LA BENDICIÓN MATRIMONIAL
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Carlos Padilla, Febrero 2014
Aquellos que somos esposos, o esposas, y aquellos y aquellas que anhelan el
matrimonio, y aquellos que estuvieron casados, todos compartimos una esperanza:
que el matrimonio sea feliz y lleno de amor verdadero, que sea duradero, para
toda la vida, y que la persona amada
sea aquel príncipe azul, o la princesa de la que se han enamorado un día. Lo que
en cristiano llamaríamos tener la bendición de Dios.
Sin
embargo, en la sociedad, incluso en la Iglesia vemos cuantos matrimonios se
rompen, y las consecuencias tristes que conllevan, no solo para los esposos,
sino también para los hijos y para las dos familias. Esta ruptura es una de las
estrategias primeras del diablo sobre la humanidad. El primer matrimonio que
consiguió alterar y apartar del camino de Dios fue el de Adán y Eva. La
estrategia fue bien sencilla, y hoy en día sigue dando los mismos frutos:
apartar a la esposa del esposo en cuanto a que escuche a otro que le ofrece la
posibilidad de conocimiento sin tener que respetar al marido, ni a Dios. El marido, cegado
por la esposa de la que está enamorado, la sigue hasta perder su relación con
Dios. No me refiero solo al hombre y a la mujer, sino al hombre o la mujer y su
propia mente, y las consecuencias para su propia alma.
Pero
la estrategia no se queda solo en la destrucción del matrimonio, sino que tiene
como objetivo la destrucción de la humanidad, de la sociedad y de la persona.
Una vez un matrimonio está roto, los hijos sufren y sus vidas se convierten en
amargas, de lo cual surgen depresiones, desesperaciones, adicciones y crímenes.
Por otro lado los esposos caen también en los mismos problemas, además de en
adulterios y fornicaciones, corrupciones y otras tragedias. Esto afecta
directamente a la sociedad. El esposo, destruido, puede ser un profesor de
escuela, un juez, un político. La esposa, destruida, puede ser una cirujana, una
madre sola, una directora de empresa. Como vemos, el resultado en la humanidad es
devastador.
Obviamente es mi propósito que quienes lean se casen en la fe de Cristo. También
lo es que los que no lo hicieron lo hagan ahora, que busquen la bendición de
Dios, pues nunca es tarde y Él, como buen Padre, tiene los brazos abiertos a los
que Le aman en Cristo. No hay mejor modo para llegar a ser felices en el
matrimonio que ir de la mano de Dios, de regresar a Su camino, o de comenzarlo
por primera vez.
Las
familias del novio y de la novia también anhelan que ellos sean felices y que
les vaya bien en todas las cosas, en sus vidas juntos. Si los novios o esposos desean la bendición de Dios para
su matrimonio, la hallarán haciendo un pacto con Dios.
Veamos pues como comienza un matrimonio, desde la boda hasta la vida en pareja
bajo la bendición de Dios, y así comprender cómo y dónde está la fuente de la
felicidad y el amor verdadero, y la garantía de una unión de por vida.
LAS
BODAS DE CANÁ
En
las "Bodas de Caná"
Juan 2, Jesucristo convirtió el agua en vino. El vino corriente y el buen vino.
Si entendemos que Jesús es el primer interesado en que los matrimonios tengan Su
bendición matrimonial podremos ver la luz que emana esta historia Bíblica, en la
que es el propio Jesús, el protagonista en medio de unas bodas. Jesús convierte
agua en vino, pero no en cualquier vino, sino en el mejor vino que había probado
el maestresala. ¿Estaba Jesucristo solo interesado en demostrar que puede hacer
el mejor vino del agua, como también el resto de la creación, o nos quiere
mostrar algo más profundo y espiritual?
El
vino representa la celebración, la felicidad, un fruto de la vid que usamos para
compartir con amigos, con seres queridos, en celebraciones y en bodas. Altamente
apreciado y de efectos saludables en su consumo moderado, por sus antioxidantes,
es toda una fuente de bendición. Tanto es así que el propio Jesús lo encumbra
junto al pan, como el símbolo de Su propia sangre para celebrar la Santa Cena.
El vino pues simboliza la vida, el amor de Dios, la felicidad, la bendición.
Pero Jesús nos enseña que Él es la fuente de la creación de lo excelso, de lo
magnífico, de lo mejor que podemos disfrutar. ¡Más nos vale pues asirnos de Él
en nuestras vidas y en nuestros matrimonios!. Pero sigamos viendo todo lo que
conlleva una boda porque el Señor nos mostrará hasta donde recibiremos un
mensaje de bendición de aquella historia de la conversión del agua en vino.
LA
PREPARACIÓN DE UNA BODA
Desde el día en que se
anuncia el compromiso, no solo los novios, sino las dos familias comienzan una
etapa de mucha excitación para preparar el evento de unión, un evento tan
relevante como importante y que cambiará sus vidas para siempre. Así, las dos
familias, la del novio y la de la novia comienzan a preparar una celebración en la que todos quieren
participar, disfrutar y bendicir a los novios.
