JOEL
PENTECOSTÉS - AÑO 825 a.C.
©
Carlos Padilla, Junio 2013
El profeta Joel fue
llamado por Dios para anunciar el Día del Señor, tanto al pueblo de Judá, como
a las naciones vecinas, en profecía. Sin duda alguna Joel es uno de los doce
pilares proféticos que componen el grupo de los llamados Profetas Menores.
Comienza su profecía con la frase común a casi todos: “Palabra de Yahweh que vino a…”
en este caso, a Joel. Su profecía inicia una descripción de una serie de plagas
consecutivas que vienen sobre el reino de Judá, para advertir a la nación sobre
su decadencia espiritual y moral ante Dios.
Una vez se asegura que
han recibido el mensaje prosigue, a mediados del capítulo 2 con la segunda parte
del mensaje de Dios al pueblo, que no es otro que, que se conviertan a Él de
todo corazón, de sus malos caminos, con ayuno, lloro y lamento, pues el asunto
es grave. Incluye el Señor una promesa de bendición y prosperidad sin
precedentes, además de recordarles que en medio de Israel vive su Dios.
La segunda parte del
capítulo 2 es una profecía, que, en parte hemos leído como cumplida en Hechos de
los Apóstoles, también capítulo 2 en el día de Pentecostés, sobre el
derramamiento del Espíritu Santo. Además habla de acontecimientos escatológicos
en el cielo y en la tierra. Antes de terminar su exposición, la profecía que
recibe Joel de parte de Dios anuncia que en el Día del Señor ocurrirán dos
hechos relevantes. El primero es que Judá volverá de la cautividad, y también lo
hará Jerusalén. El segundo es que reunirá a todas las naciones en el valle de
“la decisión” 3:14, donde se arrepentirán o serán juzgados.
Finalmente la profecía concluye con el
anuncio de que rugirá desde Sión, y Judá será habitada para siempre, y
Jerusalén, de generación en generación, mientras el Señor habitará en Sión.
Libro del
Profeta Joel
El Profeta
El profeta
Joel (Hebreo Yō’Ēl) “es Dios” era hijo de Petuel. Es el primero
de los profetas escritores. El segundo de los 12 profetas menores en el canon.
Profeta a Judá. Su profecía es corta, pero intensa. Joel cumple con los
requisitos del verdadero profeta: No enseñar otros dioses, no practicaba
adivinación, y sus profecías se han cumplido. Joel, a su vez, cumple con el
cometido de alentar a su pueblo a través del mensaje que Dios le da. No
solamente se trata de advertir del juicio, del día terrible del Señor –que sin
duda se cumplirá para con aquellos que no obedecieron al llamado al
arrepentimiento– sino que además, con ellos o sin ellos, Dios bendecirá al
remanente de fe. También bendecirá el futuro del pueblo porque es por amor de Su
nombre, es el plan de Dios y muestra la gloria de Dios en toda su plenitud.
El libro en el canon
El libro, en el canon se encuentra ubicado en el segundo lugar de entre
los profetas llamados menores. Es el
primero de los profetas escritos a Judá en el orden cronológico, tras los
profetas orales que quedan incluidos en los libros de los Reyes y de las
Crónicas. En el canon
de la Biblia Hebrea se halla en el grupo de los Nebilim o profetas posteriores,
mientras que el la Septuaginta
está en el penúltimo apartado dedicado a los libros proféticos: Los Doce,
llegándose a conocer en griego como Dodecaprofeton. En la Vulgata se
halla, al igual que en las demás Biblias cristianas, en el último apartado con
los doce profetas menores.
A quien va dirigido
Joel se dirige
a Judá en tiempos del preexilio, antes de que Judá fuese invadido por el imperio
asirio en consecuencia a la obcecación en el pecado. Joel vive ya en un reino
distinto al glorioso que había vivido Israel, cuando Judá era parte integrante,
y David el rey que había unificado a los hijos de Jacob. A causa del pecado,
después del reino de Salomón, por causa de las luchas internas por la sucesión
al trono de los hijos de David, por causa de la idolatría de Salomón y otros
pecados, los profetas advirtieron de la división y de la destrucción. Ahora Joel
se encontraba recibiendo el primer mensaje profético para ser escrito, para el
reino dividido, en su caso para Judá. Además no se menciona a un rey gobernando,
y su mensaje es dirigido a los sacerdotes, ancianos y al pueblo, lo que es
lógico teniendo en cuenta la temprana edad, siete años, según 2Crónicas 24, a la
que Joás asciende al trono.
