JESUCRISTO   LA RESURRECCIÓN VIENE. HE AQUÍ QUE VIENE CON LAS NUBES Y TODO OJO LE VERÁ, Y LOS QUE LE TRASPASARON. Apocalipsis 1:7.

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PACIFICADORES

© Carlos Padilla. Octubre 2016

Jesucristo es el pacificador ejemplar a quien imitar, pero nuestro mundo enfrenta a diario problemas como divorcios y custodias de hijos, estafas, abusos, pleitos económicos, guerras. El conflicto comienza en el corazón pero Jesús trata nuestro corazón.  Él dice “La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14:27. Esta afirmación tiene un trasfondo que no es natural a nuestra manera de tratar a los demás. Jesús está hablando de que Su paz es diferente a la del mundo. Jesús también nos enseña las “Bienaventuranzas” de las cuales, la séptima, nos dice: “Bienaventurados los pacificadores, porque de ellos serán llamados hijos de Dios.” Mateo 5:9, para lo cual hay que haber aprendido las otras bienaventuranzas, sobre todo la sexta, un corazón limpio. El cristiano debe ser, por lo tanto, un pacificador activo, y para ello la Iglesia debe conocer y estar preparada en cada uno de sus miembros, para lidiar con conflictos de una manera Bíblica, con la resolución del conflicto en mente y en el amor de Dios por el prójimo. Aunque la tendencia es ver el conflicto como un problema, realmente es una oportunidad de glorificar a Dios a través de un trato piadoso y auténtico a los demás. Primero hay que sacar la viga de nuestro ojo y luego restaurar pacíficamente con el fin de la reconciliación. Aunque no todos los conflictos son solucionables, ni todas las luchas merecen la pena ser enfrentadas, será el Espíritu Santo quien nos guíe si nos ponemos en Sus manos. Veamos cómo ser buenos pacificadores porque nosotros ya estamos en paz y reconciliados con Dios por medio de la Cruz de Jesucristo.

 

CÓMO RESOLVER CONFLICTOS

El pacificador cristiano debe seguir cuatro objetivos: Glorificar a Dios por su actitud, sacar la viga de su ojo, restaurar con humildad, y reconciliarse. Algunos Textos Bíblicos que nos ayudan en estas conocidas como cuatro columnas de la pacificación: 1Corintios 10:31 Glorifique a Dios. Mateo 7:5 Saque la viga de su ojo. Gálatas 6:1 Restaure humildemente. Mateo 5:24 Vaya y reconcíliese.

Lo primero es identificar y llegar al corazón del conflicto. El conflicto, al contrario de lo que se pueda pensar brinda oportunidades. Escuchar primero, pero saber escuchar es un arte a aprender. Si uno es parte del conflicto debe asumir su parte de culpa, dirigirse al/los afectados y confesar, pedir perdón sinceramente, lo cual es un compromiso de cambiar de actitud y de restitución. Siga esta regla conocida como “POPLA”: Para - Observa - Piensa - y Luego Actúa. Siga unas normas, mandamientos, reglas que aportan orden, ya que la vida sin ellas es caos.

Existen tres actitudes básicas ante un conflicto: de paz, de escape y de ataque. Los que huyen del conflicto pueden llegar a negar que exista, escapar, y en casos extremos llegar al suicidio. En el extremo opuesto tenemos a los que atacan, bien por medio de asalto físico o emocional, litigio o amenaza, y en casos extremos asesinato. La contrapesa está en una actitud centrada del pacificador, quien a veces pasará por alto aspectos leves, reconciliar, negociar, mediar, arbitrar y rendir cuentas, ya que el objetivo es la paz y la relación, es decir, su estilo es resolver el conflicto. Los que sólo quieren ganar no luchan por la relación, como tampoco lo hacen los que retroceden ante el conflicto, o los que sólo dan el primer paso y luego no resuelven, estos estilos no resuelven pacíficamente el conflicto, ¿en cuál se ve usted?

