VIVIENDO POR
LA FE
©
Carlos Padilla, Octubre 2010
Jesucristo es el principio y el
fin de la vida, porque la vida eterna comienza en Él. Jesucristo
dice de Sí mismo: ...Yo soy el Camino, y la Verdad, y la
Vida; nadie viene al Padre sino es por Mi. Juan 14:6. Además
Jesucristo a través de Su obra de Salvación en la Cruz nos
reemplaza y libra del castigo eterno, del pecado y del
infierno. Como existe un solo Dios vivo que se manifiesta en
tres personas, y Su Hijo Jesucristo también está
vivo ahora, y el Espíritu Santo es la tercera persona de la
Santa Trinidad que nos cuida cada día, los cristianos tenemos una relación plena con
Dios por la fe, un don recibido de forma inmerecida. Ésta, nuestra experiencia diaria llena nuestras
vidas de paz, del amor de Dios y de un propósito de servir a
Dios y al prójimo, tanto en la predicación del Evangelio como en
las buenas obras, con la gran esperanza de verle venir de nuevo
en las nubes para establecer Su Reino en el Paraíso de Dios por
la eternidad, al que somos llamados.
Si Ud. nunca había escuchado o
leído antes este tipo de descripción del Evangelio expuesta en
el párrafo anterior es que nunca ha asistido a una iglesia
Bíblica. Si Ud. es
cristiano estará de acuerdo con el párrafo porque ya ha creído en el
Evangelio, se reconoció pecador, necesitado de salvación, creyó
que existen, el cielo que Dios anuncia para los que
Le aman, pero también el infierno eterno para los que Le
aborrecen. Ud. Ya ha recibido a Jesucristo, el Hijo de
Dios como salvador personal, renunciando a sus propios méritos
por ser inútiles para ello, ha creído
en la vida eterna tras la resurrección, y que todo esto es un don de
Dios inmerecido que hemos recibido. Y Ud. se preguntará qué
aprenderá de la fe leyendo de nuevo el Evangelio si ya lo creyó y
se convirtió. La respuesta es tan sencilla como el llevarle a
confrontarse con la reacción de aquellos que no son cristianos,
quienes primero tendrán que creer en Jesucristo, no solo en que
Él existió, sino en que existe ahora, que está vivo porque
resucitó y subió al trono de la gloria y está sentado a la
diestra del Padre. Este mundo está viviendo sus últimos tiempos
bajo el gobierno del enemigo pero Jesucristo vuelve al final de
los tiempos según las profecías Bíblicas, de las que quedan ya
muy pocas por cumplirse. ¿Lo cree Ud.? En Hebreos 11:6: ...Pero sin fe
es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que Le hay, y que es galardonador de los que
Le buscan.
Todo esto que al cristiano le parece una evidencia, al que
todavía no cree a Dios en Su Palabra, le parece un abismo en su
mente, una opción más dentro de las religiones del mundo. Quizá quien está leyendo tiene fe, pero no cree todavía
en el plan de salvación de Dios, y que este plan es única y
exclusivamente a través de Su Hijo unigénito, Jesucristo. De hecho
las dos terceras partes de la población mundial no es cristiana,
de hecho la mayoría son analfabetos o no han leído la Biblia ni
asistido a una iglesia Bíblica, pero Dios es misericordioso.
Esto demuestra que se puede tener fe sin creer a Dios, como la
propia Biblia nos relata: ...Tu crees que Dios es uno, bien
haces, también los demonios creen y tiemblan. Santiago 2:19.
Pero claro, también hay quienes no creen que la Biblia es
inspirada por Dios, o piensan que otros libros también lo son,
etc.
No es pues la mera fe la que
salva, sino que cuando es don de Dios es para salvación, y una
fe que hace que creamos en la obra redentora del Hijo de Dios en la
Cruz por nosotros, el Evangelio de la Palabra de Dios, una fe
viva que cambia el carácter y hace que el que abraza el
Evangelio nazca de nuevo y lo pueda ver tanto aquel que se salva
como los demás, diariamente, porque ...por sus frutos los
conoceréis... Mateo 7:20. Esta fe que cambia el carácter y da
una nueva vida, como hemos dicho antes, produce dos cosas:
Testimonio de Jesucristo y buenas obras.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna.
El que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que
la ira Dios está sobre él... Juan 3:36.
Si no se cree a Dios, ni lo que
enseña, diciendo que necesitamos que Él nos salve porque nosotros no podemos
salvarnos a nosotros mismos, ni a través de ninguna religión de
prácticas o tradiciones, ni por
nuestros méritos, si rechazamos a Dios la persona queda separada de Dios
por la eternidad, pues la muerte no permanece eternamente en el hombre, ya que
será resucitado para vida eterna de todos modos para un estado
consciente. La cuestión es si va a pasar
la eternidad en el Reino de Dios o en el infierno de fuego,
donde Jesucristo dice: ...allí será el lloro y el crujir de
dientes... Mateo 8:12.
...Aconteció que murió el
mendigo, y fue llevado por los ángeles
al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue
sepultado. 23Y en el Hades
alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a
Abraham, y a Lázaro en su seno. 24Entonces él, dando
voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a
Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi
lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25Pero
Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que
recibiste tus bienes en tu vida,
y Lázaro también males;
pero ahora éste es consolado aquí, y tú
atormentado. Lucas 16.
El diablo lucha para que Ud. no crea el Evangelio
a toda costa, para que le acompañe en su morada en el lago de
fuego y azufre, es más, lucha para que los que sí creen a Dios duden, a
través de las dificultades de la vida, en los momentos
difíciles, cuando estamos débiles, en las pruebas de nuestra fe
o como Lázaro en la miseria.
