LA UNIDAD DE LA IGLESIA Y LA REFORMA PROTESTANTE
¿POR QUÉ ESTÁ DIVIDIDA LA
IGLESIA?
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Carlos Padilla. Noviembre 2016
¿Por qué está
dividida la Iglesia? ¿Por qué hay tantas denominaciones?
Estas preguntas
me las hacen cristianos de todas las denominaciones y personas de otras
religiones. Hay una diferencia entre la división interna de una iglesia local y
la división de la Iglesia universal en denominaciones. Aclarado este punto
deberíamos preguntar lo mismo que Pablo a los corintios en la primera carta,
primer capítulo, versículo 13:
“¿Acaso está
dividido Cristo?
Desde luego que
no. La unidad de la Iglesia depende en parte de la labor de sus miembros, como
cuerpo, Cuerpo de Cristo, de la labor de las coyunturas que, como dice Pablo a
los efesios, se ayudan mutuamente. Dije, en parte, adrede porque no toda la
unidad depende de nosotros como Iglesia, sino de la unidad del Espíritu: Efesios
4.
Por lo tanto ¿a
qué se está refiriendo Pablo, cuando escribe a los efesios hablándoles de la
unidad del Espíritu? Veamos el Texto de Efesios 4:1-16 para aclarar algunos
puntos y ver hasta qué punto debemos tolerar con tal de permanecer unidos, y
dónde debemos poner los límites.
TEXTO: Efesios
4:1-16
“Yo pues,
preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con
que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre,
soportándoos con paciencia los unos a los otros
en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de
la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una
misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe,
un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por
todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la
medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la
cautividad, y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que
también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que
descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para
llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas, a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguen a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,
a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para
que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de
doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las
artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo, en
aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien
concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente,
según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor.”
REFORMA
PROTESTANTE Y UNIDAD DE LA IGLESIA
La Reforma
Protestante es injustamente acusada de causar división en la Iglesia, y es
conocido que a los protestantes son llamados “hermanos separados” por parte de
los católicos a quienes nos quieren atraer dentro del movimiento ecuménico para
que seamos puestos bajo el papado romano, en lugar de bajo Cristo y bajo la
Biblia. Jesús no se mantuvo unido al Sanedrín sino que se separó de ellos y
fundó la Iglesia, eligiendo a los 12 apóstoles, porque la doctrina de los
escribas y los fariseos no era la Palabra de Dios, sino mandamientos y
tradiciones de hombres. ¿No debemos hacer nosotros lo mismo que nuestro Maestro
y formar Iglesia con aquellos que anteponen la Palabra de Dios a la de los
hombres? Esto me recuerda que en estas fechas siempre coinciden –con un margen
de tiempo, claro– la celebración de la Reforma con la Fiesta de los
Tabernáculos. En ambos casos el pueblo de Dios se reúne bajo la unidad del
Espíritu y la Palabra de Dios. Éste es el espíritu de la Reforma, volver a la
Escritura y aceptar la salvación por la fe.
Jesús dice:
“…habéis invalidado el Mandamiento con vuestra tradición.” Mateo 15:6.
http://www.jesucristo.net/Reforma-Protestante.htm
ECUMENISMO Y
UNIDAD DE LA IGLESIA
El ecumenismo
que están abrazando muchas denominaciones, expone que la unidad de la Iglesia se
antepone a la Palabra de Dios, sin importar abandonar la Sana Doctrina para
tragar con cualquier doctrina. Tras el ecumenismo cristiano, podría venir el de
todas las religiones del mundo, un sincretismo que ya la Iglesia Católica
practica desde su división de la que sería llamada Iglesia Ortodoxa, en tiempos
de Constantino, el llamado Cisma de Oriente, en el siglo IV. La unidad de la
Iglesia solo depende del Espíritu de Dios que es quien une a Su Iglesia y por lo
tanto este proyecto ecuménico no incluirá al Espíritu Santo, porque no contiene
Su Doctrina reflejada en La Biblia, por el contrario incluye una mezcla de todo
tipo de tradiciones de hombres.
PROFECÍA DE LA
APOSTASÍA EN LA IGLESIA DEL ÚLTIMO TIEMPO
La última etapa
de la Iglesia, según dice la profecía del Nuevo Testamento, estará marcada por
una apostasía visible y clara para todos. Podríamos hablar de que estamos
viviendo el inicio de la estructura de esa última etapa de la Iglesia por el
crecimiento del ecumenismo que tolera todas las tradiciones sin importar la
Palabra de Dios, sin importar la Sana Doctrina de Jesucristo. 2Tesalonicenses
2:3. Los acontecimientos de celebraciones entre distintas iglesias antagonistas
lo demuestra, ahora que nos acercamos al 500 aniversario de la Reforma
Protestante.
CONCLUSIÓN
Concluimos,
pues, que la unidad de la Iglesia no procede de lo visible, sino de lo
invisible, de la mano de Dios, pero la unidad de nuestra iglesia local sí es
visible por nuestra labor. El Espíritu Santo es quien une a las congregaciones y
pone en los corazones de los cristianos fieles el don de ser coyunturas que se
ayudan mutuamente para la gloria de Dios; esta es nuestra labor, nuestro
ministerio común, y para lo que debemos luchar. La unidad en la iglesia se ve
además de por esta prueba de amor mutuo, por la prueba de amor a Dios, amarle y
guardar Sus Mandamientos, guardar la Biblia y cumplirla en el Nuevo Testamento,
en la enseñanza de Jesucristo, porque las profecías ya se están terminando y el
Señor vendrá a por Su Iglesia y los muertos en Cristo resucitarán primero y
luego los que vivamos seremos arrebatados para Su Reino. 1Tesalonicenses
4:13-18, Apocalipsis 1:7. Amén, sí ven Señor Jesús.
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