JESUCRISTO   LA RESURRECCIÓN VIENE. HE AQUÍ QUE VIENE CON LAS NUBES Y TODO OJO LE VERÁ, Y LOS QUE LE TRASPASARON. Apocalipsis 1:7.

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JOSUÉ

LA CONQUISTA DE LA TIERRA PROMETIDA: EL ALMA DEL HOMBRE

 

El nombre de Josué significa El Señor es salvación. Condujo al pueblo de Dios a la tierra prometida y venció a Jericó. Sucesor de Moisés, porque la ley no puede entrar en la tierra prometida porque es tierra de libertad. Nuestra actitud debe ser como la de Josué para que las personas que buscan a Dios y que nos oyen, sean llevadas a la libertad del Señor y les podamos convertir en tierra prometida donde hay amor de Dios para el prójimo. 

Figura de Cristo, como salvador de su pueblo, que entra en la tierra prometida, donde la Ley de Dios, Moisés, no entra y si la liberación espiritual de Jesucristo. En hebreo es Yahshua de donde Yah (Yahweh) es Dios y Shua es salvación, es lo mismo que Emanuel donde Emanu es salvación y la raíz Él es Dios.

Números 27:18 al 23, Josué 1: 1 al 9, 2:1 al 23, Josué 6, Hechos 7:45, Hebreos 4:8.

 

JOSUÉ: CAPÍTULO 1

Preparativos para la conquista

1Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Yahweh, que Yahweh habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo:

Después de la muerte de Moisés, es cuando el hombre ya ha recibido que es pecador ante la Ley de Dios y que ésta le ha servido para darse cuanta de su lejanía de Dios. Ahora se dispone el hombre que busca a Dios a ser llevado por Josué o Cristo a recibir tierra prometida en otros hermanos y a ser él mismo tierra prometida para Dios.

2Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.

Moisés pasa el Mar Rojo que representa la salvación de Dios  que es la sangre de Cristo,  pero no puede pasar el Jordán, a la tierra prometida donde el Jordán es el río del bautismo,  que representa y prefigura el bautismo del Espíritu Santo y fuego que recibe el que va a entrar a la libertad de Cristo.

3Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. 4Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. 5Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. 6Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.

Esfuérzate y se valiente porque tu que has recibido a Cristo ahora vas a ser hecho predicador del mensaje que hace que las almas se conviertan en tierra prometida.

7Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

No te olvides de que por la Ley eres muerto y que yo por misericordia y salvación te pido que te esfuerces. 

8Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Yahweh tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Qué precioso pasaje donde nuestro Esposo y Señor de nuestra alma nos promete su presencia y protección para andar la nueva vida con Él.

10Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: 11Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Yahwehá vuestro Dios os da en posesión. 12También habló Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo: 13Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Yahweh, os mandó diciendo: Yahweh vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra. 14Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis, 15hasta tanto que Yahweh haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos también posean la tierra que Yahweh vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Yahweh os ha dado, a este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella.

Dejaréis esposa e hijos y vuestra propia vida atrás hasta que hayáis conocido al Señor, entonces volveréis atrás para que toda vuestra casa sea salva porque le traigáis el Evangelio.

16Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes. 17De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Yahweh tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés. 18Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.

 

JOSUÉ: CAPÍTULO 2

Josué envía espías a Jericó

1Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.

Dos espías, son dos ángeles que van tras la oración a preparar la tierra prometida que es un alma que va a ser predicada mañana para que esté lista para recibir a Cristo. Rahab la ramera es el alma humana que se prostituye con los espíritus del mundo, pero que sin embargo acepta a los espías.

2Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra. 3Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra.

El rey de Jericó es Satanás mientras que el alma del hombre no recibe a Cristo.  El enemigo quiere que estos ángeles y su mensaje se vayan.

4Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran. 5Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis. 6Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado. 7Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores. 8Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo: 9Sé que Yahweh os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros. 10Porque hemos oído que Yahweh hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. 11Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Yahweh vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12Os ruego pues, ahora, que me juréis por Yahweh, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; 13y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte.

El alma que recibe el Evangelio de esos ángeles que son dos personas que le predican, quiere que se le dé la salvación prometida y la de su casa por haber aceptado y no haber hecho caso al enemigo, que hasta entonces reinaba en su alma-tierra.

14Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Yahweh nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.

Con toda seguridad que si tu aceptas el Evangelio serás salva tu y tu casa porque Dios no miente y no cambia.

15Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro. 16Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino. 17Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado. 18He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.

He aquí que si tú anuncias que la sangre de Cristo es tu salvación y se ve que cuando venga la destrucción de tus vecinos a ti se te respetará y a tu familia, como la sangre del cordero en el dintel de la puerta y en los postes cuando la matanza de los primogénitos. El cordón grana representa la sangre de Cristo y la ventana es tu boca por donde enseñas tu aceptación.

19Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare.

Los de tu familia que reciban a Cristo serán salvos y los que no, se enfrentan ante la ira de Dios.

20Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado. 21Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana. 22Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron. 23Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido.

Los dos enviados vienen al monte a orar al Señor para que los libre de la persecución del enemigo por librar un alma para Él. Luego en la oración vienen a contar todo lo que les ha ocurrido.

24Y dijeron a Josué: Yahweh ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.

 

JOSUÉ: CAPÍTULO 3

El paso del Jordán

1Josué se levantó de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el Jordán, y reposaron allí antes de pasarlo. 2Y después de tres días, los oficiales recorrieron el campamento,

Tres días como la muerte de Cristo, ya se ha hablado de este tiempo varias veces en los pasajes anteriores.

3y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Yahweh vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella, 4a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella. 5Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Yahweh hará mañana maravillas entre vosotros. 6Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.

El Señor sigue dando instrucciones a los que van a predicar para que se santifiquen y para que traigan la presencia de Dios que es el arca del pacto e id delante del pueblo para que conozcan el Evangelio.

7Entonces Yahweh dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo.

Josué que es Cristo es engrandecido por el Padre delante del pueblo suyo, de los que habían recibido a Moisés, o sea la Ley, para que ahora se den cuenta de que Cristo, el Mesías enviado, es el cumplimento de la Ley y el camino a la Vida espiritual.

8Tú, pues, mandarás a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando hayáis entrado hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el Jordán.

Cristo nos manda que como sacerdotes, cuando entremos en el Jordán, o sea cuando traigamos la presencia de Dios a un hombre o mujer que acaba de aceptar a Cristo, nos paremos para  que a esta  persona se le explique bien lo que está ocurriendo en su vida y lo asimile, pues éste es un cambio radical de la mente y de la forma de ver la vida y a Dios.

9Y Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos, y escuchad las palabras de Yahweh vuestro Dios. 10Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo. 11He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán. 12Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu.

También representa a los doce apóstoles y al Evangelio de Cristo que ellos predicaron.

13Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Yahweh Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.

Las aguas de arriba del río son por un lado el crecimiento espiritual de la persona que acaba de recibir a Dios, y por otro la vida de esa persona con las doctrinas del mundo, que son paradas para que pueda asimilar el arrepentimiento o cambio de la mente.

14Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto,  15cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega),  16las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó.  17Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Yahweh, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco.

 

JOSUÉ: CAPÍTULO 4

Las doce piedras tomadas del Jordán

1Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Yahweh habló a Josué, diciendo: 2Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu, 3y mandadles, diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde habéis de pasar la noche.

Las doce piedras representan la fe en Cristo de los apóstoles del Cordero que multiplicado por las doce tribus de Israel y por mil que representa la descendencia espiritual de Abraham tenemos los 144000 sellados que reinarán con Cristo, estos son los que han recibido la Salvación del Mesías, tanto de Israel como del resto de las naciones del mundo.

4Entonces Josué llamó a los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu. 5Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Yahweh vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, 6para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras?

Que perpetuamente recordemos a nuestras generaciones las maravillas del Señor.

7les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Yahweh; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre. 8Y los hijos de Israel lo hicieron así como Josué les mandó: tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como Yahweh lo había dicho a Josué, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, y las pasaron al lugar donde acamparon, y las levantaron allí. 9Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy. 10Y los sacerdotes que llevaban el arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo todo lo que Yahweh había mandado a Josué que dijese al pueblo, conforme a todas las cosas que Moisés había mandado a Josué; y el pueblo se dio prisa y pasó. 11Y cuando todo el pueblo acabó de pasar, también pasó el arca de Yahweh, y los sacerdotes, en presencia del pueblo. 12También los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron armados delante de los hijos de Israel, según Moisés les había dicho; 13como cuarenta mil hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jericó delante de Yahweh. 14En aquel día Yahweh engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel; y le temieron, como habían temido a Moisés, todos los días de su vida. 15Luego Yahweh habló a Josué, diciendo: 16Manda a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio, que suban del Jordán. 17Y Josué mandó a los sacerdotes, diciendo: Subid del Jordán. 18Y aconteció que cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Yahweh subieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas del Jordán se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos sus bordes.