Pero si confiamos en Dios,
nuestro Padre, nunca nos perderemos de Su mano poderosa, en
Cristo, porque abogado tenemos para con el Padre, a Cristo el
Justo, nuestro "Paraklitos". Esta palabra griega es aplicada
tanto a Jesucristo como al Espíritu Santo, porque en sus manos
estamos ahora. El primero es nuestro abogado defensor y
sustituto de nuestra sentencia. El segundo es nuestro abogado
protector, un recuerdo al ángel de Yahweh que acampa alrededor de
los que le temen y los defiende, pero esta vez es Dios mismo en
persona, uno más de los prodigios de Dios que hace cada día.
Dios ha hecho grandes prodigios,
además de salvarnos y además de la creación del universo, y del
cielo espiritual. Si bien el Señor dice que es bienaventurado el
que cree sin ver, también nos provee de profecías y de milagros
que son luz en la oscuridad. Aquellos que inmerecidamente hemos
recibido el don de la fe y hemos creído a Dios, tenemos buen
ejemplo de fe en otros antepasados en la Biblia como Noé, que
construyó el arca en el monte mientras se burlaban de él, hasta
que toda la población murió ahogada excepto los que creyeron,
que iban en el arca con Noé. O la
historia de Moisés que fue criado por Faraón, quien había dado
orden de matar a todos los varones de los hijos de Israel. De
esta forma Dios no permitió que el plan del diablo triunfara,
sino que se tornara en favor del proyecto divino pues el mismo
que dio la orden de matar a todos los niños hebreos acabaría
criando y adoptando al libertador de Israel.
Qué diremos de Abraham y Sara que
pensaron que por adelantarse a Dios, en Ismael habrían de tener
la descendencia prometida, pero Dios sería fiel a Su Palabra y
Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y
Sara daría a luz a Isaac de Abraham, para que la descendencia
viniese de la promesa de Dios, de la esperanza y la confianza en
Él. O la historia de David y Goliat, cuando nadie creía que
podrían vencer a los Filisteos, llegó un adolescente y con una
piedra venció al paladín, porque creyó a Dios. O Job cuando
tenía que ser confrontado con su propia justicia y fue probado
en su fe, pero siempre reconoció a Dios hasta que se dio cuenta
de su orgulloso corazón arrepintiéndose y recibiendo mucha mejor
bendición de Dios que la que tenía antes. Y aunque a priori
parecía una estrategia del diablo contra él, el fin de su
experiencia fue de gran bendición de Dios para su vida.
Qué diremos de la fe del leproso que le dijo a Jesús:
Si quieres puedes limpiarme, en Marcos 1:40, al que el Señor
respondió, ¡Quiero, se limpio!. El paralítico
descolgado por el techo por la fe de sus amigos para ponerlo delante de
Jesús, Marcos 2. Jairo,
principal de la sinagoga creyó en el poder de Dios para sanar a
su hija mientras una mujer con flujo de sangre tocaba el manto
de Jesús sanando completamente, Marcos 5:21 y ss, la niña
resucitaría con las famosas palabras de Jesús: "Talita Cumi". Multitud de enfermos sanados en Genesaret,
"símbolo del Paraíso del Reino de Dios", Marcos 6:53.
El padre del muchacho endemoniado le rogó al Señor, y le
respondió que si podía creer todo le sería posible y le
respondió: Creo, ayuda mi incredulidad. Jesús reprendió al
espíritu inmundo, Marcos 9:23. Jesús alabó la fe de la mujer sirofenicia que creyó
en Jesús y sano a su hija que tenía un espíritu inmundo, Marcos
7:24. La confesión de Pedro, la clave y la piedra de la fe en
Jesucristo: Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente "y lo que ello
significa", Mateo
16:16. El centurión del que el propio Jesucristo se admiró por su
fe en Él, porque había entendido el orden celestial y quien era
Jesús, Yahshua el Mesías, el Rey, el Hijo heredero de Dios, en
términos militares le vio como el comandante en jefe de los
ejércitos celestiales, esto es, como Yahweh de los Ejércitos,
y sanaría a su siervo, Lucas 7. O la fe de los propios apóstoles y la experiencia
sobrenatural de Pablo y su obediencia. Nunca olvidemos estas
experiencias y añadámoslas a las nuestras porque son
alimentadoras de nuestra fe diaria, de las cuales daremos
testimonio en la Iglesia para el regocijo de nuestros hermanos y
para los que no creen sean conmovidos ante la obra de Dios.
...Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, 2puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el
gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó
a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12.
Otros creyentes nos han dejado
estas frases
célebres, quienes han hallado la fe en diferentes situaciones, como San Agustín quien
concluiría
"...La fe es creer lo que no se ve. La recompensa de esta fe es
llegar a ver lo que uno cree". "...Quien pierde su fe no puede
perder más". Publio, I a.C. "...El fruto del silencio es la
oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es
el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio
es la Paz". Teresa de Calcuta. "...¿Racionalizar la fe? quise hacerme dueño y no esclavo de
ella, y así llegué a la esclavitud en vez de llegar a la
libertad en Cristo". Unamuno. Estos cuatro personajes nos
muestran cuatro formas de ver la fe. Si bien Agustín es claro
exponente de la fe salvadora del Señor y su anhelo es llegar a
abrazar al Señor, Publio, un romano, que obviamente tenía fe,
aunque fuera una fe pagana, se daba cuenta en sus razonamientos
que si la perdía, se caía el pilar de su vida, pues la fe
produce fuerza para vivir y esperanza en la vida. La
hermana Teresa hallaría y lucharía por su fe mediante las obras
en la experiencia de la indiferencia humana ante la desgracia
del prójimo, y Unamuno se rendiría en sus
razonamientos ante el Espíritu de Cristo.
