EN ESPÍRITU ALMA Y CUERPO
©
Carlos Padilla, Julio 2010
...Y
el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor
Jesucristo. 1Tesalonicenses 5:23.
Sabemos que nuestro
objetivo como
cristianos es la Gran Comisión encomendada por nuestro Señor Jesucristo, para que
vayamos y hagamos discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las
cosas que nos manda el Señor, porque he aquí que Él está con nosotros todos los
días hasta el fin del mundo. Confiados, pues, en que Él tiene toda potestad en
el Cielo como en la tierra, vayamos con ánimo pronto y urgente porque
a nuestro alrededor muchos no conocen al Señor, quien está con nosotros, pues
ésta es la mejor causa, la mayor misión contenida en la Biblia en Mateo 28:16-20.
Sabiendo que nuestro
objetivo como Iglesia es ir al mundo a ganar almas
para el Reino de Dios mediante la predicación del Evangelio, salgamos
pues a
evangelizar y conquistar
vidas para Dios, siguiendo las estrategias, las revelaciones y la señales de
Dios. Usemos los medios de comunicación, la oración, el ayuno y todos los
proyectos que cada iglesia Bíblica y evangelizadora proyecte para la
participación de sus miembros, lo cual se ve reflejado en la conquista de la tierra prometida
cuando Josué lideró al pueblo de Dios.
Para ello, primero
tenemos que conquistar nuestra propia vida, o mejor dicho, dejarnos conquistar por Dios.
Nuestra vida tiene tres campos de batalla: el espíritu, el alma y el cuerpo; y
estos tres pueden convertirse en nuestras herramientas y vehículos de transporte
para la conquista espiritual de la mano del Espíritu Santo. Para que estos tres
componentes no sean un obstáculo, podemos aprender a comprendernos en cuanto a
la estructura con la que nuestro Padre y Creador nos ha diseñado y compuesto de
modo que no sean
otros los que nos dominen, física, sentimental y espiritualmente, y estemos
libres para servir a Dios eficazmente. Solo de esta forma podremos comprender a
los demás y servirles con paciencia y esperanza en el Evangelio del Reino de
Dios.
En espíritu, alma y cuerpo es
un estudio Bíblico espiritual dedicado a buscar el objetivo, el propósito y la
misión de nuestra vida teniendo en cuenta cada
uno de los tres componentes del ser humano, creado por Dios a Su imagen y
semejanza, para una vida cristiana de bendición para Dios, para nosotros mismos y para los
demás, para ello nos pondremos en manos del Espíritu Santo, santificador del
cuerpo, en las de Cristo, Maestro de nuestras almas, y en las del Padre, dador del
Espíritu.
Pablo de Tarso, en el Texto
expuesto al principio, inspirado por el Espíritu de Dios, llega a darnos las claves del propósito
cristiano y cómo poner todo nuestro ser en funcionamiento conscientemente en el
Espíritu. Otros Textos de las Escrituras
inspiradas a otros autores Bíblicos, y del mismo Señor, nos servirán de base para encontrar
nuestro llamamiento y destino espiritual en la Iglesia y en la vida.
Pablo era Judío y también
ciudadano romano, doctor en Torá -las Escrituras hebreas- de la mano del maestro Gamaliel, de
religión fariseo, y llamado por Jesucristo de forma sobrenatural a la conversión
y a la verdadera Luz del Hijo de Dios, cuando perseguía a los cristianos, siendo
transformado por el Espíritu Santo para que pudiera comprender la vida cristiana,
la verdadera vida que agrada a Dios. Es cuando conocemos a Dios de forma
personal - a través de la religión interior, no por la mera participación en la
religión exterior de la tradición y las prácticas - que somos transformados a
través de la fe en la obra de la Cruz de Cristo. Es por medio de una vida diaria
con Dios que el cristiano, al igual que Pablo, llega a entenderse a si mismo para
compartir su vida con su Señor y con su prójimo, tanto en la Iglesia para la Gran
Comisión, como fuera de la Iglesia donde llevará su misión a cabo, y para guardarse para vida eterna en Su venida.
La historia de Pablo no es una
más, pues brilla por la gracia de Dios, pero, al igual que la de cada uno de nosotros, podemos establecer un
punto de partida personal. Es más, es Dios mismo quien llama a cada uno en un
punto de su vida para servirle con un objetivo específico, y es también Dios
quien nos capacita y nos da el don o los dones que vamos a necesitar. Pero antes es
necesario que comprendamos cómo funcionamos y cómo repercute lo que hacemos en
cada una de nuestras partes del ser, y en el orden que aparecen: el espíritu, el
alma y el cuerpo.
