ANTROPOLOGÍA CRISTIANA
A SU IMAGEN Y SEMEJANZA - EL ORIGEN DEL HOMBRE
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Carlos Padilla, Diciembre 2015
La Doctrina del Hombre o antropología cristiana es de vital importancia para
comprender otros aspectos doctrinales para el cristianismo. No solo la fe en la
intervención de Dios y las pruebas científicas que abarcan campos de discusión
contemporánea como evolucionismo, creacionismo y diseño inteligente son
estudiados, sino la imagen de Dios en el hombre y el aspecto de la composición
humana, tanto física, como mental y espiritual son abordadas y explicadas. Los
distintos puntos de vista que pueden ser debatidos en el día a día con gentes de
las distintas culturas, y de mayor o menor conocimiento y estudio, deben ser
conocidos en profundidad para poder presentar una visión Bíblica de la
antropología según Dios nos explica en Las Escrituras, la cual nos muestra cómo
es el hombre, y mejor aún, nos muestra, a partir del hombre, cómo es Cristo. Si
el hombre es una criatura de Dios, las consecuencias son distintas que si es un
accidente, una vida sin un propósito y sin sentido. Veremos como la respuesta
Bíblica es la más profunda y satisfactoria que se puede encontrar, y además la
cual hará reflexionar al hombre hasta el punto de abrirle la puerta a una
relación personal con Dios en Su Hijo Jesucristo, por el don de la fe, como dice
la Escritura en unas palabras que cambiaron el mundo y a los que las reciben
hasta hoy: “El justo, por la fe vivirá” Romanos 1:17.
Concepto de Antropología y Cristianismo
La antropología
es la ciencia que estudia al hombre, su realidad. Según la RAE también de sus
aspectos biológicos y sociales. El término procede del griego antrophos
(hombre) y, logos (conocimiento). El conocimiento del hombre desde su origen,
esencia, comportamiento, evolución social según ha pasado la historia. Desde el
enfoque cristiano Bíblico tenemos respuesta a todos los aspectos del concepto de
la humanidad.
El Origen del Hombre
El origen de la
humanidad va más allá de su comienzo en la tierra. Adán y Eva como primeros
padres, es científicamente factible, a pesar de quienes se oponen. Nuestro
origen parte de nuestro propósito, no solo de nuestra existencia. Dios como
Creador y la narración Bíblica de Génesis 1 al 3, nos aporta la mejor
explicación. Dios crea al hombre para amarlo y para que tengamos una relación
con Él. Es la mejor respuesta a ¿porqué existe el hombre? Ahora bien, los
modelos científicos de los orígenes exponen varias hipótesis de la existencia o
no de Adán y Eva como seres reales, pero la ciencia demuestra que fueron
factibles. Por lo tanto abandonar el relato de Génesis sobre el hombre, parte de
la duda del poder de Dios más que de la evidencia científica. Aunque se llama
Adán al género humano en Génesis 5:2 la idea es que todos somos Adán hasta hoy y
nuestra historia es común ante Dios y nuestra relación con Él, y no está en
conflicto con que Adán y Eva fueron reales. Adán desobedece a Dios, y el
“postrer Adán-Cristo” obedece a Dios. Un solo hombre y un solo Hombre.
El inicio de la
humanidad cuenta con distintos puntos de vista, sin embargo Dios actúa de forma
transcendente e inmanente. La evolución naturalista considera al hombre otro
animal fruto de la evolución sin la intervención ni el origen en Dios, sino del
azar. Seríamos átomos en movimiento fruto de la “selección natural” por
mutaciones. Sin embargo la mutación conlleva el deterioro y la desaparición de
las células y de una especie, como muestra el doctor en biología Michael Behe en
su teoría de “complejidad irreductible”. La creación instantánea, por su parte
es lo opuesto. El hombre es único y no comparte elementos de otras especies, fue
creado en el acto en el sexto día de la creación. Sin embargo la evidencia
parece mostrar que en un intervalo largo de tiempo y con formas transicionales
Dios hizo al hombre. Lo curioso es que nunca se han hallado restos
transicionales lo cual llamaba la atención al propio Darwin, quien no podía
entender este hecho. Más tarde la explosión cámbrica por parte de la geología
dio a la antropología motivos para pensar en un lapsus único de creación de
todas las especies que desmontaba la explicación de evolución en el tiempo, ya
que no lo había. La evolución deísta y la teísta implican que Dios hizo al
hombre por evolución, pero intervino en el proceso según los teístas y no lo
hizo según los deístas; estos últimos igualan a la evolución naturalista pero
con el origen en Dios, pero se opone al relato de Génesis donde Dios sí
interviene y se preocupa del hombre. El teísmo aquí propone que las mutaciones
las hace Dios de forma sobrenatural, porque de forma natural destruyen la
especie. La opción del creacionismo progresivo se asemeja a la teísta pero
enseña que Dios crea de nuevo cada vez, sin usar nada ya existente y
modificándolo. Sí a la mircroevolución
y no a la macroevolución. Dios crearía tanto de nueva creación como
inmanentemente con proceso evolutivo controlado por Él. Dios crea el primer
modelo de hombre, de caballo, etc, y el resto de especies a través de estos.