Podríamos decir que la fe en Dios tiene tres etapas:
La fe que salva, la fe viva y la fe consumada. Veamos estas tres
etapas.
LA FE QUE SALVA
"Emun" y "aman", en hebreo, y "pistis"
en griego son las palabras para fe o creencia. La fe es un don
vivo que hay que alimentar cada día de nuestras vidas. Pero,
entonces ¿qué diferencia hay entre la fe en cualquier persona o
cosa, o incluso en uno mismo, y la fe que salva, la fe en el Hijo de Dios?.
Cuando la Biblia habla de fe, se refiere a la fe en Dios. Todas
las personas son potencialmente creyentes porque Dios nos ha
dado esta capacidad, de hecho todo el mundo cree en
algo superior, incluso los autollamados ateos o agnósticos se
esfuerzan por creer, argumentar y razonar de forma contraria a Dios,
o creer en ellos mismos
o en las cambiantes evidencias empíricas, lo cual es una lucha
constante, sobre todo cuando se enfrentan a los momentos
profundos de la vida donde la razón no está equipada para
comprender, solo el corazón comprende. La Biblia dice: ...para
que en el nombre de Jesús se doble toda
rodilla de los que están en los cielos, y en la
tierra, y debajo de la tierra; 11y
toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses 2.
Y también la Palabra nos
advierte sobre qué creer en 1Juan 4:
...Amados, no
creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 2En esto
conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa
que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3y todo
espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y
este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y
que ahora ya está en el mundo. 4Hijitos, vosotros sois de Dios, y los
habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo. 5Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo
los oye. 6Nosotros somos de Dios; el que
conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto
conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
La famosa cita de la Biblia:
...el justo por su fe vivirá... de Habacuc 2:4 que Pablo
recuerda en Gálatas 3:11 y que fue la fuente de inspiración de
la reforma protestante de Lutero,
merece un profundo estudio, no solo porque la fe es un don de
Dios, sino porque se está refiriendo a la fe en Dios, fe a la
que se refiere el Apóstol Juan en el Texto que acabamos de leer,
fe que hace
que creamos en Su plan de salvación para nuestras almas. Ese
plan, como ya hemos venido diciendo, es a través de la fe en la obra redentora de Su Hijo
Jesucristo en la Cruz del Calvario. La obra que ha consumado
Jesucristo sustituyéndonos a nosotros para librarnos de la recompensa del pecado,
que es la muerte eterna al Espíritu, si es
que creemos que estamos separados de Dios y necesitados de
salvación porque hemos vivido siendo rebeldes e independientes
de Él, nos bendice, no solo con la salvación para vida en Su
Reino, sino con una vida de bendición aquí y ahora. Como nos asegura el versículo más famoso de la Biblia: ...Porque
de tal manera amó Dios al hombre, que ha dado a Su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más
tenga vida eterna. Juan 3:16. Si Dios no ha escatimado a Su
propio Hijo por amor a nosotros y nos ofrece la Salvación y la
vida eterna en Su Reino, solamente a través de la fe en la Cruz de
Cristo, la cual, en la resurrección nos llevará a Su presencia,
¿por qué muchos no lo creen?.
La Biblia nos habla de cuando
Dios nos conoció antes de la fundación del mundo, cuando vio
nuestros corazones, y habla de Su elección, de la predestinación
para salvación, del llamamiento a través de la predicación y de
como al que quiere endurece, y al que quiere escoge. ...Bien
habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros
padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles:
De oído oiréis, y no entenderéis;
y viendo veréis, y no percibiréis;
27 Porque el corazón de este
pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron
pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los
ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se
conviertan, y yo los sane. 28Sabed, pues, que a los
gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán.
29Y cuando hubo dicho esto, los Judíos se fueron, teniendo
gran discusión entre sí. Hechos 28.
Ahora bien, muchos entienden la
predestinación como el control total de Dios sobre nuestras
vidas y que todo cuanto hacemos es Su plan para nosotros, pero
la Biblia, aunque habla de la absoluta soberanía de Dios, y de
que Dios es quien elije, lo hace con Su justicia. Dios lucha en
la batalla por las almas contra el diablo, como hemos leído
tantas veces. Luego la predestinación es una doctrina en
referencia a la salvación de los que aman a Dios, desde antes.
Una escena que ocurre tanto en nosotros como en los ángeles en
las regiones celestiales, donde no solo se rebelarían hombres
sino ángeles. Todo esto lo podemos leer en la Biblia en la carta
universal de Judas, léala, se lo recomiendo.
La fe en Dios es, pues, como una
escalera de cuyo primer peldaño es creer en el Evangelio, creer
que somos pecadores, habiendo vivido una vida bajo nuestra
propia justicia y por tanto apartados de Dios, y creer que Si
Dios nos llama a la reconciliación a través de la obra de
Jesucristo, y que no hay otro Camino seremos salvos. Si recibimos al Hijo de
Dios en nuestro corazón, hemos comenzado una nueva vida, hemos
nacido de nuevo, por el don de Dios llamado fe. Es a partir de
aquí, que tendremos que seguir subiendo peldaños de la escalera
de Dios en la vida diaria.
Para los que conocen el Evangelio
es evidente que hace falta creer en la obra del Hijo de Dios en
la Cruz del Calvario, pero la mente humana debe recibir ese
mensaje para recibir el don de la fe, que Dios otorga a los que
Le aman. Pero ese don, la fe, procede de la voluntad de Dios
en cuanto a que el origen del don es el corazón mismo de nuestro
Padre que comprende mejor que nadie nuestra necesidad espiritual y los obstáculos
de la mente y de la carne, nos deja sentir Su presencia, la cual parte de Su
gracia, de Su voluntad, de Su amor por nosotros, los hijos
pródigos del Reino de Dios. Y esta fe que viene por gracia
de Dios, es
el medio de obtener el fin, el objetivo de Dios al entregar a Su
Hijo que voluntariamente se ofreció como Cordero redentor, la
salvación de nuestras almas: "...porque
por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto
no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe. Efesios 2:8."