 

BENEFICIOS DE RESOLVER CONFLICTOS A LA MANERA DE JESUCRISTO

Es interesante considerar que a veces los conflictos son producto de haber entendido la diversidad (obra de Dios) de opiniones como algo malo, en lugar de una oportunidad para nuevas experiencias. Así mismo hay que discernir los conflictos que no son útiles y/o no merecen la pena que se pasen por alto. Santiago 4:1-2

Nuestro comportamiento es observado al tratar los conflictos, no ya solo por la iglesia, sino en casa, por la familia, los hijos, el esposo/a. Es el ejemplo que ellos aprenderán y harán en sus vidas, sus propios matrimonios, en la escuela, etc. Si imitamos a Cristo, seremos más como Él, y como decía Pablo “imitadme a mí”. El conflicto es, también, una herramienta de Dios para hacernos madurar más a la imagen de Su Hijo, como la fidelidad a una persona que no recibe. Nos puede servir recordar que el ABC del conflicto es que: la Adversidad es la Base del Carácter.

La pacificación es un ministerio, una mayordomía, es la administración del conflicto en el que nos pone Dios con las capacidades que nos ha dado: El Evangelio es la clave para pacificar eficazmente. Para ser un mayordomo fiel en el conflicto hay que estar: motivado, informado, fortalecido, dependiente, y fiel, pues Dios nos da los dones para poder servirle en los conflictos, por Su Espíritu.

La paz es el objetivo a buscar en el conflicto. La paz tiene tres dimensiones: Dios ama la paz, es parte del carácter de Dios. Es una bendición a quien Le sigue. Dios ordena que la busquemos. Es parte de Su pacto. Y ¡Shalom! Jesús es Príncipe de Paz en Isaías 9:6. (Paz con Dios, entre nosotros y dentro de nosotros) Mi paz os  doy. La paz viene por la justicia de Dios en nuestro corazón. Cuándo nuestra vida está llena de conflictos no resueltos y relaciones rotas, tendremos poco éxito al compartir las buenas nuevas de la obra salvadora de Jesús en la cruz. Este principio se enseña repetidamente a lo largo del Nuevo Testamento.

La reputación cristiana depende de nuestra unidad y de cómo amamos incluso a los enemigos, el testimonio cristiano está en el trato a otros. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Mateo 5:9. Satanás es el “adversario” creador de conflicto y de desunión, esas son sus metas; luchemos como gladiadores.

El perdón que tenemos de Cristo debemos llevarlo al conflicto para los que disputan vean cuanto les ama Dios y se reconcilien. Confíe en el Señor y haga el bien. Cuanto más entienda el amor y el poder de Dios más confiaré en Él. Dios es soberano. Dios tiene el control de todo. Confiar en Dios es una decisión personal. Dios es bueno. La senda está marcada. 

También Pablo daba cinco instrucciones a las iglesias: Alegrarse siempre en el Señor. Ser amable con todos. Cambiar la ansiedad por oración. Ver las cosas como son, y ver lo bueno de los demás. Poner en práctica lo aprendido. Evaluar el costo/consecuencias a corto y largo plazo de no resolver un conflicto. Los derechos de la gente. ¿Dónde pasaríamos la eternidad si Dios aplicara justicia sin misericordia? Jesús no ejerció Sus derechos en la Cruz. Hacer ver a otros sus errores y responsabilidades cuando sea oportuno. El Señor condena la actitud de no querer uno perder lo que tenemos en aras de la paz. Ser humilde en el trabajo y mundo ante la autoridad y mostrar el comportamiento en Cristo para testimonio, nunca volverá vacío.

