JOSUÉ
LA CONQUISTA DE
LA TIERRA PROMETIDA: EL ALMA DEL HOMBRE
El nombre de Josué significa El Señor es salvación. Condujo al pueblo de Dios a la tierra
prometida y venció a Jericó. Sucesor de Moisés, porque la ley no puede entrar en la
tierra prometida porque es tierra de libertad. Nuestra actitud debe ser como la de Josué
para que las personas que buscan a Dios y que nos oyen, sean llevadas a la libertad del
Señor y les podamos convertir en tierra prometida donde hay amor de Dios para el
prójimo.
Figura de Cristo, como salvador de su pueblo, que entra en la tierra prometida,
donde la Ley de Dios, Moisés, no entra y si la liberación espiritual
de Jesucristo. En hebreo es Yahshua de donde Yah (Yahweh) es Dios
y Shua es salvación, es lo mismo que Emanuel donde Emanu es salvación y la
raíz Él es Dios.
Números 27:18 al 23, Josué 1: 1 al 9, 2:1
al 23, Josué 6, Hechos 7:45, Hebreos 4:8.
JOSUÉ: CAPÍTULO
1
Preparativos
para la conquista
1Aconteció
después de la muerte de Moisés siervo de Yahweh, que Yahweh habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo:
Después de la muerte de Moisés,
es cuando el hombre ya ha recibido que es pecador ante la Ley de
Dios y que ésta le ha servido para darse cuanta de su lejanía de
Dios. Ahora se dispone el hombre que busca a Dios a ser llevado por
Josué o Cristo a recibir tierra prometida en otros hermanos y a ser
él mismo tierra prometida para Dios.
2Mi siervo Moisés
ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo
este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
Moisés pasa el Mar Rojo que
representa la salvación de Dios que es la sangre de
Cristo, pero no puede pasar el Jordán, a la tierra prometida
donde el Jordán es el río del bautismo, que representa y
prefigura el bautismo del Espíritu Santo y fuego que recibe el que
va a entrar a la libertad de Cristo.
3Yo os he entregado,
como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de
vuestro pie. 4Desde el desierto y
el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos
hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
5Nadie te podrá
hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés,
estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. 6Esfuérzate y sé
valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra
de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
Esfuérzate y se valiente porque
tu que has recibido a Cristo ahora vas a ser hecho predicador del
mensaje que hace que las almas se conviertan en tierra prometida.
7Solamente
esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda
la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a
diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas
que emprendas.
No te olvides de que por la Ley
eres muerto y que yo por misericordia y salvación te pido que te
esfuerces.
8Nunca se apartará
de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que
en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y
todo te saldrá bien. 9Mira que te mando
que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque
Yahweh tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Qué precioso pasaje donde nuestro
Esposo y Señor de nuestra alma nos promete su presencia y
protección para andar la nueva vida con Él.
10Y
Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: 11Pasad por en medio
del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida,
porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a
poseer la tierra que Yahwehá vuestro Dios os da en posesión.
12También habló
Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés,
diciendo: 13Acordaos de la
palabra que Moisés, siervo de Yahweh, os mandó diciendo: Yahweh
vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra. 14Vuestras mujeres,
vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que
Moisés os ha dado a este lado del Jordán; mas vosotros, todos los
valientes y fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos,
y les ayudaréis, 15hasta tanto que
Yahweh haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que
ellos también posean la tierra que Yahweh vuestro Dios les da; y
después volveréis vosotros a la tierra de vuestra herencia, la
cual Moisés siervo de Yahweh os ha dado, a este lado del Jordán
hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella.
Dejaréis esposa e hijos y vuestra
propia vida atrás hasta que hayáis conocido al Señor, entonces
volveréis atrás para que toda vuestra casa sea salva porque le
traigáis el Evangelio.
16Entonces respondieron
a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has
mandado, e iremos adondequiera que nos mandes. 17De la manera que
obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti;
solamente que Yahweh tu Dios esté contigo, como estuvo con
Moisés. 18Cualquiera que fuere
rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas
las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y
seas valiente.
JOSUÉ: CAPÍTULO
2
Josué
envía espías a Jericó
1Josué hijo
de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles:
Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron
en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.
Dos espías, son dos ángeles que van tras la
oración a preparar la tierra prometida que es un alma que va a ser
predicada mañana para que esté lista para recibir a Cristo. Rahab la
ramera es el alma humana que se prostituye con los espíritus del
mundo, pero que sin embargo acepta a los espías.
2Y fue dado aviso al rey de Jericó,
diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido
aquí esta noche para espiar la tierra. 3Entonces el rey de Jericó envió a
decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado
a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra.