...Esta
es la palabra de fe que predicamos: 9que
si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en
tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la
boca se confiesa para salvación. 11Pues la Escritura
dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
12Porque no hay
diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de
todos, es rico para con todos los que le invocan; 13porque
todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo. Romanos 10.
LA FE VIVA
...14¿Cómo,
pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y
cómo creerán en aquel de quien no han oído?
¿Y cómo oirán sin haber quien les
predique? 15¿Y cómo predicarán si no
fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies
de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
16Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice:
Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
Así que la fe es por el oir, y
el oir, por la Palabra de Dios... Romanos 10:17.
El Señor nos gana por Su gracia
inmerecida, si recibimos a los que anuncian el Evangelio, o si
somos enviados a predicarlo, bienaventurados somos, porque esta
es la batalla de la fe, por la que debemos contender
ardientemente como fe dada a los santos, los que antes éramos
pecadores pero que el Señor ha transformado por medio de Su
gracia dándonos una fe que se ha convertido en nuestras vidas en
la fe viva.
Esa gracia inmerecida de la fe en el Evangelio
transformador de Dios la
relata el famoso himno "Amazing Grace" donde John Newton, relata
su conversión y el encuentro del perdón de Dios aun cuando se
hallaba bajo la carga del pecado de haber sido el capitán de un
barco de tráfico de esclavos negros de África. Su doloroso y
profundo arrepentimiento le llevaron finalmente a dedicar su
vida al Señor. Finalmente reconocería ante todos que no podía
ser un completo cristiano alguien que se dedicaba a aquel
negocio, descubriendo su corazón con la carga por aquellas miles de almas
que él había trasportado en la podredumbre de la
panza de su barco,
para venderlos como animales de carga. De aquella panza de
su
barco sería de donde emanaría una melodía de la garganta de un esclavo, la que quedaría grabada
en su oído y a la que pondría letra. Aquella letra y aquella
melodía con la que compondría tan famoso himno, idóneo para todo
pecador, para que cada uno de nosotros la cantemos, sería
entonada con los miembros del parlamento inglés por un joven político que tras
perder la esperanza, intentó abandonar la política,
desanimado en su lucha para conseguir la abolición de la esclavitud.
Tras haber sido animado, inspirado
y apoyado a servir a Dios en el parlamento por aquel viejo marinero
ahora ordenado pastor evangélico y autor de muchos y famosos
himnos de alabanza, triunfaría finalmente aquel
político llamado William Wilberforce, cuando consiguió la
abolición. La historia ocurre a finales del Siglo XVIII. La película sobre
esta historia real ha sido un gran éxito reciente. La gracia del amor de
Dios nos da una fe viva en Su misericordia y gana nuestro corazón.
Historias como esta son prueba de ello.
La fe se hace viva por la
experiencia de los frutos del corazón arrepentido y se convierte
en poder para predicar el Evangelio. Esta fe viva
tiene que tener su fundamento en que la Palabra de Dios que uno
hable transformará la vida del que oye con fe salvadora y recibe
la buena noticia que produce arrepentimiento - cambio de mente y
por consiguiente cambio de vida - y esperanza, porque Aquel que
Es la Palabra de Dios, el Verbo de Dios, vive. Esta ha de ser la convicción del predicador,
y de cada cristiano, porque el sacerdocio cristiano es para
todos, no solo de los pastores de las iglesias y de los
ancianos, sino que todos hacemos, como sacerdotes, hombres y
mujeres, niños y ancianos, un sacrificio de alabanza, fruto de
labios que confiesan Su Nombre. ...Porque no me avergüenzo del
Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel
que cree... Romanos 1:16.
El sacerdocio
proveniente de
esta fe viva, se ve reflejado en la fe que tuvo Pablo al predicar en la sinagoga de
Tesalónica, luego en la de Berea, y posteriormente en un famoso
lugar llamado Areópago, en la por muchos llamada capital
cultural del mundo de su tiempo, me refiero a la acrópolis de
Atenas, ciudad fundamental en el desarrollo de la democracia. El
Areópago se convirtió en el lugar de reunión del consejo, del
tribunal de apelación, y de justicia, parecido a lo que hoy
conocemos como parlamento, y tribunal supremo juntos. No
apuntaba mal nuestro hermano Pablo, guiado por el Espíritu
Santo obviamente, ¿no le parece?. Tras su famoso discurso, Dionisio el
areopagita creyó en Jesucristo. A su memoria se construiría una
basílica. Con él muchos otros también creyeron en la predicación
de Pablo. Hechos 16 y 17. Pablo, así, fue perseguido en la primera
ciudad, pero grandemente aceptado en la segunda,
aunque los Judíos de la primera le persiguieron en la segunda, y
recibido en la tercera.
Él prosiguió predicando en todas las ciudades en las que el Espíritu Santo le
ordenaba,
Hechos 16:6. La promesa del Señor se cumpliría en nuestros
tiempos cuando muchos Judíos están aceptando el Evangelio, los
llamados Judíos Mesiánicos, pero no debe sorprendernos pues es
profecía de Dios, y tampoco si nos damos cuenta de que todos los
autores del Nuevo Testamento menos uno, eran Judíos, los
Apóstoles y por supuesto nuestro Señor, porque ...La salvación
viene de los Judíos, Juan 4:22.