Mis estudios Bíblicos
anteriores: Virtud sobre los
siete dones del Espíritu, y también
David y Goliat sobre la Fe
y las Cinco Piedras, me han sido de gran utilidad para explicar la manera en que todos y cada uno de nosotros que
hemos sido llamados por Dios en Cristo, al igual que el joven e inexperto David,
necesitamos poner en manos de Dios, y en orden, nuestro espíritu, nuestra alma,
nuestra mente y nuestro cuerpo, para que sea el Espíritu Santo en quien pongamos
nuestra mira, de quien recibamos la enseñanza y en quien confiemos, a través de
una relación personal con nuestro mejor amigo, y amigo fiel y Todopoderoso,
nuestro Señor Jesucristo.
De estos estudios aprendemos
que nuestro espíritu ha
de nacer de nuevo del Espíritu de Dios, que el alma es el objetivo de la
salvación de Dios y centro de nuestros sentimientos, emociones y pensamientos de
la mente, y que el cuerpo ha de ser Templo del Espíritu Santo, donde sea Él
quien domine nuestras sensaciones, de las que muchas son contrarias a la
santidad, pero que Él se encarga de hacernos discernir instintivamente para
apartarnos de ellas.
Con este breve planteamiento
de funcionamiento de la vida interior del cristiano, allí donde se produce la
salvación de Dios, somos conscientes de cuan importante
es la llamada a la santidad, un concepto que muchos piensan que es algo limitado
a super héroes, pero se trata, más bien, de una cualidad que da Dios a todo el
que llama hijo, un don del
Espíritu, la fuerza de voluntad que procede de Dios para la vida espiritual que
va de la mano del Dios vivo, la cual se convierte en plataforma de otra vida, la
vida exterior del cristiano, la que produce los frutos del Espíritu. La primera
vida es para uno mismo con Dios, la segunda vida es para el prójimo con Dios. Si de verdad quiere servir a Dios en su vida, siga
leyendo en espíritu, alma y cuerpo.
LA MISIÓN DE NUESTRA
VIDA. CAMBIO DEL CARÁCTER POR EL DON DE DIOS
Una vez hemos comprendido cómo
funcionamos, es fácil entender que bajo el Espíritu de Dios podremos colaborar
con Dios en trabajarnos a nosotros mismos. Sólo de esta forma podremos tener una relación personal con Dios más
profunda y espiritual, y también podremos acometer nuestra misión personal, el llamamiento
individual de nuestra vida, en el servicio a Dios y a la Iglesia por medio de un
cambio de carácter que solo Dios puede realizar en nosotros y que revelará a
nuestro espíritu, lo que la Escritura llama la unción y el bautismo de fuego.
Para que podamos comprender la enseñanza de
la Escritura en cuanto a la transformación que hace el Espíritu de Dios en
nuestro carácter, estudiaremos las vidas de nuestros hermanos en la fe y
personajes relevantes de la Biblia. Así como las doce tribus hallan
referencia simbólica en los doce apóstoles, también en los patriarcas
encontramos una simbología de la Trinidad en Abraham, Isaac y Jacob, como el
Padre, el Hijo y el Espíritu. Además también encontraremos otro paralelismo
entre la Trinidad de Dios y la
trinidad de nuestro ser, en tres apóstoles que son columna de la Iglesia. Si
prestamos particular atención al cambio de su carácter cuando nacieron de nuevo
del Espíritu lo entenderemos con suma claridad; me refiero a Juan, a Pablo y a Pedro.
Juan es el apóstol
del Espíritu, el simbólico y el del amor de Dios por su Evangelio, sus cartas y
Apocalipsis, el "discípulo amado" el que estuvo a los pies de la Cruz. Pablo, el del alma y la mente, por su preparación teológica,
conocimiento del griego, la cultura helenística y filosófica y por
su experiencia sentimental en su conversión sobrenatural. Pedro, el del cuerpo, por recibir
del Padre el don de la fe en Su Hijo Jesucristo, siendo esta fe la piedra del
fundamento sobre la que se edificará el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, la
pertenencia, pero ésta a Dios en Cristo, para predicar a los Judíos que tienen la
pertenencia al pueblo de Dios por la descendencia de Abraham, y necesitan
recibir al Mesías Yahshua, Jesucristo, para salvación como los Gentiles.
Es en el
carácter de estos tres personajes que encontraremos también tres bases de la
misión y el ministerio cristiano. Juan fue transformado en su carácter de
un joven violento, conocido junto con su hermano como Bonaerges "hijos del
trueno" Marcos 3:17 -lo cual quedó reflejado cuando querían hacer descender fuego del
cielo sobre los samaritanos que no recibieron el Evangelio- y lo fue como el apóstol del amor,
Juan 3:16 y 1Juan 3:16.