El rey de Jericó es Satanás mientras que el alma
del hombre no recibe a Cristo. El enemigo quiere que estos
ángeles y su mensaje se vayan.
4Pero la mujer había tomado a los
dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos
hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran. 5Y cuando se iba a cerrar la puerta,
siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han
ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis. 6Mas ella los había hecho subir al
terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía
puestos en el terrado. 7Y los hombres fueron tras ellos por
el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada
después que salieron los perseguidores.
8Antes
que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo: 9Sé que Yahweh os ha
dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre
nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa
de vosotros. 10Porque hemos oído
que Yahweh hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros
cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes
de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a
Og, a los cuales habéis destruido. 11Oyendo esto, ha
desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre
alguno por causa de vosotros, porque Yahweh vuestro Dios es Dios
arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12Os ruego pues, ahora,
que me juréis por Yahweh, que como he hecho misericordia con
vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo
cual me daréis una señal segura; 13y que salvaréis la
vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo
que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte.
El alma que recibe el Evangelio de
esos ángeles que son dos personas que le predican, quiere que se le
dé la salvación prometida y la de su casa por haber aceptado y no
haber hecho caso al enemigo, que hasta entonces reinaba en su
alma-tierra.
14Ellos le
respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no
denunciareis este asunto nuestro; y cuando Yahweh nos haya dado la
tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.
Con toda seguridad que si tu aceptas
el Evangelio serás salva tu y tu casa porque Dios no miente y no
cambia.
15Entonces ella los
hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba
en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro. 16Y les dijo: Marchaos
al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y
estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan
vuelto; y después os iréis por vuestro camino. 17Y ellos le dijeron:
Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has
juramentado. 18He aquí, cuando
nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a
la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu
padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.
He aquí que si tú anuncias que la
sangre de Cristo es tu salvación y se ve que cuando venga la
destrucción de tus vecinos a ti se te respetará y a tu familia,
como la sangre del cordero en el dintel de la puerta y en los postes
cuando la matanza de los primogénitos. El cordón grana representa
la sangre de Cristo y la ventana es tu boca por donde enseñas tu
aceptación.
19Cualquiera que
saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su
cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en
casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le
tocare.
Los de tu familia que reciban a
Cristo serán salvos y los que no, se enfrentan ante la ira de Dios.
20Y si tú denunciares
este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento
con que nos has juramentado. 21Ella respondió: Sea
así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella
ató el cordón de grana a la ventana. 22Y
caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días,
hasta que volvieron los que los perseguían; y los que los
persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron. 23Entonces volvieron los dos
hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo
de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido.
Los dos enviados vienen al monte a orar al Señor
para que los libre de la persecución del enemigo por librar un alma
para Él. Luego en la oración vienen a contar todo lo que les ha
ocurrido.
24Y dijeron a Josué: Yahweh ha
entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los
moradores del país desmayan delante de nosotros.
JOSUÉ: CAPÍTULO
3
El
paso del Jordán
1 Josué
se levantó de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron
de Sitim y vinieron hasta el Jordán, y reposaron allí antes de
pasarlo. 2Y después de tres
días, los oficiales recorrieron el campamento,
Tres días como la muerte de Cristo,
ya se ha hablado de este tiempo varias veces en los pasajes
anteriores.
3y mandaron al pueblo,
diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Yahweh vuestro Dios, y
los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro
lugar y marcharéis en pos de ella, 4a fin de que sepáis
el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis
pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella
haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella. 5Y Josué dijo al
pueblo: Santificaos, porque Yahweh hará mañana maravillas entre
vosotros. 6Y habló Josué a los
sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del
pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del
pueblo.
El Señor sigue dando instrucciones a
los que van a predicar para que se santifiquen y para que traigan la
presencia de Dios que es el arca del pacto e id delante del pueblo
para que conozcan el Evangelio.
7 Entonces
Yahweh dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte
delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como
estuve con Moisés, así estaré contigo.
Josué que es Cristo es engrandecido
por el Padre delante del pueblo suyo, de los que habían recibido a
Moisés, o sea la Ley, para que ahora se den cuenta de que Cristo,
el Mesías enviado, es el cumplimento de la Ley y el camino a la
Vida espiritual.
8Tú, pues, mandarás a
los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando
hayáis entrado hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el
Jordán.
Cristo nos manda que como sacerdotes,
cuando entremos en el Jordán, o sea cuando traigamos la presencia
de Dios a un hombre o mujer que acaba de aceptar a Cristo, nos
paremos para que a esta persona se le explique bien lo
que está ocurriendo en su vida y lo asimile, pues éste es un cambio
radical de la mente y de la forma de ver la vida y a Dios.