Ahora bien, la fe viva tiene que ser alimentada a
diario, tanto para predicar como en cada circunstancia de la vida, ante cada decisión
importante. Siempre vendremos en oración a Dios, en el nombre de Jesús.
Solo
pasando tiempo con Dios - hablando con Dios -
hallaremos el Camino en la fe viva. Además, mientras servimos
a Dios en la Gran Comisión, nuestra fe está viva y en aumento,
porque el justo vivirá por la fe, y el justo lo es porque Dios
le ha justificado concediéndole la fe en Su Hijo.
...Y
este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta
vida está en su Hijo. 12El
que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al
Hijo de Dios no tiene la vida... 1Juan 5:11.
Por tanto la fuente de la vida es
el Hijo, Jesucristo, y es con Él con quien los que creemos en la
fe viva del Evangelio pasaremos imprescindiblemente tiempo en el estudio diario de
la Biblia, nuestra enciclopedia, nuestro manual de vida y
consulta, en la cual meditaremos durante nuestras vidas, como
hacen médicos, abogados, jueces y cualquiera que quiera seguir
creciendo en el conocimiento de su vocación, en nuestro caso
conocer profundamente y servir a Dios y al prójimo, y
mantenernos en Su Camino hasta Su regreso para establecer Su
Reino.
La fe en Dios, así, se transforma
de regalo inmerecido en modo de vida
que nos llevará, si la ejercitamos y alimentamos, por el Camino
de una vida bendecida por Dios hasta el día de nuestra
resurrección o transformación. La fe en Jesucristo es el medio, la herramienta
de Dios, la luz que ilumina la oscuridad, es por eso que Jesús
dice que Él es la luz, y que nosotros mismos somos luz del mundo
por el mensaje que llevamos dentro y que predicamos. La gracia es la bondad de Dios. La salvación es la
voluntad del amor de Dios por nosotros. Jesucristo es el autor y
consumador de la fe. Por tanto luchemos ardientemente por esta
fe viva cada día para no perder este
"tesoro que tenemos en vasos de barro", para que cuando venga el
Esposo, halle fe en la tierra, en Su Iglesia, recibiendo luz
de lámparas llenas de aceite de Su unción en nuestras almas.
Luz del Espíritu en la que Él se refleje y reconozca, como
cuando el esposo se mira en los ojos de su amada esposa.
Una vez hemos creído
tendremos que llevar nuestra cruz, tanto por mantenernos en la
fe como por luchar con el Evangelio
por salvar almas, y el diablo
se encargará de sembrar la duda. Incansable en su intento por
apartar al cristiano de su Camino, trabaja contra nuestras
convicciones para trastornar nuestra perseverancia, de lo cual
La Biblia nos advierte y prepara diciéndonos:
...Humillaos,
pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte
cuando fuere tiempo; 7echando toda vuestra
ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
8Sed sobrios, y velad; porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar; 9al cual resistid
firmes en la fe, sabiendo que los mismos
padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el
mundo. 10Mas el Dios de toda gracia, que nos
llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis
padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme,
fortalezca y establezca. 11A él sea la gloria y
el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
1Pedro 5.
La fe es el don de Dios que nos mantiene anclados
a Él, a pesar de los cambios de ánimo, la ansiedad, las dudas, los
razonamientos, y las circunstancias cambiantes de la montaña
rusa de la vida. Como decía Pascal tras su conversión a
Cristo, "el corazón del hombre tiene sus razones" para
creer. Pero la mente no puede discernirlas porque no está hecha
para ello, ésta solo puede razonar. Es nuestro espíritu, tantas veces simbolizado
en la Biblia por el
corazón, el que tiene la capacidad de discernir internamente lo
que es y diferenciarlo de lo que no es en el terreno espiritual,
sin previo razonamiento. La mente vive considerando
las opciones, la información, el conocimiento, los datos, las dudas, y nunca es capaz de anclarse a algo
por si sola, ha de haber convicción, y esta es una actitud
espiritual, no racional, porque cambia según recibe información
que la mente gestiona y razona. Si el hombre puede
comprender esto habrá ganado la batalla, porque confiará en Dios
y su fe será viva e indestructible. Nuestro espíritu no duda cuando es
alimentado por el Espíritu Santo, la mente sí. El campo de
batalla es la mente, pero si vivimos por el Espíritu, vencemos
en un campo de batalla superior, la región celestial.
Somos demasiado impacientes, aun
tras miles de años lo seguimos siendo; ¿no lo es Ud.?. No dejemos
nunca de creer en Él aunque estemos pasando por un valle de
sombra de muerte, no temeremos mal alguno porque Dios está con
nosotros, como nos dice el Salmo 23. Dios es fiel, y obra a
nuestro favor, si vamos con Él. Su mano poderosa está en nuestras
vidas y Él suple nuestra falta de fe, pero tenemos que confiar
en Él, porque Él aumenta nuestra fe y conoce nuestra condición.
...Auméntanos la fe... Lucas 17:5,
pedían los
apóstoles al Señor, oración que debemos hacer nuestra cada día.
La fe surge cuando creemos en el
gran mensaje universal del Evangelio del Reino de Dios, y es que es
un mensaje demoledor para la mente, ¿quién, como decimos en
lenguaje coloquial, en su sano juicio, no querría ir al
Reino de Dios por la eternidad?. Ese mensaje da esperanza, y
viniendo de Dios, da confianza, porque Dios no miente, no es un
político ni un líder de una organización humana, es el Rey del
Universo. La fuente de la confianza en
Dios es la
fidelidad de Dios, la cual nos llena de fe,
Efesios 3:12. Oramos a Dios porque confiamos en Él. Como hemos visto, la fe está en nuestro corazón, pero debemos ejercitarla
en el Espíritu Santo, para lo cual encontramos
una lista de herramientas espirituales que tanto el Apóstol
Pablo como el Apóstol Pedro recibieron del Espíritu del
Señor.