Pablo fue transformado del
erudito celoso de la Ley de Moisés, de las tradiciones e interpretaciones de los
rabinos, en el apóstol a los Gentiles. Lo sobrenatural de su conversión haría
de él el apóstol que el Señor usaría para llevar el Evangelio a todas partes, en
toda cultura, y sobre todo a ser el que con mayor celo entendería, y así se
esforzara en enseñar la salvación por la gracia de Dios, sin los cumplimientos,
prácticas y esfuerzos religiosos, tradicionales y de las obras. La reforma
protestante iniciada por Lutero y Calvino tendrían en las cartas de Pablo la
confirmación de la gracia del amor de Dios. Al igual que Pablo mismo, los
reformadores y todo cristiano Bíblico encontramos el camino de la salvación sin méritos personales,
sino en los méritos de Cristo en la Cruz, porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha entregado a Su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él crea,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16.
Pedro fue transformado, de
pescador sin letras, al apóstol a los Judíos, liderando sobre el sanedrín, el sumo
sacerdote, los sacerdotes, los rabinos, los escribas, los fariseos y la
sinagoga. Pedro nos muestra cuan ruin es nuestra carne en la triple negación que
hizo del Señor, cumpliendo la profecía de Jesús la noche que Le entregaron. Le
negó tres veces: en espíritu, en alma y en cuerpo. Pero su corazón arrepentido, el mismo que
recibió la revelación de la fe, igual que Abraham, le convirtió en el apóstol
que lideraría a la Iglesia al principio de Hechos, en la elección del sustituto
de Judas, en su discurso de una gran conversión el día de Pentecostés. Pedro
mismo enseñaría que cada cristiano es piedra de la fe con la que, junto a Jesús,
la principal piedra del ángulo, formamos el Templo del Señor.
El Señor siempre nos revelará
aspectos de nuestro corazón y carácter que ni se nos pasan por la cabeza que
podemos tener. Pidan, pues, a Dios, porque Él les revelará y dará el don que hay
en cada uno. Si a mi me hubieran dicho antes de mi conversión que yo sería
escritor cristiano dedicado a la interpretación simbólica, profética y espiritual de la
Biblia, que pastorearía una congregación o que dirigiría un ministerio de webs
cristianas en dos idiomas, les hubiera respondido que estaban completamente locos.
Ahora soy siervo de Cristo por la locura de la Cruz, por Su gracia, y si Dios lo
quiere para Su gloria.
TRES TEXTOS
BÍBLICOS DE LOS TRES APÓSTOLES EN ESPÍRITU, ALMA Y CUERPO
Veamos tres joyas de Textos
Bíblicos que nos llevarán a tres Textos fundamentales de cada uno de estos tres apóstoles, una vez sus caracteres fueron
transformados, en cuanto a la revelación que Dios les dio por el Espíritu.
EN ESPÍRITU
El nuevo nacimiento de nuestro
espíritu, del Espíritu de Dios, Juan 3:3...
...Respondió Jesús y le
dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver
el reino de Dios.
EN ALMA
La salvación de nuestras almas
1Pedro 1:9...
...Para que sometida a prueba
vuestra fe, mucho más preciosa que el oro,
el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y
honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle
visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo
inefable y glorioso; obteniendo el fin de
vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
EN CUERPO
De Cristo, nuestro cuerpo es Templo del
Espíritu Santo, 1
Corintios 6:19...
...Pero el que se
une al Señor, un espíritu es con él. 18Huid de la
fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo;
mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. 19¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo,
el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
20Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en
vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Y estos tres Textos Bíblicos
son la base de estos tres Textos de los tres apóstoles simbólicos en espíritu,
alma y cuerpo:
Juan:
Juan 3:3
nos muestra como el hombre ha de nacer de nuevo del Espíritu, para poder ver el
Reino de Dios: ...Respondió Jesús y le
dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver
el reino de Dios. 4Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer
siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y
nacer? 5Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Juan 3:16
nos revela el amor de Dios: ...Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea
salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que no
cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo
de Dios. 19Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los
hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Juan 16:7-15 nos aporta las
tres convicciones de la obra del Espíritu Santo: ...convencerá al mundo
de
pecado, de justicia y de juicio. De pecado por cuanto no creen en mi; de
justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio por cuanto el
príncipe de este mundo ha sido ya juzgado...
Juan nos muestra el
Espíritu en el nuevo nacimiento, Juan 3:3; el amor de Dios, Juan 3:16 y la obra
del Espíritu Santo, 16:7.
