FUEGO DEL CIELO
EN LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES
©
Carlos Padilla, Julio 2012
El fuego del Cielo es muchas
veces entendido únicamente como el juicio de
Dios, como la ira de Dios. Pero lo cierto, a
la luz de las Sagradas Escrituras, es que el
fuego del Cielo es de dos clases y procede
de dos fuentes. El primero es para
purificación y celo de Dios en el discípulo,
y de él a la Iglesia. El segundo es el de la
ira de Dios para juicio, y componente del fin del
mundo. La primera fuente es Dios. La segunda
es un cristiano, o la Iglesia. La segunda
fuente, la obtiene el cristiano o la Iglesia a través de un crecimiento en la fe
por la práctica de las disciplinas
espirituales, y los equipa con el poder de Dios para
bendecir, dejando el juicio o la gracia a Dios,
como respuesta a la reacción del oyente a la
predicación del Evangelio, recibiendo o
rechazando al Hijo de Dios.
¿Cuáles son estas
disciplinas?, lo veremos a lo largo de este
estudio, pues depende del cristiano
ponerlas en práctica. El primer fuego
es el conocido como el bautismo de "Aquel"
que era más poderoso que Juan el Bautista, y
que nos bautizaría en Espíritu Santo y
fuego.
...Yo
a la verdad os bautizo en agua para
arrepentimiento; pero el que viene tras mí,
cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es
más poderoso que yo;
él os bautizará en
Espíritu Santo y fuego. Mateo 3:11.
El segundo fuego, el del
juicio de Dios es para aquellos que son
enemigos de Dios, los que no aman a Dios ni
reciben a Jesucristo como salvador. El fuego
es el mismo, pero para los primeros es la
misma presencia de Dios, pero para los
segundos su propia destrucción, porque
"...Nuestro Dios es fuego consumidor..."
...Así
que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos
gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor
y reverencia; 29porque nuestro Dios es fuego
consumidor. Hebreos 12:29.
Esta es precisamente la
historia de tres varones de Dios que
vivieron en el imperio de Nabucodonosor, los
tres amigos del profeta Daniel: Sadrac,
Mesac y Abed-nego.
...Entonces
el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y
dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados
dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.
25Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se
pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto
del cuarto es semejante a hijo de los dioses. 26Entonces
Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo,
y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo,
salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en
medio del fuego. 27Y se juntaron los sátrapas, los
gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar
a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno
sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había
quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego
tenían. Daniel 3:25.
La historia Bíblica sobre el fuego de Dios la
vemos en multitud de historias que nos muestran la presencia de
Dios para que aprendamos la obediencia y la disciplina
espiritual. Jesucristo mismo no quiso dejar de cumplir toda
justicia, lo cual demostró al bautizarse, y además aprendió la obediencia
por Su disciplina espiritual de vida, pues Su vida es nuestro
modelo a seguir, por su excelencia y compromiso. Una guía que
seguirían apóstoles y padres de la iglesia, y que está al alcance
de todo cristiano.
...¿Quién
de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros
habitará con las llamas eternas? 15El que camina en
justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de
violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el
que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que
cierra sus ojos para no ver cosa mala; 16éste
habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de
refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras. Isaías
33:14.
Pero ¿cómo podemos nosotros hacer
que caiga fuego del Cielo en la tierra?, en esa tierra que
representa el alma humana, en nuestro prójimo, y que este fuego
sea de amor de Dios. El fuego del
bautismo del Espíritu Santo viene por el poder de la Palabra de
Dios predicada, pero el que la predica ha de ser un mensajero
ungido, y la unción procede del fuego del Cielo que está en la
presencia de Dios, la misma que experimentamos cuando estamos en
soledad con Dios. Cuando los
apóstoles estaban junto a los hermanos, reunidos esperando la
promesa del Señor, de que vendría sobre ellos el Espíritu Santo
y recibirían poder desde lo Alto, vinieron sobre ellos lenguas
como de fuego. Hechos 2.
¿Quiere ver resultados en su vida? ¿de verdad
quiere?. Vaya al campo de batalla de la oración de fuego. El
campo de batalla no está lejos, lo lleva encima, es su propio
cuerpo, el Templo
del Espíritu Santo. ¿Cómo se hace? poniendo en práctica las
disciplinas espirituales que veremos a continuación. Es a partir de aquí que
como
cristiano comienza su andadura en la nueva vida de salvación y
redención.