9Y Josué dijo a los
hijos de Israel: Acercaos, y escuchad las palabras de Yahweh
vuestro Dios. 10Y añadió Josué: En
esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y
que él echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al
heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo. 11He aquí, el arca del
pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en
medio del Jordán. 12Tomad, pues, ahora
doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu.
También representa a los doce
apóstoles y al Evangelio de Cristo que ellos predicaron.
13Y cuando las plantas
de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Yahweh Señor
de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas
del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se
detendrán en un montón.
Las aguas de arriba del río son por
un lado el crecimiento espiritual de la persona que acaba de recibir
a Dios, y por otro la vida de esa persona con las doctrinas del
mundo, que son paradas para que pueda asimilar el arrepentimiento o
cambio de la mente.
14 Y
aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el
Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del
pacto, 15cuando los que llevaban el arca
entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el
arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele
desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega),
16las aguas que venían de arriba se
detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que
está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá,
al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en
dirección de Jericó. 17Mas los sacerdotes que
llevaban el arca del pacto de Yahweh, estuvieron en seco, firmes en
medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el
Jordán; y todo Israel pasó en seco.
JOSUÉ: CAPÍTULO
4
Las
doce piedras tomadas del Jordán
1Cuando
toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Yahweh habló a
Josué, diciendo: 2Tomad del pueblo doce
hombres, uno de cada tribu, 3y mandadles, diciendo:
Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están
firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales
pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde habéis de
pasar la noche.
Las doce piedras representan la fe en
Cristo de los apóstoles del Cordero que multiplicado por las doce
tribus de Israel y por mil que representa la descendencia espiritual
de Abraham tenemos los 144000 sellados que reinarán con Cristo,
estos son los que han recibido la Salvación del Mesías, tanto de
Israel como del resto de las naciones del mundo.
4Entonces Josué llamó
a los doce hombres a los cuales él había designado de entre los
hijos de Israel, uno de cada tribu. 5Y les dijo Josué:
Pasad delante del arca de Yahweh vuestro Dios a la mitad del
Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro,
conforme al número de las tribus de los hijos de Israel,
6para que esto sea
señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus
padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras?
Que perpetuamente recordemos a
nuestras generaciones las maravillas del Señor.
7les responderéis: Que
las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de
Yahweh; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se
dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a
los hijos de Israel para siempre. 8Y los hijos de Israel
lo hicieron así como Josué les mandó: tomaron doce piedras de en
medio del Jordán, como Yahweh lo había dicho a Josué, conforme
al número de las tribus de los hijos de Israel, y las pasaron al
lugar donde acamparon, y las levantaron allí. 9Josué también
levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde
estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del
pacto; y han estado allí hasta hoy. 10Y los sacerdotes que
llevaban el arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo
todo lo que Yahweh había mandado a Josué que dijese al pueblo,
conforme a todas las cosas que Moisés había mandado a Josué; y el
pueblo se dio prisa y pasó. 11Y
cuando todo el pueblo acabó de pasar, también pasó el arca de Yahweh, y los sacerdotes, en presencia del pueblo. 12También los hijos de
Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron
armados delante de los hijos de Israel, según Moisés les había
dicho; 13como cuarenta mil
hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de
Jericó delante de Yahweh. 14En aquel día Yahweh
engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel; y le temieron, como
habían temido a Moisés, todos los días de su vida.
15Luego Yahweh habló a Josué, diciendo: 16Manda a los
sacerdotes que llevan el arca del testimonio, que suban del Jordán. 17Y Josué mandó a los
sacerdotes, diciendo: Subid del Jordán. 18Y aconteció que
cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Yahweh
subieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los
sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas del Jordán se
volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos sus bordes.
Cuando los sacerdotes que traen la
presencia de Dios a un alma ya han acabado de predicar las
maravillas del Evangelio a un alma que ha decidido entregarse a Dios,
es cuando salen del Jordán y es cuando esta persona debe bautizarse
para dar prueba de su aceptación. Además las aguas vuelven a su
cauce que representa que ya la persona va a volver a recibir su vida
anterior pero ahora con Cristo, y además puede comenzar a
crecer espiritualmente.
19Y el pueblo subió
del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al
lado oriental de Jericó. 20Y Josué erigió en
Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán. 21Y habló a los hijos
de Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus
padres, y dijeren: ¿Qué significan estas piedras? 22declararéis a
vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán. 23Porque Yahweh
vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta
que habíais pasado, a la manera que Yahweh vuestro Dios lo había
hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que
pasamos; 24para que todos los
pueblos de la tierra conozcan que la mano de Yahweh es poderosa;
para que temáis a Yahweh vuestro Dios todos los días.