El conflicto empieza en el corazón, conviene recordarlo. Santiago 4:1-3 y Mateo 15:19 nos hablan de que las malas acciones vienen de los malos pensamientos del corazón. Los deseos insatisfechos de nuestro corazón se pueden convertir en un ídolo, algo que ansiosamente queremos y por lo que comenzamos a despreciar a aquellos que no lo satisfacen. ¿Cómo puede uno discernir cuándo un buen deseo podría estar convirtiéndose en una exigencia pecaminosa? Usted puede comenzar haciéndose en oración “preguntas de rayos X” que revelan la verdadera condición de su corazón: ¿Qué me preocupa? ¿Cuál es la primera cosa en mi mente por la mañana y la última por la noche? ¿Cómo completaría el espacio en blanco: “Si tan sólo ________, entonces me sentiría feliz, realizado y seguro”? ¿Qué deseo preservar o evitar a toda costa? ¿Dónde pongo mi confianza? ¿Qué temo? Cuando cierto deseo no es satisfecho, ¿siento frustración, ansiedad, resentimiento, amargura, ira o depresión? ¿Hay algo que desee tanto que estoy dispuesto a desilusionar o lastimar a otros para tenerlo? Los ídolos exigen sacrificios, como cuando lo es un hijo y los demás no lo adoran, o nosotros exigimos más de ellos, etc. Curar el corazón idólatra con el amor de Dios, arrepentirse, temor de y confianza en Dios. Liberarse del juicio mirando a Dios mismo, liberador de la idolatría. Su Biblia, Su Espíritu y Su Iglesia libran de idolatrías específicas durante la vida.

El arrepentimiento “metanoia” desde dos tipos de tristeza: la que viene del mundo, por haber perdido a alguien o algo; y la que viene de Dios en nosotros, la que produce la salvación, y no solo esto, sino salvación de lo que aquí nos está atando. La confesión trae libertad. Examinarse uno mismo y buscar ayuda para ver el pecado de uno claramente. No usar la lengua como arma, ni quejarse, falsear ni chismear, calumniar ni hablar en vano, ojo con esto. No controlar a los demás. Tener palabra. No abusar de autoridad o no respetarla. No olvidar la Regla de Oro. No servir deseos pecaminosos. Placeres impropios, orgullo o llevar siempre razón. Amar el dinero o posesiones. Temor al hombre. Y las cosas buenas que queremos demasiado. Crecer según la imagen de Cristo. Dios quiere ayudarnos a cambiar. Orar. Deleitarse en el Señor. Estudiar la Biblia. Practicar como Pablo, Filipenses 4:9.

Terminamos la resolución de un conflicto con un método de control de la situación llamado “PAUSA” iniciales esta vez para Preparación mediante la oración, la información, consejo sabio y santo, y el desarrollo de opciones. Afirmación de la relación mediante la verdadera preocupación y el respeto. Ubicación de intereses, preocupaciones, deseos, limitaciones y temores. Soluciones creativas, y análisis objetivo razonable de las opciones fruto de ideas, resultado de la oración.

 

EL CONFLICTO EN LA FAMILIA, LA IGLESIA, EL MUNDO

El cristiano pacificador siempre tratará de resolver los conflictos, pero el Señor ya nos advierte que “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo” Juan 16:33b. Sin embargo no es igual tratar con nuestra familia, sea toda creyente o no, ni es igual el conflicto con hermanos en la iglesia, que con los no creyentes habituados al trato del mundo.

La familia es nuestro centro vital, el que ha puesto Dios desde en principio con Adán y Eva, precisamente donde el enemigo atacó para apartarnos de Dios. Es por lo tanto nuestro trato a la esposa/o la principal prioridad junto con los hijos y los padres, y el lugar de nuestro testimonio principal y donde dar gloria a Dios. Es por ello que la familia tradicional está siendo atacada en todo el mundo occidental, fruto del acercamiento al final de los tiempos, acorde a las profecías.