Ahora pasará por las pruebas, por el fuego purificador, un fuego
que primero será para su santidad, pero que luego emanará, una
vez madure y sea transformado por Jesucristo en carácter, fe y
corazón, por las disciplinas espirituales bajo la guía del
entrenamiento del Espíritu Santo, para la gloria de Dios.
LAS
DISCIPLINAS ESPIRITUALES
Ahora bien, por mucho que algunos
piensen que son algún tipo de Rambo espiritual, algunos
grupos, que son comandos de élite, y otros parte del mejor
batallón, lo cierto es que todo cristiano verdadero es parte del
ejército espiritual de Dios, de Yahweh de los Ejércitos, y
depende de Él y de Su gracia. Aquellos que luchan sin la
dirección de Dios pueden hallarse en contra en lugar de a favor.
Bien sea por ir a destiempo, por aplicar estrategias de otras
batallas, o por no saber cual es el objetivo, el material
ministerial necesario, o dónde está la tierra prometida de su
tiempo. Es por lo tanto responsabilidad de cada cristiano saber
con toda claridad si está sirviendo con aquellos que son
verdadero ejército de Yahweh, o en compañía de un ejército que
se parece pero que no es de Dios. La iglesia, congregación o
grupo al que uno permanece, con quien uno comparte y donde y
para que propósito sirve, son la clave del éxito o el fracaso en
la Gran Comisión.
Una vez se tiene claro que se
forma parte del ejército de Jesucristo uno puede prepararse a
conciencia. Se sepa o no con claridad
cuando se entre en combate, lo cierto es que el buen soldado se
prepara a diario para estar listo en cualquier momento. Es más,
todo ejército se prepara para la guerra de continuo, no hacen
otra cosa que estar listos para el combate en cualquier momento,
hacen maniobras, simulaciones, estudian estrategia, comparten
con aliados de otros países, se entrenan para toda situación que
pueda presentarse en combate.
El
cristiano, de igual modo que el soldado, o que el atleta, debe ir
al gimnasio de las disciplinas espirituales de forma continua,
del mismo modo que bebe, come, duerme o aprende. El cristiano
necesita beber del agua del Espíritu, comer de Aquel que Es la
Palabra de Dios, descansar en Cristo, y aprender la sana
Doctrina y las Disciplinas.
Lo primero que hemos de tener
claro es el punto de partida al que nos referimos; asumimos que
hablamos de gente santa, nacidos de la fe en Cristo que buscan
ser gente santa, pueblo de Dios que quiere aprender las
disciplinas que vencerán aquellas esclavitudes de la carne y del
mundo que los dominan e impiden servir a Dios como querrían,
porque ven que el mundo trastorna sus vidas, en lugar de ser
ellos los que trastornen al mundo con la fe y una vida
indestructible.
Hablamos de gente que ha nacido
de nuevo, gente que cree que Jesucristo es su Señor, que ha dado
Su vida en la Cruz para pagar por sus pecados, otorgándoles vida
eterna y espiritual, desde el momento de recibirlo, y que se han
comprometido con Él por el resto de sus vidas en la tierra para
servirle y amarle con todo su corazón, y quieren saber cómo van
a conseguirlo, además de la gracia de Dios, qué tienen que poner
de su parte. Estas disciplinas de vida se convertirán en leyes
de vida para bendición. No hablamos de superhéroes espirituales,
sino de gente de Dios normal, con los pies en la tierra, pero
con el corazón en el Cielo.
Es Ud. escritor, o parte del
coro de alabanza, predica, es pastor, cada uno tiene unas
disciplinas específicas, pero éstas tienen unas herramientas
comunes que son básicas a las que luego tendrá otras que añadir,
las específicas. El resultado de las disciplinas espirituales
redunda en un poder de Dios en el cristiano que se trabaja a sí
mismo por ser un discípulo, lo que produce ese fuego del Cielo.