Pablo:
Romanos 12
nos revela la estructura de la Iglesia comenzando con la renovación de nuestro
entendimiento. ...Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de
Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a
Dios, que es vuestro culto racional. 2No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta... ...6De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia
que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7o
si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8el que
exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con
solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
9El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo
bueno. 10Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a
honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11En lo que requiere
diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12gozosos
en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; 13compartiendo
para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.
1 Corintios 12
nos revela racionalmente el funcionamiento espiritual del cuerpo de Cristo, de
esta forma sabemos como está constituida una iglesia doctrinalmente sana y
Bíblica, una guía a la que acudir siempre. Para ellos Pablo, de nuevo, nos
explica tres componentes: la diversidad de dones del Espíritu, la diversidad de
ministerios del Señor para organizar racionalmente el funcionamiento eficaz de
la Iglesia y la diversidad de operaciones que lleva a cabo el Cuerpo de Cristo,
para lo cual sus miembros, los cristianos, hemos tenido que ser ungidos con los
dones en nuestro espíritu, asimilar, aceptar y asumir los ministerios y llevar a
cabo las operaciones:
...No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones
espirituales. 2Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba
llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. 3Por tanto, os
hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y
nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
4Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es
el mismo. 5Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el
mismo. 6Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas
las cosas en todos, es el mismo. 7Pero a cada uno le es dada la
manifestación del Espíritu para provecho...
Los dones:
...8Porque
a éste es dada por
el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo
Espíritu; 9a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de
sanidades por el mismo Espíritu. 10A otro, el hacer milagros; a otro,
profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de
lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11Pero todas estas
cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular
como él quiere.
Los ministerios:
...27Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros
cada uno en particular. 28Y a unos puso Dios en la iglesia,
primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen
milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que
tienen don de lenguas. 29¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas?
¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? 30¿Tienen todos dones de
sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? 31Procurad, pues,
los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.
Las operaciones en el amor de Dios:
Las operaciones se harán con el don más
excelente, el amor de Dios. Hablaremos la Palabra de Dios, ese será el sonido de
nuestro espíritu con amor; profetizaremos, entenderemos, conoceremos y tendremos
fe para ser de Dios en nuestra alma, en nuestra mente; y viviremos nuestra vida
y serviremos a los pobres con amor de Dios en nuestras obras y acciones. Así
sigue el Texto en el capitulo 13: ...Si yo hablase lenguas humanas y angélicas,
y no tengo
amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2Y si
tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese
toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
3Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si
entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no
busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la
injusticia, mas se goza de la verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
8El amor nunca deja de ser...
1Tesalonicenses 5:23
es el Texto fundamental de este estudio Bíblico que nos revela la composición de
nuestro ser:
...Y
el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,
espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor
Jesucristo.
Pedro:
1Pedro 2:9
Nos revela la pertenencia excepcional al
Cuerpo de Cristo y nos llama linaje escogido, nos llama sacerdotes reales, nos
llama una nación santa a la Iglesia, porque es lo que Dios ha adquirido a cambio
de la obra en la Cruz de Su Hijo, y esa Iglesia tiene dos funciones básicas: el
anuncio del Evangelio y las buenas obras: ...Mas vosotros sois
linaje escogido,
real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable; 10vosotros que en
otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro
tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado
misericordia. 11Amados,
yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos
carnales que batallan contra el alma, 12manteniendo buena vuestra
manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como
de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar
vuestras buenas obras.
1Pedro 5 nos aporta otros tres
fundamentos clave para una Iglesia sólida, bajo el símbolo del cuerpo
representado por Pedro para que en la Iglesia se perciba el cuidado de los
hermanos voluntariamente, con ánimo pronto, siendo ejemplo a los demás, para lo
cual seremos perfeccionados, afirmados, fortalecidos y establecidos por Dios en
el Espíritu de Jesucristo: ...Ruego a
los ancianos que están entre vosotros... ...apacentad la grey de Dios que está
entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino
voluntariamente; no por ganancia deshonesta,
sino con ánimo pronto; 3no como teniendo
señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey...
...10Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su
gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él
mismo os perfeccione, (el espíritu, tras el nuevo nacimiento, por el
bautismo de fuego) afirme, (la mente, convencidos de la necesidad de la Salvación
de Cristo, para salvación y para evangelizar) fortalezca
(el alma en el carácter, con sentimientos del amor
de Dios); y establezca (en el cuerpo
de Cristo, es decir en la congregación a la que pertenecéis
y en la misión para la que habéis sido creados por Dios).
11A él sea la gloria y el imperio por los siglos de
los siglos. Amén.