Pedro nos relata en su segunda carta universal, capítulo uno,
versículo cinco y sucesivos:
...Añadid a vuestra fe, virtud; a
la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al
dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad,
afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas
cosas están en vosotros y abundan, no os dejarán estar ociosos
ni sin fruto en cuanto al conocimiento del Señor Jesucristo.
Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es
ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos
pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme
vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no
caeréis jamás. Puede profundizar más sobre los siete dones del
Espíritu en el estudio Bíblico sobre la
Virtud.Pablo escribiría: ...Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley. 24Pero los que son de Cristo han
crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Gálatas 5:22. ...Pero tú has seguido mi doctrina,
conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia... 2Timoteo 3:10.
Partiendo de estos Textos
Bíblicos podemos estudiar los siguientes ingredientes para alimentar
nuestra fe. Poniéndolos en práctica
ayudan a tener una fe efectiva y viva si se meditan
profundamente.
26 palabras en 7
escalones. Estúdielas con un diccionario, y si puede hágalo en
hebreo y en griego Bíblicos:
Virtud - Arrepentimiento - Perdón -
Gozo - Oración.
Conocimiento -
Doctrina - Esperanza - Propósito.
Dominio propio -
Obediencia -
Conducta - Mansedumbre - Templanza.
Paciencia -
Longanimidad - Confianza -
Paz.
Piedad -
Justicia - Misericordia
- Benignidad.
Afecto fraternal -
Bondad - Fidelidad.
Amor.
Por lo tanto la fe viva es la fuente de luz
que ilumina nuestro espíritu en la vida, en la Iglesia, a la
hora de levantar un ministerio, a la hora de predicar el
Evangelio, o en la intercesión, la alabanza y la adoración. La
fe viva es un motor, una fuerza que no viene de nosotros, sino
de Dios pero que nosotros tenemos que alimentar. La fe viva la vemos cuando sentimos que el Espíritu Santo
nos inspira cada día en tantas
experiencias de las que sin duda todos los hermanos en el mundo
podrán dar testimonio. En todos los casos dependemos
del Señor, y es en la humildad y en el reconocimiento de nuestra
dependencia de Él que perseveraremos, sin movernos ni a derecha
ni a izquierda, sino firmes en la fe, hasta Su venida, solo así
la fe viva se consolida y se convierte en fe consumada.
LA FE
CONSUMADA
Jesucristo es el autor y consumador de la fe,
Hebreos 12:2, pero la fe es el instrumento que Dios nos da por Su gracia
para que podamos rebasar la barrera de la mente humana y sus
limitaciones para tener entrada a una relación personal de
amistad con Dios para la eternidad. ...Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida; nadie viene al Padre sino por mi. Juan 14:6. Fíjese que no dice "nadie va al Padre", sino "nadie VIENE
al Padre" porque Jesús está en el Padre y el Padre en Él,
Juan 14:10 y 11. Por lo
tanto Jesús quiere que seamos sus amigos y amigos del Padre. ¿Y quien no querrá ser amigo de
Dios para siempre?.
Muchos son los que en su vida han
gozado, gozan y gozarán de Su amistad. El propio Dios dice del
patriarca: ...Abraham, mi amigo... Isaías 41:8. Dios llama a Abraham, Su
amigo. Los que somos la descendencia espiritual de Abraham, los hijos de la
fe, de esa fe que cambió la vida de nuestro antepasado
espiritual, el padre de la fe. Hoy la puerta al corazón de Dios
está abierta, porque el
Velo del Templo se
rasgó de arriba abajo cuando Cristo expiró, traspasando el pecado del corazón del hombre, por
la obra de Cruz de Cristo. Y es precisamente ésta la clave de la
salvación, creer en lo que Dios dice que necesitamos entender
para ser amigos suyos, sus hijos, Su plan de salvación, no el
nuestro, y vivir con Él todos los días, aquí en la tierra, y en la eternidad cuando regrese Jesucristo.
Hablaríamos de la fe
interminablemente, pero es en nuestra vida diaria, y es en la de
otros cuando nos veremos confrontados con la realidad y podremos
ver los frutos de nuestra relación
con Dios. Solo entonces sabremos cómo está nuestra fe y nuestro
crecimiento cristiano, solo entonces sabremos si nuestra fe está
consumada y es parte de nuestro carácter.
Porque, ¿cómo le hablamos de la fe a alguien que acaba de
perder a un ser querido, a una madre que ve a su hijo al borde
de la muerte en un hospital, a un enfermo terminal, o a un anciano
abandonado, a un niño huérfano, o a una viuda joven con hijos en un
país pobre. Unos padres
con un hijo nacido con una enfermedad grave o parálisis. Un
preso, o esclavo o maltratado. Al marginado o simplemente
al traicionado por su mejor amigo o hermano, o hermano en la fe. A
un padre de familia sin trabajo, o a un empresario que ha
quebrado y no puede pagar a sus empleados ni sacar adelante su
familia?.
Y tantas circunstancias se me ocurren, que todos en
mayor o menor medida hemos experimentado, podemos experimentar,
o vemos a otros, familiares, amigos o desconocidos experimentar, situaciones que hacen que se pierda la fe, y Dios lo
sabe, pero no se va de nuestro lado, y al igual que vivió Job,
todos los que confiamos en Dios seremos bendecidos siempre. Dios nos promete la vida
eterna, en bendición, en sanidad, en alegría, en resurrección,
con nuestros seres queridos que Le aman, con nuestros hermanos y
amigos en la fe y con nuestro mejor amigo, nuestro amado Señor. ...Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en
diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de
vuestra fe produce paciencia. Santiago 1:2.