Sin estas disciplinas nada puede conseguir el cristiano, el
atleta o el soldado de Jesucristo, ni fuego del Cielo ni
victorias espirituales. Pero ¿cuáles son esas
disciplinas que hacen que un cristiano sea verdaderamente un
buen vaso de honra con quien Dios cuenta para Su obra, el Reino
de Dios?
Las disciplinas básicas y
permanentes en la vida del cristiano son: La oración, el ayuno,
la soledad, el silencio, la adoración, la integridad, el estudio
diario y sistemático de la Biblia, la pertenencia al cuerpo de
Cristo, las buenas obras y el amor de Dios.
En el cristiano maduro las
disciplinas que hemos enumerado se desarrollan de la siguiente
forma:
La oración diaria varias veces.
Tener un tiempo para orar por una lista de causas, personas y
cargas espirituales. Nuestra relación con Dios conociéndole más
cada día, que nos abra las Escrituras. Nuestros seres amados.
Nuestros hermanos, la iglesia, los pastores y líderes. El
gobierno de nuestro país, los poderosos, los cuerpos y fuerzas
de seguridad del estado y el ejército, los maestros, los hijos,
los mayores, los hospitales, los enfermos, los pobres, la ayuda
humanitaria para que encuentre puerta abierta en los países. Y
por la iglesia perseguida, nuestros hermanos presos y torturados
por Cristo. Por las personas que van a recibir a Jesucristo como
salvador hoy. Otra oración libre en la presencia de Dios, dejando
al Espíritu guiarnos. Buscar vigilias, buscar también orar con hermanos
de nuestro círculo de confianza. Seguir un protocolo de horario,
al levantarse, al acostarse, durante el día.
El ayuno, no solo de comida o
agua, sino de contaminación del mundo, de música, de personas
enemigas de la fe. No comer un día, o dos o tres, o
cuarenta. Ojo quien tenga problemas de salud. Beba agua, sobre
todo si padece de los riñones. No se trata de ascetismo, sino de
buscar la santidad, cada uno tenga su método con el Señor y no
se deje imponer. El propósito del verdadero ayuno lo puede leer
en Isaías 58, más adelante.
La soledad, no buscando ser un
ermitaño, ni un monje aislado del mundo como los monasterios.
Esa fue la reacción de aquellos que al principio del
cristianismo huían de un mundo corrupto, nada nuevo para
nosotros, en un mundo final que hiede ya. La soledad es
imprescindible para la intimidad con Dios, para luego poder
relacionarse, con Su amor, en público, con los hermanos y con los
que no conocen al Señor y pecan libremente.
El silencio es la manera de
escuchar al Espíritu. La oración previa, el estudio de la
Palabra y la meditación son la antesala para estar en silencio,
y que la mente sea entregada al Espíritu Santo.
La adoración de nuestro corazón
es fundamental. El que adora a Dios de verdad, Le ama y se
deleita en Su presencia, tiene celo de Dios, le echa de menos
cuando no lo siente, y Le busca como el sediento al agua, y agua
viva.
La integridad, sin la cual no
podemos agradar a Dios ni ser de buen testimonio a los demás. Si
no somos confiables, si no tenemos palabra, si no andamos en
justicia de Dios, si no vivimos lo que predicamos, somos metal
que resuena y címbalo que retiñe, 1Corintios 13:1.
El estudio diario y sistemático
de la Biblia sin el cual no podemos conocer a Dios en
profundidad, y si no conocemos a Dios, lo cual es la Vida Eterna,
Juan 17:3, entonces no podemos hablar a los demás con el conocimiento
que implica la persona más importante del universo, Su Creador,
nuestro Padre, Su Hijo, nuestro Salvador, y Su Espíritu quien
nos llena de Su vida.
La pertenencia al cuerpo de
Cristo, reconociendo que es salvo aquel que confiesa a Jesús y
vive una vida como la que Él vivió, sin importar la iglesia o
denominación a la que pertenezca. Además la pertenencia
significa ser fiel a la congregación donde uno se congrega, a
pesar de las imperfecciones y fallos de los hermanos, perdonando
y siendo paciente, siempre y cuando la doctrina y la actitud
sean santas, así como el propósito de la propia congregación.