En la iglesia se supone que es un lugar o una compañía de personas afines a nuestra fe, pero ella se compone de santos que somos pecadores restaurados por Cristo. En estos dos lugares debemos tener nuestra zona de confort, donde hallemos a nuestros amigos en Cristo, donde no deberíamos tener conflictos, pero la realidad es diferente. Pero si nuestro corazón ha sido regenerado por Dios, nuestro estilo de resolver llevará a la paz en oración y crecimiento. No debemos ir al mundo a buscar pacificación cuando a paz nos llamó Dios entre nosotros. Una iglesia unida y en paz es un ejemplo de gente restaurada por Cristo. Hoy vivimos los últimos tiempos y hay división, pero la Gran Comisión que es el plan de Dios está llegando a su fin.

Por último en este apartado, cuando un conflicto es violento y a otra parte con quien nos enfrentamos no es razonable, no quiere una relación o quiere hacer daño, hay dos formas de actuar por parte del pacificador cristiano. La primera la enfocaremos para con gente no cristiana. En esta situación es posible tener que acudir a los tribunales y a las fuerzas del orden, lo vemos en las palabras de Santiago 4:1. La segunda la enfocamos para con hermanos en Cristo, en cuyo caso hallamos la respuesta de nuestra actitud en las palabras de Jesucristo: “Por tanto si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano. Y entonces ven y presenta tu ofrenda.” Mateo 5:23.

En el mundo tendremos a gente que hace un esfuerzo y busca la paz y resolver, pero también hallaremos los que solo quieren ganar y no les importan las consecuencias y el daño que hagan a los demás, e irán a pleitos. Es aquí donde el cristiano pacificador debe ponerse en manos de Dios para actuar como lo haría Jesucristo, ser humilde y procurar dar gloria a Dios en una actitud pacífica, correcta, educada, y clamar por justicia al Juez Justo.

Textos de la Biblia.  Génesis 13, 37. Proverbios 1, 3, 8, 10, 12, 15, 16, 23, 25. Mateo 18:1-35.  Hechos 15:30-16:5. Romanos 8:26-39. Gálatas 6. Efesios 4-6. Libros recomendados: Pacificadores. Autor Ken Sande -producido por el Seminario y Fundación Abre- quien tiene un ministerio dedicado a la resolución de conflictos y en cuya web pueden profundizar sobre este ministerio: http://peacemaker.net/espanol/ Por otra parte y también usado en el mundo empresarial y social el libro de Stephen Covey: Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Eficiente.

 

CONCLUSIÓN

Para ser un buen pacificador y resolver los conflictos de forma cristiana y Bíblica debemos tener en mente glorificar a Dios, la paz, la relación y el amor al prójimo. Este ha de ser nuestro compromiso. Hemos visto que por naturaleza confrontamos los conflictos por obligación o tratamos de huir de ellos o no considerar a la otra parte. Jesucristo, ni vino a la Cruz por obligación ni huyó de ella, porque nos ama, porque glorifica a Dios, porque nos da Su paz, porque quiere la relación con nosotros, cada día y por la eternidad porque ama a Su prójimo, Su Iglesia. Jesucristo es el autor de la verdadera paz, el verdadero pacificador. Su nuevo Reino será un reino de paz y amor de Dios donde ya no habrá conflictos. Mientras tanto oremos para que nuestro carácter transformado por Su Espíritu en medio del conflicto, sirva para reconciliar, para resolver conflictos, para evitarlos y para traer la paz a nuestro prójimo y a nosotros mismo, y así demos gloria a Dios. Amén.

 

 

 

  • Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y llamárase su nombre: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Profecía de Isaías 9:6.


  • Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi. Palabras de Jesucristo. Evangelio de Juan 14:6.
  • Ud. quiere conocer a Dios, pero sabe que el camino no es por las religiones, ni por las sectas, ni por la sociedad. El mundo, sin Dios, ha fracasado. ...Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son... Juan 17:9. Oración de Jesús.


  • Si de verdad busca Ud. a Dios, comience hoy una nueva vida, de la verdadera mano de Dios. El Evangelio es el mensaje para todas las naciones, sin importar la raza, la procedencia ni la cultura. Dios es el Salvador de aquellas personas que le abren su corazón y se arrepienten de vivir sin El.


  • ...Así que hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. 1Corintios 15:58.

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