La fuerza para salir adelante en
todas estas circunstancias viene de Dios y la fe proviene de Él,
sobre todo cuando Le buscamos. Debemos estar ahí cuando nos
necesitan, orar, tener fe cuando otros la han perdido, porque
también otros la tuvieron cuando nos faltó. La piedad y la
esperanza serán compañeras cuando estemos en el desierto o en el valle de
sombra de muerte. Pero aunque no veamos luz y no tengamos
esperanza en momentos difíciles, no olvidemos la soledad y el
abandono que vivió Jesucristo en Getsemani cuando bebió la copa
del pecado de la humanidad y desde la Cruz, Su corazón nos amó,
aun siendo despreciado: ...Elí, Elí, lama sabactani... "Padre,
Padre, ¿porqué me has abandonado?". Miremos pues a Cristo,
ejemplo de la fe consumada, recordemos Su pasión en la Cruz por nosotros, por los pecadores,
por los que le aborrecieron y además, acompañemos y lloremos con
los que lloran y oremos, porque pronto la luz resplandece al
final del túnel, Dios nos levanta y saca del valle y nos lleva a
lo alto del monte en Su presencia y riamos con los que ríen, y
los que ríen con nosotros. Y en aquel día ...he aquí que viene
con las nubes, y todo ojo Le verá, y los que Le traspasaron...
Apocalipsis 1:7.
La fe consumada también mira a las profecías
cumplidas y tiene esperanza en las pocas que están por
cumplirse, pues la profecía es una lámpara de la Palabra de Dios
que alumbra la fe. Es por ello que cuando recordamos la profecía
cumplida en Israel al recibir de nuevo su estado por Naciones
Unidas en 1948, conforme a la profecía de Zacarías 12: 2,3 y 6,
casi dos mil años después de la destrucción del Templo, "Mateo
24", que nuestro corazón se regocija y nuestra fe es alimentada
en gran manera. Y aún más al recordar cómo en su primer jubileo,
"Levítico 25:11", se ha
celebrado en Jerusalén el concierto en vivo de música Mesiánica
de alabanza a Dios por Paul Wilbur, en inglés y hebreo
coincidiendo con la fiesta de los Tabernáculos. También fue
interpretado y grabado en español por René González. El evento
contó con gran
participación de Judíos Mesiánicos convertidos al Mesías
Yahshua, Zacarías 12:10, a Jesucristo como Señor.
Cada año desde entonces se celebra en Tabernáculos el Día
de Oración por la Paz de Jerusalén. Ahora vemos en las noticias como las naciones
de alrededor de
Jerusalén se preparan para
rodearla conforme a la última
profecía de Zacarías 12: 9 - 14:2 y 14:12 y Apocalipsis 16:16.
La fe consumada nos da una nueva
vida para la cual el Señor dice: ...Misericordia quiero y no
sacrificio... Mateo 12:7. Cristo habita en nosotros por la
fe, Efesios 3:17, y la fe es nuestro escudo,
Efesios.
6:16. Así que combatamos pues por la fe del
Evangelio, Filipenses 1:27. Porque la justicia de Dios es por la
fe, Filipenses 3:9. Santiago aclara bien la diferencia entre la fe
sin obras y la fe con obras. Puede estudiarlo en el estudio
Bíblico: Obras de la
Fe. Y por último, y no menos
importante, no podemos olvidar otro fruto que da la fe en
Jesucristo, me refiero a la unidad de la Iglesia, la cual solo es
posible por la fe en que quien la gobierna es Jesucristo, única
cabeza espiritual de Su Cuerpo y único Sumo
Sacerdote. Nuestra relación personal y como congregación con el Espíritu Santo, en alabanza, en buenas obras, y en la
Gran Comisión une a la Iglesia en todo el mundo, a la espera de
Su venida para establecer Su Reino, así que oremos fervientemente para que el Señor
aumente nuestra fe, porque es evidente, viendo la cristiandad,
que nos falta mucha fe a todos, siguiendo la exhortación de Efesios 4:13.
12 TEXTOS BÍBLICOS ESCOGIDOS SOBRE LA FE
EN DIOS
GÉNESIS 15 SOBRE ABRAHAM
...Luego
vino a él palabra de Yahweh, diciendo: No te heredará éste, sino
un hijo tuyo será el que te heredará. 5Y lo llevó
fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas,
si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
6Y creyó a Yahweh, y le fue
contado por justicia. 7Y
le dijo: Yo soy Yahweh, que te saqué de Ur de los caldeos, para
darte a heredar esta tierra.
ÉXODO 4
...31Y
el pueblo creyó; y oyendo que Yahweh había visitado a los hijos
de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y
adoraron.
JUAN 10
...Jesús les
respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi
Padre, ellas dan testimonio de mí; 26pero
vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.
27Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28y yo
les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
29Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar
de la mano de mi Padre. 30Yo y el Padre uno somos.
JUAN 20
...Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de
sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31Pero
éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y
para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
Romanos
3
...Pero
sabemos
que
todo
lo
que
la
ley
dice,
lo
dice
a
los
que
están
bajo
la
ley,
para
que
toda
boca
se
cierre
y
todo
el
mundo
quede
bajo
el
juicio
de
Dios;
20ya
que
por
las
obras
de
la
ley
ningún
ser
humano
será
justificado
delante
de
él;
porque por
medio
de
la
ley
es
el
conocimiento
del
pecado... ...27¿Dónde,
pues,
está
la
jactancia?
Queda
excluida.
¿Por
cuál
ley?
¿Por
la
de
las
obras?
No,
sino
por
la
ley
de
la
fe.
28Concluimos,
pues,
que
el
hombre
es
justificado
por
fe
sin
las
obras
de
la
ley.