El testimonio y la predicación
producen que el fuego del Cielo caiga sobre aquellos que reciben
la predicación de la Palabra de Dios, entra en sus oídos,
penetra hasta partir el alma, como lo expresa la Biblia en
Hebreos 4:12,
entra en la mente, y convence al corazón y al espíritu, y nos
inunda el Espíritu de Dios con Su bautismo de fuego. Esto nos ha
pasado a todos los que hemos creído, así que prediquemos. Porque
la historia nos deja testimonios que no podemos ignorar, como
que la imprenta apareció providencialmente cuando Lutero y su
traducción al Alemán de la Biblia estaban listas. O que el
transporte en la era industrial apareciera cuando se comenzaran a extender los
misioneros de las Asambleas de Hermanos en el siglo XIX para
llevar el mensaje de la vida sencilla y guiada por el Espíritu
Santo, en lugar de bajo el rígido yugo anglicano, a todo el
mundo. Se reunirían en
las casas y no tendrían jerarquía. Se llamaban los Plymouth
Brothers, hermanos de Plymouth desde Inglaterra. Hoy las nuevas
tecnologías y el transporte moderno hacen que haya Biblias en
todos los idiomas del mundo y predicaciones y misioneros por
todo el mundo.
La vida sencilla estando
contentos con lo que tenemos ahora, seamos pobres o teniendo
abundancia, pero en frugalidad. La sencillez es no necesitar más de lo necesario
para vivir, y así enseñarlo a la familia y la congregación, pues
ejercitándonos en esto pondremos en práctica una vida rica en
espíritu y lejos de las tentaciones y las codicias del mundo.
Esa vida sencilla es de gran testimonio y poder para producir
fuego del Cielo de la presencia de Dios.
Dar alegremente, buenas obras,
ser generosos, de manera que el Señor nos pueda decir cuando
venga, "Venid benditos de Mi Padre, heredad el Reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo". Porque tuve hambre y
me disteis de comer;... ...fui forastero y me recogisteis;... ...
estuve enfermo y me visitasteis, o en la cárcel y vinisteis a
mí. Mateo 25:34-36. Además de
dar alegremente dinero, tiempo y dedicación al prójimo empezando
por la familia, y los hermanos, debemos también a la iglesia, un
compromiso generoso de bendecir la obra del Señor.
El amor fraternal, la
misericordia, la piedad, porque si no hemos aprendido el amor
de Dios, seremos inmaduros y no sabremos de que espíritu somos,
como advirtió Jesús a sus discípulos Jacobo y Juan cuando
querían hacer descender fuego del Cielo como juicio sobre
Samaria:
...Cuando
se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba,
afirmó su rostro para ir a Jerusalén. 52Y envió
mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una
aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Mas no le recibieron,
porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. 54Viendo
esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron:
Señor, ¿quieres que
mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los
consuma? 55Entonces volviéndose él, los reprendió,
diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; 56porque
el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los
hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.
Lucas 9:51.
Mas vemos que también el mismo
Señor una vez ve que el fuego del celo en la Iglesia ha venido
del Cielo no se puede contener, porque ya se ha encendido el
mundo bajo la presencia de Dios. Y esto es algo que la mayoría
de la Iglesia ignora, no se enseña y no se usa; el poder de Dios
en manos santas, por la oración de fuego espiritual a la que es
añadido fuego del altar de Dios en el Cielo, y cae en la tierra
como en el séptimo sello de Apocalipsis 8.
El mismo Jesucristo ya exclama que esto no se puede parar en los
que lo han recibido:
...Fuego
vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?
50De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me
angustio hasta que se cumpla! 51¿Pensáis que he
venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión.
52Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán
divididos, tres contra dos, y dos contra tres. 53Estará
dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la
madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra
contra su nuera, y la nuera contra su suegra. Lucas 12:49.
Ya hemos visto las disciplinas
espirituales que ahora tendrá que decidir si pone en marcha
como parte de su vida, con la ayuda de Dios. Y este es el verdadero ayuno que
Dios demanda y acepta, de la mano del ayuno físico, y con este
propósito que leemos en
Isaías 58:
...Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como
trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión,
y a la casa de Jacob su pecado. 2Que me buscan cada día, y quieren
saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese
dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.
3¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso;
humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de
vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros
trabajadores. 4He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para
herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea
oída en lo alto.