Incluye evolución naturalista, deísta, teísta en el desarrollo dentro de la
creación, más actos de creación de novo, además del acto creacionista
divino.
Sobre la edad
del hombre como especie existen cuatro puntos de vista: no es relevante, o tiene
500.000 a 2 millones de años si el criterio es la elaboración de herramientas, o
50.000 mil años si es el enterramiento de muertos del Neandertal, o una cuarta
opción es la existencia de simbolismo complejo en cuyo caso hablaríamos de unos
30 a 40 mil años, el hombre de Cromagnon. No obstante la edad no tiene una
respuesta fácil. Adán y Eva ya tenían otra característica más avanzada como es
el lenguaje. Aun con las dificultades que pueda haber para establecer la edad
del hombre, es una creación de Dios, para Su gloria, y una gran obra.
Es necesario
comprender el origen de la naturaleza humana en Dios, la esencial, y
diferenciarla de la que puede ser comprobada empíricamente.
El mundo y las culturas vagan entre otras imágenes del hombre, además de la
cristiana ortodoxa. Algunos lo ven como una máquina asalariada por sus
capacidades y su energía sin importar sus sentimientos. No solo en el socialismo
y el comunismo, más en el capitalismo como un cliente a quien venderle algo,
sino en la propia iglesia se puede ver al hombre solo por lo que puede hacer,
capacidades o dones, o porque van a aportar su diezmo, y dejar de lado a la
persona, viéndola como una cosa. Tampoco es un animal aunque nazca, crezca, se
reproduzca y muera como estos, así visto por la psicología del comportamiento,
basado en el naturalismo extremo alimentado por el evolucionismo. También está
el punto de vista de un ser sexual, según Freud el ser humano es sobre todo un
ser sexual que reprime sus impulsos en la sociedad. El cristianismo enfoca la
sexualidad como una bendición en el matrimonio heterosexual. También se ve al
hombre, sobre todo en el siglo XXI como un ser económico, materialista, enfocado
en el éxito, habiendo dejado atrás la esclavitud, el comunismo y el feudalismo,
ahora se centra en el consumo y la tecnología para adquirir el bienestar. El
cristianismo enfoca mejor el aspecto de que somos administradores de los bienes
que Dios nos presta. No somos tampoco un títere del universo a merced de las
circunstancias azarosas. Aunque somos un ser libre, la libertad no es el
propósito final del hombre pero sí es el medio para poder elegir seguir lo que
está bien ante Dios, tras la aportación del información que permita una decisión
inteligente y libre. No se deben aceptar condicionamientos como la herencia
genética, o la educación para eludir la responsabilidad libre del hombre ante
Dios “existencia no auténtica”. Tampoco se debe privar al prójimo de su libertad
de elección. Finalmente el hombre es un ser social, pertenece a la sociedad,
interactúa con los demás; en la Iglesia el hombre desarrolla esta característica
única. Todos estos puntos de vista y cualidades per sé no constituyen al humano.
La exposición cristiana engloba todas las cualidades pero unifica conceptos bajo
la imagen de Dios al hombre. La humanidad es una creación de Dios, no un efecto
evolutivo; somos una sociedad por la voluntad de Dios. El hombre, la humanidad
lo es porque lleva intrínsecamente la imagen de Dios, no por el cúmulo de
cualidades expuestas antes, o por alguna en particular.
La Imagen de Dios en el Hombre
El humanismo
moderno lleva al hombre a rechazar que haya un Dios, y un libro con las
instrucciones para la vida en el que se refleje Su autoridad sobre el hombre.
Tras saber que el hombre se preocupa por sí mismo antes de buscar a Dios, es
aquí donde se debe exponer la naturaleza de Dios. De ahí parte la aproximación
de la exposición de la similitud entre el Creador y el creado y de que hay una
relación entre ambos. La imagen de Dios en el hombre parte de Génesis 1:26-27, o
Hechos 17:28 donde Dios habla diciendo que nos hace a Su imagen y semejanza, o
cuando Pablo habla a los griegos sobre el linaje
de Dios en nosotros. Pero Romanos 8:29 nos da la clave, nuestra semejanza al
Hijo de Dios, que se encarnó y vivió entre nosotros. Los puntos de vista sobre
la imagen incluyen el sustantivo, las características como físicas, psicológicas
o espirituales. O algo que se experimenta, el punto relacional, su relación con
Dios y el prójimo. Y está el punto de vista funcional, donde la imagen es algo
que el hombre hace similar a Dios.
Naturaleza y Universalidad del Hombre
La composición
de la naturaleza del hombre procede de Dios. Tres posturas básicas exponen la
composición del hombre: el tricotomismo donde el hombre se compone de espíritu,
alma y cuerpo. El dicotomismo, donde el hombre es un cuerpo y un alma-mente, y
una postura monista, donde el hombre es un todo. No obstante el hombre es
considerado como una persona. La Biblia entiende al hombre como un ser
compuesto, sea de dos o tres partes, lo cierto es que tras la muerte se habla de
las almas, de su salvación y de la existencia de la persona sin el cuerpo, el
cual volverá a tener tras la resurrección. No obstante el hombre es un ser
complejo y el Evangelio se dirige al ser completo para su salvación y nuestro
bienestar espiritual implica el físico y el mental y afectivo.
