ESCLAVITUD - SIGLO XXI
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Carlos Padilla, Agosto 2015
Si alguien piensa que la esclavitud
fue erradicada mundialmente en tiempos de William Wilberforce, cuando consiguió
que el parlamento británico aboliera la trata de personas, aunque fue un gran
paso, se equivoca. Si bien
a nivel occidental el mercado de esclavos dejó de ser un negocio y mejoraron los
derechos de aquellos que ya vivían en occidente en las casas de los amos ricos, el
mundo, a día de hoy, en el siglo XXI sigue contando con grandes mercados de
esclavos.
Sigue a día de hoy el gobierno
británico en cabeza de la abolición de la esclavitud, ahora moderna, tras
el anuncio del primer ministro en julio 2015 sobre exigencia a las empresas que
luchen contra las condiciones extremas de la mano de obra en lugares como
Vietnam. CNN por su parte patrocina el llamado "Freedom Project" un proyecto
para liberar a personas que están siendo transportadas por aeropuertos
internacionales, sobre todo para esclavizarlos en la prostitución.
La cuestión es si la sociedad del mundo rico se aprovecha de la
sociedad del mundo pobre. Aunque no se secuestren a las personas y se las lleve
a países lejanos para trabajar como propiedad privada de los ricos en las
proporciones de antes –sobre
35 millones de personas, según las últimas estadísticas– no es menos cierto que los consumidores de materias
primas y mano de obra de los países pobres son, incluso los pobres de los países
ricos. Marcas de moda por todos conocidas, fábricas de comida, plantaciones,
petróleo, diamantes, construcción, industria, telecomunicaciones, todos los segmentos son explotados
por grandes multinacionales con mano de obra tan barata, y en tales condiciones
que los sindicatos y los ciudadanos de occidente no concebirían. Pero todo eso
nos da la tecnología a la que somos esclavos, la información, Internet, los
móviles de última generación, la medicina actual, la moda, transportes, y un
largo etcétera en el cual el mundo compite y utiliza sin que ya haya marcha atrás.
Hasta tal punto ha llegado nuestra esclavitud al sistema, la Babilonia simbólica
de Apocalipsis 18:13 hasta llegar a comerciar con las almas de hombre esclavas
al sistema, incluso ONGs o religiones e iglesias según el consumidor del que
lucrarse para lavar sus conciencias esclavas al pecado.
Para poder competir con esta mano de obra "esclava" occidente
está desarrollando toda una maquinaria de robots, para llegar a ser más baratos
aun y sin la mala imagen que provoca la mano de obra barata, explotada,
convertida en esclavitud encubierta, sin derechos, sin vida. Y ¿quienes son más
culpables, las empresas capitalistas o los consumidores, la mitad de ética
política contraria y muy social, pero grandes consumidores y alimentadores del
sistema? Pero la última escalada de
esclavitud para comercio sexual y de órganos está revolviendo muchas
conciencias. Aunque siempre habrá impíos que tiran a sus hijos a la cloaca, o
los vendan para subsistir en su mediocridad, también, de nuevo hagamos la misma
pregunta ¿quién es más culpable, el que explota o el que abusa, el que mata o
aborta, o el
que compra é implanta un órgano?
Esclavos explotados, y esclavos descuartizados para vender su órganos, o
abortados para vender los embriones o sus células como si se compraran en la
carnicería al peso. Esclavos que los compran, que abusan que matan y que quieren
vivir –un poco más–
a costa de la vida de otros. Ese mundo provoca la desesperación en muchos, y
hace a otros radicales que quieren el exterminio de esa sociedad, para imponer
otra por la fuerza y por el terrorismo. Los unos y los otros están bajo la
esclavitud del engaño del enemigo, la serpiente antigua que se llama diablo y
Satanás, a quien el Señor reprenda en el nombre de Jesucristo. Un mundo en
estado final ante su fin. Un mundo que ha llegado al punto álgido de su
desvarío, de su gran pecado, aquel que comenzó en Edén, cuando se apartó de su
Padre, de su Creador, y de su Libertador.
ORIGEN Y FIN DE LA ESCLAVITUD
El origen de la esclavitud proviene del pecado. El pecado
proviene de Edén cuando Adán y Eva –o
cualquiera de nosotros– decidió apartarse de
Dios, y escuchar el canto de la serpiente para esclavizar al hombre. Es por eso
que el fin de la esclavitud viene por mano del Libertador. Jesucristo tuvo que
morir por nosotros para vencer a la muerte, siendo inocente, el único libre de
pecado, pero quien llevando la culpa del pecado del mundo, en justicia de Dios,
venció a la muerte y resucitó abriendo la puerta a la vida eterna a todos. La
cuestión es ¿dónde pasaremos esa vida eterna: con Él en el Paraíso, o lejos de
Él en el infierno, del cual ya vemos un adelanto en nuestro propio mundo?