5¿Es tal el ayuno que yo escogí,
que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga
cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Yahweh?
6¿No
es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de
impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y
que rompáis todo yugo? 7¿No es que partas tu pan con el hambriento, y
a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras,
y no te escondas de tu hermano? 8Entonces
nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e
irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Yahweh será tu retaguardia.
9 Entonces
invocarás, y te oirá Yahweh; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si
quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad;
10y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las
tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. 11Yahweh
te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor
a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas
aguas nunca faltan. 12Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los
cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de
portillos, restaurador de calzadas para habitar.
13Si retrajeres del día de
reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia,
santo, glorioso de Yahweh; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni
buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, 14entonces
te deleitarás en Yahweh; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra,
y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Yahweh lo ha
hablado.
Como hemos visto, nuestro Dios
busca nuestro corazón, en profundidad. Para ello y para llevar a
cabo el crecimiento de las disciplinas espirituales que traen el
fuego del Cielo sobre el alma humana, nada mejor que añadir
siete dones del Espíritu a nuestras vidas, como el apóstol Pedro
recibió, para añadir a
nuestra fe, virtud;
a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al
dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad,
afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas
cosas están en vosotros y abundan, no nos dejarán estar ociosos,
ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo. Segunda carta universal del apóstol Pedro, capítulo 1.
FUEGO DEL CIELO
Jacobo y Juan le preguntaron al Señor si
quería que ordenaran que cayese fuego del cielo, como hemos
visto antes, para consumir a aquellos que no recibieron a Jesús
en aquel momento, cuando se preparaba para ir a Jerusalén,
estando en Samaria; el que lee entienda. Esta actitud se debía
al fuego del celo de Dios que ellos tenían, pero este celo era
un celo inmisericorde, no entendía ni los tiempos ni los
propósitos de Dios, tenía la vista muy corta, porque estaban
todavía en su tiempo de aprendizaje y discipulado, con el
privilegio de serlo de la mano del Maestro. Es por esto que
Jesús les reprende. El fuego de Dios en manos de recién
convertidos sin ser instruidos por sus pastores es un peligro, y
es responsabilidad del que predica, que si alguno se convierte,
sea llevado a instrucción inmediatamente, bajo las disciplinas
espirituales, que culminan y deben ser guiadas por el amor de
Dios. El juicio le corresponde a Dios.
El fuego del Cielo que emana de
un cristiano, o de una congregación por la práctica de las
disciplinas espirituales, es un poder de Dios otorgado a
aquellos que Le aman. Pero como a Jacobo y a Juan, a muchos, a veces les
tienta la resolución de la justicia y buscan aplicarla ellos
mismos en lugar de orar para que sea Dios quien lo haga, y muchas
veces se hace daño, por palabras, por acciones o por omisiones
dentro de las iglesias por el celo de Dios que no ha sido
instruido por las disciplinas espirituales.
Es sin embargo Jesucristo, quien
en el tercer año de Su ministerio había aprendido a utilizar el
fuego de Dios de la piedad y la misericordia, siendo nuestro
Maestro del amor de Dios. Una vez asimilamos que el poder que
Dios da por estas disciplinas es para la bendición de la
iglesia, es que el Espíritu Santo, en Su
BAUTISMO DE FUEGO nos
otorga poder ver el resultado de esta nueva forma de vida, una
vida que da los siguientes frutos para la gloria de Dios:
Fuego del Cielo por la oración a
la que le es añadida incienso y fuego del trono del Cielo,
Apocalipsis 8:5. Y el ejemplo es el de Elías:
...Respóndeme,
Yahweh, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh
Yahweh, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.
38Entonces cayó fuego de Yahweh, y consumió el holocausto,
la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba
en la zanja. 39Viéndolo todo el pueblo, se postraron
y dijeron: ¡Yahweh es el Dios, Yahweh es el Dios!. 1Reyes 18:37.
Fuego del Cielo por el ayuno
físico que nos purifica, que nos da paz del Cielo, como solo
Jesús la da, paz que nos
acerca a Dios y nos separa del mundo, y a su vez, nos da el
poder de echar fuera demonios. Y por el ayuno que ayuda a viudas y huérfanos en sus
tribulaciones, que da al pobre y tiene misericordia. Isaías 58,
Juan 2:17.