En la regencia,
y posterior reinado de Joás da orden de recaudar del pueblo para la reparación
de los muros del Templo,
pero sin embargo, tras la muerte de Joiada, cede ante el pueblo y mantiene los
lugares altos donde el pueblo ofrecía sacrificios a su forma idólatra,
desobedeciendo a Dios y trayendo sobre ellos la ira de Dios. La situación
personal de Joel era la de la seguridad de tener el mensaje de parte de Dios,
conociendo que el pueblo estaba obstinado y viendo como la invasión se iba a
producir, más con esperanza de un tiempo futuro de gloria, bendición y reinado
bajo la mano de Yahweh.
La época del libro
La época del
libro se sitúa alrededor de entre el 835 y el 825 a.C. Antes y
después, además, de forma contemporánea a Joel encontramos a Elías y a Eliseo,
profetas a Israel. Al mismo tiempo de Abdías, profeta a las naciones.
En esta época
fueron reyes de Judá: Asa, Jorám, Joás reinando y el sacerdote Joiada en el
ministerio, en tiempo del ministerio de Joel, Josafat y Atalía, 2Reyes 2-13. Y
reyes de Israel: Baasa, Jehu reinando en tiempo del ministerio de Joel, el otro
Joás, el de Israel, Acab, y Omri. En el imperio Asirio reinaban en ese tiempo
Salmansar III, a quien sucedió Shamshiadad V, también mientras ministraba Joel.
Las naciones que se hallan mencionadas son Fenicia, Filistea,
Egipto y Edom, sin mencionar como enemigos a Asiria, Babilonia, Caldea o Persia,
lo cual nos da una idea de por dónde esperaría, el pueblo de Judá, que en caso
de ataque les habrían de atacar, justo en quien no pensaban sería el invasor. La
profecía que recibió Joel se refería a ataques inesperados y sucesivos usando
como símbolo las distintas plagas a las que fueron sometidos. El tiempo les
mostraría que la invasión de Asiria era el merecido castigo por apartarse de
Dios.
Como apoyo histórico sobre la fecha del libro de Joel, además de
estos datos, podemos hacer referencia al libro de A.F. Kirkpatrick
donde concluye con abundantes datos lo correcto de la fecha que hemos mencionado
anteriormente, en contra de algunos críticos liberales. Entre los argumentos y
datos destacan que la forma de gobierno no parece una monarquía, sino más bien
una regencia al estilo de gobierno entre sacerdotes y ancianos del pueblo. En
2Reyes 11:4 se nos aporta el dato de que Joás ascendió al trono a la edad de
siete años, con lo que debía ser guiado, en su caso por el sacerdote Joiada, su
tío.
Por otra parte podemos aportar que los datos que hacen
referencia al libro del profeta Amós, como es el caso de que los montes
destilarán mosto, en Joel 3:18 es en referencia a Amós 9:13, donde el contexto
apoya que Joel escribiría primero. O al referirse al Texto Bíblico sobre que
“rugirá desde Sión…” que encontramos tanto en Joel 3:16 como en Amós 1:2, lo
cual nos permite situar a Joel con seguridad antes que a Amós.
El Día del Señor
El Día del Señor, tal y como lo muestra Joel incluye cuatro
acontecimientos. El primero tiene que ver con las plagas que asolan Judá. El
segundo con la llamada al arrepentimiento, la cual trae el Espíritu Santo sobre
toda carne. El tercero se inicia con el juicio sobrenatural a las naciones por
parte de Dios. Y el cuarto con la culminación del proyecto de Dios que lleva a
Judá a una bendición prometida desde antes, para la gloria de Dios y el
testimonio a Judá, a las naciones y a la Iglesia.
Las plagas
Comienza a ser anunciado por Joel a través de la devastación de
las plagas. Habla de que la oruga no comió, el saltón comió, y lo que no
comió ésta, lo hizo el revoltón; y lo que quedó lo comió la langosta. Estas
plagas asolarían Su vid y descortezarían Su higuera, sus ramas quedarían
blancas. El trigo, el mosto, el aceite, la cebada, la mies del campo serían
arrasados; el ganado sufriría. La palmera, el manzano y todos los árboles del
campo secados. El grano debajo de los terrones y los alfolíes destruidos.