La esclavitud, si bien antaño fue aceptada e incluso muchos
preferirían ser esclavos de buenos amos que libres y en pobreza extrema, hoy en
occidente no es algo que podamos aceptar, al menos como propiedad de una persona
sobre otra, aunque sabemos que hay muchos esclavos entre nosotros. Del mismo
modo muchos soldados o mercenarios hacían lo mismo, vendían sus servicios a un
buen pagador o proveedor de estatus y ganancia. Hoy muchos pasan sus vidas en la
misma empresa porque no hay otro recurso para subsistir; algo no muy diferente;
al fin y al cabo todos somos esclavos del sistema para sobrevivir. Si vemos las
cosas con un corazón alegre y con esperanza, nuestra vida será diferente. Si
bien no podemos cambiar todas las circunstancias sí podemos tratar a nuestro
prójimo como lo haría Jesús. Eso se asemeja mucho, y a veces más, a la libertad
que la misma libertad. Es, pues Jesús es libertador del pecado, por lo cual Dios
sí ha considerado que era necesario que fuéramos libertados.
TIPOS DE ESCLAVITUD
La esclavitud se define como el sometimiento forzoso de un
individuo al que se le compra en propiedad, como si fuera mercancía; la
privación de libertad del destino de su propia vida por el poder de uno sobre el
otro. Si bien esta sería una definición al estilo de un diccionario, la verdad
es que hay muchas formas de esclavitud sin tener que poseer la propiedad de la
vida de otro, porque en realidad todas las vidas son de Dios: ...He aquí que
todas las almas son mías;... Ezequiel 18:4. La explotación de personas con
condiciones infrahumanas, el abuso de cualquier tipo, sea sexual, psicológico en
el maltrato a esposas o esposos, a hijos, a empleados, puede ser peor que la
esclavitud.
El abuso de poder ha llevado al hombre a hacerse esclavo de su
propia ira, hasta llegar a la guerra. La humanidad es esclava del espíritu de la
guerra, y guerra nuclear, aquella que en los sesenta casi nos lleva al
exterminio de la humanidad en la guerra fría. La bomba atómica no era suficiente
y se construyó la bomba H, o de hidrógeno. Cuando las potencias vieron la
devastación se dieron cuenta del potencial. La única forma de vencer era no
empezar. Pueden verlo en la película "Juegos de Guerra". Dios tuvo misericordia
de nosotros. No era el tiempo del fin todavía, las profecías no se habían
cumplido en su totalidad aun. Hoy estamos mucho más cerca pero las guerras
siguen haciendo prisioneros, esclavos.
En la antigüedad era costumbre en muchas sociedades poseer
esclavos, familias enteras de ellos. Sin embargo el La Biblia vemos que el trato
que se diera sería ante Dios juzgado. Hoy en día, es posible del mismo modo
tratar a un empleado, que nos traten en la sociedad de forma humana,
comprensiva, amigable e incluso afable, aunque nos paguen o paguemos un sueldo.
Aquel que mira por sus empleados será bendecido por Dios, y el que los desprecia
recibirá el castigo. Del mismo modo el Señor insta a tratar a los jefes y
autoridades del mismo modo, sean o no justos con nosotros, para dar testimonio
de la bondad de un corazón convertido a Cristo, para gloria de Dios.
Por último existen los tipos de esclavitud a los que el pecado
somete al hombre, como la corrupción política, el soborno, la idolatría, el
adulterio o la desviación sexual, la ludopatía, el endeudamiento extremo, y
algunas patologías compulsivas, o el asesinato, etc. Para estos tipos hay que
recurrir especialmente al Señor Jesucristo para que eche fuera todo demonio, y
sea el Espíritu Santo quien habite en nuestras vidas.
LA LIBERTAD
Al igual que en tiempos de Jesús para ser librados de la
ocupación romana, Israel aguardaba la promesa de un libertador que los sacara de
Egipto, el gran país donde una vez llegó José, vendido por sus hermanos como
esclavo, el cual fue hecho gobernante del país junto al faraón, pero país en el
cual, una vez muerto aquél faraón, y José, el nuevo faraón sometió a Israel como
esclavos amargando sus vidas.