Fuego del Cielo por la soledad de
pasar tiempo con Dios en adoración, o en silencio, o derramando
el corazón ante el Suyo, por la fe que da la
obediencia y la confianza en Dios, expresadas en el testimonio
de una vida cristiana, y el poder de la predicación de la
Palabra de Dios. Romanos 1:16.
Fuego del Cielo por el amor al
prójimo cuando se oponen, ascuas de fuego amontonarás sobre su
cabeza, Romanos 12:20, cumpliendo la Regla de Oro, Mateo 7:12.
Fuego del Cielo por el amor de un
hermano que ama a la iglesia por la que murió Jesús para que
todos sepan que somos Sus discípulos. ...Que os améis unos a
otros..., Juan 13:34-35.
Fuego del Cielo por el amor a
Dios de un corazón que no puede vivir sin Su presencia y
dirección, guardando así el Gran Mandamiento, Marcos 12:30.
Y Fuego del Cielo viene a la
Iglesia procedente del Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo, porque Jesucristo nos amó hasta la muerte, y muerte de
Cruz, estando nosotros en nuestros pecados, siendo sus enemigos,
hasta nacer de nuevo, porque hay que nacer de nuevo, no se nace
cristiano en este mundo:
...Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y
él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas
¿dónde está el cordero para el holocausto? 8Y respondió Abraham: Dios
se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Génesis
22:7.
He aquí el Cordero para el holocausto, Jesucristo, el Cordero de
Dios. Ya estaba el fuego de las dos clases, de parte de Dios, para quemar
nuestros pecados en Su Hijo, en la Cruz, por el fuego del Amor Eterno y Santo, y
por el fuego de la purificación de la Iglesia desde la resurrección y ascensión
de Jesucristo, nuestro amado Señor y Salvador.
Por nuestra parte, pues, no quede lugar a dudas de que
trasmitimos el Evangelio por la disciplina del testimonio, habiéndonos
preparados por las demás disciplinas, para ser atalayas de Dios, amonestando a
pecadores en su pecado, y a justos si se apartaren del Camino, siendo nosotros
mismos humildes y velando para depender de Dios, Ezequiel 3:16-21.
El fuego del Cielo del juicio le corresponde a Dios.
...Cuando
se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de
su poder, 8en llama de fuego, para dar retribución a
los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de
nuestro Señor Jesucristo...
2Tesalonicenses 1:7b
...Su
cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve;
sus ojos como llama de fuego... Apocalipsis 1:14.
Los ojos del Señor todo lo ven,
nadie puede esconderse de Su presencia, porque en Él vivimos, y
nos movemos, y somos, Hechos 17:28.
...Y
subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento
de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del
cielo, y los consumió. 10Y el diablo que los engañaba
fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la
bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por
los siglos de los siglos. Apocalipsis 20:9.
Para los que echen de menos una
mención sobre el Fuego del Cielo del juicio de Dios, en
referencia a los tiempos proféticos del fin, les recomiendo
estos estudios:
FIN DEL
TIEMPO DE LOS GENTILES. -
LA APOSTASÍA.
- ESTUDIOS
PROFÉTICOS
Pendiente queda pues de
cumplimiento el fin del Tiempo de los Gentiles, y ver hasta que
punto está vinculado con la destrucción de Damasco "Isaías 17" y
si la Explanada de las Mezquitas, se convierte en Monte
del Templo.
CONCLUSIÓN
El fuego del Cielo a través del
cristiano y de la iglesia, viene, pues, como resultado de aplicar estas
disciplinas espirituales.
Ahora bien, no podemos caer en el error de creer que por la
práctica de estas imprescindibles disciplinas somos dignos de
gloria, sino que la bendición de Dios al esfuerzo por servir
mejor a Dios y a la iglesia las acompañan. Y sin estas disciplinas que traen
el fuego del Cielo a nuestra vida, Dios no puede bendecirnos
para ser eficaces discípulos de Su Hijo Jesucristo. Comenzamos a
servir a partir del fuego del bautismo espiritual, y a
continuación son estas disciplinas las que nos van entrenando y
manteniendo en la gracia de Dios para bendición de vida, y vida
eterna.