Cuando los sacerdotes que traen la presencia de Dios a un alma ya han acabado de predicar las maravillas del Evangelio a un alma que ha decidido entregarse a Dios, es cuando salen del Jordán y es cuando esta persona debe bautizarse para dar prueba de su aceptación. Además las aguas vuelven a su cauce que representa que ya la persona va a volver a recibir su vida anterior pero ahora con Cristo,  y además puede comenzar a crecer espiritualmente.

19Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó. 20Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán. 21Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué significan estas piedras? 22declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán. 23Porque Yahweh vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a la manera que Yahweh vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos; 24para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Yahweh es poderosa; para que temáis a Yahweh vuestro Dios todos los días.

 

JOSUÉ: CAPÍTULO 5

La circuncisión y la pascua en Gilgal

1Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Yahweh había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel. 2En aquel tiempo Yahweh dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel.

La circuncisión es el paso siguiente a recibir a Cristo, es una labor espiritual que se empieza pero que no se acaba a lo largo de la vida de aquellos que siguen a Dios; consiste en ir quitándose aquellas cosas que tenemos cada uno y que son obstáculo para nuestro crecimiento y para que podamos servir a otros en la predicación, como vicios, o creencias que no son de Dios.

3Y Josué se hizo cuchillos afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot. 4Esta es la causa por la cual Josué los circuncidó: Todo el pueblo que había salido de Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el desierto, por el camino, después que salieron de Egipto. 5Pues todos los del pueblo que habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que había nacido en el desierto, por el camino, después que hubieron salido de Egipto, no estaba circuncidado.

Representa que por la Ley de Moisés no se perfecciona el individuo en cuanto a querer quitarse los lastres de la carne por voluntad propia por amor de Cristo, sino porque dice: no hagas esto ó no hagas lo otro, éste o aquél mandamiento.

6Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que todos los hombres de guerra que habían salido de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Yahweh; por lo cual Yahweh les juró que no les dejaría ver la tierra de la cual Yahweh había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que fluye leche y miel. 7A los hijos de ellos, que él había hecho suceder en su lugar, Josué los circuncidó; pues eran incircuncisos, porque no habían sido circuncidados por el camino. 8Y cuando acabaron de circuncidar a toda la gente, se quedaron en el mismo lugar en el campamento, hasta que sanaron. 9Y Yahweh dijo a Josué: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy. 10Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó.

Se celebra la pascua o Santa Cena en aquélla alma que se ha entregado a Dios.

11Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas. 12Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.

Cesa el maná porque ya se le pide a esta nueva alma que sea independiente y que coma del fruto de su nueva alma-tierra.

 

Josué y el varón con la espada desenvainada

13Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Yahweh he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? 15Y el Príncipe del ejército de Yahweh respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.

El príncipe es Cristo, el Ángel de Dios que nos dice que el alma que vamos a ver entregada a Él es tierra santa y que nos quitemos ya el Evangelio de nuestros pies, para con esta persona y en su lugar llevemos la espada, o sea la Palabra sin contemplaciones para matar a todo espíritu del enemigo que encontremos en este nuevo hermano/a.

 

JOSUÉ: CAPÍTULO 6

La toma de Jericó

1Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía. 2Mas Yahweh dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.

Yo el Señor soy el que vence en un alma no tu.

3Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.

Los seis días son el tiempo que tarda la creación, en este caso de esta alma para estar plenamente formada en el Espíritu.

4Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.

Los siete sacerdotes son los hermanos a los que se les pide que oren a Dios en Cristo, para que las almas de los que reciben la predicación del Evangelio y posteriormente del alimento sólido, no sean entorpecidos por el enemigo.

5Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante. 6Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Yahweh. 7Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Yahweh. 8Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Yahweh, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Yahweh los seguía. 9Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente. 10Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis. 11Así que él hizo que el arca de Yahweh diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al campamento, y allí pasaron la noche. 12Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Yahweh. 13Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron delante del arca de Yahweh, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Yahweh, mientras las bocinas tocaban continuamente.  14Así dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron durante seis días. 15Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces. 16Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Yahweh os ha entregado la ciudad.

El grito es la Palabra de Dios que suena tan imponente a  los oídos de aquella alma que recibe el mensaje, que no dan crédito a lo que se oye, pero es Palabra de Dios. Es entonces, cuando ya se ha orado y predicado lo suficiente a un alma, que se recibe con fe la veracidad de las Escrituras y desea guiarse por Dios y su Palabra.

17Y será la ciudad anatema a Yahweh, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.

Y maldita toda potestad espiritual que domine a esta alma porque Cristo ha sido invitado a entrar a morar y reinar en la tierra prometida que Su Padre le había prometido; la esposa, el alma de los hombres. Rahab es el alma entregada al Señor como la Magdalena fue cambiada por Cristo.

18Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. 

Cuidado al que predique no sea que sea atraído por alguna cosa atractiva de la carne de esta persona que ahora está echando fuera.

19Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Yahweh, y entren en el tesoro de Yahweh.

Pero las buenas obras que haya hecho y las misericordias y sus pasos de fe en su vida, estos son tesoros que se queda Dios.

20Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron. 21Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.

Todo en lo que esta persona creía y que no era de Dios es argumentado como falso con la Palabra de Dios, a filo de Su espada.

22Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis. 23Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel. 24Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa de Yahweh la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro. El Señor es fuego consumidor y nos prueba con este fuego para ver si nos queda algo del mundo o nuestro que nos hayamos quedado para compartir con Él porque nos guste y no lo consideremos malo. 25Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy,  por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.

Cristo salva nuestra alma y a los de nuestra casa.

26En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Yahweh el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas. 27Estaba, pues, Yahweh con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.

Maldito aquel que vuelva a su vida de pecado, anterior a conocer a Cristo. No edifiquen su alma con las cosas que tenían antes y que no son de Dios.

CONCLUSIÓN:

Josué es el prototipo de persona de Dios que conquista la tierra prometida que es el alma de los demás, no en vano su nombre es Yahshua en hebreo, igual que el Señor, la salvación de Yah. Jericó y las demás ciudades que conquistó y a todos los reyes que venció simboliza de nuevo las almas que se conquistan con el poder del Evangelio de Jesucristo, con la Palabra de Dios y con la oración. Además es el prototipo de estratega espiritual que ideo los siete días rodeando la ciudad con los sacerdotes, y tocando las bocinas siete veces como simbología de la oración siete veces, esto es perfecta, de corazón sincero y de poder de Yahweh de los discípulos en su intercesión sacerdotal espiritual por un alma para que se entregue a Cristo.

Esta bendición de revelación y de inspiración para todos nosotros, pueblo de Dios, en la memoria de Josué, nos debe servir para que hoy, en estos tiempos lejanos pero cercanos al fin del tiempo, sigamos haciendo estrategia espiritual entre congregaciones, iglesias que se organizan para conseguir almas para Jesucristo en oración, ayuno y predicación. ¿Y en su iglesia también son un ejercito de Josues, se ponen de acuerdo para orar siete días por un alma, ponen sus vidas por los hermanos siete días? Un abrazo en Cristo y que toquemos las bocinas, las oraciones a Dios en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

 

 

  • Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y llamárase su nombre: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Profecía de Isaías 9:6.


  • Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi. Palabras de Jesucristo. Evangelio de Juan 14:6.
  • Ud. quiere conocer a Dios, pero sabe que el camino no es por las religiones, ni por las sectas, ni por la sociedad. El mundo, sin Dios, ha fracasado. ...Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son... Juan 17:9. Oración de Jesús.


  • Si de verdad busca Ud. a Dios, comience hoy una nueva vida, de la verdadera mano de Dios. El Evangelio es el mensaje para todas las naciones, sin importar la raza, la procedencia ni la cultura. Dios es el Salvador de aquellas personas que le abren su corazón y se arrepienten de vivir sin El.


  • ...Así que hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. 1Corintios 15:58.

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