JOSUÉ: CAPÍTULO
5
La
circuncisión y la pascua en Gilgal
1Cuando
todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán
al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca
del mar, oyeron cómo Yahweh
había secado las aguas del Jordán
delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado,
desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de
los hijos de Israel.
2En
aquel tiempo Yahweh dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y
vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel.
La circuncisión es el paso siguiente
a recibir a Cristo, es una labor espiritual que se empieza pero que
no se acaba a lo largo de la vida de aquellos que siguen a Dios;
consiste en ir quitándose aquellas cosas que tenemos cada uno y que
son obstáculo para nuestro crecimiento y para que podamos servir a
otros en la predicación, como vicios, o creencias que no son de
Dios.
3Y Josué se hizo
cuchillos afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el
collado de Aralot. 4Esta es la causa por
la cual Josué los circuncidó: Todo el pueblo que había salido de
Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en
el desierto, por el camino, después que salieron de Egipto. 5Pues todos los del
pueblo que habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo
que había nacido en el desierto, por el camino, después que
hubieron salido de Egipto, no estaba circuncidado.
Representa que por la Ley de Moisés
no se perfecciona el individuo en cuanto a querer quitarse los
lastres de la carne por voluntad propia por amor de Cristo, sino
porque dice: no hagas esto ó no hagas lo otro, éste o aquél
mandamiento.
6Porque los hijos de
Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que todos
los hombres de guerra que habían salido de Egipto fueron
consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Yahweh; por lo
cual Yahweh les juró que no les dejaría ver la tierra de la cual
Yahweh había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que
fluye leche y miel. 7A los hijos de ellos,
que él había hecho suceder en su lugar, Josué los circuncidó;
pues eran incircuncisos, porque no habían sido circuncidados por el
camino. 8Y cuando acabaron de
circuncidar a toda la gente, se quedaron en el mismo lugar en el
campamento, hasta que sanaron. 9Y Yahweh dijo a
Josué: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual
el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy.
10Y los hijos de Israel
acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del
mes, por la tarde, en los llanos de Jericó.
Se celebra la pascua o Santa Cena en
aquélla alma que se ha entregado a Dios.
11Al otro día de la
pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en
el mismo día espigas nuevas tostadas. 12Y el maná cesó el
día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra;
y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron
de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.
Cesa el maná porque ya se le pide a
esta nueva alma que sea independiente y que coma del fruto de su
nueva alma-tierra.
Josué
y el varón con la espada desenvainada
13 Estando
Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba
delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y
Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de
nuestros enemigos? 14El respondió: No; mas como
Príncipe del ejército de Yahweh he venido ahora. Entonces Josué,
postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué
dice mi Señor a su siervo? 15Y el Príncipe del ejército de
Yahweh respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el
lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.
El príncipe es Cristo, el Ángel de Dios que nos
dice que el alma que vamos a ver entregada a Él es tierra santa y
que nos quitemos ya el Evangelio de nuestros pies, para con esta
persona y en su lugar llevemos la espada, o sea la Palabra sin
contemplaciones para matar a todo espíritu del enemigo que
encontremos en este nuevo hermano/a.
JOSUÉ: CAPÍTULO
6
La
toma de Jericó
1 Ahora,
Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de
Israel; nadie entraba ni salía. 2Mas Yahweh dijo a
Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con
sus varones de guerra.
Yo el Señor soy el que vence en un
alma no tu.
3Rodearéis, pues, la
ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una
vez; y esto haréis durante seis días.
Los seis días son el tiempo que
tarda la creación, en este caso de esta alma para estar plenamente
formada en el Espíritu.
4Y siete sacerdotes
llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al
séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes
tocarán las bocinas.
Los siete sacerdotes son los hermanos
a los que se les pide que oren a Dios en Cristo, para que las almas
de los que reciben la predicación del Evangelio y posteriormente
del alimento sólido, no sean entorpecidos por el enemigo.
5Y cuando toquen
prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de
la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la
ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia
adelante. 6Llamando, pues, Josué
hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y
siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del
arca de Yahweh. 7Y dijo al pueblo:
Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante
del arca de Yahweh. 8Y así que Josué hubo
hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas
de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Yahweh, y tocaron
las bocinas; y el arca del pacto de Yahweh los seguía. 9Y los hombres armados
iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la
retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban
continuamente. 10Y Josué mandó al
pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz,
ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga:
Gritad; entonces gritaréis. 11Así que él hizo que
el arca de Yahweh diera una vuelta alrededor de la ciudad, y
volvieron luego al campamento, y allí pasaron la noche.