Bestias, bueyes, ovejas quedarían sin pastos. Secos quedarían los arroyos de las
aguas, y las praderas quedarían quemadas por el fuego, Joel 1:8-20. Un panorama
desolador al que Judá en principio no parece reaccionar. La advertencia comienza
en Joel 1:
1Palabra de que
vino a Joel, hijo de Petuel. 2Oíd esto,
ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en
vuestros días, o en los días de vuestros padres? 3De esto contaréis a
vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación.
4Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió
el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.[5]
Advertencia a Juda
Esta
advertencia no es otra cosa que una figura de la nación que invadiría a Judá:
Asiria, en Joel 2:2. Judá está acostumbrada a los enemigos conocidos, o los
cuales piensa que conoce. Estos, en su caso son Tiro, Sidón (ambas en Fenicia, y
Sidón sujeta a Egipto según Homero) y Filistea. Si estos son una prefiguración
de la oruga, el saltón y el revoltón, ahora aparece una nueva plaga, la
langosta, una plaga de proporción a las de Egipto por Moisés, lo cual da a
entender que el juicio es grave, y sirve para prefigurar a Asiria, el nuevo
imperio poderoso que todo lo conquistaría. Según William MacDonald
se trataría de la prefiguración de los cuatro imperios que gobernarían sobre el
pueblo de Dios: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Las cuatro plagas son a
su vez las cuatro fases del desarrollo de la langosta desde su nacimiento hasta
su edad adulta: oruga, saltón, revoltón y langosta, realmente el parecido con el
desarrollo de los imperios es grande, sobre todo si lo comparamos a la estatua
del sueño de Nabucodonosor que interpretaría el profeta Daniel.
Esta parábola
sirve en la vida, y en la Iglesia. Los enemigos que conocemos y que controlamos,
más o menos, creemos que son los únicos que nos pueden atacar. Pero cuando el
hombre persiste en pecar, Dios levanta un enemigo que no conocemos. Del mismo
modo esto sucede a las naciones en la historia. En el caso de Judá, lo que uno
no arrasase, lo haría en siguiente si no se arrepentía Judá de su mal camino.
La advertencia a Judá viene a través de estas
plagas grandemente devastadoras que son una llamada al arrepentimiento de Judá.
La invasión de un enemigo no mencionado, no conocido como tal, un nuevo enemigo
que levanta el Señor para disciplinar a Su pueblo. El día del Señor, aquí toma
connotación de juicio Final. Joel 2:2-11:
2Y dará su orden
delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que
ejecuta su orden; porque grande es el día de, y muy terrible;¿quién podrá
soportarlo?.[7]
Dios es misericordioso
Dios es misericordioso, tardo para la ira y grande en
misericordia, y por lo tanto llama al arrepentimiento de Su pueblo, a través de
los profetas, Joel 2:12-19. Dios busca un verdadero arrepentimiento de corazón
“rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos”, que aquellos a los que
llama vuelvan a Él. En una antesala del poder mundial de los últimos días, el
profeta promete bendición de parte de Dios en 2:20-32, lo cual se cumplió en la
derrota de los invasores del norte; Senaquerib. Esta es así, la segunda parte
del Día de Yahweh.