La
universalidad del hombre nos transporta a un viaje entre culturas, donde resulta
muy interesante debatir con gentes de todas las naciones, culturas, a quines
Dios ama. Existen distintas religiones, creencias y filosofías, pero donde nos
une un rasgo común que debemos ser capaces de exponer: la imagen de Dios.
Empíricamente con todos estaremos de acuerdo en que compartimos el tipo de
cuerpo, una mente y unas necesidades básicas y espirituales. Lejos de racismos y
desigualdades, podemos igualarnos para comenzar a exponer la diferencia entre
religión y relación con Dios. Aquí la antropología es crucial porque podremos
dar a cada uno su respuesta para llevarlos al mismo fin, a Cristo y al origen
del hombre creado por Dios en un acto voluntario de la divinidad. El hombre es
de dos sexos y a los dos, ama Dios y los dos tienen Su imagen. Ambos son
necesarios para la procreación y formar la familia. Los modelos científicos de
los orígenes nos ayudarán a dar a todos una respuesta científica, pero será la
Biblia y la Palabra de Cristo las que nos ayudarán a mostrar el lado humano del
Redentor como hallamos en Sus palabras: “Mirad mis manos y mis pies, que Yo
mismo soy” Lucas 24:39. El mismo Yo Soy vino al mundo y se hizo hombre para
morir por nosotros y pagar por nuestros pecados en la Cruz, debe ser nuestra
base contundente del Evangelio hablando antropológicamente. Dios ama a todos de
todas las clases sociales y posiciones económicas, a niños y ancianos; a los
primeros, los llevemos a Su presencia y a los últimos, los honremos como a
sabios, todos a Su imagen, incluso no nacidos, pues sus almas son Suyas.
La cuestión de
la humanidad es hoy en día tan importante que en las empresas se ha impuesto el
departamento de recursos humanos, desde la universidad y hacia todos los campos,
como puede ser el de la medicina, donde la relación médico-paciente es vital,
pues no tratan síntomas o enfermedades, sino personas. En las principales
empresas la calidad de la vida laboral se ha situado en el primer puesto, por
detrás del salario. Esta y otras cuestiones son un buen punto de partida para el
cristianismo en su enfoque evangélico. La universalidad del hombre abarca
también la ética y la moral. La política incluye cuestiones sociales sobre
problemas humanos y son el punto de debate. El hombre necesita respuestas sobre
sí mismo y sobre la humanidad en conjunto, las respuestas a las preguntas
existenciales. Hoy más que nunca, el hombre es el gran desconocido a pesar de la
ciencia, porque se han abandonado las raíces de la fe, en la sociedad.
Conclusión
Mi fe ve la doctrina de la humanidad como fundamental y está
conectada con otras doctrinas, pues lo que creamos sobre el hombre implica lo
que creamos sobre la humanidad de Cristo. Si no hubiese Dios creando al hombre,
posiblemente no habría habido encarnación de Cristo, ni expiación, ni
resurrección de la carne, y posiblemente no habría regeneración ni
justificación. Nuestra antropología es fundamental en la manera en que nos
entendemos a nosotros mismos, y en relación con Dios y con el prójimo porque
implica nuestro destino eterno y con el propósito de nuestras obras y
sentimientos. Otro aspecto concluyente de nuestro concepto de antropología es
que nos sirve de punto de partida al existencialismo para atacar la mentalidad
escéptica y la atea.
El hombre a imagen de Dios, creado por un acto voluntario de
Dios, amado por Dios, justificado por la fe en la obra redentora del Hijo-Hombre
de Dios, resucitado de los muertos y ascendido al trono de la gloria es un
mensaje tan poderoso que todo aquel que tenga oídos para oír será transformado
por el cataclismo conceptual y existencial que supone el Evangelio y la
antropología cristiana. Creo que el hombre ha sido creado por Dios, no de la
evolución naturalista, sino del creacionismo instantáneo o progresivo. Tenemos
la imagen de Dios en nosotros y por Cristo, somos, vivimos, pensamos, sentimos y
tenemos fe. Somos un ser complejo con cuerpo y alma, pero nuestra mente y
espíritu nos hacen únicos. Dios salva todo nuestro ser, seamos hombre o mujer,
jóvenes o viejos, sin importar nuestra raza o cultura, ni posición social. Esta
es mi convicción personal y en Él creo, al cual espero en Su venida porque Él me
creo, me llamó, me justificó y me salvó. La humanidad es algo maravilloso
diseñado y creado por Dios, un Dios maravilloso. A Él sea la gloria. Amén.
Ryrie,
Charles C. Teología Básica. Miami, FL: Editorial Unilit, 1993.
Pag. 217
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