2CORINTIOS 4
...Pero teniendo el mismo
espíritu de fe, conforme a lo que está escrito:
Creí, por lo cual hablé, "Salmo 116:10"
nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 14sabiendo
que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús,
y nos presentará juntamente con vosotros.
1TESALONICENSES 1
...Damos
siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en
nuestras oraciones, 3acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre
nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de
vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor
Jesucristo.
1TIMOTEO 4
...Pero el Espíritu dice
claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2por la
hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3prohibirán
casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de
gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
4Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se
toma con acción de gracias; 5porque por la palabra de Dios y por la
oración es santificado.
HEBREOS 6
...Por tanto, dejando ya
los rudimentos de la doctrina de Cristo,
vamos adelante a la perfección; no echando otra
vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas,
de la fe en Dios, 2de la doctrina de
bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del
juicio eterno.
1PEDRO 1.
ESTE TEXTO ENGLOBA TODO EL MENSAJE.
...3Bendito
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según
su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por
la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4para una herencia
incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para
vosotros, 5que sois guardados por el poder
de Dios mediante la fe, para alcanzar la
salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
6En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si
es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7para
que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el
cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y
honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8a quien amáis sin haberle
visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo
veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9obteniendo
el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
1Juan 5
...1Todo aquel
que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que
engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. 2En esto
conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus
mandamientos. 3Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus
mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 4Porque todo lo que
es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién
es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?.
APOCALIPSIS 14
...Aquí está la
paciencia de los santos, los que
guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
13Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe:
Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el
Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque
sus obras con ellos siguen.
Conclusión
Si es Dios quien escoge, si es
Dios quien llama y nos atrae a través de Su presencia y nos da
el don de la fe,
y si es Dios quien nos mantiene en el Camino con Su Espíritu, y
quien nos salva en Su Hijo, debemos darle a Él toda la gloria y
la honra por habernos amado antes de que Le amásemos a Él,
cuando estábamos en nuestros pecados. Porque ...En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados. 11Amados, si Dios
nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
12Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros,
Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en
nosotros.1Juan 4:10.
Doloroso es ver cómo algunos hermanos
pierden la fe
extraviándose como creyentes porque no han luchado por ella, cegados por la codicia de los deleites del
mundo, por la carne, y el diablo intentará todas las formas de
tentación, como relata 1Timoteo 6:10-12. Pero el que ora y lucha es librado de todas ellas:
...resistid al diablo y huirá de vosotros... Santiago 4:7 como
también dice 1Pedro 5:9, por lo
cual la fe es nuestra arma contra el diablo, arma eficaz que
proviene de Dios. Luchemos por
mantener la fe propia y oremos para que otros la reciban y el
Señor estará constantemente a nuestro lado proveyendo en nuestra
debilidad. En resumen:
La fe que salva: La fe en Dios, el nuevo
nacimiento por la fe es el momento de recibir la salvación
creyendo con total convicción que somos pecadores necesitados de
ser salvados por Dios a través del Evangelio del Reino de Dios,
la obra del Hijo de Dios en la Cruz para resurrección y vida
eterna.
La fe viva: por la que vivimos
los discípulos de Cristo, una fe que debe ser alimentada, por
oración, ayuno, lectura diaria y estudio de la Biblia,
edificación personal en una estrecha relación con el Espíritu
Santo, nuestro amigo fiel. Una fe que, trabajada, debe producir
frutos del Espíritu en predicación, forma de vivir, forma de
pensar y en buenas obras de piedad y misericordia por caridad,
el amor de Dios. 2Corintios 13:5 nos enseña que uno mismo es consciente de como está viviendo
ante los ojos de Dios, y nuestra conciencia nos da testimonio en
el Espíritu Santo, como también leemos en Romanos 9:1.
La fe consumada: La fe que se
funde con el amor de Dios, la fe que se convierte en una manera
de vivir, no confiando en lo que vemos sino en lo que no vemos.
Esa fe es la que nos lleva de la mano de Jesús cada día y una vez partimos
de este mundo, bien por la muerte, bien en el arrebatamiento
cuando el Señor venga, seremos resucitados o transformados para
vida eterna recibiendo la
recompensa, el fin de nuestra fe, que es la
salvación de nuestras almas, habiendo peleado la buena batalla.
1Pedro 1:9 y 2Timoteo 4:7.
La revelación espiritual sobre la fe en Dios es
que sea una fe constante. Si bien la fe que salva nos la concede
Dios, debemos trabajar a diario con esa fe para que sea una fe
viva, esa es nuestra responsabilidad y fidelidad a Dios, porque
Dios es fiel y nos sustenta en nuestra debilidad.
Si luchamos
por la fe, se convierte en fe consumada, en parte de nosotros, para que quede impresa en
nuestra alma y se haga una convicción, que pase a ser, a pesar
de todo lo que tengamos por delante, nuestra confianza en Dios.
La despedida es de la carta del
Apóstol Pablo a los Romanos:
...Y al que puede
confirmaros según mi evangelio y la predicación de
Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido
oculto desde tiempos eternos, 26pero que ha sido
manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas,
según el mandamiento del Dios eterno,
se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la
fe, 27al único y sabio Dios, sea gloria
mediante Jesucristo para siempre. Amén.
La fe en Jesucristo es el regalo
de Dios por el que debemos luchar con todas nuestras fuerzas
para no perderlo. Jesucristo mismo oró por nosotros para que
creyéramos en Él y perseverásemos en la fe y en la obra, Juan17.
Obedezcamos pues a la fe. Pero nos queda una pregunta que respondernos a nosotros mismos y
como Iglesia en Lucas 18:8b con la que me despido: ...Pero cuando venga el
Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?... |