Todos conocemos la historia de Moisés. Nacido de su madre
hebrea, israelita, y criado ahijado por la hija del faraón. Este viendo la
crueldad con la que trataban a su pueblo se enfrentó y fue deportado al
desierto. Cuarenta años tardó en recibir el llamamiento de Dios, tras encontrar
esposa en las hijas de Jetro, sacerdote de Madián. Moisés fue la respuesta al
clamor de Israel a Dios. No podía salir de allí sin un guía ungido con el poder
de Dios. Moisés derrotó a faraón, abrió el Mar Rojo, y les llevó cuarenta años
por el desierto de su testarudez, hasta la Tierra Prometida.
Josué venció la batalla de Jericó, la primera ciudad que
encontraron en aquella Tierra, siendo él ahora el guiador de Israel. Jericó nos
muestra que la posesión de nuestra libertad también la debemos ganar, pelear por
ella, pelear por estar bajo la bendición de Dios, quien nos lleva hasta la
entrada de esa Tierra, y quien nos dará las victorias en la vida, siempre y
cuando le consideremos nuestro Padre y retomemos la relación de Edén previa a la
caída, para comer del Árbol de la vida, Jesucristo. De esto se trata.
Jesucristo es el libertador, del que Moisés y Josué fueron
antesala a modo de ejemplo y de preservación de Israel. Jesucristo es el ungido
que vence a la muerte, el castigo por el pecado del hombre. Resucitando de entre
los muertos probó Su poder. El que cree en Su obra expiatoria en la Cruz del
Calvario tiene entrada a la Tierra Prometida eterna, el Reino de Dios cuando
vuelva Jesucristo en gloria a la libertad de los hijos de Dios.
Por la fe Israel recibió a Moisés. Por la fe el hombre recibe a
Jesucristo, el Hijo de Dios para vida eterna y vida santa mientras Le aguarda en
esperanza, Apocalipsis 1.7. Así que: ...si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:36.
TEXTOS BÍBLICOS SOBRE LA ESCLAVITUD
...Y cuando
tu hermano empobreciere, estando contigo, y se
vendiere a ti, no le harás servir como esclavo.
40Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te
servirá. 41Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo,
y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá. Levítico
25:39....Jesús les respondió: De cierto, de cierto os
digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del
pecado. 35Y el esclavo no queda en la casa para siempre;
el hijo sí queda para siempre. 36Así que, si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres. Juan 8:34.
...Porque todos los que son guiados por el Espíritu de
Dios, éstos son hijos de Dios. 15Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,
sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre! 16El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que
somos hijos de Dios. 17Y si hijos, también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados. Romanos 8:15.
...Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo,
liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre,
esclavo es de Cristo. 23Por precio
fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 1Coríntios 7:22.
...Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis
oído la ley? 22Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de
la esclava, el otro de la libre. 23Pero el de la esclava nació según
la carne; mas el de la libre, por la promesa. 24Lo cual es una
alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte
Sinaí, el cual da hijos para esclavitud;
éste es Agar. 25Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y
corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en
esclavitud. 26Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos
nosotros, es libre. Gálatas 4:21.
CONCLUSIÓN
La conclusión final sobre la esclavitud con respecto a nuestra
forma de entender esta realidad histórica, debe ser nuestra manera de tratar al
prójimo cuando estamos en situación de autoridad sobre otros. No hay que ir muy
lejos para vernos en tales situaciones, y no hay que ser amo de nadie, ni tener
una multinacional o ser el general al mando de un ejército vencedor.
Basta con que un padre o una madre traten a sus hijos con el
amor de Dios aunque tengan autoridad sobre ellos. Basta con que un marido trate
a su esposa con amor todos los días de sus vidas. Basta con que un hermano o
hermana trate con amor a sus hermanos más pequeños, o que tratemos a nuestros
ancianos padres con el cariño y respeto que merecen, honrándolos. Que un
profesor trate con respeto a sus alumnos, que un jefe trate a sus empleados con
respeto, que los médicos traten a sus pacientes con tacto, o que los políticos
realmente traten a los ciudadanos como sus semejantes, a quines han elegido
servir, sin aceptar corrupción.
Tan sencillo como eso y habremos erradicado de verdad la
esclavitud. Pero este comportamiento emana de un corazón nuevo, un corazón libre
de pecado, libre de esclavitud y por lo tanto libre para amar con el amor de
Dios, el que construye Jesucristo, el Hijo de Dios en nosotros, con el cual
trataremos a nuestro prójimo como si no fueran nuestros, y a quienes servimos,
sino de Dios y en libertad. Así que: ...si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:36.
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