma,
fortalece y establece. A Él sea la gloria. "La iglesia que está en Babilonia"
despide la primera carta.
La segunda contiene otras joyas incuestionables de
la revelación de Dios en un apóstol escogido. Partícipes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo que busca el pecado,
nosotros debemos poner toda diligencia en apartarnos añadiendo a nuestra fe
virtud; a la virtud,
conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a
la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal,
amor, porque si estas cosas están en nosotros y abundan, no nos dejarán estar
ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Advierte a los que no tienen estas cosas, porque si las tenemos no caeremos
jamás de la fe. Pedro, informa de su propia e inminente muerte, por revelación
de Dios. Luego recuerda la voz de lo Alto: "Este es Mi Hijo amado, en el cual
tengo complacencia" una voz que Pedro oyó porque estaba allí, en la
transfiguración, en el monte santo, 2Pedro 1. Vuelve a advertir sobre los falsos
profetas y maestros y la vida pecaminosa de aquellos a los que llama "animales
irracionales" vs. 12. El último capítulo, el 3 es la parte escatológica.
TEXTOS
ESCATOLÓGICOS DE LA VENIDA DE CRISTO EN PEDRO
Hemos visto un resumen del contexto
de la vida cristiana en los primeros hermanos de las iglesias a las que se
dirigía Pedro, y como
destaca para ellos, al final el mensaje de la venida de Cristo, algo vital y que
ya en el último periodo se empezaba a dejar en segundo plano. Los Textos clave son
1Pedro 1:3-12 y 2Pedro 3 en el cual nos vamos a concentrar ahora:
...1Amados,
esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación
vuestro limpio entendimiento, 2para que tengáis memoria de las
palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento
del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles; 3sabiendo primero
esto, que en los postreros días vendrán burladores,
andando según sus propias concupiscencias, 4y diciendo:
¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres
durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la
creación. 5Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo
fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que
proviene del agua y por el agua subsiste, 6por lo cual el mundo de
entonces pereció anegado en agua; 7pero los
cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra,
guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres
impíos. 8Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el
Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
9El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza,
sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento. 10Pero
el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán
con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y
las obras que en ella hay serán quemadas. 11Puesto
que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en
santa y piadosa manera de vivir, 12esperando y apresurándoos para la
venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y
los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13Pero
nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y
tierra nueva, en los cuales mora la justicia.
Desde luego este mensaje es
paralelo al Apocalipsis de Juan en la parte escatológica, como lo es de
1Tesalonicenses 4, de Pablo. Su referencia al
milenio es también clave y
fruto de muchos debates sobre el significado de este periodo.
CONCLUSIÓN ESCATOLÓGICA
La escatología de Pedro comienza y termina sus
cartas. La primera carta, en el capítulo 1 comienza con la "Esperanza Viva" de
la venida de Cristo, y que los hermanos somos guardados por el poder de Dios,
mediante la fe. Sí, la fe, además de ser un don de Dios para salvarnos, por que
nos capacita para creer en el Evangelio, también es herramienta de Dios para
guardarnos para alcanzar la salvación, mientras estamos en este mundo.
Pedro termina su segunda carta con todo un
compendio de datos escatológicos
procedentes de la revelación divina. Sus conclusiones son tan impactantes, tan
detalladas y tan importantes que muchos han intentado negarlas. La Biblia, como
obra de Su Autor, no iba a dejar que solo un apóstol aportara estos datos, sino
que muchos otros, apóstoles y profetas corroboran, en distintas épocas y
lugares, la misma información, como lo hacen Pablo, Juan, Daniel, Isaías y el
propio Jesús.
Sabemos pues, que, según las promesas del Señor,
esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia, pues
todo lo que ahora conocemos será quemado en el día de Dios.
La despedida es de la segunda epístola del apóstol
Pedro una vez conocemos la predicación escatológica que le fue revelada por el
Espíritu Santo:
...Por lo
cual, oh amados, estando en espera de estas cosas,
procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.
15Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación;
como también nuestro amado hermano Pablo, según la
sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, 16casi
en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las
cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes
tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. 17Así
que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano,
guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra
firmeza. 18Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la
eternidad. Amén.
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