El Espíritu Santo sobre toda carne
El Espíritu Santo sobre toda carne es la tercera de las
consecuencias del Día de Señor. Tras las plagas devastadoras que asolan Judá en
la profecía, hemos recorrido la historia del libro hasta encontrarnos con el
anuncio de la misericordia del Señor en las lluvias de bendición prometidas a
los que se arrepienten. Los ejércitos enemigos son vencidos por la providencia
de Dios. Estas lluvias son el anuncio de cómo reaccionaría el pueblo en la
profecía, y simboliza el derramamiento futuro, como si se tratara de un “llevado
viento”
que los llenaría del Espíritu de Dios, en Joel 2:28-32:
28Y después de
esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y
vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán
visiones. 29Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré
mi Espíritu en aquellos días. 30Y daré prodigios en el cielo y
en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. 31El sol se
convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y
espantoso de. 32Y todo aquel que invocare el nombre de será salvo;,
porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho, y
entre el remanente al cual él habrá llamado.[9]
La lluvia que el Señor envía después de la sequía y de la plaga
de las langostas se enlaza con la profecía del derramamiento del Espíritu Santo,
lo cual se cumple en Pentecostés,
en parte, lo cual es una promesa no solo para Judá, o para Israel al completo,
sino una, que se cumple en la Iglesia, algo que no se prefiguraba en los tiempos
del profeta, y que Judá no entendería. Además, la promesa del Espíritu Santo es
hecha por Jesucristo a la Iglesia, cuando les informa que en pocos días serían
bautizados con Él. La última parte que podemos preveer sería, bien en el
milenio, bien en la eternidad cuando seremos llenos del Espíritu eternamente y
para siempre. El Texto lo vemos en Hechos 2:14-21:
1Cuando
llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2Y de
repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual
llenó toda la casa donde estaban sentados; 3y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en
otras lenguas,
según el Espíritu les daba que hablasen…
…Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y
les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto
os sea notorio, y oíd mis palabras. 15Porque éstos no están ebrios,
como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16Mas
esto es lo dicho por el profeta Joel:
17Y en los
postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros
hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros
ancianos soñarán sueños.[11]
El
protagonista del evento del derramamiento del Espíritu Santo es Él mismo. Como
dice Justo González,
la historia que Lucas narra y que conocemos como los “Hechos de los Apóstoles”
realmente son los Hechos del Espíritu Santo, por medio de los apóstoles, y así
será en la Iglesia hasta el día del arrebatamiento.
Las naciones juzgadas
Las naciones juzgadas, es la cuarta etapa, compuesta de dos
partes, en la que vemos la consecuencia de la instauración del Día del Señor,
como encontramos en Joel 3:9-12:
9Proclamad esto
entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense,
vengan todos los hombres de guerra. 10Forjad espadas de vuestros
azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. 11Juntaos
y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh, a tus
fuertes. 12Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat;
porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.[13]
El versículo catorce del capítulo tres nos habla del valle de
la decisión, mientras en los demás versículos nos habla del valle de
Josafat. Si entendemos que hablamos del mismo valle, éste versículo nos
aclara lo que acontece en él, al llamarlo de la decisión. Encontramos la
escena en otros profetas como Isaías 23:1-28; o en Ezequiel 26:1-28; en Amos
1:9-10; en Zacarías 9:1-4 y también en el Nuevo Testamento, en Mateo 11:21-22;
en Lucas 10:13-14.
La decisión es la que hay que tomar ante el llamado del
Evangelio. Las naciones, en este caso, al igual que cada individuo, tendrán en
aquel Día el pago por su decisión de reunirse en el valle para guerrear contra
Jerusalén, además de todo el trato impío con que trataron a Judá y a sus hijos,
vendiéndolos y esparciéndolos, lo mismo que hacen impíamente las naciones y los
individuos con aquellos que padecen necesidad. El Señor Jesucristo, en Mateo
25:31-46 deja claro el motivo por el cual se verá el fruto de los enemigos de
Dios:
31Cuando
el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él,
entonces se sentará en su trono de gloria, 32y serán reunidas delante
de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el
pastor las ovejas de los cabritos. 33Y pondrá las ovejas a su
derecha, y los cabritos a su izquierda. 34Entonces el Rey dirá a los
de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para
vosotros desde la fundación del mundo. 35Porque tuve hambre, y me
disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me
recogisteis; 36estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí...[14]
Además de ver por los frutos de cada uno lo que hay en su
corazón, el cual Dios pesa desde antes de la fundación del mundo, también se ve
la maldad y falta de temor de Dios por parte de las naciones paganas, en que se
llevaron la plata, el oro y las cosas preciosas de Yahweh y las llevaron a sus
templos paganos. Por esto serán receptores de la ira de Dios,
porque cercano está el día de Yahweh. El concepto ira de Dios, es una
consecuencia de Su justicia. La Palabra nos recuerda que Dios es tardo para la
ira, y grande en misericordia, lo cual refleja que cuando Su ira viene es porque
el hombre no ha recibido las multiples oportunidades al arrepentimiento.