La
preparación de una boda pone patas arriba y en estado de emergencia a las
familias de los novios. Las mujeres comienzan a entrar en un estado de
abstracción en el que solo piensan en el vestido que se pondrán, qué zapatos,
qué peinado, qué accesorios, maquillaje, etc. etc. Los hombres de las dos
familias son llevados por el vendaval que han iniciado las mujeres, y reciben
instrucciones sobre el protocolo, los trajes, las camisas, los chalecos, los
zapatos, las corbatas o corbatones, etc. etc.
Actualmente el que más y el que menos, si no contrata los servicios de un o una
"wedding planner" –tiene que ser dicho en inglés para que surta efecto, nadie ha
oído hablar de un o una planificadora de bodas– no estará a la última moda; sí, la moda, como no podía ser de otro modo también impacta las bodas. Si no lo ha vivido, seguro que
lo ha podido ver en alguna película como "El Padre de la Novia" o alguna
parecida. Nada de lo que uno imagina es lo que hay que hacer. Por supuesto el
presupuesto no se duplica, se multiplica por diez –no importa si hay para comer
al mes siguiente de la boda– si lo ha vivido usted ya me entiende.
Los
novios tienen que preparar el viaje de luna de miel, el coche o carroza que les
llevará, el lugar donde se celebrará la boda, el color de las servilletas, el
diseño de la tarta, los anillos. Y por supuesto el vestido de la novia, es el
centro de atención, para que vaya "ataviada para su marido" Apocalipsis 21:2; el del
novio pasa a segundo plano, pero no es menos complicado acertar con todo el
protocolo. Los que van de acompañantes, como padrinos y madrinas, además de
familiares de los novios, como las madres y los padres, tiene otra odisea para
encajar en el protocolo elegido por los novios.
Y
finalmente, cuando la obra faraónica, no de semanas, sino de meses llega a su
fin, la boda se celebra en un instante de gran emoción que queda inmortalizado
en miles de fotos y en el video oficial de la boda que todos verán después muchas
veces.
Estoy
seguro que en los tiempos de Jesús también las bodas llevaban mucho tiempo y
dedicación para prepararse. Podemos leer sobre las vestiduras de la novia en el
Cantar de los Cantares de Salomón.
LA
BODA ES UN PACTO. DIOS ES DIOS DE PACTOS
El
pacto matrimonial. Dios es Dios de pactos y el matrimonio que Dios bendice
comienza con un pacto con Dios entre los esposos, en el cual se comprometen a
amarse de por vida. Los anillos, argollas, más conocidos como
alianzas, tienen su origen precisamente en una alianza, o pacto. El anillo es redondo, no
tiene principio ni fin. Simboliza el amor eterno, el amor de Dios.
Por
tanto
una boda es un pacto, y Dios es un Dios de pactos. Pactó Dios con Abraham, conocido
como "amigo de Dios". Pactó con Moisés, a quien dio la Ley moral y
religiosa. Pactó con David. Pactó con nosotros la Salvación por la fe en Su Hijo
Jesucristo, y este Pacto es uno de boda, las Bodas del Cordero, Apocalipsis
19:9. Pero si leemos los capítulos 21 y 22 vemos que la Biblia termina con dos
capítulos que hablan de una boda, la de la Iglesia y Jesucristo; ¡Léalos! Porque la Iglesia es la esposa del Rey del universo para la eternidad, y
las bodas están por celebrarse, y todos estamos invitados por el Evangelio, no
importa el tiempo ni la distancia entre Dios y nosotros, ni la distancia para
hallar al esposo o esposa, porque el matrimonio viene de Dios.
Y aunque
muchos de los que se han casado en la historia –no solo en la historia Bíblica,
sino en la historia de la humanidad– han tenido que ir lejos, o han hallado a su
media naranja muy lejos de su hogar, y muchos han pensado que han tenido que
esperar mucho, esto no es impedimento, pues esto viene de
Arriba. Por lo tanto muy importante es una boda, y da igual la distancia y el
tiempo, porque
una boda es un pacto de por vida, porque Dios es un Dios de pactos.
Por tanto
diría a los novios: Vuestro pacto es con Dios, y entre vosotros. Su Espíritu es
vuestro vínculo que no se puede romper, como dice Eclesiastés 4:12: ...Un cordón de
tres dobleces no se rompe... Si además llegáis a ser vuestros mejores amigos,
compartiéndolo todo y orando juntos, el viento, o Espíritu de Dios os llevará de
la mano y volaréis siempre juntos. En el griego del Nuevo Testamento o Nuevo
Pacto, la palabra “Pneuma” es la misma para viento o espíritu, y como hemos
visto en la historia, muchos esposos o esposas han sido llevados lejos por el
viento de Dios para encontrar al otro.