2Pedro 1:3 termina la
enseñanza en espíritu, alma y cuerpo, primero hablando del divino poder de Dios
en nuestro espíritu, que viene a través del conocimiento de Dios
también en la mente transformada por Él, teniendo la esperanza en el alma de
Sus promesas, de modo que nuestro cuerpo llegue a ser participe de la naturaleza
divina en la vida y en la pertenencia a la Iglesia: ...Como
todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas
por
su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por
su gloria y excelencia, 4por medio de las cuales nos ha dado
preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la
corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; 5vosotros
también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud;
a la virtud, conocimiento; 6al conocimiento, dominio propio; al
dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a la piedad,
afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8Porque si estas
cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto
en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
El resultado de estos tres
Textos de los tres apóstoles es el levantamiento de la
Iglesia, Efesios 2:21...
...Así que ya no sois extranjeros ni
advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y
miembros de la familia de Dios, 20edificados sobre el
fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien coordinado, va
creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en
quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el
Espíritu.
Y por este amor de Dios a
nosotros, por llamarnos a formar parte de Su Iglesia, se produce en nosotros el
primer Mandamiento, Marcos 12:30...
...Jesús le respondió: El primer
mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
30Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este
es el principal mandamiento. 31Y el segundo es semejante: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Cuyo origen, como hemos visto,
nos devuelve a Juan 3:16...
...Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.
Y ese amor de Dios hace que
busquemos la misión de nuestra vida para llevar a otros lo que hemos
experimentado - la conversión por la fe - y nos pongamos en manos de Dios para que
haga en nosotros una transformación del carácter, tras nuestro cambio de mente
llamado arrepentimiento.
CONCLUSIÓN
Hemos visto que nuestro
espíritu recibe del Padre dones espirituales para servir a Dios en la Gran
Comisión, principal función del cristiano. El espíritu recibe revelación
directa, no depende del razonamiento y de la comprensión, funciona por intuición
espiritual, simplemente uno sabe lo que es de Dios, porque la fe en la Cruz de
Cristo es locura para el hombre, y esto es comprobable en
la Biblia, 1Corintios 1:18, para ir aprendiendo y confiando en el Señor que nos guía y para
comprobar nuestro discernimiento y presunción de las revelaciones, si son o no
de Dios. Y podamos amar a Dios con todo nuestro corazón.
Hemos visto que la mente
comienza a comprender las cosas de Dios algún tiempo después que el espíritu, algunas tardarán
años. El amor no es entendible, es del
corazón, es espiritual. Uno se enamora de Dios espiritualmente, no racionalmente.
Pero es a través del Espíritu, que nuestro espíritu discierne para que nuestra
mente pueda comprender la Palabra de Dios, es por esto que no podemos ir a la
Biblia solo con el razonamiento, solo con el intelecto, es imprescindible el
interprete celestial, el Espíritu de Dios. Y podamos amar a Dios con toda nuestra mente.
Hemos visto que nuestra alma,
al sentirse salva y confiada en Dios para mantenerse en la salvación, descansa
en los sentimientos y aprende a confiar en Dios, dejando las venganzas, los
juicios, los odios y todo sentimiento que antes el enemigo usaba para
dominarnos. Es ahora, el amor de Dios el que nos iluminará sentimentalmente. Y
podamos amar a Dios con toda nuestra alma.
Y hemos visto que nuestro
cuerpo, con sus necesidades fisiológicas, puede ser conducido y provisto de lo que necesita y
cuidarlo de tal manera que no sea para nosotros obstáculo para servir a Dios.
Tenemos, además, las herramientas del ayuno y la auto disciplina con las que
podamos disfrutar de una vida sana y ordenada. Y
podamos amar a Dios con todas nuestras fuerzas. Y a nuestro prójimo como a
nosotros mismos, cumpliendo el principal y más grande Mandamiento de toda
la Biblia que es de parte de Dios.
En la segunda parte de este estudio
aprenderemos a desarrollar nuestros dones en la Iglesia, tanto las capacidades
que tenemos naturalmente como las que no tenemos y nos son otorgadas
sobrenaturalmente por Dios. La Gran Comisión está compuesta de muchos
ministerios, y tenemos por delante el reto de usar nuestros dones y descubrir
nuestra misión personal de forma fraternal y unánime
dentro de la iglesia a la que pertenezcamos, para aportar nuestra coyuntura al
Cuerpo de Cristo, y desarrollar nuestra vida en espíritu, alma y cuerpo.
La despedida es de Pablo a los Hebreos: ...Y
el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran
pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra
buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable
delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los
siglos. Amén.
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