De nuevo todo aquello que es precioso para Dios, los pueblos
paganos lo usan para su propio culto. Así, el hombre pecador, en su propia mente
usa las cosas preciosas de su propia vida, que son para disfrutarlas en la
bendición de Dios, y las usa para su propio culto, como pueden ser el
matrimonio, los hijos, el trabajo, sus relaciones, incluso su relación y
servicio en la iglesia local. Dios, sin embargo es galardonador de todos los que
se arrepienten de su mal camino, y así como a Judá esta prometida la bendición,
también lo está a todos los que creen y hacen la Palabra de Dios en Cristo.
Profecía de la bendición futura de Judá
Finalmente, la segunda de la última parte, de las cuatro partes
del gran Día de Yahweh en el libro de Joel nos lleva a la bendición final del
pueblo de Dios, en Joel 3:20-21:
20Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación
y generación. 21Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y
morará en Sión.
[16]
Archer
comenta sobre Joel 3:17-21, que este es el triunfo milenial para Jerusalén, en
compañía de toda la familia de los redimidos. El final de Joel lo encontramos en
Amós 1:2.
Conclusión
En resumen, Joel incluye: Prevenir el juicio a Judá, y a Israel
usando las plagas, en especial la langosta: 1. Llamarles al arrepentimiento:
2:12-27. Mostrar el poder y la misericordia de Dios en el Día del Señor: 2.
Enviar el Espíritu Santo sobre toda carne: 2:28-32, como antesala de la obra de
Jesucristo en el día de Pentecostés: Hechos 2:17-21. La restauración futura de
Judá por la gracia de Dios, con habitando en Sión 3:16-21.
La lección
doctrinal y su aplicación práctica que hemos ido viendo a lo largo del libro de
Joel, llega a su conclusión. La vida del discípulo de Cristo, viva en la nación
que viva, y forme parte de la familia a la que pertenezca, tendrá una
característica final, y es que su expectativa será siempre el Día del Señor.
Este Día, se verá reflejado en su vida anterior, en el llamado de Dios por las
circunstancias vividas en preparación del alma, símbolo de la tierra que recibe
las plagas, como por la experiencia en Cristo en su iglesia sabiendo que Dios
habita en medio de Su pueblo.
El Documento Q,
base de los evangelios sinópticos, muestra que el mensaje central que el pueblo
de Israel recibe al inicio de la Iglesia judía, es que sigue la dependencia y la
esperanza en el Mesías, el Hijo del Hombre y en Su regreso en la consumación de
los tiempos. Sus características no cambian: Dios es justo; Dios
castiga al pecador; Dios ama al pecador y le advierte con profecía; Dios llama
al arrepentimiento; Dios defiende a su pueblo; Dios defiende a su Iglesia; Dios
es el mismo ayer, hoy y por los siglos; Dios da Su Espíritu a los que Le aman;
Dios cumplirá Su palabra y reinará para siempre.
BIBLIOGRAFÍA
Kistemaker, Simon J. Comentario al Nuevo Testamento.
Hechos. Michigan. Desafío, 1990
Kirkpatrick,
Alexander Francis. The Doctrine of the Prophets. Londres.
McMillan, 1909
Biblia de Ferrara (Septuaginta
traducida al español). Madrid. Fundación José Antonio Castro, 2004
González, Justo
L. Historia del Cristianismo. Tomo I. Miami. EE.UU. Unilit, 1994
Logos
Library System 2.0.f, Logos Research System
Incorporation. 1997
MacDonald, William. Comentario Bíblico del Antiguo Testamento. Barcelona,
España. Clie. 2004
Archer, Gleason L. Reseña Crítica de una Introducción
al Antiguo Testamento. Michigan. EE.UU., Editorial Portavoz, 1981
[5]Reina Valera Revisada (1960),
(Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998
[7]Reina Valera Revisada (1960),
(Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998
[9]Reina Valera Revisada (1960),
(Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998
Kistemaker,
Simon J. Comentario al Nuevo Testamento. Hechos. Michigan.
Desafío, 1990. Pág. 94
[11]Reina Valera Revisada (1960),
(Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
[13]Reina Valera Revisada (1960),
(Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
[14]Reina Valera Revisada (1960),
(Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
[16]Reina Valera Revisada (1960),
(Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
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