Siguiendo
con viajar lejos y esperar para encontrar esposa, recordemos a Jacob que viajó lejos por
Raquel y la esperó siete años, y de ellos a José que en Egipto encontró su esposa, lejos de su tierra,
y salvó a su pueblo. Pero el Esposo que más me llama la atención, y que ha
venido de más lejos y más ha esperado y espera por amor de la esposa es Jesucristo, el Hijo de Dios, que bajó a la tierra desde
la dimensión del Cielo, desde la eternidad, para encontrar a Su esposa, nuestra alma, por la que tuvo
que dar Su vida, y ha ido a preparar Su Reino y regresará a buscarnos para las
bodas del Cordero, para siempre.
El esposo da
su vida por la esposa, y la esposa por el esposo. Y así, el matrimonio es la
primera institución que Dios creó al darle a Adán, Eva; esa fue la primera boda.
La última, esas bodas del Cordero en los últimos días, como profetiza La
Biblia.
LA
BENDICIÓN MATRIMONIAL
La
bendición matrimonial es un don de Dios que reciben aquellos matrimonios que la
piden a Dios, que desean vivir una vida siguiendo la guía del Padre. Esa
bendición es fruto del pacto con Dios que hemos tratado antes, y sin duda
aquellos esposos que vienen a Dios, tanto para casarse, como durante sus vidas,
sin duda la reciben porque obedecen a Dios en sus corazones. La Biblia es la
Palabra de Dios, y en ella tenemos la guía del matrimonio. En ella hallamos la historia del matrimonio,
que es la misma de nuestro matrimonio, el Génesis matrimonial. Historias de convivencia
entre esposos, de la relación con los hijos, como bendecirlos y como tratarlos
cuando son rebeldes; con los padres o abuelos; como gestionar la economía
familiar; atravesando problemas de salud, como tratar los celos; como encontrar
en tu esposo o esposa a tu
mejor amigo; como orar juntos y hablar de la Biblia y de Dios
siempre, y en Él buscar la guía de la vida para la pareja,
y todas las relaciones y circunstancias, y como reconciliarse cuando los esposos
discuten y recibir paz y bendición de Dios.
Creo
que el Texto Bíblico en Efesios 5 y 6 es un excelente resumen:
5: ...21Someteos
unos a otros en el temor de Dios. 22Las casadas estén sujetas a sus
propios maridos, como al Señor; 23porque el marido es cabeza de la
mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su
Salvador. 24Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así
también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25Maridos, amad a
vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por
ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del
agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia
gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese
santa y sin mancha. 28Así también los maridos deben amar a sus
mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
29Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y
la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30porque somos miembros
de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31Por esto dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne. 32Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo
y de la iglesia. 33Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a
su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
6: 1Hijos,
obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. 2Honra
a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3para
que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. 4Y vosotros,
padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y
amonestación del Señor.
El
matrimonio lo forman tres personas, no dos. Esto es algo que, si no lo vemos desde
la perspectiva cristiana, no se entiende. Dios es el vínculo de unidad, el
Espíritu Santo habitando en los esposos es la garantía de la bendición
matrimonial. El inicio de la relación mezcla tres cosas: la atracción, el
enamoramiento, y el espíritu y alma del otro que nos atrae, su personalidad. Una
mezcla de sentimientos físicos, racionales y espirituales que no se pueden
explicar. Nos atrae la persona completa, su aspecto, su habla, sus ideas, sueños
y
emociones, su vida, su fe, etc. La continuidad de necesitar al otro por siempre, procede de Dios.
Así pues el matrimonio está compuesto por Dios, por el esposo y por la esposa.
Finalmente hay una bendición que deben recibir los esposos, la cual no es otra
que la bendición de sus padres. Recuerdo que en la boda de mi hijo primogénito,
a mi esposa y a mi nos gustó mucho cuando el pastor nos invitó a orar por
ellos, lo cual hicimos los padres del novio y los de la novia con gran alegría
pidiendo a Dios que llenase sus corazones del amor que solo Él puede conceder y
como legado de nuestro amor hacia ellos. Y también quisiera compartir lo
importante que es que los padres y las madres dediquen unas palabras de
bendición, alguna anécdota simpática, lo orgullosos que se sienten de sus hijos, sus mejores deseos de felicidad y la
alegría y aprobación que desean expresar en un día tan feliz, por venir a buscar
la bendición de Dios para su matrimonio.
BENDICIÓN FINAL: UN MATRIMONIO PARA TODA UNA VIDA
Quería terminar volviendo a recordar las bodas de Caná según el Evangelio de
Juan Cap. 2 en las que hay ese mensaje al que me refería al principio, para los que son novios todavía, o para
los que no han entregado su matrimonio a Dios todavía, así como para recordarlo
a los que están casados en Cristo: "Hasta ahora habéis disfrutado
del vino de vuestra relación, ...pero a partir del día en que os caséis, u os
entreguéis a Dios como matrimonio, disfrutaréis del buen vino, reservado para un
matrimonio que ha venido a buscar la bendición de Dios, y que por ello recibe su
milagro –como el que hizo Jesús al convertir agua en el mejor vino– el vino del
amor eterno, el amor de Dios." Por tanto a los esposos que han confiado su
matrimonio a Dios y de Él esperan el amor eterno y verdadero: ¡Que sean muy felices y que Dios los bendiga para siempre!
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