12Y
Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Yahweh. 13Y los siete
sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron
delante del arca de Yahweh, andando siempre y tocando las bocinas;
y los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba
tras el arca de Yahweh, mientras las bocinas tocaban continuamente.
14Así dieron otra
vuelta a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de
esta manera hicieron durante seis días. 15Al séptimo día se
levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la
misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta
alrededor de ella siete veces. 16Y cuando los
sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al
pueblo: Gritad, porque Yahweh os ha entregado la ciudad.
El grito es la Palabra de Dios que
suena tan imponente a los oídos de aquella alma que recibe el
mensaje, que no dan crédito a lo que se oye,
pero es Palabra de Dios. Es entonces, cuando ya se ha orado y predicado
lo suficiente a un alma, que se recibe con fe la veracidad
de las Escrituras y desea guiarse por Dios y su Palabra.
17Y será la ciudad
anatema a Yahweh, con todas las cosas que están en ella; solamente
Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella,
por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.
Y maldita toda potestad espiritual
que domine a esta alma porque Cristo ha sido invitado a entrar a
morar y reinar en la tierra prometida que Su Padre le había
prometido; la esposa, el alma de los hombres. Rahab es el alma
entregada al Señor como la Magdalena fue cambiada por Cristo.
18Pero vosotros
guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del
anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo
turbéis.
Cuidado al que predique no sea que
sea atraído por alguna cosa atractiva de la carne de esta persona
que ahora está echando fuera.
19Mas toda la plata y
el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a
Yahweh, y entren en el tesoro de Yahweh.
Pero las buenas obras que haya hecho
y las misericordias y sus pasos de fe en su vida, estos son tesoros
que se queda Dios.
20Entonces el pueblo
gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que
cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran
vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la
ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron. 21Y destruyeron a filo
de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres,
jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.
Todo en lo que esta persona creía y
que no era de Dios es argumentado como falso con la Palabra de Dios,
a filo de Su espada.
22Mas Josué dijo a los
dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la
mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que
fuere suyo, como lo jurasteis. 23Y los espías
entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y
todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los
pusieron fuera del campamento de Israel. 24Y consumieron con
fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en
el tesoro de la casa de Yahweh la plata y el oro, y los utensilios
de bronce y de hierro. El Señor es fuego consumidor y
nos prueba con este fuego para ver si nos queda algo del mundo o
nuestro que nos hayamos quedado para compartir con Él porque nos
guste y no lo consideremos malo. 25Mas Josué salvó la
vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que
ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por
cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a
reconocer a Jericó.
Cristo salva nuestra alma y a los de
nuestra casa.
26En aquel tiempo hizo
Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Yahweh el hombre
que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su
primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor
asiente sus puertas. 27Estaba, pues, Yahweh con Josué,
y su nombre se divulgó por toda la tierra.
Maldito aquel que vuelva a su vida de
pecado, anterior a conocer a Cristo.
No edifiquen su alma con las
cosas que tenían antes y que no son de Dios.
CONCLUSIÓN:
Josué es el prototipo de persona de Dios que
conquista la tierra prometida que es el alma de los demás, no en vano su nombre
es Yahshua en hebreo, igual que el Señor, la salvación de Yah. Jericó y las
demás ciudades que conquistó y a todos los reyes que venció simboliza de nuevo
las almas que se conquistan con el poder del
Evangelio de Jesucristo, con la
Palabra de Dios y con la oración. Además es el prototipo de estratega espiritual
que ideo los siete días rodeando la ciudad con los sacerdotes, y tocando las
bocinas siete veces como simbología de la oración siete veces, esto es perfecta,
de corazón sincero y de poder de Yahweh de los discípulos en su intercesión
sacerdotal espiritual por un alma para que se entregue a Cristo.
Esta bendición de revelación y de
inspiración para todos nosotros, pueblo de Dios, en la memoria de
Josué, nos debe servir para que hoy, en estos tiempos lejanos pero
cercanos al fin del tiempo, sigamos haciendo estrategia espiritual
entre congregaciones, iglesias que se organizan para conseguir almas
para Jesucristo en oración, ayuno y predicación. ¿Y en su iglesia
también son un ejercito de Josues, se ponen de acuerdo para orar
siete días por un alma, ponen sus vidas por los hermanos siete días?
Un abrazo en Cristo y que toquemos las bocinas, las oraciones a Dios
en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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