En la segunda parte de este
estudio hemos entrado en el conocimiento de saber utilizar ese fuego del Cielo,
por el amor de Dios, en misericordia y piedad. También hemos
aprendido que además de las disciplinas comunes, tendremos que
conocer cual es nuestro llamamiento específico, el cual nos va a
exigir otras disciplinas específicas. La clave será que Dios
nos conceda la columna de nube y la columna de fuego que le puso a Moisés para
protegerle y guiarle de noche, mientras le guiaba con la columna de nube
de día, porque si
no sabemos adonde vamos, y si no sabemos si Dios nos está
sacando y vendrá con nosotros, toda nuestra preparación es en
vano.
...Y Yahweh iba delante de ellos de día en una
columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego
para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. 22Nunca
se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la
columna de fuego. Éxodo 13:21.
LA NUBE Y LA COLUMNA DE FUEGO.
En la vida con Dios, la visión clara
de adonde vamos es fundamental. Para ver con claridad nada mejor
que poner en práctica las disciplinas espirituales. Si hace
tiempo que anda en confusión y en tinieblas, que no ve claro su
llamamiento, su iglesia, su vida en general, tome la
determinación de comenzar a poner en práctica las disciplinas
espirituales. Hable con su pastor si es posible, para ser
instruido. Si no tiene pastor, ore para que Dios le muestre
alguna iglesia Bíblica donde congregarse y encontrar guía
espiritual.
Una vez se acostumbre a caminar con Dios, cuando
disfrute y sea su deleite pasar tiempo con Dios, podrá conocer
para Ud. mismo cuales son las respuestas existenciales y
espirituales, pero
para el cristiano lo es más aún, porque el cristiano tiene que
poder oír la voz de Dios o tener un consejero fiable que la oiga
con él, si no su vida carece de propósito, debe
Estar
Viviendo el Reino de Dios. Las personas hemos
sido diseñadas por Dios para un propósito, averiguarlo es parte
de nuestra vida. Una vez lo conocemos es la base de nuestra
vida, pero no excluye otras funciones y llamamientos. Pero su relación con Dios es
para siempre, invierta en ella su corazón.
Finalmente recordemos que el
fuego del Cielo es la presencia de
Dios mismo, como en la zarza
con Moisés. Motivo
por el cual el ángel caído se disfraza de
ángel de luz, 2Corintios 11:14, e imita
siempre que puede a Dios su creador, pero a
Quien desobedece, por eso lo encontramos en
Apocalipsis 13:13 haciendo precisamente una
señal física de hacer descender fuego del
cielo, pero no del Cielo. Razón de más para
buscar a Dios en nuestras vidas para conocer
Su voluntad. De nuevo la actitud de traer el
fuego de la bendición es para nosotros, y el
de juicio exclusivamente para Dios. Nos
protege Dios, como cuando una
columna de fuego
se interponía entre el pueblo de Dios y Faraón cuando empezaban a
cruzar el Mar Rojo abierto por Dios. Estar ante el fuego de Dios es
ser probado como se prueba el oro, para que las impurezas sean
fundidas y quede lo santo de la persona. Dios es
fuego consumidor, ante Su presencia nada
queda oculto, y todo pecado es quemado, en
los que se presentan ante Él en
arrepentimiento de la mano de Jesucristo.
Es el bautismo final del
hombre de Dios: ...Él
os bautizará en Espíritu Santo y fuego... Mateo
3:11,
y de ese bautismo emana nuestra oración de
fuego del Cielo, el poder de Dios para el
cristiano.
Seamos pues como Sadrac, Mesac y Abed-nego, los tres amigos del
profeta Daniel y vivamos una vida de fuego espiritual, no siendo
tibios, sino de fuego, para que el fuego del Cielo caiga en
aquellos a los que traigamos la Presencia de Dios, por la
Palabra predicada, por el buen conocimiento de la Biblia, por
nuestra oración de fuego, por una vida indestructible, por un
trato afable en el amor de Dios, y por
guardar el mayor tesoro que nos recuerda La Biblia en Isaías
33:6: ...Que el temor de Yahweh sea tu tesoro... Porque nuestro
Dios es fuego consumidor. AleluYah, Amén.
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